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Citroën C-15 Diesel 1.7
El mundo de las pequeñas furgonetas de reparto urbano se ha revolucionado con la llegada de las C-15 derivadas directamente de los Citroën Visa. Pero en el caso que ahora nos ocupa, la versión Diesel, la marca ha conseguido un difícil equilibrio entre prestaciones y economía, imprescindible en todos los coches, pero mucho más en un vehículo que se ha de destinar a uso industrial. Después de probar esta unidad estamos convencidos de que en pocos meses nuestras ciudades empezarán a llenarse de esta llamativa y novedosa furgoneta Citroën.
Economía y fiabilidad son las dos características fundamentales de esta C-15, y la primera de ellas se demuestra fácilmente si estudiamos detenidamente los consumos que hemos obtenido durante el desarrollo de esta prueba. En lo concerniente a la fiabilidad de los diferentes órganos mecánicos, hay que señalar que es similar en todo al Visa de gaso-il, coche con el que los usuarios que hemos podido tratar están francamente contentos. Si a esto sumamos el motor del grupo PSA, el XUD similar al que montan los Horizon y Citroën BX pero con sólo 1,7 litros de cilindrada, podemos sentenciar que las posibilidades de roturas en esta C-15 son pocas.
LOGICAMENTE ESPARTANO
Como es lógico en un vehículo que se va a dedicar a un uso industrial, los acabados son espartanos, pero quizá lo han sido demasiado, ya que no se encarecería mucho este producto por incluir en el supersencillo cuadro de instrumentos elementos como el termómetro del agua. El espacio que habitualmente ocupa el cuentavueltas en los Citroën Visa, en este caso concreto ha sido reemplazado por una plancha con el escudo de la marca, que sale aún más barato que ese reloj analógico muy grande que suelen montar todos los coches de gaso-il derivados de algún modelo de gasolina.
El sistema de calefacción es bastante bueno y potente, permitiendo desempañar la luna del portón trasero si se dirige convenientemente el chorro de aire. En lo concerniente al volante, es el típico de la marca, con un sólo radio, pero resulta cómodo de manejo, y la dirección se mueve con bastante facilidad a pesar de que el motor es pesado. Por contra, es algo lenta, con casi cuatro vueltas de volante entre topes.
Una pieza importante en este tipo de vehículos es la de los asientos, ya que la persona que tiene que utilizar estos modelos se tira un montón de horas al volante luchando contra el tráfico urbano. En este sentido, la C-15 está muy bien servida, con una dureza justa y una posición realmente bien conseguida. Lo que menos bueno nos parece de los asientos es su acabado, ya que da la impresión de que son de plástico. Pero la realidad es que se trata de uno de los aspectos más positivos de la furgoneta.
Durante los días que hemos podido utilizar esta unidad, el tiempo no ha sido demasiado bueno, lo cual nos ha permitido comprobar la buena adherencia en mojado de los neumáticos Michelín MX en medida 155, lo que representa una novedad con respecto a la versión de gasolina, que monta sólo 145. Pero además de comprobar esta virtud, también nos ha servido esta climatología adversa para comprobar que el viento lateral afecta bastante a esta furgoneta, tanto cuando se circula en vacío como cuando vamos a plena carga.
La primera vez que se sienta uno al volante y pisa el acelerador, se produce una pequeña sorpresa: parece que se trata más de un coche de gasolina que de un gas-oil, por la alegría de sus movimientos y su brillantez de "reflejos". Su velocidad máxima también nos indica algo parecido, con esos 138 km/h. de punta, una velocidad que es casi la misma que cuando circulamos con carga —entonces son 136 km/h.
LA CAPACIDAD MANDA
Pero en una furgoneta de este tipo es fundamental estudiar su capacidad de carga, y en el caso de la Citroën ahora probada es magnífica. Tanto en lo que se refiere al volumen del vano de carga como en la facilidad de acceso al mismo, la C-15 merece una mención especial. A esto último contribuye esa barra redonda que hace las veces de paragolpes, pero que sirve más para ayudar a subir los bultos al interior.
El manejo de los diferentes órganos mecánicos es muy cómodo y suave. Empezando por el freno, que tiene un buen tacto intermedio entre la dureza de los del CX —por poner un ejemplo— y los esponjosos que se ven con mucha frecuencia. El embrague también es progresivo y, sobre todo, muy suave de accionamiento, mientras que el cambio, aunque tiene un desarrollo algo largo de las marchas, es de una gran precisión. Desde el primer momento que se utiliza esta furgoneta es difícil equivocar una maniobra de cambio.
La visibilidad hacia la parte trasera es muy buena cuando circulamos en vacío, ya que a través del portón trasero podemos ver todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Si lo hacemos con todo el vano de carga lleno, ésta pierde bastante, pero aun así se puede considerar buena, merced a la presencia de espejos retrovisores en ambos lados, al más puro estilo de los vehículos industriales de "verdad".
HECHA PARA GANAR
Esta furgoneta diseñada por los responsables de Ci troën está hecha para ganar en esa lucha casi a muerte que se ha organizado en este sector de los pequeños vehículos industriales destinados al reparto urbano o interurbano de corta distancia, donde el Renault 4 en sus distintas versiones tuvo casi el monopolio durante años. La llegada del Seat Trans, sobre la base de un Panda, revolucionó este sector, que ahora se encuentra bastante "patas arriba" con el reciente lanzamiento de la Citroën C-15. tanto en su versión gasolina como Diesel. En la actualidad, esta furgoneta es la favorita en este pelotón, pero es posible que otras marcas se lancen a luchar también con las antes mencionadas, lo que traerá consigo una mayor oferta y una posibilidad de mejorar.
· Fuenteo: C. Cancela (VELOCIDAD nº 1220, 23 - Febrero - 1985)
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