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Seat 850 Sport Coupé
A primeros de año, con motivo del paso por Madrid del Rally de Montecarlo procedente de Lisboa, fue presentado a la Prensa en los jardines del Motel Osuna. Gran concurrencia de periodistas que fueron atraídos más por el nuevo modelo, que por la llegada de la docena de equipos de "rallymen" y sus acondicionadas máquinas.
Efectivamente, Seat, había dado en la diana. Una diana que dejó sin "mosca" al acompañar a los esforzados pilotos, un equipo de cinco vehículos como el presentado ocupados por enviados especiales de la Prensa nacional a la espectacular competición europea. Al regreso, la opinión de los viajeros fue unánime, emitiendo elogios en todos los sentidos y algunas discrepancias hacia la amortiguación. En definitiva, el bautismo había sido un rotundo éxito. Exito que se ha visto avalado por la gran aceptación que ha mostrado el público hacia el vehículo en cuestión. Y la verdad es que no es para menos, según se desprende de lo que ahora expondremos.
El 850 Sport Coupé es un deportivo, dos más dos de pequeña cilindrada (menor al litro), de bella carrocería, excelentes prestaciones y estabilidad, a un precio muy razonable. Esta es en síntesis la definición que se puede dar de él. Su público es sin duda la juventud, aunque es muy fácil ver al volante a personas de cierta edad, dominadas por el magnífico espíritu juvenil, que saben vivir la vida y disfrutar de ella.
No tanto así el portamaletas, aunque sí hay sitio para un buen maletón y algunos paquetes más, aunque la verdad es que en un "dos más dos" el equipaje no siempre es mucho, y además se complementa con el espacio disponible tras los asientos traseros. Asientos ligeramente más cómodos de altura que en el modelo anterior, que sólo servían para trayectos cortos de personas que midiesen más de 1,70 m. Los delanteros con diseño anatómico sólo son regulables en distancia a los pedales y no en la inclinación del respaldo aunque en honor a la verdad su inclinación está bastante bien calculada. Resultan muy cómodos, incluso en largas distancias.
El salpicadero de gran sencillez presenta una instrumentación bastante completa y agrupada, a la que sólo falta un manómetro de presión de aceite. Toda ella es de la firma Veglia-Bressel. Diversos elementos garantizan el confort, tales como el conjunto calefacción-ventilación (muy suficiente), asideros de curvas en cada uno de los lugares de pasajeros, un cenicero anterior y otro posterior, y parasoles (con espejo el del acompañante).
Todo ello causa una excelente impresión, y refleja que ha sido concebido con un espíritu que trata de corresponder a lo que se espera encontrar en un vehículo, que sin ser un fuera de serie, se sale de lo ordinario.
La alimentación corre a cargo de un carburador Veglia-Bressel 30 DIC-2 (doble cuerpo que funciona por mando mecánico) que permite economizar consumo mientras la conducción no requiera mayor gasto, usando un cuerpo en lugar de los dos.
El escape de los gases quemados se realiza a través de unos colectores independientes para cada cilindro hasta la entrada a la marmita del silencioso. La lubricación se realiza a presión mediante la acción de una bomba de engranajes. En su recorrido el aceite pasa por tres elementos filtrantes: centrífugo, metálico y cartucho, que garantizan su purificación de cualquier partícula metálica. La evacuación del calor en el conjunto del motor está bastante lograda, gracias a unos generosos pasos de agua en el bloque, culata y conductos, complementado por un radiador y bomba mecánica de suficiente capacidad. El sistema dispone de termostato para garantizar rápidamente la temperatura idónea de trabajo.
El equipo eléctrico cuenta con un alternador Femsa de 420 W. movido a través de una polea por el cigüeñal del motor. Esto proporciona una gran energía eléctrica al sistema de encendido y alumbrado.
CAJA DE CAMBIOS - TRANSMISION
La dirección es del tipo de tornillo sin fin de rápida acción.
Podemos decir que resulta elástico, más de lo que cabe esperarse de un motor cuya potencia máxima se alcanza a un régimen de 6.500 rpm. Las arrancadas tras una detención en un semáforo revelan un nervio y vigor auténticamente deportivo, y llega a sorprender que se produzcan de tan pequeña cilindrada.
Podemos decir que el 903 resulta ser un automóvil que posee ese difícil equilibrio entre un vehículo de conducción apacible y reposada, y la deportiva, dependiendo su comportamiento de la persona que se siente al volante.
La sonoridad del motor permanece desconocida hasta las 5.000 rpm., y a partir de éstas se deja oír un suave rumor mezcla de la bomba del agua y de la salida de gases por el escape, que no llega en ningún momento a ser molesto. El emplazamiento de los pedales (colgados el embrague y freno, y apoyado en el suelo el acelerador) es un poco apretado, propio de un deportivo, aunque la realización del punta-tacón (frenar y acelerar con el mismo pie a la vez, bien sea para cambiar de marcha tras una apurada de frenada, bien para mantener el régimen de par máximo mientras se actúa sobre el embrague) es bastante difícil, pasando a ser (si el ancho del pie lo permite) un planta-doble con ambos costados del zapato.
Al circular sobre suelo adoquinado se produce un molesto vibrar que se registra acústicamente, más intenso al aumentar la velocidad. Y hablando de incremento de velocidad pasemos al comportamiento en carretera.
Las ventajas expuestas en la circulación urbana, se mantienen, exceptuando el cambio y la dirección. En lo primero es fácil que se produzcan situaciones en que se va demasiado aprisa para reducir y excesivamente despacio para acelerar lo rápidamente que sería necesario. Este defecto se acusa más por lo rápido que se alcanzan los topes de régimen en las marchas cortas y porque la pequeña cilindrada del motor, no permite un par mayor, que salvaría la situación en las largas.
En lo segundo, el exceso de suavidad, que se agradece enormemente en tráfico urbano, produce a partir de 85 km.-h. una falta de sensibilidad en el conductor, necesitando varios cientos de kilómetros para habituarse a ella, a sus reacciones, y ceñir el vehículo a una trayectoria establecida.
Dejando a un lado estos dos únicos defectos, que tras unas horas de volante, pasan desapercibidos a su conductor, vayamos a considerar el resto de su comportamiento.
Cogido el punto a la dirección, resulta un vehículo muy equilibrado. Estable en línea recta, perfecto en las curvas enlazadas, aunque puede resultar ligeramente subvirador si no se coloca con decisión en la trayectoria curva (por el conductor, bien entendido). Perfectamente manejable y obediente, si se anticipa el giro del volante a la curva. Si se llega a pasar el límite de adherencia (derrapaje), desliza sobre las cuatro ruedas, permitiendo un amplio margen de control a su conductor, que puede hacerle sobrevirar progresivamente a través de la dirección. Noble, cien por cien. Los frenos, bien solicitados, responden con potencia y prontitud. En casos de frenadas muy fuertes, se acusa un ligero dominio del eje delantero (discos), que se revela más sobre suelo deslizante. El cambio de marchas al estar los engranajes en toma continua, es rápido, preciso y bien sincronizado. La suspensión es bastante buena, aunque no está exenta de ciertos balanceos que la mayoría de las veces controlan perfectamente los amortiguadores. En viajes largos, no resulta incómodo, a menos que la carretera se encuentre en muy malas condiciones.
En las pruebas de aceleración, los 400 metros con salida parada se superaron a los 20" 1-10 y el kilómetro en 38" 2-10 (promedios de uno y otro sentido). La elasticidad del motor se pone de manifiesto en la prueba de aceleración en 4.ª circulando a 40 km-h. Los 400 metros se pasan en 20" 3-10 y los mil metros en 42" 4-10. Por último el paso de 0 a 100 km-h. utilizando el cambio, se consigue en 18"-8.
El consumo se puede calificar de discreto, como se deduce de lo siguiente. En el recorrido por ciudad a lo largo de 500 kilómetros de conducción media, ora con prisa ora sin ella, osciló de 8,6 a 9,4 litros-100 km.
En carretera, marcando un promedio de 86,3 km-h., fue de 7,3 litros. El mismo recorrido al promedio de 108,1 km.-h. arrojó un gasto de 7,6 litros; y llevándole "a tabla" y realizando un promedio de 126,3 km-h. subió hasta 9,2 litros a los 100 kilómetros.
Es sin duda un vehículo que dará muchas satisfacciones a los conductores amantes del manejo deportivo. Para su utilización en competición, preparado, puede llegar muy lejos. Con dinero, excelentes materiales y un buen preparador, los 100 CV. no son imposibles de conseguir, o lo que es igual, la relación peso-potencia puede bajar de 7 Kg-CV. La reciente homologación en Grupo 1 y el incentivo de los premios establecidos por Seat en los rallies puntuables para el Campeonato de España, darán sin duda un espaldarazo a todos los propietarios "racing" para su participación masiva en tales pruebas y decidirá a más de un piloto a la adquisición del modelo para practicar su deporte favorito, que es el nuestro.
· Texto: MOTOR MUNDIAL Nº 308 - Abril 1970
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