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Peugeot 504 Coupé y Cabriolet
Como todos los constructores, Peugeot ha puesto especial atención en aumentar la cadencia de salida de sus nuevos modelos: la Berlina 504 fue presentada en el último Salón de París, y a partir de marzo (Salón de Ginebra) se comenzaron a producir los Coupés y Cabriolets derivados de este modelo. Como en el caso del Cabriolet 404, estas nuevas carrocerías han sido diseñadas y son construidas por Pininfarina en Turín, lo que entraña algunos problemas de transporte. Exteriormente, estos coches no tienen ningún punto en común con la Berlina de origen, y como por otro lado, su distancia entre ejes ha sido acortada en 19 centímetros, tanto el Coupé como el Cabriolet se tratan de auténticos nuevos modelos, con un comportamiento en carretera que les es característico. Nuestra prueba se ha centrado principalmente sobre el Coupé, pero, a la vez, hemos podido disponer de un Cabriolet, para efectuar algunas medidas comparativas en Montlhéry.
Sin lugar a dudas, la línea del Coupé y del Cabriolet 504 está mejor conseguida que la de la Berlina, gracias a una cola más armoniosa (lo cual no es muy difícil) y a una parte delantera aún más original, dotada de cuatro faros ovales de iodo. Desgraciadamente, el peso de estos dos modelos, teóricamente más deportivos, es por lo menos igual al del modelo de base, a pesar del acortamiento, lo que es a la vez sorprendente y explicable por el hecho de que se trata de un «coche de carrocero»: un centenar de kilos de menos habrían sido deseable, pues 1.200 kilos son demasiados.
Aunque el sistema de suspensiones independientes sigue siendo el mismo que el de la Berlina, los muelles helicoidales del Coupé y del Cabriolet presentan una flexibilidad sensiblemente inferior, o sea, que, teóricamente, deberían ser coches más inconfortables. La dirección es de cremallera, con columna de seguridad articulada. Las relaciones de la caja de velocidades son comunes a todos los 504, pero el puente es ligeramente más largo en el Coupé y Cabriolet, lo que da 31,14 kilómetros por hora a 1.000 r. p. m. en cuarta, en vez de 30,5.
PRESTACIONES Y CONSUMO
Hemos conducido el Coupé y el Cabriolet en Montlhéry con tiempo muy bueno, bastante calor y viento muy parecido al del día en que probamos la Berlina a inyección. Con esta última habíamos obtenido, en nuestras cuatro vueltas de costumbre, 167,4 km/h.; en esta ocasión, hemos marcado 169,8 con el Cabriolet y 172,4 con el Coupé. Luego, hemos medido la velocidad máxima del Cabriolet con la capota bajada, y la cifra ha sido 161,5 kilómetros por hora tan sólo, o sea, más de ocho kilómetros de pérdida, mientras que el Coupé, cargado con cuatro personas, rodaba a 170,5 kilómetros por hora, o sea, dos kilómetros por hora menos que sólo con el conductor a bordo. En carretera se ve claramente que el Coupé 504 es bastante perezoso para alcanzar su velocidad máxima, pero una vez lanzado la conserva muy bien. Después de una disminución de la velocidad, la cuarta parece muy larga, y frecuentemente se hace necesario reducir a tercera.
Las aceleraciones de las dos versiones apenas se diferencian en dos quintos de segundo; con el Coupé hemos registrado 18" 1/5 en los 400 metros salida parada y 34" 1/5 en los 1.000 metros. La Berlina a inyección no había podido conseguir más que 35", pero la mejora, como se ve, no es notable. En reprise, a partir de 40 km/h. en cuarta, las cifras son también mejores en relación a las de la Berlina, pero netamente inferiores a las de las aceleraciones, habiendo registrado 19" 1/5 en los 400 metros y 37" 1/5 en el kilómetro.
La palanca del cambio, en el túnel de dirección, es muy cómoda y accesible y permite cambios más rápidos que con el accionamiento en el volante, hasta tal punto que parece que la caja de velocidades ha sido mejorada internamente. Sin embargo, el escalonamiento deja aparecer un «salto» entre la segunda y la tercera, apreciación resaltada por el puente más largo. La segunda llega hasta los 100 kilómetros por hora de contador, mientras que la tercera sube hasta los 155, lo que en algunos casos es muy útil. En terreno accidentado se encuentra uno a caballo entre las dos relaciones muy a menudo, lo que no facilita la conducción muy rápida, pues, en algunas rampas, la tercera es demasiado larga y da una impresión de falta de fuerza. El nervio del coche se vería mejorado con una tercera más corta, dejando la cuarta como está, para una suficiente velocidad punta en buena carretera.
La relativa longitud de las dos relaciones finales permite un consumo moderado, ya que hemos anotado 10,6 litros a los 100 kilómetros en nuestro recorrido a 90 kilómetros por hora de media y en nuestro «circuito» habitual, o sea, en el recorrido total de la prueba (674 kilómetros), a 116,8 de media general, el gasto no ha pasado de 13,4 litros a los 100 kilómetros. La curva de consumo a velocidad constante, establecida en Montlhéry, es muy progresiva y se mantiene por debajo de los 9 litros hasta los 110 kilómetros por hora, aunque también es verdad que llega hasta los 18 litros a la velocidad máxima de 170 kilómetros por hora.
SEGURIDAD
Contrariamente a lo que pasa en el 204, la reducción de la distancia entre ejes es muy favorable a la estabilidad en el 504. En efecto, con sus cuatro ruedas independientes, su suspensión dura y sus dos barras estabilizadoras, la estabilidad del Coupé 504 se ve netamente mejorada y con la potencia disponible, no hemos llegado en ningún momento al límite de adherencia. En curva cerrada o abierta el coche se enfila sólo en la trayectoria ideal, sin hacer caso para nada de las desigualdades del suelo. El viento o la lluvia no tienen más que una influencia pequeñísima en el comportamiento del coche, aunque la adherencia de las ruedas motrices sea a veces criticable sobre gravilla, por ejemplo. En línea recta, los pequeños amagos de desviación de la Berlina han desaparecido y, en general, la dirección parece a la vez más ligera y más directa, por más que la desmultiplicación sea la misma. Gracias a todo esto, el Coupé ha ganado en manejabilidad y no da esa impresión de pesadez de conducción característica en la Berlina.
También nos ha parecido excelente la frenada, muy segura para viajar a altas velocidades, gracias a su gran potencia de deceleración. La servoasistencia no se hace notar, el pedal es progresivo y los frenazos brutales, en caso de necesidad, se efectúan en línea recta, sin que sea necesario corregir con el volante. La resistencia al calentamiento es también satisfactoria. El Cabriolet que hemos probado ha confirmado estas impresiones; su rigidez es absolutamente satisfactoria. Su estabilidad y frenada se han mostrado tan interesantes como los del Coupé.
CONFORT Y PRESENTACION
Consideraremos a estos dos coches como «biplazas», pues las banquetas posteriores no son más que emplazamientos «de emergencia», más aceptables en el Coupé que en el Cabriolet.
La accesibilidad es buena y los asientos, fácilmente reglables, ofrecen un buen confort, aunque están desprovistos de los apoyacabezas de la Berlina. La visibilidad es buena gracias al gran parabrisas. La ventilación se efectúa por los dos grandes cristales delanteros, con cuentavueltas, para el que habría cabida en uno de los tres grandes huecos del cuadro. El claxon tiene un accionamiento poco lógico, el centro del volante, mientras que, como contraste, los cuatro faros de iodo cumplen su misión de maravilla. También hay que resaltar la apertura del capot en el buen sentido.
CONCLUSION
El Coupé y Cabriolet 504 decepcionan un poco por sus prestaciones y, sobre todo, por su falta de nervio a causa del motor de inyección, estrictamente de serie. Su cuadros de mandos parecen tristes y pobres, pero todo esto se ve con pensado por la seguridad en carretera, la estabilidad y la frenada.
· Texto: B. C. (AUTOPISTA nº 552, 6-septiembre-1969)
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