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Ford Fiesta XR2
Parece que los de Ford no se atreven a realizar un deportivo pequeño con auténtico carácter. Y la verdad es que no se queda sólo en fachada, que cuenta con un motor brioso y elástico, que dispone de una suspensión muy apropiada al uso deportivo y de una dirección rápida... pero en el último momento se arrepienten y diluyen todas estas predisposiciones en unos desarrollos más civilizados, que permitan homologar un consumo (a velocidad de paseo) lo más bajo posible.
Mirándolo desde fuera uno piensa que debe tratarse de una bomba andando, tan agresivo y sugerente. La nueva carrocería, más redondeada y compacta lo hace particularmente atractivo. Con sus elementos aerodinámicos perfectamente integrados: el faldón delantero unido al trasero a través de las faldillas laterales y aletines de ruedas, el spoiler que recorre el extremo trasero de la carrocería, rebordeando el portón hasta los pequeños grupos ópticos... Y con sus complementos de estilo «racing»: los faros de largo alcance, y los dos retrovisores exteriores, las llantas de aleación ligera calzadas con anchos neumáticos P6, rematada la pintura con un filete rojo en los laterales y en los paragolpes...
Y, efectivamente, el Fiesta XR2 tiene cualidades para ser un auténtico deportivo: bajo el capó delantero se esconde un nuevo motor, el 1.6 CVH procedente del antiguo Escort XR3, con carburador de doble cuerpo y 96 CV de rendimiento.
El propulsor CVH tiene un funcionamiento impecable, sin apenas vibraciones (cigüeñal sobre cinco apoyos y diseño compacto) y una respuesta inmediata a la solicitación del acelerador. Casi no existen ruidos mecánicos, destacando sólo el rugido profundo que emite el escape, un sonido agradable que da la sensación de una gran fuerza contenida.
La caja de cambios, de cinco velocidades, posee un escalonamiento bastante racional y progresivo, ideal para el rendimiento del sofisticado cuatro cilindros. Pero todo queda en agua de borrajas al pasar por un diferencial dé desarrollo demasiado largo, que diluye todo el encanto que se prometía.
Gracias a una elasticidad proverbial el Fiesta XR2 no se queda muerto; al contrario, posee un buen andar, pero a base de continuos cambios y de apurar las marchas al máximo. La velocidad punta, de 180 km/h, se alcanza en la cuarta relación, quedando la quinta como marcha de viaje, economizante.
El embrague autoajustable es más agradable de utilizar que en la antigua versión XR2. Tiene mayor progresividad. Y la palanca de cambios posee un recorrido bastante claro y rápido, una buena baza en zonas viradas, donde los sucesivos cambios de relación deben realizarse con gran rapidez.
En este terreno se adapta también excelentemente la dirección, muy directa y sensible. Esta característica tiene como contrapartida el resultar algo dura cuando hay que realizar maniobras en parado, pero se puede perdonar este pequeño inconveniente: siempre es preferible disponer de agilidad en marcha.
SUSPENSION MAS EFECTIVA
El bastidor del XR2 se encuentra en su salsa cuando empiezan las curvas. La suspensión es ahora más efectiva que en el antiguo modelo, menos rígida y de mayor recorrido, aunque en absoluto blanda. Las pequeñas irregularidades se transmiten con fuerza a los ocupantes y especialmente cuando ambas ruedas de cada tren las absorben a la vez —como, por ejemplo, las juntas transversales de dilatación en los puentes.
Casi totalmente plano, sin balanceos, el pequeño deportivo aborda los virajes sin reacciones extrañas que afecten su trayectoria aunque, en retenciones, la ligera trasera tiende a perder adherencia, pero siempre dentro de los límites de lo controlable y, en aceleración, las ruedas delanteras tiran nerviosamente, tendiendo a enderezarse la dirección.
Este nerviosismo no se traduce, como cabría de esperar, en inestabilidad cuando se circula a alta velocidad por autopista o carreteras rápidas. Los elementos aerodinámicos demuestran aquí su razón de ser, asegurando una buena adherencia al piso y penetrabilidad en la masa de aire.
La aerodinámica (Cx = 0,40) no afecta a la refrigeración de la mecánica, a pesar de la pequeña parrilla en el morro, ni a los frenos, que soportan la utilización exhaustiva sin acusar un agotamiento excesivo —la frenada siempre ha sido uno de los puntos fuertes de los Ford.
La aerodinámica además, favorece a las prestaciones del XR2. A pesar del freno que suponen los anchos neumáticos, y a pesar de los poco apropiados desarrollos la pequeña berlina alcanza los 180 km/h, acelera en 10,9 segundos (la casa anuncia 9,9) de 0 a 100 km/h y cubre el kilómetro, desde parado, en 32,5 segundos, datos bastante comedidos, de todas formas. La elasticidad del motor puede con los desarrollos, aunque tampoco logra resultados muy brillantes: 15,6 segundos para recuperarse desde 40 km/h a 100, en cuarta, y 25,5, para alcanzar los 120, partiendo de 60 km/h, en quinta velocidad.
Como se ve, no es que sea del todo lento, pero le falta garra. Un grupo más corto sería la solución, algo, por otra parte, nada difícil y a lo que necesariamente tendrán que recurrir, como primera medida, quienes pretendan sacar un buen partido de este vehículo en competición.
NUEVOS DISEÑOS POR DENTRO Y POR FUERA
Los nuevos Fiesta han sido rediseñados tanto por fuera como por dentro: El interior del XR2 comparte el salpicadero con sus hermanos de gama, su volante es algo más grueso y su instrumentación se completa únicamente con el cuentavueltas —quedando en este aspecto bastante pobre: los únicos datos de funcionamiento del motor son régimen de giro y temperatura de agua, quedando carga de batería y presión de aceite reducidos a dos simples chivatos de emergencia luminosos. Nada más.
En su equipamiento, el XR2 incorpora un reloj digital —con cronómetro— y un dispositivo, junto al freno de mano, de apertura del portón trasero que funciona eléctricamente y sólo con el motor parado, pero el cierre centralizado de puertas y los elevalunas eléctricos no existen ni en opción (las únicas opciones posibles son el techo practicable, las llantas de aleación y el preequipo de radio).
Los asientos, de diseño deportivo, proporcionan una buena sujeción lateral. No son mullidos pero sí cómodos, debido a su forma anatómica y envolvente. La postura de conducción resulta, sin embargo, algo extraña (como en todos los Fiesta): el volante queda desplazado hacia la derecha y hacia arriba con respecto a la posición del conductor; su eje queda, además, descentrado y tampoco su plano es totalmente perpendicular a la columna de dirección. De esta forma, al girar, se mueve de un modo muy peculiar, aunque en absoluto incómodo.
El diseño de la tapicería y guarnecidos es original y atractivo, muy en la línea del vehículo. Pero el atractivo del Ford Fiesta XR2 está en algo más que en el estilo o en su carácter: lo realmente interesante, hoy por hoy, es su precio.
Además de estilo y carácter, el XR2 viene pegando fuerte en el mercado de los pequeños deportivos y, aunque podría ser mejor (sólo adaptándole desarrollos más apropiados y completando su instrumentación) ¿Qué más se puede pedir por un millón?
DATOS TECNICOS Y PRESTACIONES
· Texto: C. H. H. (AUTOMÓVIL Nº 81, 1-Octubre-1984 )
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