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Renault 4 TL vs Citroën 2CV

 

El Citroën 2 CV y el Renault TL son dos de los modelos más baratos de los ofrecidos al usuario español, con un precio que se mueve alrededor de las quinientas cincuenta mil pesetas. Por desgracia, son también los más veteranos de la producción nacional, y eso se nota no sólo en su línea exterior, sino también en su espaciosidad interior, casi mínima, o en el apetito en carburante de sus motores, muy alto.

 

Tanto en uno como en otro coche destaca el peculiar diseño de las suspensiones, lo que les convierte en vehículos muy aptos para circular con cierta tranquilidad por los caminos rurales. En estas condiciones especiales, el R-4 supera al 2 CV no sólo por su mejor mecánica que es casi la misma del R-5 GTL, sino también por su mayor funcionalidad, consecuencia directa de la quinta puerta.

 

El R-4 se impone a su rival en tráfico urbano gracias a las mejores características de su motor: con el Renault es posible ir a treinta por hora en tercera o cuarta sin tirones ni ruidos extraños, cosa que no sucede en el 2 CV, que exige un uso más continuado del cambio. Ya en carretera o autopista, uno y otro coche desentonan no sólo por sus prestaciones mínimas, sino también, por las molestias que causan a sus pasajeros, sobre todo en el aspecto de ruido. En el 2 CV el escándalo producido por la mecánica impide cualquier conversación normal, mientras que en el R-4 los silbidos generados por la carrocería martirizan los tímpanos de los ocupantes.

 

A lo largo de los mil quinientos kilómetros recorridos con cada coche por ciudad, carretera y autopista, se puso en evidencia la superioridad manifiesta del R-4 sobre el 2 CV, pero en los doscientos kilómetros suplementarios recorridos por caminos rurales el equilibrio entre ambos coches fue notable. De cualquier manera, el R-4 es mejor que el 2 CV y las treinta y tres mil pesetas de más que cuesta se compensan por su mayor comodidad, por consumo y por prestaciones.


 

CITROËN 2 CV: RELIQUIA DESCAPOTABLE

 

VIRTUDES DEFECTOS
· SUSPENSIÓN CÓMODA · RUIDOS Y VIBRACIONES
· COCHE DESCAPOTABLE · HABITABILIDAD ESCASA
· CAMBIO MUY MANEJABLE · POTENCIA MÍNIMA

 

El 2 CV responde punto por punto a la idea de André Citroën expuesta antes de 1940: «Cuatro ruedas bajo un paraguas, capaces de transportar una cesta de huevos por un camino rural sin riesgo alguno para su integridad.» Este concepto, revolucionario en 1948, es en la actualidad algo superado por completo, cuando ya han transcurrido treinta y cinco años desde su lanzamiento.

 

Todo denota la antigüedad del coche: el motor, tan escaso de potencia como bebedor; la posición al volante, absolutamente infame, no sólo por el tamaño y la colocación del volante, sino también por la imposibilidad de regular la inclinación del respaldo; el ruido de marcha, que hace imposible una conversación en tono normal; la visibilidad, mínima en todos los sentidos. También hay algún punto favorable en el 2 CV: la suspensión, por ejemplo, que filtra bien las irregularidades y permite circular por cualquier terreno sin problema; la comodidad de las plazas traseras; el techo descapotable, ideal para gozar del sol en verano; o ese estilo simpático que invita a la sonrisa por cuanto a este venerable abuelito se le contempla siempre como algo inofensivo y bastante frágil. Precisamente, uno de los problemas más graves del coche es su mínima seguridad en cualquier colisión.

 

Con los 29 caballos de potencia que da el motor bicilíndrico es imposible seguir el ritmo de la circulación cotidiana, en ciudad o en carretera. El Citroën se las ve y se las desea no sólo para arrancar con cierta alegría en un semáforo, sino también para llevar a cabo cualquier adelantamiento.

 

El cambio es extraño por la posición de las marchas con la primera hacia atrás y a la izquierda, pero es, sin embargo, tan manejable como suave. Las tres primeras velocidades se adaptan bien al carácter del motor, pero no la cuarta, que se agota en el menor repecho.

 

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS

 

MOTOR Disposición: Delantero longitudinal. Número de cilindros: 2, opuestos. Cilindrada: 602 c.c. (74 x 70 mm.). Cigüeñal: De 2 apoyos. Distribución: Arbol de levas central, accionado por piñones. Alimentación: Por carburador. Compresión: 8,5 a 1. Tipo de carburante: Gasolina de 96 octanos. Capacidad del depósito: 25 litros. Potencia máxima: 29 CV a 5.750 rpm. Par máximo: 4 mkg. a 3.000 rpm.

TRANSMISION Tracción: A las ruedas delanteras. Caja de cambio: Manual, de cuatro marchas. Velocidad a 1.000 rpm. en cada marcha: 1.ª, 5,1 km/h.; 2.ª, 10, 1 km/h.; 3.ª,15 km/h., y 4.ª 20,4 km/h. Embrague: Mando mecánico.

DIRECCION Tipo: De cremallera. Vueltas de volante entre topes: 3. Diámetro de giro: 10,8 metros.

FRENOS Sistema: Discos delante, tambores detrás.

SUSPENSIONES Tipo: Independientes a las cuatro ruedas.

RUEDAS Llantas: De chapa, de 4 x 15 pulgadas. Neumáticos: 135 SR 15.

PESOS En orden de marcha: 590 kg.


 

RENAULT 4 TL: VEINTE SONANTES AÑOS

 

VIRTUDES DEFECTOS
· ELASTICIDAD DEL MOTOR · BARRIDO LIMITADO DE LOS LIMPIAPARABRISAS
· BUENOS FRENOS · HABITABILIDAD ESCASA
· MECÁNICA SILENCIOSA · DUREZA DE LA CAJA DE CAMBIOS

 

El Renault 4 TL, con veintitrés años a sus espaldas, responde todavía, casi de forma irreprochable, a la idea del coche «para todo»: barato robusto, con capacidad para cuatro personas, capaz de moverse con facilidad tanto en ciudad como en caminos rurales y que, además, hace gala de un maletero de capacidad aceptable.

 

Este modelo Renault podrá vivir aún algún tiempo pese a que su carrocería sea muy estrecha para cinco pasajeros y cause además muchos ruidos aerodinámicos; son también criticables las ventanillas, fieles al sistema de corredera; el asiento posterior, bastante incómodo para sus ocupantes por lo estrecho del asiento propiamente dicho, y la palanca de cambios, tan dura de accionar como mal posicionada, lo que cansa el brazo derecho después de un recorrido de varias horas por un tráfico perezoso.

 

Entre los aspectos positivos, cabe destacar: la suspensión, que permite excursiones por los terrenos más variados; el buen acabado del conjunto; el sensacional carácter urbano de motor y transmisión, e, incluso, el bajo nivel de ruidos generados por estos últimos en su funcionamiento.

 

El motor del R-4 TL es el mismo que llevaron en su tiempo tanto los R-8 como los R-12, y que ahora aparece en los R-5, R-9 y R- 11. Con 1. 108 centímetros cúbicos da 38 caballos muy «percherones» en su comportamiento; la potencia es justa y no permite al conductor ninguna alegría, pero, eso sí, los adelantamientos se pueden realizar sin excesivos problemas.

 

El carácter de la caja de cambios empareja bien con el del motor y da al coche su verdadero valor de utilitario. La cuarta se agota en los repechos, pero las tres primeras marchas tienen brío y, al mismo tiempo, permiten rodar muy despacio sin tirones ni traqueteos.

 

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS

 

MOTOR Disposición: Delantero longitudinal. Número de cilindros: 4, en línea. Cilindrada: 1.108 c.c. (70 x 72 mm.). Cigüeñal: De 5 apoyos. Distribución: Arbol de levas lateral, accionado por cadena. Alimentación: Por carburador. Compresión: 8,3 a 1. Tipo de carburante: Gasolina de 90 octanos. Capacidad del depósito: 34 litros. Potencia máxima: 38 CV a 4.500 rpm. Par máximo: 7,3 mkg. a 2.200 rpm.

TRANSMISION Tracción: A las ruedas delanteras. Caja de cambio: Manual de cuatro marchas. Velocidad a 1.000 rpm. en cada marcha: 1.ª, 8,4 km/h.; 2.ª, 14,5 km/h.; 3.ª, 22,2 km/h.; 4.ª, 31,5 km/h. Embrague: Mando mecánico.

DIRECCION Tipo: De cremallera. Vueltas de volante entre topes: 3,9. Diámetro de giro: 9,8 metros.

FRENOS Sistema: Discos delanteros y tambores traseros.

SUSPENSIONES Tipo: Independientes a las cuatro ruedas.

RUEDAS Llantas: De chapa, de 4 x 13 pulgadas. Neumáticos: 135 x 330.

PESOS En orden de marcha: 700 kgs.


 

INTERIORES: CON MUCHAS ESTRECHECES

 

La accesibilidad al interior es mejor en el R-4 que en el 2 CV. En el Renault el gran ángulo de apertura de las puertas facilita la entrada y salida de los ocupantes, aunque en la parte de atrás es el mismo asiento quien se carga de obstaculizar la entrada. Por otra parte, la gran altura que hay desde las puertas hasta el suelo en ambos coches, obliga a los pasajeros a deslizarse hasta el borde del asiento para después descender sin mayores problemas. En el Citroën, el acceso al puesto del conductor es más complicado porque la posición del volante limita los movimientos.

 

Una vez en el interior, el Renault resulta algo más amplio que el Citroën, tanto delante como detrás. En conjunto, el interior del R-4 es más agradable que el del 2 CV.

 

Los asientos son demasiado simples en los dos coches, con un apoyo lumbar prácticamente nulo, lo que molesta rápidamente tanto al conductor como a los acompañantes, que sufrirán los efectos de un viaje largo en sus riñones. Los asientos delanteros del Renault son mejores que los del Citroën. En el 2 CV los respaldos de estos asientos no son regulables, cosa que en la actualidad resulta incomprensible, no sólo como elemento de comodidad sino como elemento de seguridad. En cambio, en el asiento trasero la comodidad es mayor en el Citroën. En el Renault el asiento propiamente dicho resulta muy corto, lo que obliga a los pasajeros a mantener una posición poco cómoda, pues las piernas quedan casi al aire. No obstante, el gran problema del asiento trasero del 2 CV es que sólo es apto para dos personas; si se quieren acomodar tres, la que se sitúa en medio se clava una barra de la estructura metálica del asiento.

 

La posición del conductor es más cómoda en el Renault que en el Citroën. El volante queda bien centrado en ambos vehículos, pero en el 2 CV la excesiva inclinación horizontal y el gran diámetro del volante, hacen que el conductor tenga que moverse hacia delante cada vez que tiene que tomar una curva.

 

Los cuadros de instrumentos son muy simples en los dos vehículos, pero el del R-4 es más moderno y funcional que el de su contrincante. En el Renault, además del velocímetro, aparece un buen número de testigos que se encargan de avisar sobre las posibles anomalías. El cuadro del 2 CV resulta anticuado y poco vistoso. Su única ventaja es que incorpora un amperímetro. El tablero frontal del Renault es más agradable y seguro que el del Citroën por estar hecho en material plástico de formas redondeadas y tacto agradable. Tiene varios huecos para dejar objetos. Por contra, en el Citroën el frontal queda desnudo con muchos ángulos y aristas bastante peligrosas, que además dan al conjunto un aspecto un tanto pobre.

 

Los mandos de la calefacción quedan escondidos en los dos coches. Para que el conductor pueda accionarlos es necesaria una contorsión hacia el lado derecho, poco agradable y mucho menos segura. Este defecto es más acusado en el 2 CV que en su rival. El resto de los mandos -luces, intermitentes, etcétera- quedan bien al alcance de la mano en los dos, aunque algo mejor en el Renault, ya que en el Citroën el mando del estárter también está medio perdido en la parte central del tablero.

 

La visibilidad es mejor en el Renault, ya que el parabrisas del Citroën resulta excesivamente bajo. Este defecto se agudiza según aumenta la estatura del conductor. Lo que es inadmisible es la ausencia de parabrisas laminados en ambos coches, sobre todo, tratándose de lunas planas cuyo costo no es excesivo.

 

De noche, la iluminación es buena en ambos coches, teniendo en cuenta las limitadas prestaciones de los mismos. En el R-4 el barrido de los limpiaparabrisas resulta insuficiente y obliga al conductor a torcerse un poco para poder ver a través de la superficie limpia del cristal.

 

Los sistemas de apertura de las ventanillas son antediluvianos en los dos coches. En el 2 CV la ventanilla delantera está partida y se abre hacia arriba, y las ventanillas traseras no tienen posibilidades de abrirse. En el R-4, tanto delante como detrás, las ventanillas son deslizantes.

 

La capacidad del maletero es mayor en el Renault que en el Citroën. El R-4 cuenta, además, con la ventaja del portón posterior. El suelo del maletero del R-4 queda más bajo que el del 2 CV, con lo que se facilita la carga y descarga de equipajes.


 

AL VOLANTE: EL R-4 SE DEFIENDE MEJOR

 

El R-4 es mucho más agradable de conducir que el 2 CV gracias, sobre todo, a su motor. El cuatro cilindros del Renault tiene una potencia bastante digna -38 caballos- y, lo que es más importante, una elasticidad portentosa, lo que le permite marchar a muy poca velocidad en tercera o cuarta sin que aparezcan los menores síntomas de desaprobación, ya sea en forma de traqueteos molestos o de ruidos extraños; no sucede lo mismo en el 2 CV, que en tales circunstancias manifiesta su desacuerdo a través de tirones que obligan al conductor a poner una marcha más corta -tercera o segunda- si no quiere que su coche se cale. Esa falta de elasticidad del Citroën es también responsable de unas recuperaciones sumamente lentas, mucho peores que las conseguidas por el Renault.

 

En ciudad el R-4 se maneja mejor que el 2 CV gracias a la buena disposición de su motor para responder al duro trato antes descrito, que es, en cualquier caso, un martirio para la mecánica.

 

El Renault también es mejor que el Citroën en cuanto se refiere a comportamiento. En ambos coches se aprecian fuertes inclinaciones de la carrocería a la hora de abordar una curva algo deprisa -más de 60 kilómetros por hora-, y esto cansa a muchos pasajeros, quienes llegan incluso a marearse; de todas formas, esas inclinaciones son menos espectaculares en el R-4 que en el 2 CV. Cuando se circula por carreteras de montaña con curvas abundantes los dos modelos se defienden honorablemente y el conductor queda sorprendido por la eficacia de las suspensiones.

 

Como todos los restantes modelos de tracción delantera, el R-4 y el 2 CV tienden a irse algo de morro cuando se empieza a recorrer una curva a velocidades superiores a la aconsejable; este problema se soluciona fácilmente con girar tan sólo un poco más el volante en el mismo sentido de la curva. Dentro ya de las curvas, los dos coches hacen gala de una gran nobleza y el conductor no se lleva ningún susto, aunque en el 2 CV si se impresiona más por la inclinación excesiva de la carrocería, que parece anunciar un vuelco inminente, algo, por otra parte, casi imposible en este tipo de coches.

 

La mejor dirección de los dos competidores es, con mucha diferencia, la del R-4. La del 2 CV no necesita muchas vueltas para pasar las ruedas de un extremo a otro -tres vueltas-, pero por contra es tan dura que exige un esfuerzo considerable cuando se trata de moverla; en el momento de efectuar las maniobras habituales de aparcamiento, son necesarios unos buenos músculos y otro tanto sucede a la hora de circular por zona de curvas cerradas y es preciso mantener las ruedas giradas con cierta frecuencia.

 

En el Renault la dirección es mucho más suave y la única crítica que cabe corresponde al excesivo número de vueltas necesario para pasar de uno a otro tope: con casi cuatro vueltas -3,9 exactamente- esta dirección es muy lenta.

 

El Renault frena mejor que el Citroën no sólo porque el equipo del R-4 es más eficaz que el del 2 CV, sino también porque es más fácil de dosificar la deceleración. Los dos coches carecen de algo tan elemental como la servoasistencia y a causa de esta falta, casi imperdonable, es imprescindible pisar con fuerza si se quiere una frenada eficaz. En el 2 CV aparecen, además, dos problemas suplementarios: por un lado, la poca carrera útil del pedal, lo que hace muy difícil dosificar el esfuerzo con exactitud; y, por otro lado, la suspensión, cuyos movimientos de cabalgadura cargan y descargan alternativamente el eje delantero, por lo que aparecen blocajes intempestivos y se alargan las distancias de detención.

 

El Renault gasta, casi en cualquier circunstancia, un 10 por 100 menos que su rival. Durante la prueba en autopista se ha rodado, únicamente, a una velocidad de crucero de 100 kilómetros por hora para no castigar demasiado a las mecánicas; en este caso particular la superioridad del R-4 es evidente, pues consume un litro menos que el 2 CV, cuyo motor bicilíndrico se las ve y se las desea para mantener tal ritmo de marcha. El 2 CV fue, sin embargo, más sobrio que el R-4 en la prueba de conducción rápida por carretera de montaña, lo que se explica por el menor cubicaje de su motor -602 frente a 1.108 centímetros cúbicos-. De todas formas, el consumo no es el punto fuerte de ninguno de los dos modelos comparados, lo que permite plantear una duda sobre la verdadera economía de ambos coches, que si bien son baratos a la hora de su adquisición, después, durante el uso cotidiano se revelan, más caros por su mayor consumo.

 

Las aceleraciones y la velocidad máxima del R-4 son, también, mejores que las del 2 CV, pero las diferencias son pequeñas. Aquí cabe la misma crítica para los dos competidores: sus prestaciones no están a la altura de lo que es habitual en los restantes modelos del mercado y esa lentitud de reacciones puede ser, en muchos casos, un verdadero peligro, no sólo para sus ocupantes, sino también para los restantes usuarios de la carretera.

 

La suspensión del Citroën es más confortable que la del Renault. El 2 CV absorbe mejor las irregularidades del terreno que el R-4, cuyas reacciones son algo más bruscas; esa ventaja se aprecia con toda claridad cuando se circula sobre pisos muy bacheados. El R-4 es, pese a todo, mucho más cómodo que el 2 CV y en este aspecto intervienen no sólo el inferior nivel de ruido generado por la mecánica Renault, sino también las menores vibraciones producidas por el conjunto cuando el coche se encuentra en funcionamiento.

 

CONSUMO

 

Itinerario

Crucero (km/h)

Consumo (l/100km)

    Citroën 2CV Renault 4 TL

CIUDAD

-

7,6

6,9

CARRETERA

90

6,4

6,1

CARRETERA

conducción rápida 8,4 8,8

AUTOPISTA

100 7,9 6,9

 

PRESTACIONES

 

  Citroën 2CV Renault 4 TL

 

 

Aceleración

   
400m. salida parada 24,0 23,0
1000m. salida parada 44,8 44,0
De 0 a 80 km/h 16,9 12,3

Recuperación

   
400m. desde 40 km/h en 4ª 26.0 24,5
1000m. desde 40 en 4ª 47,3 47,2
De 80 a 100 km/h en 4ª 17,4 11,4
Velocidad máxima 122,0 125,1

 

CONCLUSIÓN: UN BUEN PRECIO

 

El Renault 4 TL es mejor coche que el Citroën 2 CV 6 CT y, por tanto, se presenta como una opción más lógica a la hora de la adquisición. El R-4 tiene una mecánica que todavía es muy competitiva, pues es casi la misma equipada por el R-5; la antigüedad del diseño general de este coche la notan, sobre todo, los pasajeros, quienes deben enfrentarse con unas puertas traseras no muy grandes, con unos asientos demasiado sencillos o con un acabado honesto, pero sobrio; el conductor, por su parte, tiene como principales problemas no sólo la dureza de la palanca de cambios, sino también la escasa visibilidad que proporcionan los limpiaparabrisas en caso de lluvia.

 

El 2 CV es más barato que su rival, pero la diferencia es tan pequeña -no supera las 35.000 pesetas- que no llega a intervenir realmente en la decisión final. De cualquier forma, esa aparente economía inicial no se compensa en la práctica diaria por diversos motivos: ni por consumo, ya que el Citroën gasta siempre más que el Renault, ni por mecánica, ni por comodidad para los pasajeros.

 

Las aptitudes urbanas del 2 CV son mínimas, a causa tanto de la poca elasticidad del motor como de la dureza de la dirección, y esto reduce su campo de utilización a las zonas rurales, allí donde se necesita, especialmente, una buena suspensión y los demás conceptos pueden quedar marginados.


· Autor: Angel Marco (MOTOR 16 nº 17, Febrero 1984)

· Gracias a Colempi por enviar el reportaje

 

 
 
   
   

 

 

 

 

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Censo de pruebas del RENAULT 4 en la prensa del motor española (20)

 

 

 

 20.000 KM CON EL RENAULT 4

 AUTOPISTA Nº 0484 (18-05-68)

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 CITROËN 2CV/RENAULT 4

 MOTOR 16 Nº 017 (18-02-84)

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 CITROËN 2CV/RENAULT 4 TL/SEAT MARBELLA L

 MOTOR 16 Nº 177 (14-03-87)

 
 

 

 FIAT 500 F/CITROËN DYANE/NSU PRINZ 4/RENAULT 4L/SIMCA 1000 LS/VOLKSWAGEN ESCARABAJO 1200

 CUATRORUEDAS Nº 087 (MARZO 1971)

 
 

 

 FIAT PANDA/LADA SAMARA 1300/RENAULT 4 GTL CLAN/SEAT MARBELLA XL

 AUTO 1 Nº 107 (MAYO 1991)

 
 

 

 RENAULT 3/RENAULT 4/RENAULT 4L

 MOTOR MUNDIAL Nº 205 (SEPTIEMBRE 1961)

 
 

 

 RENAULT 4

 VOLANTE Nº 20 Enciclopedia del Automóvil

 
 

 

 RENAULT 4 de lujo

 AUTOPISTA Nº 0382 (27-05-66)

 
 

 

 RENAULT 4 L Furgoneta

 VELOCIDAD Nº 0247 (4-06-66)

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 RENAULT 4 SUPER

 VELOCIDAD Nº 0337 (22-02-68)

 
 

 

 RENAULT 4 SUPER

 VELOCIDAD Nº 0660 (4-05-74)

 
 

 

 RENAULT 4 SUPER

 AUTOPISTA Nº 0471 (17-02-68)

 
 

 

 RENAULT 4 SUPER

 VELOCIDAD Nº 0562 (17-06-72)

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 RENAULT 4 TL

 AUTOPISTA Nº 1247 (11-06-83)

 
 

 

 RENAULT 4 TL

 VELOCIDAD Nº 1146 (10-09-83)

 
 

 

 RENAULT 4 TL vs CITROËN 2CV

 MOTOR CLÁSICO Nº 017

 
 

 

 RENAULT 4 TL/SEAT PANDA 40

 AUTOPISTA Nº 1374 (16-11-85)

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 RENAULT 4-4/RENAULT 5 BACCARA

 AUTO ESTILO Nº 04

 
 

 

 RENAULT 4L/CITROËN 2CV

 SOLO AUTO Nº 011 (AGOSTO 1983)

 
 

 

 RENAULT CLIO/RENAULT 4CV

 SUPER AUTO Nº 20 (ENERO-FEBRERO 1991)

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Comentarios de los lectores: 63
 

 

1. Jorge 

No son autos comparables ya que uno es de la década del 40 y el otro de los 60, en los 50 los autos evolucionaron muchísimo, autos presentados a mitad de los 50 estaban superados a comienzo de los 60

 

 

2. Oscar de Lleida 

10-XII-2021: Seria interesante poder reunir en una comparativa el R4 L Sinpar (4x4) y mecánica de R5 Alpine de los hermanos Marreau (2º de coches en el Dakar del 79 y 3º en el del 80). Contra alguno de los 2CV Sahara 4x4 bimotor del Dakar.

 

 

3. Nicolas 

Cordial saludo, El r4 es un carro muy querido, una maquina que no lo deja botado a uno, el citroen 2cv es un clasico, pero el r4 pronto va a recibir su reconocimiento al igual que 2cv, Gracias

 

 

4. carlos 

A los que hicieron esta comparativa se les olvidó mencionar una de las ventajas del 2cv y es que no ocupa agua

 

 

5. paco 

..no estoy en absoluto de acuerdo, he tenido los 2 y el 2cv es infinitamente mejor, el 2cv corre menos, frena mas y se agarra mejor a las curvas, y si hablamos de aspecto no tiene comparación... el 2cv tiene una fuerte personalidad, mientras que el 4 L siempre será uno mas...

 

 

6. santiago 

yo me quedo con el 2cv es incomparable con cualquier otro, el citroen esta pensado en el futuro y su diseño curvilíneo es único ¡un clásico!

 

 

7. sport02 

Aun siendo hijos de distintos fabricantes estos dos coches nacieron con un mismo objetivo:dar servicio a personas que aun siendo currantes necesitasen un coche fiable,barato de mantener y sobre todo duro,sin importarles su acabado basico,anteponiendose sobre todo a la logica necesidad,no deja de ser curioso como hasta hace pocos dias y tras muchas decadas de servicio aun rodaban muchas unidades sobre todo en zonas rurales como la que vivo,fueron coches no adquiridos por capricho aunque (las vueltas que da la vida) hoy en dia por cuaquier 2cv en buen estado te piden un fortunon y es mas cuanto mas primitiva sea su variante mas valorado,pienso yo que el r4 seguira un camino similar al de su colega pues ya se esta viendo,en fin esos autos que todavia forman parte del paisaje de nuestras huertas,seran si no lo son ya reconocidos por su gran labor en el dia a dia de mucha gente

 

 

8. gustavo de argentina 

Aca en argentina tuve un 3cv (evolución nacional del 2cv) y luego tuve un renault 4 S y la verdad el renault lo pasa en todos los aspectos.De todos los autos que tuve , es el que mas extraño!

 

 

9. daniel morales 

tengo un 2cv 1965,hace 25 años jaaa,lo meto por todo los terrenos,la suspension es excusiva ,unica ,pero solo si esta reparada como corresponde,y con los materiales de calidad ,y bien calibrada,no hay auto que viaje por camino de tierra como el,ando por el centro de la ciudad a la par de un 0 km con 10$.

 

 

10. daniel 

tengo un 2cv 1965,hace 25 años jaaa,lo meto por todo los terrenos,la suspension es excusiva ,unica ,pero solo si esta reparada como corresponde,y con los materiales de calidad ,y bien calibrada,no hay auto que viaje por camino de tierra como el,ando por el centro de la ciudad a la par de un 0 km con 10$.

 

 

 

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