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Seat Ibiza Street
Es objetivo de Seat cubrir con el Ibiza la mayor parte del mercado que sus características permitan. Así, recientemente ha presentado la tan esperada versión 5 puertas que, sobre todo en su motorización 1.5 (85 CV), le sitúa en el segmento de los multivalentes y se podrá codear no sólo con su hermano de marca el Ronda, sino también con los de la competencia, Renault 11, Ford Escort, Horizon, etcétera.
Esta versión está equipada con el motor de origen Fiat que se montó en el 127/Fura y que en la actualidad se utiliza en el Panda. Es la primera vez que en nuestro país se emplea esta motorización para el Ibiza; no así en algunos otros de Europa, como Suiza o Francia, a donde desde hace tiempo se exporta con dicho motor y bajo la denominación de Ibiza Júnior, nombre que en nuestro mercado se ha reservado para las versiones «juveniles» y más baratas de las variantes 1.2 de gasolina y 1.7 diesel, del propio Ibiza.
Nos hemos permitido este símil en el ladillo, pero es una forma bastante elocuente de expresar el resultado de la combinación del motor de 903 c.c. con la carrocería del Ibiza.
A pesar de las curas de adelgazamiento que han sufrido las últimas versiones del Ibiza, lo que es de elogiar en Seat, ya que no ha perdido para nada su demostrada robustez estructural, sigue siendo un coche pesado para su tamaño. En la versión de 85 CV, este relativo exceso de peso no se nota. En la inferior de 63 CV, si le apuramos y tratamos de sacarle el jugo, ya se empieza a apreciar. Y ahora, con sólo 44, el problema se hace ya notable, ya que se muestran claramente insuficientes para moverle con alegría.
Volviendo a la ciudad, digamos que el Ibiza Street se encuentra en su elemento. El motor, de casi todos conocido, no plantea generalmente problemas y su mantenimiento es sencillo. Tiene unos metros iniciales de arrancada muy decididos, aunque luego su aceleración decaiga bastante. El nivel sonoro en el interior es bastante elevado apenas se le sube el régimen, ya que el motor en sí nunca ha sido demasiado silencioso. La palanca de cambios queda bastante a mano y las velocidades entran bastante bien, a excepción de la primera, que a veces se muestra reacia a insertarse y a nada que se mueva el coche rasca. La dirección ha mejorado con respecto a versiones anteriores del Ibiza; ahora es más suave, lo que le hace más adecuado para el tráfico urbano, aunque la hemos notado con excesiva desmultiplicación y hay que «trabajar» el volante cuando se circula deprisa y cambiando de dirección; por contra, en las maniobras de aparcamiento se comporta con más ligereza que antes.
Lo que nos ha gustado mucho han sido los frenos, éstos son más que suficientes para detener el coche en pocos metros, sin el más mínimo desvío y con un tacto de pedal muy agradable y que transmite una gran sensación de seguridad. Además, según comprobamos, utilizándose intensamente no tiene tendencia al «fading».
DURO, PERO SEGURO
El Ibiza siempre se ha caracterizado por ser un coche con un comportamiento sano y noble, aunque con la suspensión algo dura, lo que iba en detrimento del confort.
Ahora Seat ha ablandado algo la suspensión, pero continúa siendo más bien dura, ya que al carecer de estabilizadora la carrocería se inclina bastante en curvas cerradas y si los muelles fueran más blandos, esta inclinación sería realmente molesta.
A pesar de la poca potencia del Street, que ayuda poco a salir airoso en situaciones comprometidas, se muestra claramente subvirador; sus reacciones son perfectamente esperadas y no nos sorprende con un mal modo aunque circulemos por curvas bacheadas, donde sólo nos molestarán los rebotes traseros, más por la mencionada dureza que por un posible cambio de trayectoria, pues el Ibiza sigue el camino que le marcamos imperturbable. Es fácil de conducir salvo la mencionada desmultiplicación de la dirección, que nos resulta molesta en curvas rápidas y que de no ser consciente de ella nos puede sorprender y creer que el coche se va al exterior de la curva, lo que instintivamente la recortarnos demasiado. Ahora bien, el problema se reduce al conocimiento del coche, pues una vez acostumbrados...
Los desarrollos del cambio están bien estudiados aunque la 5.ª tiene poca fuerza, pero más por la carencia de potencia del motor que por larga. En cuanto a los consumos, los podemos calificar de discretos en una conducción más bien reposada, pues en conducción rápida se disparan un poco dado el esfuerzo que el motor tiene que hacer para mover la pesada carrocería. En su elemento, o sea, en el tráfico urbano, también es algo superior al de posibles competidores y es que el motor ya tiene sus añitos encima, aunque por otra parte nos dé un elevado margen de fiabilidad.
SIN APENAS DISTINCIÓN
Desde luego, como una persona no sea muy observadora, no distinguirá al Street de sus hermanos mayores, a no ser que lea la palabra en el portón trasero, ya que si descartamos las llamativas llantas de aleación de algunas versiones superiores (opcionales), las diferencias son mínimas. Ahora bien, si nos fijamos un poco más denotaremos en seguida el carácter económico de esta versión baja del Ibiza. Así, las llantas carecen de embellecedores y sólo llevan un pequeño tapacubos que deja los tornillos al descubierto, la luneta carece del limpia y de las resistencias desempañantes en la misma y lateralmente se suprimen los caracteres de la cilindrada (1.5, 1.2 o 1.7) sustituyéndolos por unos útiles intermitentes.
Como es habitual en el modelo, su aspecto general es el de compacto y sobre todo denota claramente una anchura excepcional. Por contra, continúa empleando un único limpiaparabrisas que mientras no se demuestre lo contrario barre peor que dos y en esta versión los faros no son halógenos con lo que, si bien en cruce apenas si lo denota, en largas deja bastante que desear. Los pilotos traseros, aun en esta económica variante, incluyen piloto antiniebla, un detalle de agradecer y que otros coches mucho más caros sólo llevan de adorno.
Siguiendo la tónica general del coche, el Street muestra un interior sencillo, ausente de cualquier concesión al lujo. Seat ha tratado de ahorrar al máximo para reflejarlo en el precio, ahora bien, que los asientos delanteros carezcan de reposacabezas, cuando prácticamente son obligatorios, nos parece excesivo, al igual que la carencia de luneta térmica. Siguiendo con los asientos, éstos son algo duros y no tienen mucha sujeción lateral, la tapicería en tono sufrido nos recuerda la de algunos modelos de Fiat también decorados con logotipos de la marca. El acceso a las plazas traseras se realiza sin problemas ya que a la vez que se inclina el respaldo delantero se desplaza hacia delante el asiento completo con lo que el espacio para pasar es mayor. El recto respaldo posterior se abate junto con la banqueta para ampliar el discreto pero suficiente maletero, que se ve algo empequeñecido por los pasos de rueda, ya que la de repuesto (¡albricias!, no es de las llamadas de emergencia) está situada en el vano del motor.
El salpicadero, como en todos los Ibiza, es demasiado sencillo y funcional (demasiado alemán), resulta casi triste, y la guantera a pesar de ya tener su correspondiente tapa nos sigue sin convencer por su supuesta fragilidad y sistema de utilización. El cuadro del Street no puede ser más sencillo, apenas si tiene instrumentación (aunque tampoco la necesita ni tiene esas pretensiones, y se reduce al velocímetro, al cuentakilómetros (solo total) e indicadores de nivel de combustible y temperatura del agua, acompañados de algunos avisadores ópticos entre los que destaca el de desgaste de las pastillas de los frenos. También hemos echado de menos alguna iluminación en los mandos de la calefacción, ya que de noche hay que tantearlos para poderlos utilizar. La posición del volante, al igual que en el Málaga, nos sigue pareciendo demasiado horizontal (tipo camión), aunque salvo este inconveniente, la postura de conducción es aceptable y se domina bien el panorama. Como también es habitual en las gamas Ibiza/Málaga, los mandos se encuentran agrupados alrededor del volante en los típicos satélites que requieren cierto grado de aprendizaje, sobre todo las ráfagas lumínicas situadas justo al contrario de la inmensa mayoría de los coches: a la derecha. Para terminar con el interior digamos que la terminación muestra lagunas en su calidad y nivel de acabado. El que, por ejemplo, entre la visera del cuadro y la base del salpicadero exista un hueco de casi un centímetro, no nos parece serio.
POCO PRECIO, MUCHO ESPACIO
La mejor baza del Street es su precio. Apenas si llega a las 850.000 pesetas totales. A cambio se obtiene el coche de mayor espacio de su categoría (sólo le puede hacer sombra el Fiat Uno). No tiene unas prestaciones brillantes, pero en cambio es sencillo de mantener y fácil de conducir por ciudad, que es en realidad para lo que está hecho.
PRESTACIONES
CONSUMO
TEST DE EQUIPAMIENTO
· Fuente: M. García-Viana (VELOCIDAD nº 1312, 15 de noviembre de 1986)
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