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BMW 520i
La gran mayoría de los fabricantes, por no decir todos, tienen al menos un modelo, dentro de su gama, que se puede encuadrar perfectamente dentro del segmento de vehículos de tres volúmenes, cuatro metros y medio de longitud y motor de dos litros. Esta proliferación de modelos que hace que la competencia sea feroz, y que en cada nuevo modelo las marcas tengan que dar “algo más” para conseguir su hueco dentro del sector. Indudablemente, partir con un nombre de reconocida solvencia como es el de BMW, allana el camino, pero no es la panacea del éxito, como veremos más adelante.
El BMW 520i es en estos momentos el automóvil de la serie 5 de mayor venta en España, y esto tiene cierta lógica; por un lado, es el más pequeño de la gama, racionalmente hablando (el 518 alimentado por carburador no deja de ser mucha carrocería para poco motor); y por otro, la de su precio está acorde a su andar, suficiente para la situación actual del tráfico en nuestro país, aunque sin llegar a las prestaciones decididamente briosas del 525i y sobre todo del 528i.
Es conocido que la marca de Munich se caracteriza por el escalonamiento más bien alto de sus cuatro gamas, y por la calidad de su fabricación. Dentro de su producción, la serie 5 es el escalón “medio”, pero esto no se corresponde exactamente con lo que generalmente se entiende como un vehículo medio, ya que los BMW “5” son berlinas de gran capacidad y presencia, con motorizaciones que van desde los 1.8 a los 2.8 litros, sin olvidar el reciente motor Diesel turboalimentado de 2.4 litros con un acabado acorde al nombre del fabricante y con un confort de marcha del que pocos automóviles pueden presumir.
LINEA TRADICIONAL
Las carrocerías rediseñadas de la serie 5 fueron presentadas en 1981. A la vez que se modificaba el exterior, también se hizo nuevo el interior, dotándolo de mayor habitabilidad, uno de los puntos negativos de su predecesor de igual denominación, siendo innegable que con estos retoques el aspecto exterior ha ganado en belleza y en aerodinámica, lo que le confiere, si cabe, un mayor confort de marcha.
Desde siempre, la línea tradicional de tres volúmenes ofrece cotas de habitabilidad muy buenas, a poco acertado que sea el diseño, y el 520i goza de un diseño acertado. El espacio destinado a pasajeros y equipaje es más que suficiente, sobre todo en lo que respecta a este último, ya que la forma del maletero y su profundidad permiten dar acomodo a todo tipo de bultos, aunque tiene el inconveniente de llevar en su fondo la rueda de repuesto, lo que obliga a vaciarlo en caso de pinchazo.
La marca alemana diferencia los modelos de una misma serie por las motorizaciones, y no por los grados de acabado, de tal manera que partiendo de un equipo base, todos los demás elementos son opcionales; y la verdad es que cuenta con un buen número de ellos, logrando de esta manera personalizar cada automóvil según las necesidades o pretensiones de su poseedor. Aunque sólo sea con el equipo básico, el conjunto está francamente logrado, y el confort raya a gran altura. Por un lado, hallamos unas suspensiones que quizá pequen de ser un poco blandas, para una conducción deportiva, pero que absorben perfectamente las desigualdades del terreno; y por otro, los asientos parecen algo duros para lo que estamos acostumbrados en estas latitudes, pero con el paso de los kilómetros dejan ver la bondad de su diseño, al permitir conducir sin sensación de cansancio. Opcionalmente, se pueden solicitar asientos con regulación de altura, que van acompañados de regulación longitudinal del volante, con lo que adoptar la postura de conducción más favorable es sencillísimo. Esto pudimos comprobarlo en la unidad ensayada que venía dotada de este elemento opcional; y si aún se quiere más comodidad, pueden elegirse los asientos de regulación electrónica con nada menos que diez posibles regulaciones. El tapizado, muy agradable al tacto, también resulta suficientemente adherente, ofreciéndose como opción (carísima) el tapizado integral de piel, con todas las ventajas e inconvenientes que esto significa; en cualquiera de los dos casos la terminación es francamente buena.
El nivel sonoro es muy bajo, con un motor que sólo es audible cuando se le hace subir decididamente de vueltas, manteniéndose al circular a velocidades medias, por debajo de lo que suena la primera velocidad de la climatización. La aerodinámica tampoco permite sonidos extraños, a condición de circular con las ventanillas subidas, y tan solo el rumor de la rodadura de las anchísimas ruedas que equipaba opcionalmente el modelo probado, hace desentonar ligeramente este aspecto del confort. De igual manera, podríamos catalogar a la climatización, con unos mandos a los que cuesta cierto trabajo hacerse, pero que cumplen bien su cometido, en un vehículo que por su superficie acristalada tiende a ser bastante caluroso. Como parece lógico, en opción se dispone de aire acondicionado, y funciona perfectamente, tanto por la cantidad de aire que enfría como por la temperatura que logra en poco tiempo.
Si entramos en el capítulo de detalles con la intención de exponerlos todos, necesitaríamos mucho más espacio del que disponemos, y por ello remitimos al lector al cuadro de equipamiento, en el que se encuentran gran parte de ellos. No por esto vamos a dejar de mencionar algunos de ellos que por sus características o peculiaridades destacan sobre los demás. Así, la computadora de a bordo, que puede facilitar una serie muy amplia de datos, algunos de valor real como pueden ser la velocidad media o el consumo de un viaje, frente a otros de auténtico relleno como son la temperatura exterior (en nuestro clima) o la hora aproximada de llegada al punto de destino; destaca entre los de valor positivo un antirrobo programable de cuatro cifras que actúa como protector adicional del vehículo. Por supuesto, los retrovisores exteriores regulables electrónicamente son de serie; no así los elevalunas eléctricos, que se pueden solicitar para dos o las cuatro puertas, pero siempre a sobreprecio.
DESCANSAR CONDUCIENDO
La servodirección se encuentra en el punto óptimo entre dureza y sensibilidad, colaborando eficazmente a que conducir este vehículo sea de las cosas más sencillas, pues en línea recta, el coche apenas ve modificada su trayectoria por el viento, a no ser que sea excesivamente fuerte. También se comporta magníficamente en todo tipo de curvas, adaptándose mejor a las de mayor radio que a las que son cerradas, en parte debido al peso del coche, y en parte a la distancia entre ejes bastante acusada. El estado del pavimento y la presión de los neumáticos hacen variar el comportamiento del coche; por un lado, los suelos rizados y la anchura de las ruedas, le hacen botar en demasía, y así un comportamiento neutro con tendencia al sobreviraje, puede convertirse en subvirador. Pero para llegar a estos extremos, hay que circular realmente fuertes, pues de lo contrario el coche va sobre carriles; eso sí, con acusado balanceo debido a la blandura de la suspensión.
La frenada es uno de los aspectos más cuidados, como lo demuestran los discos a las cuatro ruedas, los dos verdaderos circuitos de freno (en este caso funcionan diagonalmente) y la adopción, previo pago extra, del sistema ABS que impide el blocaje de las ruedas en circunstancias difíciles. El coche de prueba iba dotado de él, y aunque su funcionamiento no era del todo correcto, pues en algunos casos dejaba de actuar, lo cierto es que cuando lo hacía era un placer pisar a fondo el pedal sin miedo a un bandazo o mal modo. Como decimos, la potencia y progresividad son encomiables, y su resistencia al calentamiento, francamente acusada ya que tras abusar deliberadamente y a pesar del peso, sólo se detectaba un ligero alargamiento de las frenadas, que seguían siendo muy eficaces.
Al puesto de conducción tan sólo se le puede hacer una crítica, y es bien cierto que ha de ser mínima: la persistencia de los modelos alemanes de instalar mandos de luces extraños. Pero por lo demás, el asiento del que ya hemos hablado, la palanca de cambio que queda perfectamente a mano, con recorridos cortos y precisos, y los pedales quizá un poco altos pero muy fáciles de accionar y la accesibilidad a todos los mandos, no tienen el más mínimo reparo. Lo mismo ocurre con la visibilidad, buena en todos los sentidos, tanto de día como de noche, apartado en el que los faros auxiliares de larga y la regulación manual de altura de iluminación permiten una visión muy buena del camino.
MOTOR UN POCO JUSTO
Indudablemente, éste es un aspecto un tanto aleatorio, pues el seis cilindros de 125 CV (a nosotros en banco nos dio algunos menos) mueven con alegría la tonelada y un tercio que pesa el coche, y lo lanzan a una punta muy considerable. Sin embargo, en condiciones difíciles, como adelantamientos en subida o partiendo de velocidades muy bajas, cuesta cierto trabajo lanzarlo, y se echan de menos algunos caballos suplementarios. Por contra, las velocidades medias que se pueden obtener a poco fluida que esté la circulación, son considerables, y esto denota dos cosas: que el motor es “suficiente”, y que el cambio y desarrollos están bien pensados.
Algo difícil de explicar es la dureza del pedal del embrague, que por ser de accionamiento hidráulico, no la tiene justificada; pero su funcionamiento en sí es progresivo y sin patinamiento alguno. El cambio, que se ofrece en dos versiones (económico o deportivo), es de un funcionamiento muy bueno. El recorrido de la palanca, como ya hemos dicho, es corto, y la precisión de accionamiento resulta correcta, manteniéndose el nivel sonoro en poco más que un rumor en frio, para ser inaudible en caliente.
Como se puede ver en las prestaciones, la velocidad punta es elevada y se consigue en cuarta, cosa lógica ya que la quinta tiene un marcado aspecto economicista, planteamiento éste un tanto discutible en un coche de la presencia, prestaciones y precio del BMW 520i.
No querríamos terminar sin aludir a algo que es característico de BMW, y que debía ser imitado por algún que otro rival, y que quizá para muchos no tenga importancia, como es la dotación de herramientas y que en este caso particular es bastante completa, dando una idea del nivel de los restantes componentes; aunque, como algunos sugieren, es poco probable que a un propietario de BMW que se le pare el coche, recurra a las herramientas de socorro.
· E. Zorzano (AUTOPISTA Nº 1264 - 8 de octubre de 1983) · Gracias a José Fidel por enviar el reportaje.
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