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BMW 635 CSi
Es comprensible que se acuse a un coche de ser demasiado caro, pero ya resulta más raro que se le pueda acusar de ser demasiado bueno. Y este es el miedo que nos corroe al sentarnos a la máquina para enjuiciar el BMW 635 CSi: que una insuficiente claridad en nuestras explicaciones haga creer que criticamos el coche por ser lo que es, cuando el planteamiento básico de lo que pretendemos decir es que se trata de un coche tan bueno que está por encima, quizá demasiado por encima, de lo que el nivel medio (incluso más que medio), tanto de conductores como de carreteras, es capaz de digerir sin dificultades.
Porque a lo largo de los años hemos probado muchos coches que, en sí mismos, eran mucho más delicados y menos nobles de conducir que el 635. Remontándonos apenas más de 10 años, recordemos que un R-8-TS con la suspensión de serie alta, o uno de los primitivos Simca 1000-GT en similares condiciones, planteaban problemas de conducción infinitamente más delicados, a igualdad de velocidad, que los ofrecidos por el BMW que hoy nos ocupa.
¿COCHE DE LUJO, O DEPORTIVO?
Pero la clave del problema reside, precisamente, en la diferencia de velocidad. En una zona virada, el 635 es capaz de presentarse, antes de cada curva, a una velocidad que podemos evaluar entre 20 y 40 km/h más rápido que los coches antes comentados; si se trata de una zona rápida, estas diferencias podrían duplicarse. Y en esos momentos es cuando recordamos que, tal como nos enseñaron en el colegio, la mayoría de los fenómenos dinámicos tienen la molesta tendencia de irse incrementando con el cuadrado de la velocidad, ya nos refiramos a energía cinética, a distancias de frenado, o a fuerzas centrífugas. Es decir, que algo tan aparentemente ingenuo como pasar de 100 a 125 km/h hace que todos estos parámetros se multipliquen por vez y media. A estas alturas del razonamiento más de un lector (al menos de los que no tenga experiencia con un 635 o aparato equivalente) podría pensar, y con razón, que la cosa tampoco es para tanto, y que hay una enorme cantidad de coches, por no decir la inmensa mayoría, capaces de ponerse a 125 km/h e incluso más.
Y no les falta razón, solo que el problema radica no ya en la velocidad, sino en la diabólica facilidad con la que este BMW es capaz de ponerse a esos 125 en un cortísimo tramo de aceleración que en la gran mayoría de otros coches no permitiría llegar, ni de lejos a los 100. Hacemos especial énfasis de entrada en la impresionante prestación de este coche porque es uno de los dos factores que lo individualizan.
El otro es su lujo, su equipamiento y su precio. Porque también se puede coger la moneda por la otra cara, y considerar al 635 CSi simplemente como un coche de alto “standing”, con una bellísima y llamativa línea, y con un precio que sirve, por sí solo, para situar social y económicamente a su poseedor. Pero lo uno no puede ir separado de lo otro; para comprar el coche hace falta el dinero, eso está claro, pero lo que no se puede ignorar es ni sus 218 CV, ni sus casi 1500 kilos de peso, ni sus 4,75 metros de largo. ¿Qué es, pues, el BMW 635: un deportivo caro, un tanto grandote y pesado, o un coche de lujo, pero de altas prestaciones?
Es irrelevante dar una u otra respuesta, porque el coche responde a ambas definiciones; es todo ello. Y también es un coche que, con la sola, única y difícil de cumplir condición de tener un exquisito cuidado con el pie derecho, se puede conducir en plan supertranquilo, sin mayor preocupación que no sea rayar las puntas de sus largas y afiladas aletas.
Ahora bien, no nos engañemos: un Mercedes Coupé de la nueva serie SEC, o bien un Jaguar XJ-S con su impresionante motor V-12 pueden conducirse sin mayor desdoro a la misma velocidad que lo haría nuestra abuelita si tuviese carnet de conducir; pero este BMW, lo mismo que un Porsche Turbo o un 928-S, no pueden ser ridiculizados sobre el asfalto por ningún otro coche, bajo pena de que el conductor incinere su carnet de conducir en la primera parada que haga, y coja el primer tren.
MUY SEGURO, EN MANOS MUY SEGURAS
Y lo cierto es que el 635 se puede conducir muy deprisa, a condición de saber conducir, y de saber conducir deprisa. Su estabilidad es absolutamente irreprochable, su comportamiento discretamente subvirador, con un límite de adherencia en seco fantástico, y con unos frenos de gran potencia, ayudados por la tranquilidad del antibloqueo ABS. La dirección es rápida, la servodirección no excesiva ni quita demasiada sensibilidad, y la regulación del puesto de conducción permite situarse ante el volante a la perfección, máxime con los fantásticos asientos Recaro de que disponía nuestra unidad de pruebas.
Pero todo ello no elimina el aspecto fundamental: en la prueba de aceleración, los 400 metros (con el cambio cerrado, único que se trae para España), se pasan en 4ª, entre 135 y 140 km/h y el kilómetro exige, entre 50 y 100 metros antes de cubrirse, poner la directa luego de pasarnos ya a 190. No digamos ya para dominar, sino más bien para enjuiciar la forma en que una bestia así se come el asfalto, hace falta mucha experiencia, mucha humildad y mucha atención. Por supuesto, existe la solución antes indicada, consistente en no preocuparse de otros vehículos que puedan pasarle a uno, y conducir a menos de medio gas. Pero la verdad es que, para eso, tenemos el 628 CSi, algo más barato, con una prestación también más que estimable, y que no obliga moralmente a tanto.
UNA CATAPULTA CON "MOTRONIC"
Otro de los aspectos que pueden llegar a ser mortificantes de este coche es no ya la tremenda potencia del motor, sino la suavidad y elasticidad con que esta se libera a la menor insinuación del pedal derecho, y más con la ayuda de un desarrollo que, en 5ª, es ya tirando a corto para obtener prestaciones máximas, y para los hábitos actuales podría calificarse de ultracorto. No hay que dejarse engañar por el hecho de que el par máximo se obtenga a 4000 rpm; lo que cuenta es que, ya a 1200 rpm contamos con 24 mkg disponibles pisando a fondo.
Por ello, la magnífica (aunque un tanto extraña en su diagrama) caja de 5 marchas con relación cerrada y 5ª directa está un poco de más; salvo en algunos casos de adelantamientos un tanto ajustados, o de curvas cerradas en subida, el recurso a la palanca es más bien un disfrute subjetivo, o el placer de dejar materialmente “clavado” al vehículo adelantado, que una necesidad objetiva. Basta para ello con recordar los 19 segundos escasos que emplea para recuperar, desde 40 km/h en los primeros 400 metros; en los 600 siguientes, ya simplemente vuela.
Una caja de cambios de relación cerrada, unida a un grupo corto, confiere un gran placer de conducción cuando va unida a un motor de adecuada potencia, pero con una curva de par más “deportiva”, de las que agradecen un manejo inteligente, rápido y previsor del cambio. Pero la curva de potencia del motor 635 no es esto, sino lo contrario; es como un Diesel, pero con más del triple de potencia de lo habitual, solo que con un volante de inercia muy ligero. Nuevamente parece que consideremos un defecto lo que, en sí mismo, es una magnífica virtud, pero lo cierto es que la conducción del 635 no es divertida en absoluto. Puede ser relajada si decidimos ir tranquilos (que no es lo mismo que ir despacio, y menos en este coche), debido a los enormes márgenes de todo lo que se disfruta en este caso; pero obliga a ir muy tenso y vigilante si queremos sacarle el jugo al coche, y ello sin la necesidad al menos justificable técnicamente, de jugar con el cambio, que es la forma habitual en la que el conductor rápido (o que se tiene por tal) se entretiene y justifica cuando fuerza el ritmo.
En cuanto a las prestaciones puras, poco podemos decir que no lo diga bien claro el cuadro; es, simplemente, el coche más brillante, en todo, de cuantos hayamos sometido nunca a un “Banco de Pruebas”. En cualquier caso, anda bastante más de lo que hace falta para circular por cualquier carretera, e incluso por cualquier autopista.
Y aunque no sea fundamental para quien puede permitirse el lujo de adquirir este coche, tampoco está de más repasar el cuadro de pruebas, para advertir que los consumos son francamente razonables, y eso sin disponer de una de esas quintas al uso, monstruosamente largas, ni de una aerodinámica particularmente afinada (con las gomas TRX, el Cx es de 0,40).
Resumen de pruebas
CONCLUSION
En un coche de esta categoría, resulta un tanto infantil fijarse en detalles mínimos como que la bocina es poco más que simbólica, que la instrumentación (de agujas, ya que no de luces) es demasiado parca, y que no hay una luz de lectura para el acompañante; no obstante, lo lógico es que tales defectos no existiesen. Lo que ya resulta más difícil de arreglar, dada la potencia del coche, y a pesar del autoblocante, es la delicadeza de conducción que exige el 635 en mojado. Especialmente cuando se calza con la opción Michelin TRX, cuya diferencia de agarre entre seco y agua puede darle algo más que un susto a un usuario desprevenido.
Pero el coche es lo que es; un magnífico Coupé, demasiado grande y pesado para ser un deportivo, cuyo precio lo pone al alcance de muy pocos, y cuya potencia vuelve (o al menos debería hacerlo) a producir una nueva selección; un coche solo para manos muy expertas, si no se quiere quedar en ridículo por comparación a la montura que se lleva.
· Fuente: AUTOPISTA nº 1225, 25 de diciembre de 1982 · Gracias a José Fidel por enviar el reportaje
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