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Seat Panda Marbella
Volver a probar el Panda 45, habiéndolo hecho en noviembre de 1980, con motivo de su presentación, no tiene otra motivación que la de constatar las diferencias que hubieran podido producirse, y no sólo en lo estético, al referirnos al reciente modelo Marbella, sino incluso de prestaciones y hasta de comportamiento, pues la realidad es que, aun no habiendo tocado ni retocado la mecánica, el hecho es que a medida que un modelo va siendo conocido en la cadena de montaje, se beneficia de pequeñas mejoras o de perfeccionamientos que, lógicamente, influyen para hacerlo cada vez más deseable.
Por otra parte, el concepto primitivo del Panda, conservado en los modelos de base, va evolucionando, y al llegar al estadio del Marbella, nos encontramos con que el confort que para él se ha procurado, quizá le ha hecho mutar en su filosofía al principio eminentemente simplista. Este Panda Marbella sigue distinto camino que los Bavaria y Montaña. Es el modelo más lujoso y mejor equipado de la serie. También el más caro, lógicamente, pero creemos que es digno de una prueba aparte, como hoy hacemos para nuestros lectores, muchos de los cuales nos han solicitado una ampliación informativa sobre este coche y lo que supone dentro de su segmento de mercado y de la propia serie Panda.
A estas alturas no vamos a añadir nada nuevo si describimos la estética del Panda para nuestros lectores. Aparte de que, como hemos dicho muchas veces, la belleza es un aspecto muy subjetivo, muy de cada uno, de manera que lo que a unos parece bello a otros no les parece tanto e incluso a veces llega en otros a interpretarse como feo. En el caso del más pequeño de los modelos de Seat, cuyo concepto estético está condicionado a otros más importantes cual es el práctico, no se puede decir que sea un coche que ha disgustado, si bien no entra todavía por los ojos de algunos, aunque el tiempo lo va poniendo vigente, como suele suceder cuando algo se hace familiar a la vista.
En el caso del Marbella, Seat ha procurado —y conseguido— el hacer un coche más agradable a la vista, y la realidad es que ya se ve de otra manera e incluso gusta a los más críticos. El haber cambiado una calandra demasiado simple por otra con su enrejado mate como en coches de más empaque, el emplear colores muy sugestivos y el añadir diversos detalles como los aletines de las ruedas de atrás, que no dejan los pasos de rueda tan a la vista por dentro, ha hecho que el coche cambie y se presente ahora realmente simpático y personal, hasta el punto que se le ve a menudo con féminas al volante, cautivadas por su graciosa figura.
El contar ahora con unos asientos mullidos y no las banquetas que más bien parecían hamacas, tapizado todo ello con tejidos muy aparentes y hasta elegantes a la vista, ha transformado al ingenioso utilitario en un cochecito que, aparte de sus virtudes se muestra en cierta manera elegante y deseable, como demostrando que se puede satisfacer lo que el público desea ganando no sólo en vistosidad, sino en confort. Ha sido un modo indudablemente acertado de dar mayor versatilidad a un modelo que al ofrecerse en diversas versiones y no sólo en la básica y espartana con que comenzó, genera en la marca una mayor posibilidad de vender más unidades al ir a los más diversos gustos o necesidades de empleo, volviendo con el Marbella a lo que buscan muchos compradores que desean un coche que no sólo sea práctico, sino que también se distinga.
HABITABILIDAD QUE SE CONSERVA
Se podrá pensar que al haber introducido unos asientos de respaldo más gruesos para obtener un mayor confort, se ha menoscabado la habitabilidad conseguida en el modelo originario, en que los respaldos eran evidentemente mucho menos gruesos. Esto es cierto, pero es tan poco lo que se toma del "hueco" interior al engrosar los asientos, que, prácticamente, el habitáculo sigue ofreciendo las mismas posibilidades de "llenado" o muy pocas —insignificantes— menos de las que ofrecía el primitivo Panda. El asiento de atrás conserva la posibilidad de montarlo más avanzado para aumentar el maletero o menos si éste no se va a utilizar y el mismo en convertible en pequeña cuna para bebés.
Ahora que hemos vuelto a tomar contacto con el Panda por esta versión del Marbella, nos da ocasión para volver a referirnos al buen espacio de que se dispone dentro, gracias a la forma cúbica adoptada que ha permitido el que, con un volumen muy limitado, puedan, sin embargo, viajar cuatro personas y equipaje, sin muchas limitaciones. Los nostálgicos del "600” ya no tienen razones que argüir cuando el Panda les ofrece mucho más en amplitud y en comodidad, consumiendo incluso el mismo combustible o menos, con unas prestaciones en carretera muy superiores en el caso del Marbella, que monta la mecánica de 45 CV. Pero a todo esto nos referiremos después.
ALGO SE HA GANADO EN CONFORT
Esto es algo que se puede constatar también en el nuevo Marbella. No cabe duda de que al poderse contar en él con unos asientos más cómodos, las irregularidades del camino que no acababan de absorber las ballestas del eje rígido trasero, llegan ahora más amortiguadas al cuerpo, que no se ve tan sacudido, sobre todo en las carreteras de muchos baches, lomos u ondulaciones por las que antes parecía una tortura el aventurarse con el Panda. Sin embargo, sobre esto hay mucho que hablar y es curioso cómo proliferaron coches tan duros de suspensión como el Mini, sin que fueran muchas las críticas que por este motivo recibiera el coche.
Ahora, el Marbella ha quedado muy aceptable y nosotros pensamos que no sólo se debe a los asientos la cuestión de la mejora del confort, inclinándonos por creer que además se han buscado unos amortiguadores más blandos y hasta quizá también unas hojas de ballesta más flexibles, pues parece que el coche incluso balancea algo más. Hemos hecho recorridos bastante largos, de hasta 200 kilómetros, desde luego por buenas carreteras, y no hemos acusado ese cansancio que recordamos haber experimentado con los primeros Panda. Quizá la gente de edad avanzada o los muy exigentes, aun siendo jóvenes, puedan quejarse todavía de dureza de suspensión, pero el coche no nos parece ya tan adusto y tan seco al pasar por las irregularidades del camino un tanto acusadas.
UNA MECANICA INTOCABLE, PERO MEJORABLE
Desde luego, por lo que se refiere al motor en sí, nada podemos criticar. Gira con una regularidad asombrosa desde abajo y no hay saltos de carburación. Es muy elástico y sabiendo emplear la caja de cambios se pueden obtener promedios de marcha muy aceptables para tratarse de un pequeño utilitario. Nuestra critica está en la caja de cambios y en el desarrollo de su directa. La sincronización de la primera es todavía áspera, rascando algunas veces si el coche no está completamente parado cuando la engranamos. Por lo que se refiere a las otras tres marchas, entran bien, pero todavía recuerdan esa aspereza típica de los 127. No obstante, si se sabe dirigir bien la palanca, buscando los respectivos "huecos" de cada marcha y se desembraga a fondo y como es debido, se puede hacer un uso deportivo del cambio y encontrar hasta muy agradable su manejo.
El desarrollo de la directa es lo que a nuestro juicio se ha quedado corto, pues el coche, pisado a fondo, es muy fácil que llegue a sobrepasar las 6.000 r. p. m.. como indica el gracioso y creemos que preciso cuentavueltas digital, cosa que no sucedería con un desarrollo algo más largo que a la vez permitiría un ahorro en el consumo e incluso mayor velocidad máxima o al menos con mayor tranquilidad para el motor, pues ciertamente no creemos que sea necesaria esa mayor velocidad para un coche de su tamaño y peso.
ESTABILIDAD SUFICIENTE SI NO SE ABUSA
La estabilidad es muy buena. El coche, a pesar de su mayor peso delante, no es un subvirador neto, tirando más bien a neutro. Permite el tomar curvas a buena marcha y corregir si se sale de la trayectoria, pero yendo fuerte en terreno no llano del todo, salta y varía de trazado, debiendo corregir con el volante a menudo. Aquí es donde se nota claramente la dureza de la suspensión trasera o al menos, su condición de eje rígido. Marchando más despacio no hay problema e incluso se presta a la aventura por malos caminos forestales o rurales, en que cualquier coche podría fracasar al dar sus bajos con el suelo desigual. Y en esta clase de caminos es sabido que una suspensión blanda puede resultar contraproducente, precisamente porque en virtud de su blandura iría dando en los topes de limitación de recorrido de suspensión e incluso el suelo del coche con el santo suelo del camino.
En carreteras de tipo Redia o autopistas es donde el Marbella marcha como sobre raíles, lo que prueba que al no hacer trabajar a la suspensión, la estabilidad aumenta y el coche se muestra confortable. De todos modos, hay que considerar que se trata de un utilitario adaptado a la época en que se ha desarrollado y que como tal tiene sus limitaciones lógicas y no se le puede pedir lo que a un coche superior de mercado.
PRESTACIONES MUY SUFICIENTES
No es preciso que un coche de su condición alcance una velocidad superior a la que es posible con el Panda Marbella. En catálogo se da para 140 km/h., pero llega incluso a dar más que lo calculado por el fabri cante, llegando a los 155 km/h., ya muy subido de vueltas, incluso bien pasadas las 6.000, pero queriendo más, probando lo que antes decíamos de que con una directa más larga podría andar más fuerte o a igual velocidad, pero con el motor, a menos vueltas, lo que sería más interesante para el consumo y para la vida del motor que trabajaría más descansado.
Dado el coche de que se trata, y pensando que el tipo de conductor que lo adquiere no busca la conducción deportiva, parecen más indicados los desarrollos largos, pero quizá la marca ha buscado esa agilidad que indudablemente tiene y que permite aceleraciones interesantes para su condición. Así, los 38,7 segundos invertidos en recorrer el kilómetro con salida parada son más que suficientes para un utilitario y los 40 segundos que empleó en recorrer el kilómetro entrando en él a 40 km/h. y acelerando a fondo después, hablan muy bien de su capacidad de recuperación.
Y ya, para terminar, el consumo de 4,8 litros a los 100 a 90 km/h. es sencillamente aleccionador. También con dos plazas y a 120 no pudo arrojar un consumo mejor que los 5.3 litros, lo que da idea de su economía de mantenimiento. En cuanto a lo que gaste de taller, ya sabemos que son motores de pocas averías. En todo esto es donde se basa el éxito del Panda Marbella y desde luego en lo que ha ganado por lo que se refiere a sus apariencias y confort.
· Texto: L. F. Medina (VELOCIDAD nº 1081, 29-mayo-1982)
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