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Peugeot 504 2000 (Francés)
Como consecuencia del acuerdo entre Michelín (ex propietario de Citroën) y de Peugeot, la prestigiosa firma del león rampante comenzará, durante 1977, la fabricación en España de alguno de sus modelos. El 504, precisamente el más antiguo de la gama Peugeot, será el primero en salir de las cadenas de montaje del puerto franco de Vigo. Con él, el mercado nacional de vehículos que podríamos llamar de categoría se habrá visto enriquecido en menos de un año con dos modelos de excepcional calidad: el CX y el Peugeot, ambos distribuidos por el constructor gallego que, tras ocupar durante años un lugar relativamente marginal con respecto al resto de los constructores de automóviles en España, pasará a acrecentar considerablemente su participación en el parque de vehículos nacionales.
La elección del 504, que puede sorprender a tan corta distancia del lanzamiento del Citroën CX, responde a un análisis del mercado interior en el que la categoría de vehículos compactos y medios se ve extraordinariamente bien representada (R-5, Seat 127, Fiesta, Simca 1100, R-12 y 124). En esas condiciones, el montaje de un vehículo como el Peugeot 104 hubiera presentado el inconveniente de un sector donde la competencia es particularmente áspera, y la del Peugeot 304, coche medio por excelencia, no contarla —según la opinión de los analistas franceses- de suficiente atractivo como para desviar hacia él la clientela de los productos tradicionales.
El 504 es, por el contrario, la representación rodante de "cierta imagen del automóvil"; coche clásico si los hay, de líneas incambiadas desde hace más de ocho años, aspecto mastodòntico, pero confort y solidez a toda prueba. Los años han pasado y el 504, sin apenas transformaciones, sigue estando "dans le coup", como demuestra el hecho de haber sido el año pasado el vehículo francés más vendido de la categoría dos litros. Sus diferentes versiones —gasolina y Diesel— tienen idéntica aceptación, con la característica sintomática de que su cotización en el mercado de segunda mano es, proporcionalmente, una de las más altas.
La versión GL que probamos es, dentro de la gama, el elemento más representativo. Por debajo suyo, el L tiene una presentación más somera y un motor menos potente, mientras que el TI cuenta con un sistema de inyección electrónica y acabado más lujoso. Tiene, además, para nosotros el atractivo de que será el primero en fabricarse en España. ESTETICA
Las líneas del Peugeot 504 son de sobra conocidas. En el momento de su presentación, se había criticado el aspecto rudo y voluminoso en contraste evidente con las elegantes líneas de su predecesor —el 404—, principalmente en su parte posterior por la particular forma del cofre. Se había predicho un envejecimiento rápido de esta silueta, pero el hecho es que se mantiene sin dificultad y que Peugeot no ha juzgado necesario retocar ninguno de sus elementos principales.
Frontalmente, el 504 fue uno de los primeros turismos en adoptar grupos ópticos de forma geométrica irregular. Su aspecto es inhabitual, adaptándose exactamente al perfil del capot, igualmente poco convencional. En el Salón de París de 1976 han sido ligeramente retocadas las calandras, reduciéndose el número de varillas horizontales, pero el aspecto general no ha variado.
Lateralmente, llama la atención el cofre en doble plano que acaba cortado a pico. Atrás, los pilotos, como los delanteros, siguen las líneas de la carrocería, con una superficie importante y situados relativamente altos.
Del conjunto se desprende una sensación de robustez a pesar de las importantes superficies acristaladas y el capot en ligero declive. No se puede decir que sea un coche atractivo por sus líneas, pero tampoco hay que achacarle falta de personalidad, y es este aspecto el que priva, sin que se haya querido transformar a lo largo de su ya dilatada carrera.
Cuando el 504 fue concebido, muchas de las actuales preocupaciones de un constructor de automóviles no existían o tenían una importancia mucho menor. En el terreno de la habitabilidad concretamente, las exigencias no se presentaban con la misma fuerza, pero hay que reconocer una indiscutible visión creadora en el fabricante, que con el 504 lanzó en su día un vehículo capaz de responder a necesidades futuras. Dentro de su clasicismo, el espacio disponible en el interior es importante con respecto a sus dimensiones exteriores. La distancia entre ejes, importante si la comparamos con la longitud total, permite la construcción de un habitáculo sumamente amplio. Las plazas delanteras son sumamente confortables, y dejan para los pasajeros un espacio más que suficiente para las rodillas.
Las portezuelas abren con un ángulo de casi 90°, con lo que el acceso resulta sumamente cómodo. El cofre trasero es voluminoso en extremo, y permite una buena disposición de equipajes. Se le puede reprochar, eso sí, una altura de carga elevada. La rueda de repuesto, situada bajo un maletero y accesible por fuera, no entorpece para nada.
El compartimiento motor es amplio, y la disposición inclinada del bloque permite una accesibilidad extraordinaria a todos los elementos mecánicos.
Es, sin lugar a dudas, uno de los puntos fuertes del 504. El silencio de funcionamiento, en primer lugar, es extraordinario, prácticamente a cualquier ritmo. Todos los elementos mecánicos están protegidos de forma a eliminar sonoridades parasitarias, y el motor, poco ruidoso, se encuentra perfectamente aislado.
La calidad de los asientos y la habitabilidad general del vehículo son el segundo punto importante que ha permitido al Peugeot ganarse un merecido prestigio de confort.
A estas condiciones, que podríamos considerar como de confort "pasivo", el 504 añade una calidad y sencillez de conducción sumamente apreciable. La dirección es ligera y manejable, el par motor importante y la suspensión amortigua totalmente los desniveles de la carretera. Aunque en otros terrenos se podrá criticar alguno de estos elementos, hay que reconocer que en el terreno del confort se ha llegado a un nivel realmente importante, comparable al de otros vehículos más modernos y con soluciones más sofisticadas.
VISIBILIDAD
A pesar de sus dimensiones, el 504 ofrece una buena visibilidad. El motor inclinado ha permitido rebajar la altura del capot en su parte central, puesto que los laterales están ligeramente elevados para permitir la instalación la suspensión McPherson. Las ventanillas traseras bajan totalmente, y el montante de puerta y parabrisas está situado en un ángulo que no obstruye de forma importante la visibilidad. Hacia atrás, el conjunto de retrovisor exterior e interior permite eliminar prácticamente los ángulos muertos.
La visibilidad nocturna es perfecta, gracias a los potentes faros de tipo "canguro" y el sistema de accionado junto al volante es simple y elimina prácticamente los riesgos de falsa maniobra. Parco en elementos de control, están bien situados y correctamente iluminados por la noche. Sólo el volante es excesivamente voluminoso, con un núcleo central que dificulta a veces la visión.
SEGURIDAD
La rigidez de todos los elementos del Peugeot 504 es realmente un tópico, pero también una realidad. El mercado que Peugeot domina en los países africanos, con pocas y malas carreteras, es una referencia en cuanto a la solidez del material. La disposición de los órganos mecánicos es clásica y da al conjunto una resistencia al choque importante. Sin que en su concepción se hayan tenido en cuenta estas preocupaciones de una seguridad pasiva mínima, el resultado —siguiendo otros caminos— ha sido el mismo. Chasis y carrocería responden perfectamente en caso de choque con unas deformaciones progresivas y una protección suficiente del habitáculo.
El interior del vehículo no presenta superficies agresivas y todos los elementos que podrían recibir el choque de los pasajeros están recubiertos de materiales deformables. Los cinturones de seguridad son de tensado automático, y los asientos integran un reposacabezas.
La seguridad activa hay que decir que no es excesiva. Sin que el 504 sea un vehículo peligroso —ni mucho menos—, su carácter subvirador aparece fácilmente. El frenado es impecable, así como la elasticidad del motor, pero se le puede reprochar una dirección excesivamente desmultiplicada —es la contrapartida del confort de conducción— que no es la más indicada en carreteras de montaña.
MOTOR
Uno de los terrenos en los que se ha asentado con mayor fuerza el prestigio de Peugeot es precisa mente en la calidad de sus motores. El del 504 es un cuatro cilindros en línea refrigerado por agua, de 1.971 c. c., que tiene una carrera de 88 mm. y un calibre de 81 mm. Está situado paralelo al eje de marcha e inclinado 45° hacia la derecha. La relación de compresión es "floja" (8,35/1) y está equipado de un carburador Zenith de doble cuerpo. Su potencia es de 93 CV. DIN a 5.200 r. p. m., con un par máximo de 17,1 mkg. a 3.000 revoluciones por minuto.
CAJA DE CAMBIOS
El Peugeot 504 cuenta con una caja de cambios de cuatro velocidades sincronizadas, colocada en una disposición clásica. La tracción es trasera mediante el puente hipoide característico, cuya silueta estamos acostumbrados a ver en los modelos sucesivos de Peugeot (403, 404, etcétera).
Su escalonamiento está perfectamente conseguido y la sincronización es impecable. En los primeros modelos, la palanca de cambios estaba situada en el volante, pero en la actualidad se ha instalado en una consola central que separa el conductor de su acompañante. Su precisión es notable, siendo extremadamente suave en su funcionamiento y con una gran rapidez de manejo.
Señalemos que la 3. a puede subir prácticamente hasta 150 km/h., lo cual supone un importante sobrerrégimen, que el motor acepta sin dificultad, pero que no supone una ventaja importante en aceleración. Contrariamente a lo que ocurre con la 3. a , la 2. a resulta menos generosa y es prácticamente imposible hacerla pasar de 95 km/h-, velocidad a la que la 3. a está en su par máximo, pero bastante por debajo de la potencia máxima. Sin que podamos hablar de un verdadera "hueco" entre estas dos marchas, es cierto que para sacar el máximo partido a la potencia disponible, nos encontraremos con este escalón un poco más elevado que los otros, pero imperceptible en un tipo de conducción "normal".
CONSUMO
Vehículo de la categoría dos litros, el 504 en su versión GL presenta una clara mejora con respecto a las versiones un poco más antiguas. El carburador Zenith ha sido especialmente diseñado para reducir el consumo en las condiciones normales de uso, es decir, a regímenes próximos al par máximo, que no exigen la apertura de su segundo cuerpo. En este aspecto de la carburación, el 504 —sin aparentarlo— constituye una verdadera novedad, puesto que colectores y culata son nuevos y diseñados en función de este imperativo de economía y, al mismo tiempo, de lucha contra la contaminación.
El resultado se puede decir que es positivo, obteniéndose unas cifras de consumo netamente favorables, siempre y cuando mantengamos un ritmo de marcha tranquilo, mientras que para un conductor nervioso en ciudad o con prisas en carretera, el 504 sigue siendo un vehículo más bien glotón.
En ciudad, si se respeta la necesidad de reducir las aceleraciones, podemos consumir algo menos de 10 litros por 100 kilómetros, lo cual está realmente bien. En carretera, respetando los 90 km/h., el consumo que hemos registrado era ligeramente superior a los 9 litros, aumentando rápidamente en cuanto hemos ensayado por autopista. Sin sobrepasar 130 km/h. (velocidad autorizada en Francia) y manteniéndonos prácticamente a esta velocidad con dos personas a bordo, hemos gastado 10,5 litros, que es también una cantidad muy interesante. El motor funciona aun con un solo cuerpo del carburador, pero a partir de este límite ganar un simple kilómetro más hace dispararse la curva de consumo hasta llegar —conduciendo al máximo de las posibilidades— a casi 18 litros (por los más de 160 km/h.).
FRENOS
Con cuatro discos, circuitos independientes y asistencia, el sistema de frenado resulta excelente. Su resistencia al uso, su equilibrio y su eficacia, son dignas de señalar. Tanto en seco como en mojado no hay tendencia al bloqueado y el vehículo se mantiene en línea recta de forma impecable.
En un vehículo de su peso y dimensiones podríamos esperar una dirección pesada. Gracias al sistema de cremallera y a una desmultiplicación importante, la dirección resulta ligera tanto en marcha como en las maniobras de aparcamiento. La contrapartida, como señalábamos al hablar de la seguridad, es cierta falta de precisión. A ello se añade un volante de un formato excesivo que no facilita en nada las operaciones en terreno accidentado. Si hace unos años debía ser difícil resolver al mismo tiempo los problemas de precisión y de confort en una dirección, pensamos que en la actualidad debería ser posible mejorar este elemento —si hace falta, con la instalación de una asistencia— que desdice un poco de la calidad general del vehículo. ESTABILIDAD
Con relación a sus dimensiones totales (4,49 m. de largo y 1,69 de ancho), el Peugeot 504 presenta una distancia entre ejes de 2,74 metros y una anchura de vía de 1,42 metros y 1,36 metros, proporcionalmente bastante grande. La suspensión es de cuatro ruedas independientes con una carrocería autoportante. La suspensión delantera McPherson, con resortes helicoidales y brazos articulados. La suspensión trasera, con resortes helicoidales y barra estabilizadora.
La calidad del conjunto de la suspensión es una de las características del 504 que hemos señalado ya al hablar del confort. Su capacidad de absorción de todo tipo de desniveles, baches, pedruscos, etcétera, es notable. El vehículo conserva su trayectoria, aun en las condiciones más delicadas, y ello es una garantía.
En conducción rápida hay que señalar una clara tendencia al subvirado, consecuencia de su tracción trasera, que se complica por la falta de sensibilidad y precisión de la dirección. El 504 no es un vehículo que se preste a grandes demostraciones en carreteras de perfil complicado, sintiéndose mucho más a gusto en itinerarios amplios.
PRESTACIONES
Gracias a su excelente motor, el Peugeot 504 obtiene unos resultados en "performances" puras, bastante interesantes. La velocidad máxima es superior a los 160 km/h. (162 exactamente) y las aceleraciones, sin ser brillantes (treinta y cinco segundos el kilómetro con salida parada) son buenas. Gracias a su gran confort, podemos mantener el ritmo elevado de conducción durante períodos largos, sin gran fatiga, y eso cuenta, a la larga, tanto o más que valores absolutos mayores, pero con mayor desgaste para el conductor.
Por su carácter subvirador y su dirección un tanto imprecisa, los recorridos por carreteras sinuosas no permiten obtener grandes medias. Aunque gracias a la suspensión podemos olvidar el mal estado de las carreteras, las curvas cerradas en carreteras estrechas conviene tomarlas con relativa precaución, haciendo uso, si es necesario, y antes de entrar en ellas, por supuesto, de los excelentes frenos.
En carreteras amplias, el 504 puede atrapar con facilidad la tendencia a irse de atrás, obteniéndose velocidades de paso en las curvas bastante importantes. Las reacciones de la suspensión y dirección son sanas y progresivas, pudiendo dosificar con acelerador y volante para colocar el coche en la trayectoria deseada.
CONCLUSION
El 504 es conocido en Francia familiarmente como el coche de los notarios. Robustez, prestigio, clasicismo en las líneas que no cambian cada año y un largo etcétera de características positivas, le confieren una sólida reputación en todo el mundo. Al volante resulta suma características más sobresalientes si tuviéramos que calificar, tras una simple toma de contacto, al Peugeot 504; su fabricación en España va a encontrar un nuevo público, puesto que aunque más antiguo por su concepción que sus futuros oponentes en el mercado nacional —el Chrysler 2-L y el Seat 132—, muchos de sus elementos le dan una superioridad indiscutible. · Texto: VELOCIDAD Nº 796 - 11-diciembre-1976
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