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Authi Mini 1000 VS Innocenti Mini 1001
Fabricado en Italia por Innocenti fábrica y sociedad de estatutos comparables a los de la Authi pamplonica con respecto a British Leyland, el Mini 1001 se presenta dentro de la gama Mini como un modelo ligeramente mejor acabado que el 1000 inglés. Cabe señalar que la presencia de estas dos versiones del mismo modelo es práctica corriente de la casa, pues del tiempo de BMC se presentaban al mercado modelos idénticos, pero con acabados diferentes, según que la marca fuera Austin, Morris, MG, etc. El conjunto de los modelos Mini se eleva a ocho, entre el 850 y el Cooper 1300, con dos versiones, a transmisión automática y una «comercial». Hemos preferido el Innocenti Mini 1000 para compararlo con el Authi, pues el inglés se presenta más bien como un modelo simplificado, sin las pequeñas mejoras que podrían ser incluidas en el modelo español sin grandes gastos y que le permitirían afirmarse aún mejor en su condición de vehículo inteligente, práctico, pero refinado.
ESTETICA
Nada cambia de un modelo a otro. El aspecto sobrio prevalece y es incluso reforzado al renunciar —posible en opción— a la protección cromada del radiador y portamaletas que llevaba de serie el modelo Lujo español. El interior de las puertas vuelve a tener unos prácticos vacía-bolsillos, como veremos en detalle más adelante, y las llantas de metal ligero, deportivas, constituyen, con los anagramas correspondientes, las únicas variaciones.
Netamente superior al constatado en el antiguo 1000 de Authi, similar al nuevo modelo, que tiene la misma potencia: 51 CV., en lugar de los anteriores 38,5. Un consumo, sobre todo sensible a velocidades elevadas. Esto puede dar lugar a sorpresas francamente desagradables, pues el depósito de gasolina, que continúa con la módica cantidad de veintiséis litros, no permite una autonomía superior a los 250 km. El tablero de instrumentos, en lo que corresponde a este capítulo, se ve enriquecido por un tacómetro independiente. Desgraciadamente posicionado en un lugar en que la mano del conductor le impide vigilarlo con la constancia que sería necesaria y cuya precisión es bastante aleatoria. Hay también un testigo rojo de reserva que, al encenderse, anuncia una posibilidad de marcha que no es superior a los 10 km. Detalle, si se quiere, pero que muestra una imperfecta adaptación del modelo a sus nuevas características.
A pesar de la ganancia de potencia y por consiguiente de «performances», el sistema de frenado es el mismo: cuatro tambores con válvula limitadora de presión atrás. El resultado es netamente satisfactorio aun con un vehículo cargado y a fondo. El limitador de presión impide eficazmente al tren trasero toda veleidad de bloqueado y si, en ciertas situaciones extremas, hemos visto las ruedas delanteras iniciar un derrapaje incipiente, el efecto ha sido fácil de controlar levantando un poco el pie y volviendo a presionar. La trayectoria no se había separado de la línea trazada.
Al freno de mano se le ha adicionado un «gadjet» bien práctico: un indicador luminoso que se enciende cuando el freno no está completamente suelto mientras el motor está en marcha.
CAJA DE CAMBIOS
Tal vez a causa del kilometraje —8.000 kilómetros—, relativamente reducido, del ejemplar que hemos ensayado, la palanca de cambios nos ha parecido un tanto dura. La posición y el escalonamiento de las marchas es lo mismo que en el vehículo español, es decir, el de los automóviles «continentales». Sin embargo, el pomo de madera, si bien confiere una indiscutible elegancia, no viene provisto de indicación alguna en lo que a la posición de las marchas se refiere, y para el usuario inadvertido, el descubrimiento de la marcha atrás (hacia arriba y a la derecha) le hace pasar un mal rato, sobre todo si cuenta con espectadores.
LAS PRESTACIONES
La ganancia de casi 13 CV. del modelo italiano respecto al antiguo español nos da una idea de las prestaciones entre los dos vehículos y el actual Mini 1000 de Authi. El régimen motor ha sido también modificado: la potencia máxima se sitúa 350 vueltas más arriba en el Innocenti que en el Authi, pudiendo sacar un mejor partido de una caja de velocidades, la del Cooper 1300, que resultaba un tanto corta para el modelo pamplonica.
La velocidad máxima del Innocenti 1001 es de 133 km/h. (145 marca el velocímetro y es lo que da la casa como v. m.) frente a los 116 reales del Authi (128 del contador). El kilómetro salida parada lo cubre el uno en 37,5 segundos, mientras que el otro tarda cuarenta y dos segundos.
Estas diferencias brutas no dan sino una idea de las posibilidades de cada uno de ellos. Si el Mini español se presentaba más bien como un vehículo, a pesar de su fama, discreto, más a gusto en ciudad que en las numerosas carreteras de montaña que nuestro país posee, por suerte para los aficionados. Segundo coche floreciente del barrio de Salamanca, Authi no se ha equivocado en la prospección del mercado potencial, dando a este vehículo un carácter pacífico que no le hace perder nada de su funcionalidad. En ese sentido, el Innocenti (Mini 1001 es su nombre) es realmente otro coche. Igualmente dirigido a una clientela «snob» a menudo ciudadana y de «segundo volante», el Mini italiano no ha querido perder nada de lo que puede ser su ventaja respecto a otros «pequeños». Su formidable «tenue de route», su frenado, su manejabilidad, su visibilidad excelentes, sólo pueden ser triunfos en un país en el que la competencia es feroz si vienen servidos por una mecánica a la altura.
Un modelo que podría servir de ejemplo. Dejar al 850 su función de coche de ciudad, polivalente y práctico, y crear un verdadero Mini-Gran Turismo, aunque en ese caso, ¿quién compraría el Cooper?
CONFORT
Ni asientos envolventes ni otras mejoras al confort un tanto espartano de este simpático vehículo. El volante de cuero, los vacía-bolsillos adicionados a las puertas, un tablero de instrumentos más completo no son sino detalles. La suspensión sigue siendo recia y combinada a los asientos, particularmente destructora de columnas vertebrales. Menos mal que la exigüidad del depósito de gasolina obliga a frecuentes paradas. La calefacción de nuevo diseño que incluye un enciende-cigarrillos, el mando de la resistencia destinada a impedir el empañado de la luneta trasera y el del ventilador. Dos orificios de aireación direccionales muy «design» han sido incluidos en los extremos de lo que en otro vehículo podría llamarse el tablero de a bordo o salpicadero, y que ayudan al confort de conductor y pasajero, respectivamente. El cenicero, muy «mini», está situado en el centro del ya nombrado salpicadero, de forma que resulta prácticamente imposible al conductor llegar hasta él sin quitarse el cinturón de seguridad y ponerse prácticamente de pie. Los pasajeros gozan, por el contrario, de dos prácticos receptáculos al borde de los vacía-bolsillos laterales: la lección es bien clara: no fumar mientras se conduce.
Nada nuevo, por suerte, en ésta, que es uno de los mejores —pero no el único— puntos del Mini. A pesar de los años, sigue siendo el verdadero campeón del aprovechamiento máximo de un espacio mínimo. El añadido de cajones en las puertas laterales, que había desaparecido con la adopción de cristales convencionales en lugar de los deslizantes de los primeros modelos, es un punto indiscutiblemente positivo.
Mucho más cuidado en la versión italiana que en la española. Los defectos y virtudes consustanciales al modelo de base son, por supuesto, los mismos. Se ha intentado una mayor elegancia y mejor presentación con la experiencia que en ello tienen los italianos. Un volante de aluminio y cuero que, si bien no añade nada, confiere un cierto aspecto y un empleo más agradable (no nos creamos al volante de un Lamborghini, pero en fin). Un conjunto de elementos un poco menos esquelético, ya lo hemos dicho, y profusión de moquetas y fundas de cuero para proteger nuestro vestuario de los maleficios de grasas u otras suciedades. El sistema de apertura de la puerta ha sido modificado, para bien.
Directa y suave en ambos, se trata de elementos idénticos, de una gran precisión, pero con un indiscutible defecto: el de retransmitir el mínimo bache o desigualdad de la carretera. Tampoco el Innocenti incorpora la columna articulada, que es sin lugar a dudas un elemento de seguridad pasiva importante.
VISIBILIDAD
Otro punto en que los Mini llevan la delantera a pesar de su edad. Excelente, se mire hacia donde se mire. La presencia de un retrovisor exterior —¡para cuándo será declarado obligatorio en los vehículos españoles!— anula el menor ángulo muerto. Se han corregido los defectos del mando de las luces, que permite mediante una posición más, el paso indistinto cruce-carretera o población-cruce, así como los destellos. La luz de los tacómetros es de una intensidad suficiente, lo cual no resuelve el problema de la posición de algunos de ellos, tapados al ojo del conductor por su propia mano. Un farito intermitente naranja ha sido instalado en la aleta, y las luces posteriores gozan de un piloto de marcha atrás.
SEGURIDAD
Un apartado que depende tan estrechamente de las condiciones estructurales de cada vehículo, no puede presentar resultados diferentes en dos de sus versiones. El mismo sistema de frenado, la misma repartición de masas, la seguridad sin haber sido estudiada de una forma explícita, es también un punto positivo. La presencia de un bloque motor delantero y transversal es un verdadero superparachoques, y en caso de colisión frontal con cualquiera de los de tracción trasera de su categoría, el resultado es de unos daños incomparablemente menores.
ESTABILIDAD
Otro punto más en que el superlativo de bueno no estaría desfasado. Tanto para uno como para otro. El sistema de ruedas independientes que constituye la solución adoptada por la entonces BMC para la suspensión de los Mini es de una eficacia total que le permite ser empleado incluso en el modelo Cooper, más potente y nervioso.
Consecuencia lógica de la tracción delante es su extraordinario comportamiento en las grandes curvas rápidas; de su limitado tamaño y lo adelantado del tren delantero, su manejabilidad en itinerarios accidentados. Es sin lugar a dudas uno de los coches más agradables de conducir que existen, y una ganancia de potencia —el Innocenti— aumenta aún este verdadero placer. Su comportamiento sano de verdadero minicoche de carreras, le hace un excelente útil de aprendizaje de la conducción deportiva; su mecánica de base, apta a las extrapolaciones, permite además toda una serie de preparaciones.
El único punto negro aparece en cuanto el estado de la carretera, la deteriora. En una mala carretera, la repercusión de baches y otras asperezas a los brazos del conductor, dificulta su utilización y, en consecuencia, la estabilidad disminuye.
MOTOR
La misma disposición y el mismo bloque de base con ciertas modificaciones. En primer lugar, la alimentación se lleva a cabo mediante una bomba eléctrica en lugar de la mecánica del Authi. El equipo eléctrico viene alimentado por un alternador, mejora que no existía en el español. La potencia ya hemos dicho que ha sido llevada a 51 CV. DIN, frente a los 40 ASA (38,5 DIN) del modelo de Pamplona; esta potencia la obtenemos a 5.600 vueltas en lugar de a las 5.250. El par máximo es superior en el Authi, de 7,2 mkg. frente a 7,1 en el Innocenti. La compresión es de 9 : 1 en el italiano y de 8,3 : 1 en el español.
· Texto: L. R. Criado (VELOCIDAD Nº 676 - 24 de agosto de 1974 )
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