|
Austin Victoria VS Victoria de Luxe
Hemos probado el Austin Victoria, el nuevo modelo de Leyland Authi. Se trata de un coche con no pocos atractivos y modificaciones, especialmente en su carrocería, respecto a los MG 1300 S y Austin 1300, a los que viene a sustituir, creemos que además con garantías de éxito. Su línea es nueva en España y desarrollada según un diseño hecho por Michelotti para BLMC, explotado en Sudáfrica con el nombre de Apache.
Con motivo de nuestro desplazamiento al último Rallye Costa del Sol, nos fue cedido gentilmente por Fiol Roca de Barcelona, un Austin Victoria en su versión normal, en el cual basamos este ensayo. Un ensayo que se prolongó durante más de 3.000 kilómetros, sometiéndolo a una serie de tests y pruebas exhaustivas, en las más diversas condiciones, lo que nos ha permitido crearnos una opinión práctica sobre sus características y comportamiento.
Finalmente, tuvimos una toma de contacto con el modelo de Luxe, con el único objeto de ofrecer a nuestros lectores nuestra opinión comparativa de las dos versiones del Austin Victoria.
Lo que más destaca de los nuevos Victoria es su fina línea exterior elegante, y que se aparta de lo existente en nuestro mercado, aunque en su cuerpo central pueda recordar a sus predecesores MG 1300 S, sobre cuya base han sido creados. Entre las dos versiones, existen unas diferencias externas que les distinguen fácilmente. El Victoria de Luxe lleva cuatro faros redondos de halógeno, montados sobre la calandra frontal de color negro, mientras que en el otro modelo sólo van dos y ovalados, lo que les confiere personalidades distintas. Asimismo, aquel ha sido equipado con llantas tipo Rostyle de 4'5 x 12 pulgadas con neumáticos radiales 155 SR12, mientras que el Victoria lleva llantas clásicas de 4C x 12 pulgadas y neumáticos radiales 145 SR12.
Otro conjunto notable de los Austin Victoria, quizá el más destacable en cuanto a mejoras, sea el de los asientos, reclinables en ambos modelos y de una construcción anatómica muy agradable, mostrándose muy envolventes y que sujetan perfectamente el cuerpo de sus ocupantes. Ello se agradece aun más en el caso del acompañante, cuando se circula por carreteras viradas, en donde el cuerpo se desplaza con facilidad. Su sensación de confort resulta notable, además de que el tapizado es totalmente de paño sintético en el de Luxe y combinado con similcuero en el normal, estando en ambos casos muy mullido. Vaya para todo ello, nuestro mejor voto positivo.
El motor, delantero y en posición transversal, es el 1.275 c.c., aunque robustecido en algunos de sus puntos débiles, destacando el cigüeñal nitrurado, igual para los dos modelos. Ahora bien, sus carburaciones y potencias son distintas. Para el Victoria, que va equipado con un carburador SU HS-4, la casa da una potencia SAE de 62 CV a 5.250 r.p.m. y un par máximo de 9'54 mkg. a 3.500 r.p.m. y una relación de compresión 8'8:1. En cambio, el de Luxe lleva dos carburadores SU HS-2 y su potencia SAE a 5.750 r.p.m. la establecen en 68 CV, con un par máximo de 9'72 mkg. a 3.500 r.p.m. Los frenos son del tipo Lockheed, con disco los delanteros y de tambor en los de atrás, siendo el de Luxe el que va dotado de un equilibrado servofreno, con una frenada progresiva que no provoca bloqueos apreciables.
El maletero trasero también merece ser mencionado, ya que su capacidad es francamente importante, aun cuando su acceso a su parte más interna, o sea en dirección a la parte central del vehículo, es un tanto incómoda a causa de las dimensiones de su abertura. Por otra parte, la rueda de recambio está colocada paralela a la dirección del vehículo, lo cual en caso de llevar el maletero más o menos ocupado, nos obliga a un movimiento de los equipajes, ya que de precisar sacar la rueda, en su posición, no pasa por la abertura y hay que darle una cierta inclinación para conseguirlo.
Los dos modelos van equipados con la clásica suspensión Hydrolastic, que ya montaban otros modelos anteriores. Digamos finalmente, que la versión de Luxe lleva algunas variantes más respecto al normal, como puede ser alternador, en vez de dinamo cuentarrevoluciones, encendedor y reloj eléctrico, volante de madera, etc.
¿COMO SE COMPORTA EL VICTORIA?
La primera impresión que ofrece el Austin Victoria, cuando empieza a rodar, es sumamente agradable. Sus confortables asientos y su "dulce" suspensión Hydrolastic, son los protagonistas. Ahora bien, cuando la velocidad empieza a subir (sin ser elevada) y si el pavimento es algo irregular, el constante balanceo vertical que se produce da una sensación de "vuelo" ya no tan agradable (por lo menos esta fue nuestra impresión), que se acentúa al pisar a fondo el pedal del acelerador, dando una sensación de inestabilidad extraordinaria, por aquello de ir perdiendo contacto con el suelo, aparte de conferir una impresión de velocidad realmente notable. Pero lo cierto es que, ni se corre tanto, ni se pierde el suelo, ni mucho menos; la verdad es que, cuando se le hacen ya algunos kilómetros y uno se acostumbra a sus características, el Austin Victoria resulta de una estabilidad excelente y con una dirección que responde perfectamente, cuando se la solicita. Si tenemos en cuenta que no es un coche destinado al conductor con aspiraciones deportivas, su comportamiento es correcto. No obstante, e insistiendo en lo que a su suspensión se refiere, cuando se circula por ca rreteras viradas y con el firme un tanto irregular, debido a sus constantes balanceos en sentido vertical, el coche se desplaza ligeramente hacia el exterior de la curva, dando unos saltitos, aunque eso sí, sin llegar a descontrolarse. Ello se acentúa si se va en segunda, con la que se nota una ligera pérdida de tracción, si bien en ningún momento ello representa problema grave, como no sea el de aclimatarse a su manejo y comportamiento. Quizá es más cuestión de sensación, ya que el coche sigue conservando su adherencia, porque en realidad no se rebasan sus límites.
Si la carretera tiene un firme liso, estas sensaciones desaparecen totalmente y se puede andar bastante rápido y permite conducir "apoyando" el peso y presión del vehículo sobre el lado contrario al sentido de la curva, con toda tranquilidad. Sin duda, la estabilidad es una característica de los coches de tracción delantera y "todo adelante" y en el Victoria se aprecia perfectamente. Asimismo, su comportamiento es el de un vehículo subvirador, aun cuando se transforma en neutro cuando en una curva se levanta el pie del acelerador. En lo que a las prestaciones se refiere, el Victoria no se puede catalogar de muy brillante, quizá en nuestro caso por falta de una cantidad de kilómetros importante, con los que el coche esté suelto totalmente. Lograr velocidades elevadas, cuesta lo suyo, aun cuando mantenerle a un régimen alto, o sea con el vehículo lanzado, es fácil, se comporta bien y no da ninguna sensación de fatiga, por lo que en viajes largos se requiere mantener una velocidad de crucero importante para "hacer camino", el Victoria responde perfectamente, lo cual unido a su buena estabilidad, dirección y sus agradables y seguros frenos, permite viajar con cierta tranquilidad.
Salpicadero del Austin Victoria de Luxe (izquierda) y Normal (derecha)
En cuanto a los pedales de freno y gas, aunque se han modificado respecto a modelos anteriores, no permiten hacer el punta y tacón que, una vez se acostumbra uno, su uso es práctico y necesario si se anda un poco rápido. De intentarlo, el pie se hunde entre ambos, por lo cual resulta más seguro prescindir de esta técnica. Hay unos aspectos internos del Victoria que no nos agradaron, en contraste con su confort y "bien estar" de sus asientos. El primero se refiere a la calefacción, de una efectividad escasa y mal distribuida, tanto en el cristal parabrisas, como en la luneta posterior a la cual tarda mucho en llegar y que se nota cuando ella se empaña. Si para ello intentamos abrir los aireadores laterales de las puertas delanteras, con el fin de que se renueve el ambiente, lo conseguimos en exceso, ya que se producen unas turbulencias o corrientes de aire, francamente desagradables, en especial para los acompañantes. El otro, se refiere a los reflejos que se producen en el parabrisas, cuando se viaja de noche. La luz que emiten las esferas del velocímetro e indicadores de niveles se proyectan sobre la carcasa que envuelve al eje del volante, de un material brillante y a su vez sobre el cristal frontal, justo en el centro de la mirada del conductor, resultando francamente incómodo. Si ese material fuera mate, estaría el problema resuelto.
PRESTACIONES DE LOS VICTORIA
Ya hemos indicado anteriormente que los 3.000 Km. se hicieron con el Victoria normal, mientras que con el modelo de Luxe sólo se tuvo una toma de contacto, en la que se hicieron unos 200 Km. escasos. Ahora bien, lo que no habíamos comentado es que ninguno de los dos coches estaban rodados suficientemente (sólo llevaban unos 2.000 Km.) y es bien sabido que estos motores precisan un régimen más prolongado de rodaje para obtener de ellos su máximo rendimiento. Esto nos hace dudar que las presta ciones logradas en el de Luxe, muy particularmente, respondan a lo que este coche puede dar de sí, creyéndonos en la obligación de exponerlo a nuestros lectores, antes de facilitarles los datos obtenidos. Baste citar que durante las pruebas de aceleración y comprobación de velocidades, por la autopista de Barcelona a Tarragona, el Austin Victoria iba "empujando" al de Luxe, lo cual, a todas luces, no es lógico. Pero es que el Victoria "normal" había regresado de su viaje a Almería y llevaba ya casi 5.000 Km. rodando, sin duda bastante más suelto que cuando marchó. En cuanto a consumo, el Austin Victoria se verificó durante 2.470 Km y con tres personas a bordo, de los cuales 2.000 fueron por carreteras generales y a velocidades de crucero entre 115 y 130 Km/h. y el resto por vías secundarias, muy viradas y en algún caso, sobre caminos de tierra. Se contabilizó un consumo de 9'88 litros por cien kilómetros, lo cual, aunque no es poco, podemos considerarlo a tono con el tipo de vehículo, máxime si tenemos en cuenta que exigimos de él cuanto podía dar de sí. Estos datos que damos a continuación, se obtuvieron con dos personas a bordo y con varias pruebas en los dos sentidos.
· Texto: Jorge A. Viñals y Javier del Arco (FORMULA Nº 76 - 1-feb-73)
|
|