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Suzuki SJ 410
En nuestro mercado, los todo-terreno de diversión han destacado, hasta ahora, por su ausencia. Los populares, irrompibles y veteranos Land Rover han estado siempre más destinados a usos laborales, pero ahora la propia Santana fabrica el pequeño y divertido Suzuki SJ 410, un 4 x 4 de ocio, capaz de acercar la naturaleza a mucha gente. Sin olvidar unas importantes cualidades ruteras y, sobre todo, ciudadanas, el Suzuki es totalmente imparable en campo. En cuanto a ventas ocurre lo mismo y, de momento, la demanda es muy superior a la oferta.
Aunque la diferencia de diez años de ventaja que nos llevan en Europa respecto a temas automovilísticos parece que se va reduciendo, en países como Francia, Alemania o Italia ya hace tiempo que los 4 x 4 son populares como vehículos de diversión mientras que, en nuestro país, este interesante mercado acaba de nacer gracias al nuevo Suzuki Santana SJ 410. El automóvil es cada día un objeto más «detestable» por cuantos agobios supone. Los altos precios, los impuestos, las incomodidades de una circulación ciudadana cada vez más complicada y lenta, hacen que los coches «normales» de turismo, sin dejar de ser necesarios, sean a veces casi odiosos. Por estas razones, en los más maduros mercados europeos han proliferado los 4 x 4 (al igual que ha ocurrido en el terreno de las motos con las trail), pues representan, aun a finales del siglo XX, una forma de positivo aprovechamiento del automóvil por las posibilidades de diversión que facilitan.
Hasta ahora, un coche de todo-terreno siempre ha supuesto un fuerte desembolso económico. El Land Rover más barato, el ligero de gasolina, se acerca mucho al millón y medio de pesetas, mientras que versiones de mayor tamaño y nivel de equipamiento rondan los dos millones (por no hablar de los modelos de importación). El Suzuki supera por poco el millón de pesetas con impuesto de lujo incluido, lo que es otro importante motivo de acercamiento del 4 x 4 al gran público.
ESTETICA: POR LO MENOS ES SIMPATICO
Es difícil que un auténtico todo-terreno sea bonito, pues su carrocería está condicionada por la estructura mecánica, que exige robustez. En el Suzuki, de muy reducidas dimensiones (menos de 3,5 m. de longitud), se ha conseguido un aspecto simpático que gusta a la gente, abandonando algo la línea pesada característica a los todo-terreno. El frontal es muy sencillo, con la parrilla formada por unos cortes en la propia chapa y los faros redondos algo «solitarios» (da la sensación de que falta un embellecedor alrededor de ellos).
Este aspecto austero se confirma con el pequeño parabrisas plano. Todas las líneas de la carrocería son muy cuadradas, siendo la parte trasera prácticamente vertical. Las grandes ruedas de 15F97i dan agresividad al conjunto.
La versión probada tenía techo de lona, fácilmente desmontable por una sola persona. Una vez eliminado queda una especie de arco protector. El parabrisas también es practicable y se sujeta mediante una correa al capot. También existe un modelo con techo de fibra, que tiene la desventaja de no poder ser desmontado durante un viaje, y otro cerrado en chapa, el más práctico desde el punto de vista de la robustez y la estanqueidad, pero que elimina ciertas posibilidades en cuanto a diversión.
INTERIOR: MUY CUIDADO
También en este aspecto se diferencia el Suzuki de los demás todo-terreno conocidos en España, habitualmente muy sencillos. La moqueta que tapiza todo el piso del habitáculo y el tejido de los asientos son agradables y acogedores, aunque presentan la desventaja de no poder ser lavados fácilmente. El tablero, de plástico, es de diseño sobrio y funcional. Destacan los sistemas de aireación y calefacción, muy potente y eficaz, este último incluso sin techo. Un fallo importante es la escasez de lugares donde guardar pequeños objetos. Sólo una reducida guantera y una bandeja inferior no tienen la capacidad necesaria para un viaje todo-terreno. También se echa de menos un cajón donde guardar el techo de lona una vez plegado.
Los asientos delanteros son suficientemente confortables, aunque con una banqueta algo corta, mientras que los traseros, de fácil acceso, son sorprendentemente espaciosos, aunque ello haya supuesto la renuncia al más mínimo maletero. En este sentido, el Suzuki es un estricto dos plazas si se quiere utilizar para viajes, pues abatiendo el asiento trasero la capacidad de carga ya es apreciable.
También destaca la increíble estanqueidad del techo de lona, pues no hay «goteras» ni bajo fuerte lluvia ni al meter el coche en un túnel de lavado automático. El polvo sí que encuentra entrada más fácil, circulando por caminos, siendo ésta una de las desventajas del modelo con techo de lona respecto al cerrado en chapa.
MECANICA: SENCILLA Y EFICAZ
En el pequeño Suzuki, con su motor de sólo un litro de cilindrada, se ha buscado sobre todo la ligereza, aunque no por ello se han dejado de lado soluciones técnicas vitales para la práctica del todo-terreno.
El motor es un cuatro cilindros en línea de 970 c.c., con carrera larga. El árbol de levas en culata, mandado por correa dentada, acciona mediante balancines las válvulas situadas en V. Las cámaras de combustión son tipo «cross flow» y la alimentación corre a cargo de un carburador monocuerpo horizontal. Destaca la protección de las partes eléctricas contra el agua, principal problema de los motores de gasolina en campo. Un motor diesel es «sumergible», pero en este Suzuki, con el delco situado tras la culata y las bujías protegidas por unas chapas, la capacidad de vadeo es importante.
La caja de cambios es de cuatro velocidades con reductora, mientras que la tracción al eje delantero es desconectable. Existe, en opción, un sistema de rueda libre que debe reducir algo el consumo en carretera.
Las suspensiones están formadas por dos puentes rígidos con ballestas, uno de los puntos negros, pues los muelles tienen un comportamiento muy superior. En cambio, no se echa en falta una suspensión independiente delantera, que suele crear problemas de distancia entre el diferencial y el suelo.
Los frenos son de disco delante y de tambor detrás, destacando el freno de mano que actúa sobre un tambor independiente situado a la salida de la caja transfer, bloqueando de esta forma las cuatro ruedas.
Todos estos elementos van montados sobre un bastidor de largueros de sección rectangular, estando la carrocería atornillada sobre él.
En líneas generales, la concepción técnica del Suzuki es sumamente sencilla y robusta, estando todos los elementos generosamente dimensionados para los esfuerzos y la potencia que deben soportar.
AL VOLANTE: IDEAL PARA CAMPO
La posición de conducción está muy acertada, con el cuerpo situado alto y erguido. El volante, de diámetro adecuado, pero sección algo escasa, está en su lugar correcto, lo mismo que ocurre con la palanca de cambios y los pedales, con los que es fácil realizar la maniobra de punta-tacón, necesaria en terrenos resbaladizos.
La visibilidad es excelente, gracias a la elevada postura y a los casi inexistentes montantes del techo en esta versión descapotable. Además, la parte trasera tan vertical hace muy fácil saber dónde termina el coche, lo que facilita los aparcamientos, aunque hay que tener en cuenta que los parachoques no coinciden en altura con los de un turismo normal.
COMPORTAMIENTO: INSUPERABLE EN TODO-TERRENO
Hasta ahora, la mayoría de los todo-terreno eran «agrios» en ciudad y carretera. Su lentitud, su pesadez, su incomodidad y su alto consumo los hacían desaconsejables como único vehículo a no ser que estuviesen destinados a una utilización adecuada muy definida.
Con el Suzuki, estos planteamientos no son válidos, pues, en circunstancias normales, se desenvuelve prácticamente con la misma soltura que cualquier pequeño polivalente.
Como principales defectos del Suzuki en asfalto encontramos una dirección bastante imprecisa, aunque no excesivamente lenta ni dura, y una cierta incomodidad o, mejor dicho, una absorción de pequeños baches bastante seca a causa de las ballestas y acentuada por la corta distancia entre ejes.
En ciudad, siendo sólo unos pocos centímetros más largo que un Panda, por ejemplo, se adapta perfectamente al tráfico, con la ventaja de que su altura permite ver por encima de los coches que van delante. Sus prestaciones son más que suficientes y es tan poco ruidoso que en los semáforos es difícil saber si el motor está en marcha o no. Por contra, a muy bajo régimen existen molestas vibraciones. Todos los mandos son suaves y ni siquiera el freno, a pesar de no llevar servoasistencia, requiere un esfuerzo especial. Por tanto, en ciudad el Suzuki no está en desventaja importante frente a ningún utilitario, como ocurre con otros todo-terreno de mayores dimensiones y menos manejabilidad.
En carretera, el comportamiento tampoco dista mucho del de un coche pequeño, volviendo a destacar el silencio de marcha, ni siquiera perturbado por los neumáticos de profundo dibujo, que permite mantener conversación con los acompañantes. En zonas bacheadas se acusa una cierta incomodidad debida a las citadas ballestas y la imprecisión de la dirección puede incluso llegar a plantear algún problema. Si la carretera es estrecha, probablemente la necesitaremos toda para circular con el Suzuki, aunque esto sólo ocurre a velocidades cercanas a la máxima. Es cuestión de ir un poco más despacio, admirando el paisaje. En zonas viradas, el Suzuki es mucho más eficaz que cualquier otro todo- terreno, una vez se le ha cogido el truco. Su ligereza es un punto a su favor y se puede llegar a ir relativamente deprisa inscribiéndolo en las curvas con decisión, ayudándose del freno, que actúa con mucha más potencia sobre el tren trasero que sobre el delantero.
El motor tiene buena respuesta desde medio régimen y el escalonamiento del cambio es correcto, no echándose mucho en falta una quinta marcha que quizá aparezca en alguna futura versión. Excelente es la precisión y la perfecta sincronización de la caja de cambios. La caja transfer se acciona fácilmente con una sola palanca. Es posible pasar de dos a cuatro ruedas motrices sin parar, sólo con la condición de tener las ruedas delanteras rectas. Para poner la reductora sí es necesario detenerse.
Pero donde realmente es insuperable el Suzuki es en campo. Sus principales virtudes son su pequeño tamaño y su reducido peso, que redundan en una serie de cualidades positivas secundarias muy apreciables. Como defectos podemos citar un ángulo de giro de las ruedas delanteras algo limitado por las grandes rótulas de los extremos del eje rígido y una cierta «alergia» a ser conducido rápidamente por caminos. Para ir deprisa por pistas es demasiado corto y le falta potencia, pero su terreno favorito son los obstáculos abruptos, donde supera a cualquier otro todo-terreno. También hay que tener en cuenta que las reducidas dimensiones, favorables en la mayoría de los casos para salvar situaciones difíciles, limitan enormemente la capacidad de carga, por lo que el Suzuki no es el 4 x 4 ideal para largos viajes.
Es impresionante lo abruptos que pueden llegar a ser los obstáculos que el Suzuki franquea sin problemas, gracias a sus cortos voladizos y a su gran altura. La relación de la reductora está bien estudiada, proporcionando una 1.a capaz de subir paredes y una 4.ª que alcanza hasta 60 km/h. Es muy difícil quedarse estancado con este coche, y durante toda la prueba, realizada en condiciones bastante duras, sólo se golpeó una vez el diferencial delantero. De todas formas, sería recomendable instalar una protección para la caja transfer, que es de aluminio.
El pequeño tamaño y la perfecta visibilidad dan seguridad en las maniobras. En las bajadas, la distancia entre ejes, muy corta, favorece el sobreviraje, que se corrige acelerando ligeramente. Es muy aconsejable utilizar el freno de mano, dejándolo a la mitad durante toda una fuerte bajada. A pesar de la excelente motricidad, resultado del reducido peso (muy bien repartido) y del excelente agarre de los Firestone ATX, en situaciones extremas de piso resbaladizo o muy blando combinado con desniveles se llega a echar de menos un autoblocante.
PRESTACIONES: CASI COMO UN UTILITARIO
Con el Suzuki no es aburrido ir por carretera. Con una velocidad máxima de 115 km/h., mantiene fácilmente cruceros algo superiores a los 100 km/h. sin peligro para el motor y con un silencio interior envidiable. A diferencia de lo que ocurre con los motores diesel, las subidas casi no le afectan. Con un desarrollo final y un escalonamiento del cambio perfectamente estudiados, el pequeño motor ofrece unos resultados sorprendentes.
CONSUMO: NO ES EXCESIVO
CONCLUSIÓN: EL MÁS DIVERTIDO
Para comprar un 4 x 4 hay que tener afición. Comparados con los coches son caros, pesados, lentos, incómodos y gastan mucho, pero ofrecen unas posibilidades de esparcimiento incomparables. El Suzuki Santana SJ 410 es un excelente producto, uno de los mejores todo-terreno asequible, completo y eficaz y, además, es comparable con un utilitario cuando pisa el asfalto.
· Fuente: J. Brugué (VELOCIDAD nº 1235, 25 de mayo de 1985)
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