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BMW M5
Con la aparición del M-5 parece haberse puesto techo a la serie 5 que acoge ahora en su seno a un modelo que acusa una doble personalidad. La incorporación del motor de 286 CV que equipa el M 635 CSi, en la carrocería de la serie 5, ha dado como resultado la berlina más rápida del mundo, capaz de surcar el aire a más de 250 km/h.
Exteriormente, el coche no representa lo que es, pudiendo pasar por cualquier modelo de la serie 5, sin embargo el «tomate» está bajo el capó, donde se albergan 286 «purasangres», capaces de dejar en ridículo a muchos deportivos consagrados. Como decimos, externamente, el coche no demuestra su vocación, no obstante, se han acoplado los imprescindibles aditamentos aerodinámicos, necesarios para que el coche se encuentre a gusto en las altísimas velocidades que desarrolla. Velocidades no aprovechables, por otra parte, con la red de carreteras que tenemos en España.
Respecto a su hermano menor, el M 535i, la diferencia fundamental reside en 68 CV de potencia, que junto a las correspondientes y necesarias modificaciones en suspensiones y frenos, colocan al M-5 a un nivel de prestaciones y comportamiento realmente impresionantes. En lo que concierne al interior, el M-5 mantiene la línea de la marca, con todo tipo de posibles opciones que hagan más grata la estancia de los ocupantes. El tablero de instrumentos, de tradicional diseño, que sólo se diferencia de cualquier modelo de la serie 5 por el logotipo de Motorsport, proporciona una información muy escasa para el nivel del coche, echándose de menos un manómetro de aceite, necesario, creemos, para este tipo de motor, que monta radiador para el fluido lubricante (el motivo reside en que en frío la densidad del aceite es mayor, y si se fuerza en exceso el motor la presión aumentaría de tal manera que podría resentirse el circuito lubricante).
CUIDADO NIVEL DE CONFORT
En general, el nivel de confort y acabado del coche son buenos. También es normal que por 10.318.000 pesetas lo fuera. Por otra parte, es asimismo sorprendente que por este precio no incorpore aire acondicionado de serie y que sea una opción bastante cara además. Los asientos son cómodos y están forrados en cuero. Los delanteros posibilitan todo tipo de reglajes, que acomodan y acoplan a cualquier persona. Los posteriores dan cabida a tres ocupantes sin que pasen estrecheces. El cuadro de mandos, aunque sea escaso en información, como decíamos antes, es muy fácil y claro de leer y goza de un buen acabado. En líneas generales, todo el lujoso interior está enfocado para que puedan viajar confortablemente cinco personas.
En otro orden de cosas, gracias a las grandes superficies acristaladas, la visibilidad es excelente. Por la noche, tampoco hay problemas para ver bien, generando un potente haz, en luz de carretera, suficiente para poder ir con un alto índice de seguridad a altas velocidades. Pasando de un sentido a otro, el nivel de sonoridad del motor que se percibe en el interior del habitáculo es realmente bajo, oyéndose un suave y agradable zumbido a altas revoluciones que delata la imponente caballería del propulsor. A alta velocidad, tampoco se acusan en exceso ruidos aerodinámicos, contribuyendo esto a disminuir la sensación de velocidad.
Todos los mandos que el conductor tiene que manejar para conducir el vehículo hacen gala de una suavidad extraordinaria, teniendo que ejercer un mínimo esfuerzo para manejarlos. El volante, forrado en piel, de tres radios, tiene unas medidas perfectas, tanto de grosor como de diámetro. Los pedales, que tienen una buena colocación y un suave accionamiento, permiten realizar sin problemas la maniobra «punta-tacón». Asimismo, la palanca de cambios tiene un recorrido justo entre engranaje y engranaje, gozando también de una gran suavidad.
Por último, el maletero quizá está algo justo para albergar el equipaje de cinco personas; parte de la culpa la tiene la colocación en un lateral de una batería de grandes dimensiones que, por otra parte, ayuda a me jorar el reparto de pesos entre ejes.
UNA MARAVILLA DE LA TECNICA
El motivo de esta prueba sin duda alguna es el motor; en él se dan grandes cambios en relación al M 535i. Lo que es quizá algo exagerado es que por 68 CV de diferencia entre un modelo y otro haya que pagar alrededor de 4.562.000 pesetas de diferencia.
Aparte de esto, lo que es innegable es las impresionantes prestaciones que genera este propulsor, haciendo posible viajar a una velocidad de crucero de 220/230 km/h. La distribución se realiza mediante cuatro válvulas por cilindro, aumentando así la entrada de gases a los cilindros, repercutiendo en la explosión y, por lo tanto, en la potencia. El recorrido de los pistones ha sido acortado para facilitar un número de vueltas más alto, teniendo ahora 1.300 revoluciones más de utilización. La alimentación está llevada a cabo por un sistema de inyección electrónica digital Motronic que adopta un compromiso realmente bueno entre consumo y efectividad. Este método incorpora una válvula que corta el suministro de gasolina en las deceleraciones. Todo esto se transforma en un consumo medio, alrededor de los 11,5 l. a los 100 km/h., cifra nada despreciable para la potencia que desarrolla el propulsor.
Hay que hacer mención del increíble margen de utilización del motor, desde las 1.200 hasta las 6.500 r.p.m. el motor no deja ni un solo momento de tirar, claro que es a partir de las 3.300 r.p.m. cuando de verdad muestra su poderío. Esta curva de potencia tan plana facilita su uso por ciudad, que sin pasarlo de 3.000 vueltas va como la seda, además de vapulearse al personal a la salida de los semáforos. En lo que se refiere a la velocidad máxima, ésta se sitúa alrededor de los 250 km/h., llegando a ellos con suma facilidad y no dando la sensación de ir tan deprisa. Por otra parte, las aceleraciones son claro reflejo de la bajísima rela ción peso/potencia, que es de 5, que traducido a tiempo nos da de 0 a 100 en 6,5 segundos, y traducido a sensación es la de quedarse pegado literalmente al asiento cuando se da rienda suelta a la abundante caballería.
BUEN COMPROMISO CONFORT/ESTABILIDAD
El BMW destaca por su nobleza de reacciones, avisando con antelación de todas sus intenciones; su estabilidad es excelente en todo momento, a pesar de los casi 1.500 kg. de peso. Cuando se aborda un viraje lento el coche tiende a ser un «pelín» subvirador, situación que se acaba en el momento que se aplica algo de presión sobre el acelerador.
A pesar de la potencia del motor, en un primer momento se puede pensar que hay que andar con ojo con el acelerador por las pérdidas de motricidad y sobre todo en curva, pero nos sorprendimos por lo bien que tiene resuelto este tema. Gran culpa de ello lo tiene el diferencial autoblocante, tarado al 25 por 100, y los superanchos neumáticos Michelín TRX. En viraje rápido, el vehículo se muestra muy neutro, acusando muy poco balanceo en la carrocería, por lo que permite abordar las curvas con un altísimo nivel de seguridad y rapidez.
En otro orden de cosas, los frenos están siempre a la altura de las circunstancias, de ello se encargan cuatro dimensionados discos, siendo ventilados los de delante y macizos los de detrás. Después de un uso castigador en la bajada del puerto de Despeñaperros, no demostraron ningún tipo de fatiga, mostrando su integridad y eficacia en todo momento. Hay que alabar la adopción del sistema antibloqueo de ruedas ABS que el M-5 trae de serie, con lo que aumenta claramente la seguridad activa. Por lo que atañe a la dirección, aúna precisión y eficacia con la suavidad de funcionamiento que le proporciona una equilibrada servoasistencia.
CONCLUSION
Nos encontramos con un automóvil que es la berlina más rápida del mundo, pudiendo viajar con cinco personas y equipaje a más de 240 km/h. Además de ser cómodo y lujoso, posee unas prestaciones y estabilidad dignas de un auténtico deportivo. Por contra, tiene cuadro de mandos que proporciona una escasísima información al conductor.
También hay que hacer mención al elevado precio de las opciones, aunque nos imaginamos que carezcan de importancia para la persona que pueda permitirse el gastarse más de diez millones de pesetas en un automóvil.
· Texto: L. Rosado (VELOCIDAD nº 1304, 20-septiembre-1986)
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