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Alfa Romeo Giulietta 2.0 VS Citroën BX Sport
Las berlinas deportivas del segmento medio siempre han contado con atractivo especial. El Alfa Giulietta 2.0 y el recién llegado BX Sport son dos importantes representantes de este sector del mercado. Su nivel de prestaciones, junto con el gran placer de conducción que ofrecen ambos modelos, les convierten en duros rivales. Merecedores de muchos elogios, tanto el automóvil italiano como el galo son dos "bocados de buen gusto" para cualquier usuario con pretensiones racing, ofreciendo además la ventaja de estar encuadrados dentro del grupo de los denominados deportivos familiares.
Comparar dos automóviles de las características de los que esta semana hemos traído a nuestras páginas es siempre un trabajo bastante agradable. Tanto el Alfa Giulietta como su nuevo rival, el BX Sport, ofrecen a sus usuarios potenciales un nivel de prestaciones, confort y un placer de conducción envidiables, que los hacen acreedores de numerosos elogios. Si a todo esto sumamos unos consumos no del todo elevados, nos encontramos un conjunto apetecible y competitivo, que en ambos casos puede poner «los dientes largos» al conductor más exigente.
En nuestro país, desgraciadamente, dados los altos aranceles de importación que sufren este tipo de coches, las ventas de vehículos de estas cualidades no son muy elevadas. A pesar de que los precios a los que se venden en el mercado nacional no son muy altos, sobre todo teniendo en cuenta lo que se ofrece, el Alfa y el nuevo Citroën no pueden alcanzar un nivel de ventas muy espectacular, ya que se quedan limitados a una clientela bastante especial. Son dos automóviles notablemente atractivos, no solamente por la mecánica que montan, sino por su estética tan particular y, también, porque combinan su carácter deportivo con una utilización familiar. De esta manera se convierten en polivalentes medios con un alto nivel de prestaciones, que en todo momento van a estar a la altura de las circunstancias.
Hasta ahora hemos hablado, un poco por encima, de varias cosas que estos coches tiene en común, pero las principales diferencias van a aparecer en lo que a comportamiento se refiere, sin dejar a un lado la configuración de sus carrocerías. El Giulietta está dotado de tracción posterior, mientras que el Citroën, como es habitual en la firma gala, tiene tracción delantera. Esto marca una diferencia muy importante.
ESTETICA : ATRACTIVOS DIFERENTES
Pasando ya a una descripción más detallada de la estética de estos automóviles, cabe destacar que, para la obtención de unas siluetas deportivas, agresivas, a la vez llamativas y atractivas, se han recorrido caminos muy distantes. Comenzando por el Giulietta, éste muestra una configuración clásica, pero no por ello anticuada. En el frontal se aprecia una agresividad y una personalidad notable, provocadas por la adopción de un spoiler de generosas dimensiones, en el que se ubican los proyectores antiniebla. La calandra forma un compacto grupo con los faros, y toda la parte delantera se ve realzada por el declive del capot, que además de contribuir a una buena aerodinámica, hace que el coche tenga el peculiar aspecto que caracteriza a los vehículos de la firma italiana. En la parte posterior vemos cómo la cintura del maletero va ascendiendo, para terminar en un discretísimo «becket» que viene a favorecer la particular figura del Giulietta. Los pilotos antiniebla se han colocado en una banda negra que va debajo de los grupos ópticos, que disimula bastante la pesadez de líneas que podría aparecer en una parte trasera tan alta y ancha como la del modelo transalpino. El conjunto es, pues, bastante llamativo y, desde luego, muy personal, sin dejar de mantener el carácter deportivo tan típico de Alfa. Las puertas tienen unas dimensiones suficientes como para que el acceso al interior resulte cómodo y fácil, dando el toque familiar del que antes hablábamos.
En el BX Sport se ha recurrido a elementos estéticos muy apreciables, para conseguir como resultado una carrocería muy personalizada y muy diferente a la del resto de la gama, ya que la silueta tiene una marcada orientación deportiva. El faldón delantero se ha sobredimensionado, incluyendo en él los faros antiniebla, que dan una mayor agresividad. Los pasos de rueda, realizados en materiales sintéticos, se ven también sobredimensionados, por lo que el coche parece más ancho y más corto de lo que en realidad es. En el portón posterior se incorpora un alerón cuyas ventajas están más en el terreno estético que en el aerodinámico y que dificulta la precaria visibilidad posterior que ya tenía este modelo. Sin embargo, da como resultado una parte trasera muy atractiva, deportiva y elegante, complementada por un parachoques que cae hasta más abajo que en el resto de los automóviles de esta gama de Citroën. Por lo demás, la carrocería, diseñada por Bertone, permaenece prácticamente inalterada, conservando las aristas y los ángulos que la caracterizaban y que facilitaban el buen coeficiente aerodinámico inicial.
En cuanto a las llantas, en ambos vehículos son de aleación, con un diseño más funcional en el modelo italiano.
INTERIOR: HABITABILIDAD DEPORTIVA
Los habitáculos destacan por el nivel de confort y por el amplio espacio aprovechable que tienen. Los asientos delanteros son cómodos, si bien los italianos resultan menos envolventes que los franceses. En contrapartida cabe destacar que estos últimos tienen una banqueta bastante alta, que influye de manera ligeramente negativa en la adopción de una buena posición de conducción.
Las plazas traseras son muy espaciosas, y en los dos coches pueden viajar tres personas detrás sin ningún problema de comodidad. El nivel de confort es notable. En equipamiento la cosa anda a la par. El Citroën sólo viene equipado con elevalunas eléctricos delanteros, mientras que su rival está dotado con estos elementos para las cuatro ventanillas. El cierre centralizado está presente en los dos coches, que tienen, además, un acabado muy similar, aunque de mejor calidad en el producto francés.
La alta cintura del maletero del Giulietta hace que el espacio para equipajes de este coche sea muy amplio. El compartimento es profundo y a pesar de que la rueda de repuesto resta, como es lógico, algo de esta capacidad, el maletero es más que suficiente. El BX no se queda atrás en este aspecto. Ofrece la posibilidad de abatir el asiento posterior, aunque en una sola pieza, lo que aumenta las posibilidades a la hora de cargar el coche de bultos.
MOTOR : NI VENCEDOR, NI VENCIDO
Hasta ahora ninguna de estas dos monturas se ha destacado sobre su rival, y en lo referente a las mecánicas nos vamos a encontrar en una situación análoga. Los dos motores tetracilíndricos están ubicados de diferente manera. El de Alfa Romeo va situado longitudinalmente, mientras que el de Citroën está colocado transversalmente e inclinado 30° hacia atrás. La alimentación también es similar. Dos carburadores de doble cuerpo suministran el carburante a los cilindros, y en ambos casos de manera generosa, lo que se traduce en un alto rendimiento. El Giulietta logra 130 CV a 5.400 r.p.m. frente a los 126 CV que es capaz de alcanzar el BX a 5.800 vueltas. Pero, sin embargo, esta diferencia de potencia no se deja notar, ya que el menor peso del BX hace que su relación peso/potencia sea ligeramente mejor, por lo que las prestaciones y el rendimiento, en general, son muy parecidos. Las relaciones de cambio de las dos cajas son muy adecuadas para realizar una conducción deportiva. El escalonamiento está muy conseguido y es bastante cerrado, lo que repercute de manera eficaz en la brillantez de los motores, que se ven en condiciones de ofrecer todo lo que de ellos se puede exigir.
La elasticidad de estos grupos motrices es una de las principales virtudes con la que nos encontramos. Pero aquí, la superioridad del Citroën se deja sentir, a pesar de que su par máximo es un poco inferior y se obtiene a 200 vueltas más que el del Alfa. Esta diferencia viene marcada porque la curva de par del modelo galo es más plana que la del transalpino, lo que permite que el propulsor de Citroën evolucionado por el preparador francés Danielson sea muy brillante a bajo régimen, superando al Giulietta en estas condiciones. Pero esto no quiere decir que el vehículo italiano no esté dotado de una mecánica elástica, pues el par máximo que puede desarrollar es de 18,1 kgm. a 4.000 r.p.m. si bien la curva es más acusada. Así pues, aunque el BX logra 17,2 kgm. a 4.200 r.p.m., su elasticidad supera a la ofrecida en la montura italiana.
Habíamos tocado de pasada las relaciones de cambio. La configuración de las cajas de velocidades permite en todo momento disfrutar del alto rendimiento que son capaces de aportar estos propulsores de dos litros, que, gracias a la generosa alimentación, permiten rodar a unos ritmos impresionantes con una facilidad pasmosa. Los desarrollos son cortos y las relaciones están lo bastante cerradas entre sí como para que los motores no caigan de vueltas, y aunque esto ocurra la elasticidad antes mencionada hace que las recuperaciones sean fulgurantes. Por esto los adelantamientos con estos dos modelos son un placer. Los motores responden en todo momento, secundados por el cambio, lo que hace que el tándem sea casi perfecto y produzca una gran satisfacción a la hora de conducir ambos modelos.
AL VOLANTE: MEJOR EN EL ALFA
En este apartado, la altura de la banqueta del Citroën y, además, la complicada y peculiar instrumentación de este vehículo hacen que el Alfa Romeo sea superior. En el automóvil italiano, cuyo volante se puede regular en altura, obtener la posición idónea de conducción es más fácil que en el galo. Su instrumentación es también más simple de manejo, pues la del BX requiere un tiempo de adaptación, tras el cual ya no hay problema.
Los pedales están más recogidos en el Citroën, lo que permite una mayor agilidad de movimientos, sin que por ello en el Alfa se aprecie lentitud, ya que también se manejan con facilidad. La palanca de cambios del BX es más rápida y precisa que la del vehículo transalpino, que hace gala de una dureza, que si bien se va superando, provoca una cierta lentitud en los cambios.
El BX Sport, como ya ocurriera en su hermano el GT, está dotado de dirección asistida. Esta, muy lograda, transmite bastante bien las sensaciones del tren delantero, siendo muy rápida, directa y suave. El Giulietta 2.0 no necesitaba la servoasistencia. Su dirección, unida a un volante que roza en la perfección, resulta precisa, rápida y muy directa, por lo que conducir este automóvil es placentero. En este aspecto, el BX sólo se pone por encima a la hora de realizar maniobras en parado, en las cuales la servodirección cumple su cometido perfectamente.
COMPORTAMIENTO: DIFERENCIAS MARCADAS
Lógicamente en el comportamiento tenían que aparecer las diferencias más notables entre estos dos coches. El modelo italiano, dotado de tracción posterior, nunca podría comportarse igual que el vehículo francés, que, con su tracción delantera, es mucho más fácil de conducir al límite, aunque el Alfa también se presenta muy noble. Partiendo de esto, es normal que apurando en curvas de radio reducido el Giulietta se muestre sobrevirador, mientras que su rival tiende hacia un subviraje suave y progresivo. Sin embargo, en curvas rápidas o de radio medio ambos son bastante neutros, mostrando una docilidad y una nobleza digna de elogios.
Las suspensiones también contribuyen a que la diferencia de comportamientos se acentúe. El BX con su suspensión oleoneumática es muy confortable y, además, no balancea apenas. El Alfa, con el eje trasero De Dion, típico en la marca, tiene unos ligeros balanceos de carrocería a fuerte marcha en curvas de radio medio, aunque su nobleza de reacciones hace que éstos no causen problemas ni sustos. Estos balanceos se podrían haber corregido con unos amortiguadores un poco más duros y unos muelles de menor recorrido, aunque esto, como es lógico, repercutiría negativamente en el confort de marcha, que es muy notable.
Los neumáticos de ambas berlinas están muy adecuadas a sus características. Los del BX, con perfil 60, tienen un agarre muy notable, pero menos deriva que los de perfil 65 que monta el Alfa, que hacen que sus reacciones sean un poco más progresivas. De ahí que su comportamiento a pesar de la tracción trasera y las suspensiones más blandas, no presente problemas.
Pasando a la frenada cabe destacar que en el BX hay que tener mucho tacto, ya que el pedal es muy sensible y los potentes frenos con los que está equipado actúan de inmediato. En el modelo italiano la frenada , es más progresiva, y al igual que en su rival no aparecen síntomas de fatiga ni aun sometiendo al coche a las más duras exigencias. Las llantas del Giulietta refrigeran muy bien los discos delanteros. Los traseros, que son in-board, tampoco presentan problemas de calentamiento. En los dos coches los discos delanteros son ventilados, mejorando las condiciones de frenado.
PRESTACIONES: MUY SIMILARES
En este apartado sólo existe una diferencia destacable. Se trata de la velocidad punta que con capaces de alcanzar estos dos autos. El BX Sport desarrolla algo más de 197 km./h., mientras que su contendiente se queda en 184. Pero en aceleraciones la cosa anda muy igualada, colocándose el vehículo transalpino por delante por muy escaso margen. Lo mismo ocurre en las recuperaciones, aunque en este aspecto el BX es más rápido en cuarta y ligeramente más lento en quinta, ya que el desarrollo de esta relación es más largo en el vehículo galo. Desde luego estas dos monturas se presentan como dos berlinas de prestaciones notables
CONSUMOS: MÁS BARATO EL ITALIANO
En los dos automóviles los carburadores de doble cuerpo son bastante generosos. Por este motivo, los consumos no son en absoluto discretos, aunque no se disparan en exceso. A 90 y a 120 km/h. existe bastante igualdad entre los dos. Pero en ciudad y en carretera a fuerte ritmo, las cifras arrojadas por el BX son superiores a las del Alfa, que se muestra menos sediento. De todas formas el usuario de este tipo de automóviles no está muy condicionado por los consumos.
CONCLUSION : DIFICIL ELECCION
Resulta difícil inclinarse por uno de estos vehículos. La balanza, después de analizar los resultados de la prueba, se encuentra muy equilibrada. El precio podría ser el determinante final, pero ambos coches andan por los dos millones doscientas mil, estando, por tanto, muy igualados también en este aspecto. La elección final puede venir por la diferencia de comportamiento. Los usuarios que se inclinen por la tracción delantera tienen en el BX una acertada opción, mientras que los que prefieran la tracción posterior pueden acceder a un Alfa, que, al igual que su rival, ofrece un gran confort, un buen nivel de prestaciones y con comportamiento noble y sano, con lo que el divertimento y el disfrute de estas características están también al alcance.
CARACTERISTICAS TECNICAS
· Fuente: F. GOMEZ (VELOCIDAD Nº 1245, 3-08-85)
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