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Renault 18 GTD
Cada día más interesante, el mercado del turismo Diesel en España va captando de una manera progresiva un mayor número de clientes. Ya hemos dicho en repetidas ocasiones que los Diesel modernos no tienen nada que ver con los de hace sólo diez o quince años, pero lo cierto es que tal evolución continúa y lo hace a pasos agigantados. En Renault, sin embargo, el 18 Diesel no supone mejora o evolución de un producto ya conocido, sino un bautismo de fuego en las condiciones más difíciles, en el momento de máxima competencia y perfeccionamiento de los motores de este ciclo. Concretamente, su llegada ha hecho volver hacia él las miradas de muchos usuarios que hasta ahora habían sido fíeles adeptos del motor de gasolina. No olvidemos que la del Diesel es aún una revolución pendiente en España.
Estéticamente, sin condicionantes y muy completo a nivel de equipo, el 18-GTD no presenta sobre el papel ninguna de las desventajas de un turismo Diesel. Este es un primer punto a su favor y los fabricantes lo van comprendiendo. Hermano gemelo de la versión de gasolina, las siglas GTD y Diesel son su única identidad a motor parado. Interiormente, la nueva consola central y el tablero con cuentarrevoluciones del 18-GTS les diferencian. Mas por fuera no hay “penalizaciones” de ningún género. Los parachoques y las ruedas los comparte con el GTS. Y a propósito de estos elementos, creemos que su adopción ha sido beneficiosa. Tal vez el parachoques pudiera resultar algo pesado a la vista, pero queda aligerado por una tirilla cromada que lo recorre en toda su longitud. A efectos prácticos, nos parece mucho más útil que el convencional.
Y en cuanto a las ruedas, son mucho más bonitas que las anteriores, además de contar con mayor garganta y el montaje de los neumáticos más anchos.
CONFORT
El interior del 18 es ahora más grato si cabe que en las anteriores versiones. La sensación de amplitud es manifiesta. Delante, el salpicadero avanzado ofrece la ventaja de no agobiar al pasajero. Detrás, la habitabilidad es correcta. A nivel de presentación, las vestiduras de las puertas son ahora en paño, sin duda más del agrado general que el plástico.
Evidentemente, el interés de este coche al hablar de confort se centra en los puntos débiles de los Diesel: ruido, vibraciones y olor. Pero estos condicionantes hay que integrarlos en un conjunto y juzgarlos preferentemente en un viaje de largo recorrido, para evaluar de una forma más completa el nivel general de comodidad. De esta manera, nos atreveríamos a decir que el 18-GTD es irreprochable. Hacer Madrid-Bilbao de una sentada no plantea diferencias respecto al modelo de gasolina y no las planteará siquiera en tiempo para el usuario cuya velocidad de crucero —la suya propia— sea de 120-130 km/h. Evidentemente, más adelante puntualizaremos el tema prestaciones, pero las diferencias las empezarán a notar —en tiempo invertido— los usuarios que normalmente anden a velocidades más altas de las citadas y, sobre todo, que apuren más en los adelantamientos. Es importante hacer esta puntualización, porque todos sabemos de ciertos modelos Diesel, a la hora de realizar un viaje, pueden tardar considerablemente más tiempo que su equivalente de gasolina. Y todo lo que sea más tiempo puede suponer más cansancio. Pues bien, el 18-GTD no tiene mayores penalizaciones de confort en carretera que el GTS. Ahora bien, el ruido, las vibraciones y el olor también hay que analizarlos en el tráfico urbano. En lo referente al olor, en el habitáculo no se filtra nada. Pero al hacer una parada nunca estamos exentos de que entre algo de olor al abrir puertas o ventanas, procedente de los gases de escape. Esto pasa con cualquier automóvil, nacional o extranjero, gasolina o Diesel; lo único es que los humos de los Diesel se notan un poco más. Así pues, en olores no hay nada que reprochar al GTD. En lo referente a vibraciones y ruidos, evidentemente se nota que es un Diesel, porque siempre trepidará, aunque sea leve y casi imperceptible, como es este caso, y el motor se seguirá oyendo. Con las ventanas cerradas se nota algo el ruido. Justicia es reconocer que puede haber algún modelo de importación que se oiga menos, pero creemos que citar al Volvo 244 GLD-6 (posiblemente el Diesel europeo más silencioso de todos) no viene al caso, pues se trata de un automóvil perteneciente a otro segmento claramente diferenciado. Pero si las comparaciones son odiosas, creemos que la referencia es útil, porque el 18-GTD compite honorablemente en nivel sonoro con todos los demás. Puede concluirse diciendo que es un Diesel silencioso y que no desentona respecto a un gasolina. Su sonido grave no es molesto y a alto régimen se oye menos incluso que un R-12 TS. El trabajo de aislamiento ha sido concienzudo y hay que felicitar a los hombres de Renault.
Hay, sin embargo, un punto por tocar y es el correspondiente a los humos. Si antes decíamos que exteriormente este coche no se diferencia de un gasolina a motor parado, también debemos hacer constar que en varias ocasiones los humos que salen del escape nos han parecido excesivos. Suponemos que puede ser por una cuestión de reglaje de la bomba de inyección, pero creemos recordar que también lo comentamos con motivo de la presentación de este modelo, aunque entonces refiriéndonos solamente a los arranques en frío.
En cuanto al equipo general, tan sólo hay que alabar el resultado final. A las cerraduras y elevalunas eléctricos, se ha añadido una dirección asistida, que es francamente agradable de utilizar. Con dos vueltas tres cuartos de tope a tope, es muy útil en el tráfico urbano, mientras que en carretera nos hace olvidar cualquier tipo de brusquedad.
MOTOR
Nuestra unidad de pruebas la recogimos con 2.000 kilómetros y la entregamos pasados los 4.000. A lo largo de este recorrido, el coche funcionó a la perfección y tan sólo echamos en falta un más amplio período de rodaje, pues su falta creemos es la que nos impidió llegar a los resultados que en prestaciones anuncia la casa. Ahora bien, la impresión general es muy positiva.
Conviene recordar, aunque ya lo dijimos en su día, que la puesta en marcha y el precalentamiento (nunca ha tardado más de 7-8 segundos) están en la misma llave. El rendimiento que ofrece es muy interesante sobre un coche como el R-18, que dispone de una caja de cambios de cinco velocidades.
La diferencia no es tanta a la hora de mantener una velocidad de crucero. Ciertamente, en el GTD ésta es elevada. Los 130- 140 km/h. reales se logran sin dificultad. Y se mantienen. La cuarta es versátil y por encima de 110 km/h. empuja con fuerza. Lo malo es que la tercera sólo sube hasta 100 km/h. Sin duda, se agradecería que la tercera fuera un pelín más larga o que la cuarta respondiera mejor desde esos 100 km/h. Pero no es algo que influya demasiado en la conducción, más que en los adelantamientos, en los que se busca la máxima aceleración. Por lo demás, la cuarta permite una recuperación notable desde 40 km/h.
Ciertamente, las carreteras tipo REDIA y las autopistas son un terreno ideal para este coche, ya que es ahí donde mejor hace gala de esa considerable velocidad punta, que dicho sea de paso, en nuestra prueba se ha quedado en sólo 148,8 km/h., frente a los 156 anunciados por la marca. Aun así, siempre hemos andado muy de prisa, al mismo ritmo que la mayoría de los coches de gasolina que circulan “rápido” por nuestras carreteras. Incluso con carga considerable en el maletero y cuatro personas a bordo, hemos podido realizar un viaje manteniendo una velocidad de crucero de 130-140 km/h. con un consumo de 8,6 litros, que en condiciones similares, a la misma velocidad y con un 18 de gasolina hubiera sido claramente superior.
CONSUMO
Hablando de consumos, en general han sido bajos. En autopista, a 100 km/h. reales, pero manteniéndolos y sin bajar de dicha velocidad, consumió 5,9 litros. También en autopista, pero manteniendo una velocidad máxima de como mínimo 120 km/h. reales y con velocidades máximas en los terrenos más favorables superiores a 160 km/h. reales, el gasto fue de 8,2 litros. En carretera, con un 50 por 100 de REDIA y un 50 por 100 de secundaria, respectivamente, a 120 y 80 km/h., el gasto se quedó en 7,3 litros. Para finalizar, digamos que en utilización urbana se mostró muy sobrio con 8 litros, igual que un 127, por poner una referencia.
En el tema prestaciones, nos hemos referido a la velocidad máxima, pero queda por decir que el kilómetro con salida parada lo cubrió en 38,6 segundos. También esta cifra es posible que pueda ser mejorada con un coche más rodado. Por último, en recuperación, los 1.000 metros partiendo de 40 km/h. en cuarta los cubrió en 39,4 segundos, mientras que haciéndolo de 50 km/h. en quinta invirtió 39,8 segundos.
En conjunto, son unas cifras buenas, pero insistimos que lo más agradable es su capacidad para mantener elevadas velocidades de crucero sin mayores esfuerzos y sin que le afecten demasiado los desniveles, pese a que su quinta velocidad es muy larga. Hay que señalar, asimismo, un buen comportamiento general, y aunque los 110 kilos suplementarios se notan, personalmente no nos ha parecido que penalice su comportamiento. A fin de cuentas, el 18 siempre ha sido un coche algo subvirador. En lo referente a los frenos, muy eficaces en su funcionamiento, pero el pedal es poco progresivo. Con la costumbre nos hacemos a él, pero es una pequeña molestia. Algo parecido ocurre con la palanca del cambio, que no es lo mejor del coche, aunque lo único que requiere es algo de hábito su manejo.
Para algunos, simples minucias las peculiaridades, tales como la falta de progresividad en el pedal del freno, lo auténticamente importante de este coche, creemos que está conseguido. Tres palabras lo definen: prestaciones, economía y confort. Aquí es donde radica su personalidad y donde el trabajo realizado por Renault da sus frutos. Ciertamente, es un Diesel muy cómodo —aparte esas excesivas oscilaciones de la carrocería—, en tanto que sus valores de consumo y las prestaciones cronometradas son brillantes, a falta de confirmar la velocidad máxima y aceleración anunciadas por la marca. Entre tanto, tener en cuenta que el 18-GTD se pone en carretera —sin seguro— por un millón de pesetas, unas 125.000 más que el GTS de gasolina. Hagan sus cuentas. · Fuente: A. Mallo (VELOCIDAD nº 1051, 31 de octubre de 1981)
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