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Ford Escort 1.6 Diesel Ghia
La ofensiva de Ford en el mundo de los vehículos con motor Diesel comenzó a principios de este año con el lanzamiento de un motor de diseño propio para los modelos más bajos de su gama.
De este modo, tanto el Fiesta como el Escort y el reciente Orion han visto crecer sus respectivas gamas con modelos dotados de tal motorización. El que hoy nos ocupa es el Escort, que recibe el mismo motor que todos los Diesel pequeños de Ford, pero que añade a esto, que ya no es noticia en el momento actual, la terminación Ghia, con lo que se cuenta con un coche eminentemente económico pero dotado de una presentación y un equipo que para sí quisieran muchos modelos de segmentos más altos, tanto en Diesel como en gasolina. El lujo que respira este modelo es su principal característica distintiva, sin olvidar que su consumo es de lo más utilitario.
El modelo que nos ocupa constituye un paso más dentro del segmento Diesel al que pertenece, ya que añade a todas las características de este tipo de modelos la de un lujo impropio en un tal segmento. Este lujo del Escort viene motivado por el afán de los técnicos de Ford de ofrecer versiones de toda su gama lo más elaboradas posible para así satisfacer a todos sus clientes. En este caso cualquier posible usuario de un Diesel podrá encontrar en él un vehículo que aporta economía al mismo tiempo que las características de una berlina de representación.
ESTETICA: YA DESDE FUERA SE NOTA
Si la carrocería del Escort Diesel Ghia no aporta nada distinto a las de sus hermanos de gama, ya sean a gas-oil o gasolina, sólo con mirarlo, gracias a su pintura metalizada color plata, hace notar su indudable buena presencia.
Además, los escuditos de Ghia ya son de sobra conocidos por todos los usuarios como símbolo de distinción, sea cual sea el coche que les lleve. Por lo demás, la línea en dos volúmenes y medio del Escort es sobradamente conocida como para detenernos a explicarla. Sólo las llantas, con un dibujo muy discreto a la vez que aerodinámico, llaman la atención en este conjunto.
INTERIOR: GHIA ES SIMBOLO DE DISTINCION
A pesar de la idea que se pueda tener con respecto a que los símbolos de Ghia de la carrocería sean de lujo y distinción, hace falta introducirse dentro del coche para darse cuenta perfectamente de la veracidad de este aserto. El Escort Diesel Ghia parece por dentro el más evolucionado de los modelos de su gama, incluidos los de gasolina. El tratamiento interno es superior. Desde el salpicadero a todos los paneles de las puertas, pasando por los asientos, denotan una calidad y un lujo hasta ahora no muy vistos en coches de su categoría. Sin embargo, esto no es más que lo ya conocido en las versiones Ghia de gasolina, de quien ha tomado la mayoría de estos elementos.
El salpicadero es muy agradable, con una línea moderna y distinguida. En él, el cuadro de instrumentos es de una claridad muy a tener en cuenta, ya que no está, por otra parte, muy bien equipado, siendo sus elementos principales el reloj y el velocímetro, incluidos en dos grandes esferas, y los niveles de temperatura del agua y de combustible. Por lo demás, se conforman con una multitud de chivatos luminosos para las distintas funciones del coche. En la consola central se encuentra situado un aparato radio-cassette impresionante, como viene siendo costumbre en la mayoría de modelos de Ford.
Los asientos son realmente cómodos y de un tejido muy cálido. Los delanteros son realmente buenos, sujetan lo suficiente, son de un tamaño muy correcto y tienen una banqueta suficiente. Los traseros son igualmente cómodos y capaces para tres adultos. El respaldo de este asiento trasero se abate por completo, agrandando en buena medida la capacidad del maletero, el cual en su posición original ya cuenta con un volumen realmente importante, con unas formas, además, muy aprovechables. La rueda de repuesto se encuentra situada bajo su plano de carga.
Los paneles de las puertas están realizadas siguiendo la línea de la tapicería de los asientos y se hallan rematados por unas finas decoraciones en imitación madera. Las puertas delanteras llevan bolsas rígidas portaobjetos y los mandos de los elevalunas eléctricos.
MOTOR: MODERNO, PERO ALGO ESCASO
También hay que reseñar el hecho de que buena culpa de que el rendimiento del motor no sea mejor lo tiene la caja de cambios, dotada de unos desarrollos demasiado largos.
Su dirección es de cremallera, mientras que para los frenos se emplean discos delante y tambores detrás. Para la suspensión, nada nuevo tampoco, ya que se trata de un esquema de ruedas independientes tipo Mac Pherson, tanto delante como detrás, sin barra estabilizadora trasera, como viene siendo costumbre tanto en los modelos Escort como en los Orion.
AL VOLANTE: COMODO Y SILENCIOSO
La impresión al sentarse al volante del Escort es de una comodidad realmente excelente. La disposición de todos los mandos con respecto al conductor es casi perfecta. Tanto los mandos de la columna del volante como los dispuestos en el salpicadero caen perfectamente a la mano, lo mismo que la palanca de cambios, que no sólo está bien situada, sino que se acciona sin la más mínima dificultad.
Los pedales, por su parte, también están perfectamente dispuestos, siendo su accionamiento muy bueno. En cuanto a los asientos, a su comodidad añaden una perfecta adecuación con todos los órganos de control del coche para el conductor sentado en ellos. El volante es de un tacto agradable y de un tamaño adecuado, ayudando perfectamente a la conducción del coche.
En el terreno de la visibilidad no existe el más mínimo problema para el conductor, sea cual sea el lado al que mire, no existiendo puntos negros importantes que le dificulten la visión. El espejo retrovisor exterior es de un tamaño muy adecuado, procurando una buena visión hacia atrás. Por cierto, en un coche de un equipo tan sofisticado no estaría de más la existencia de otro retrovisor en el lado derecho.
La climatización del Escort también se puede considerar buena, con un flujo de aire suficiente. Además, el hecho de que el techo sea practicable ayuda en verano a evitar una sensación de asfixia en un coche de tan gran superficie acristalada.
El confort, por otra parte, se nota en el habitáculo del coche a pesar de que la suspensión sea algo “sui generis”, con demasiado balanceo. Es el único pero a una comodidad realmente importante que, además, se ve favorecida por una ausencia de ruidos prácticamente total, a pesar de llevar un motor Diesel, que, por otra parte, tiene la ventaja de ser bastante silencioso, incluso al ralentí.
Es, en definitiva, un Diesel para rodar por buenas carreteras durante mucho tiempo sin que la fatiga haga mella en sus ocupantes, sobre todo en su conductor.
COMPORTAMIENTO: BUENO CON RESERVAS
Ya decíamos en el último párrafo que el Escort Diesel es un coche para viajar por buenas carreteras debido al confort que respira su interior. Sin embargo, al estudiar su comportamiento en todo tipo de circunstancias nos damos cuenta de que eso que decimos es la pura verdad. En carreteras llanas, de buen firme, o autovías, el coche no da el más mínimo problema, aunque no se pueda circular tan rápido como con otros coches; hay que tener en cuenta que es un Diesel de los llamados “pequeños”. En recta se comporta bien, aunque sea algo sensible al viento lateral, lo cual no deja de ser incómodo. En curvas rápidas tampoco ofrece problema alguno, permitiendo tomarlas a una velocidad realmente alta para lo que el coche da de sí. Sin embargo, cuando las curvas empiezan a cerrarse, el comportamiento del Escort empieza a ser peor. En principio es subvirador, como es lógico, dado que es un tracción delantera con un motor más pesado de lo normal. Esta sensación se va acrecentando según el radio de la curva se va haciendo menor y, en curvas cerradas, se ve ampliado por un comportamiento un tanto extraño de su tren trasero, muy débil en los apoyos fuertes debido a que no lleva barra estabilizadora que, según nuestro parecer, mejorana mucho la situación. De todos modos es un coche noble de reacciones, lo que en parte mitiga el problema.
La dirección es bastante buena, algo dura y firme, y permite captar perfectamente las distintas sensaciones en el volante. En maniobras en parado no ofrece mucho problema, aunque no sea muy blanda. En general nos ha gustado bastante.
La caja de cambios de cinco velocidades, ya lo hemos dicho, peca de unos desarrollos descomunales, pero por lo demás su escalonamiento es bueno y su manejo no ofrece dificultades, siendo a la vez muy precisa y en absoluto lenta. El embrague funciona sin problemas, con una progresividad y una suavidad realmente buenas. El accionamiento de su pedal es igualmente suave.
PRESTACIONES: NO MUY RAPIDO, PERO SUFICIENTE
El capítulo de las prestaciones en el Escort no es el más brillante, pero mucho nos tememos que ni siquiera lo pretenda. Se busca más, al parecer, la comodidad que la agilidad. Además, el motor no es lo suficientemente potente para alardes de ningún tipo y los desarrollos de su cambio de marchas, menos. Curiosamente, la velocidad máxima la hemos alcanzado en quinta. Aunque creíamos que sería en cuarta donde la alcanzaría. La diferencia es muy pequeña entre la lograda en ambas marchas, aunque curiosamente al revés que en el Orion Diesel, que lleva el mismo motor, en el que la ventaja era para la cuarta. De todos modos, quizá el mayor lanzamiento que se logra en el Escort tenga la culpa. En cualquier caso, los 150 km/h. logrados en el Escort son capaces de sacar de cualquier apuro de ir a alguna parte con cierta prisa. Lo que sí es verdad es que en cuanto la cuesta es algo pronunciada o hay que efectuar algún adelantamiento, la quinta necesita de la ayuda rápida de la relación anterior.
Las aceleraciones están a tono con su motor. No son en absoluto malas, más bien al contrario, como lo demuestran los 18.5 segundos necesarios para pasar de 0 a 100 km/h. y los casi 40 en recorrer los mil metros con salida parada. En cualquier caso, se trata de un coche de carácter tranquilo.
Fallan algo más las recuperaciones, y ahí sí que tienen que ver los desarrollos de la cuarta y la quinta velocidad de su caja de cambios. Cuesta bastante tiempo recuperar en ambas marchas a partir de los 40 km/h., sobre todo en la quinta, y es por eso que la cuarta se deba utilizar en marcha en muchas ocasiones para salir en ayuda de la relación superior.
CONSUMOS: ALGO CASI INCREIBLE
Aquí sí que hay que descubrirse. Su carácter será tranquilo, pero, en contrapartida, la economía que depara su casi nulo consumo es increíble. Los valores que hemos obtenido no nos parecían, en el momento de realizarlos, muy reales, aunque luego lo fueran. Parece impensable que un coche del tamaño y peso del Escort se contente con solamente 4,75 litros a 90 km/h. estabilizados, pero más increíble parecen los 5,8 litros obtenidos a 120 km/h.; algo casi de ensueño. Pero lo más interesante quizá sea el hecho de que no se dispara ni conduciendo con rapidez ni en ciudad, apartados en los que los valores obtenidos ratifican lo poco bebedor que resulta este coche. El promedio de la prueba de consumos realizada ha sido, ¡asómbrense! de sólo 5,85 litros. Esto, unido a una capacidad de 48 litros en su depósito, permite, con normalidad, realizar viajes de 800 kilómetros sin tener que pararse a repostar.
CONCLUSION: LUJOSO, COMODO Y ECONOMICO
Son las tres características que definen al Escort Diesel Ghia. Lujoso por su presentación, su equipo y su acabado. Cómodo por sus magníficos asientos, su habitabilidad y la ausencia de ruidos en su interior. Económico por lo que hemos reflejado en el capítulo anterior. Con estas premisas no es un coche que deba ir muy de prisa, por lo que esa estabilidad “rara" del tren trasero, ese comportamiento algo débil de los frenos y esa falta de prestaciones casi pasan inadvertidos. Es, en definitiva, un coche interesante bajo cualquier punto de vista.
FRENTE A SUS RIVALES
· Fuente: M. Domenech (VELOCIDAD nº 1202, 6 de octubre de 1984)
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