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Seat 127 4 Puertas
Los fabricantes de automóviles se enfrentan cada día con la necesidad de discernir cuáles son los nuevos gustos y necesidades de los usuarios, que evolucionan de año en año y exigen modelos más racionales, de menor consumo y mantenimiento, con mejores prestaciones y posibilidades de empleo.
Es común para los constructores de todo el mundo la necesidad de producir grandes series para amortizar la puesta en marcha de un nuevo modelo; por ello resulta lógico que los Departamentos de Proyectos Y Diseño de las marcas se esfuercen en encontrar la fórmula ideal que permita la fabricación de modelos con un amplio espectro de posibilidades, en una palabra: automóviles polivalentes que satisfagan las distintas necesidades de un amplio sector del público.
En el mercado nacional se incorporó un automóvil medio, denominado 127, en el mes de abril de 1972. En ese momento se producía en España un ascenso de matriculaciones en la cilindrada media, de los 1.000 hasta los 1.200 c.c., en la que los fabricantes ponían sus esfuerzos. Caminó el año a su fin y comenzó 1973, durante el cual, la cilindrada de 1.200 c.c., a pesar de tener representación en modelos de todos los fabricantes, no suponía un impedimento para que los vehículos de menor cilindrada mantuviesen sus posiciones y aun remontasen sus ventas y su prestigio. El 127 fue, en concreto, el coche más vendido de España en su primer semestre de vida. Se llegó a la idea de incorporar un nuevo modelo variante de la versión Berlina: el 127 3 puertas.
NO HAY DOS...SIN TRES
Cumpliendo la célebre frase, SEAT pone ahora en el mercado nacional su tercera versión del polivalente 127, con incorporación de dos puertas traseras y maletero con la misma capacidad que el modelo primitivo. La versión, con su aún pequeña historia, despertó notable interés y comenzó su bautizo de fuego con los informadores nacionales... en el extranjero. Fue precisamente con motivo del Salón del Automóvil de París, en octubre de 1973, cuando SEAT demostró su deseo de incorporar al mercado nacional y también de exportar a todo el mundo un nuevo modelo: el 127 4 Puertas. Allí fue testigo del éxito de la presentación y hoy, meses más tarde, lo vuelvo a ser de su importancia en un mercado en el que la gasolina comienza un ascenso desorbitado en sus precios. Junto al aldabonazo de los impuestos, el mercado, en definitiva, va a sufrir una transformación considerable para los coches de demasiados caballos, ya sean fiscales, ya sean devoradores de gasolina.
La situación puede hacerse comprometida, pero no por ello los fabricantes van a dejar de producir coches ni, mucho menos, reducir sus fábricas y productos; únicamente cabe la posibilidad de ser más realista y marcar la pauta con el modelo más convincente. Es así cómo el 127 4 Puertas se hace acreedor de un favor particular ante las circunstancias. El año 1974 es su momento, el momento de un mercado que inicia una nueva trayectoria donde el usuario está tomando conciencia de una situación que exige, ante todo, racionalizar la compra y el uso del coche.
UNA MECANICA A GUSTO DE TODOS
Con la tracción delantera del 127, SEAT inició una nueva etapa en sus fabricados. Con una potencia de 52 CV. a 6.200 r.p.m., el motor resulta lo suficientemente elástico como para soportar el mantenimiento de la potencia máxima durante kilómetros. El aumento de peso parece que no afecta al comportamiento en las salidas y los reprises de aceleración, siendo, por el contrario, notablemente brioso y dando muestras de óptima “sentada” en la carretera. Su relación de compresión continúa en la misa medida: 9:1; relación alta e importante para un coche de tipo medio. Las características son similares en comparación con los modelos precedentes, y así, parte de un bloque muy experimentado, con culata de aluminio y asientos de válvula incorporados, estando éstas situadas en cabeza, con árbol de levas en el bloque. La refrigeración es por agua, con un sistema que comprende el radiador y depósito suplementario de expansión. Bomba centrífuga y termostato colocado en el conducto de salida de agua del motor al radiador. Ventilador de cuatro aspas, con motor eléctrico y regulador de temperatura que sólo hace conexión alrededor de los 90º (uno de los más importantes sistemas incorporados a este modelo, por el hecho de ser casi imposible las averías en el equipo de refrigeración, ya que mantiene una temperatura ideal en todo momento, tanto en tiempo frío como en pleno verano).
El comportamiento del motor del 127 es muy singular. Se puede llevar a tope o se puede mantener una conducción reposada; en ambas condiciones responde perfectamente, y aún más, resulta importante saber que, en cualquier momento, la aceleración en cualquier de sus marchas o en una reducción pone al vehículo en la potencia máxima y nos hace salir del apuro o nos permite tomar una curva con tranquilidad.
La tercera velocidad es su marcha más completa: yendo en ella misma o en reducción desde carta, resulta perfecta de comportamiento. En cierta ocasión la pude subir hasta que el marcador señalaba la velocidad de 128 kilómetros por hora, cosa no aconsejable, pero que denota una increíble elasticidad del motor, muy conforme a lo que se le exija y aún deja un cierto margen de cara a los posibles errores de los usuarios o las situaciones difíciles de un adelantamiento comprometido. La tercera marcha del 127 “da para todo”.
UN CONSUMO SOBRIO
Si tenemos en cuenta que este motor desarrolla una potencia de 52 CV, podremos pensar que el consumo puede resultar elevado; sin embargo no es así y el 127 se coloca en la línea de los vehículos más sobrios del mercado, con el máximo de posibilidades de alcanzar velocidades altas a bajo consumo. Su carburador, del tipo vertical Bressel/32, con dispositivo limitador del monóxido de carbono para la reducción de contaminación, está previsto para no superar los siete litros, manteniendo unos promedios de 80 kilómetros por hora y desarrollando una velocidad entre los 90 y 105 kilómetros por hora. Al aumentar esta velocidad de promedio y llegar a los 100 kilómetros por hora (en cuyo caso hay que rodar entre los 120 y 130 kilómetros por hora), su consumo llega a los siete litros y medio, cifra realmente admisible si tenemos en cuenta que el rendimiento del motor está en esos momentos por debajo de sus máximas posibilidades.
En la conducción por ciudad, el consumo resulta variable, por influir notablemente la circulación y las circunstancias del momento; podemos decir que la media se encuentra en un litro más sobre los valores establecidos. Así tenemos que, con una utilización del 40 por 100 de la cuarta velocidad, entramos en los siete litros y medio a los 100 kilómetros, cantidad que se supera en medio litro más con la utilización de la cuarta velocidad en sólo un 20 por 100, y un 40 por 100 la primera velocidad a su límite máximo.
EN ESTABILIDAD, UN “SUPERSTAR”
El sistema de suspensión se mantiene a ruedas independientes en ambos ejes, siendo la delantera de brazos oscilantes y montantes telescópicos, muelles helicoidales y barra estabilizadora, que funciona también como tirante de reacción de los brazos oscilantes inferiores.
En la suspensión trasera, de ruedas independientes, con brazos oscilantes, montantes telescópicos y ballesta transversal de dos hojas, funcionan (como estabilizador en las trepidaciones asimétricas de las ruedas) unas rótulas con casquillos de goma.
Si su construcción parece una obra de arte, en la práctica la estabilidad es motivo de verdadera alegría. Se puede llegar al límite de las posibilidades de una curva y estar convencido de solucionar tranquilamente su salida en la trayectoria correcta, en el cien por cien de los casos. Resulta casi inverosímil la nobleza que derrocha esta suspensión en los momentos que se necesita de un sistema eficaz. Pasando de terrenos pedregosos a llanos o suelo con agua, el comportamiento en todo momento es efectivo y a tono con las circunstancias: el conductor de un 127 4 Puertas quedará pronto acostumbrado a una tracción delantera, un motor delantero y una suspensión tan concreta y eficaz como ésta, que se combina perfectamente como una dirección sumamente precisa y que responde todos los elementos a la vez, en los momentos más difíciles y comprometidos, aunque no por ello deja de ser muy sencilla la adaptación para los usuarios que nunca hayan conducido coche análogos.
El 127 se puede incluso definir como “un coche para los conductores poco hechos”, debido en su mayor parte al motivo de encontrar solucionados los problemas de derrapaje lateral, pérdida de adherencia, eficacia, etc, problemas que, hasta el momento actual, eran de difícil solución. El hecho de poder pisar en las curvas el acelerador, poder dominar el volante en todo momento y sentir la sensación de ir sobre raíles, no es muy corriente en los automóviles medios. Sin embargo, en el 127 4 Puertas es un hecho incuestionable. Además, esto permite al conductor dominar el vehículo a altas velocidades, es más fácil mantener un promedio alto, y a la vez salvar el índice máximo de seguridad en estas marchas y promedios.
La condición de polivalente permite al 127 ser inmejorable en la ciudad, dada la simplicidad en el manejo y la facilidad de subir de vueltas. Su dirección precisa y suave, la rapidez de su motor, son condiciones muy concretas para saber convenirse en el vehículo ideal para ciudad. Su tamaño reducido le impone en lugares de aparcamiento, además de ayudarse con la dirección a simplificar el número de maniobras a realizar.
En definitiva, el Seat 127 4 Puertas es un coche sumamente estable y que no plantea problemas dada su nobleza de comportamiento.
LOS FRENOS, EN JUSTA CORRESPONDENCIA CON EL RESTO
Si está bien resuelto el sistema de suspensión, en la misma medida está el de frenos; frenos que capacitan al modelo para un desarrollo perfecto y en cualquier circunstancia. Su sistema de disco delantero, con un diámetro de 227 mm. de superficie, y tambor trasero están además protegidos de cualquier avería, al ser dotados de doble circuito de líquido (siendo independiente el de las ruedas delanteras del utilizado para las traseras), además de un regulador de frenada, intercalado en el circuito hidráulico de lasa ruedas posteriores y que actúa con arreglo a la carga y a la deceleración del vehículo en cada momento. Las zapatas traseras poseen un regulador de desgaste autocentrante automático.
El comportamiento de los frenos es sumamente eficaz: se llega al límite de utilización con el mejor resultado y ello debido a la posibilidad de aplicar un mínimo de frenada para reducir la velocidad deseada o, aplicando mayor frenada, la detención automática del vehículo. De igual manera, la colocación de su pedal y la proximidad con el del acelerador permite al conductor practicar el “punta-tacón”, sistema que en este vehículo no sólo resulta agradable realizarlo, sino que llega a una utilidad plena.
Las pruebas de frenada determinaron un comportamiento inmejorable de los frenos. A 100 kilómetros por hora, con una frenada violenta, el vehículo respondió en línea recta y su resultado fue lograr la neutralización en sólo 42 metros. Con una velocidad de 40 kilómetros por hora, la frenada tuvo un recorrido de menos de seis metros, distancia realmente destacable, que equivale así al frenazo en seco. En este modelo no existe recorrido negativo de la trasera hacia la vertical; el reparto de frenada según peso y el ligero aumento del propio peso, por las dos puertas supletorias, logra imponer un equilibrio perfecto en esta nueva versión.
ESTETICAMENTE, UN DISEÑO MUY CONFORME
No sé cuál sea la razón para que el 127 4 Puertas me recuerde bastante al 128 de Fiat; sin embargo, algo hay en su trazado de líneas con las cuatro puertas que me hace recordarle. Quizá se perfecto diseño y las bien previstas proporciones de las puertas llevan a considerar este nuevo 127 como el arquetipo de los vehículos de tipo medio, que tan buscados son hoy en nuestro mercado y en todos los mercados europeos.
La imposibilidad de poner en práctica un modelo de cuatro puertas con las condiciones técnicas y la calidad del 127, que no fuera el propio 127 4 Puertas ha encaminado sabiamente la puesta en marcha de este modelo, que nos ofrece un lateral más equilibrado en su parte trasera, al incorporar la puerta trasera y perder la delantera cierta longitud, quedando las proporciones más conformes y dando a la vista lateral un aspecto más diáfano y claro.
Como diseño al gusto europeo que es y por el modelo del que se deriva, el nuevo “cuatro puertas” no pierde, en absoluto, su concepción aerodinámica, encajando los golpes más fuertes de viento lateral a través de sus perfiles matados; sus líneas longitudinales en cuña, a favor del viento; sus líneas longitudinales en cuña, a favor del viento; su caída “fast back” de maleta trasera... Su frontal, aunque vertical, afinado por la tapa de motor, que entra en la verticalidad de la parrilla, y sus bajos, que intencionadamente buscan la curvatura, le confieren una aerodinámica muy completa y llena de posibilidades, por ofrecer el mínimo de oposición y resistencia al viento. También ahí encontramos una razón para el ahorro de combustible...
Podríamos adivinar en su perfil la intención de haber partido en su diseño de una pirámide trancada, con los ángulos suavizados y matados, en virtud de la similitud impuesta por la caída de las lunas trasera y delantera. El 127 sigue siendo un automóvil que necesita tener en forma para llegar a la amplia habitabilidad que poseen con el reducido espacio que dispone. La solución a una verdadera “cuadratura del círculo” automovilística. · Fuente: Alfonso Abril (SEAT nº 85, Marzo 1974)
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