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Alfa Romeo Alfetta 2.4 TD
Del incremento que están experimentando en los últimos tiempos los automóviles equipados con motores Diesel es buena muestra este coche que hoy probamos para ustedes. Resulta incluso increíble que una firma como Alfa Romeo, siempre dedicada preferentemente a la producción de vehículos deportivos (aunque sin desdeñar las berlinas de lujo), se haya decidido a equipar uno de sus modelos de tal motor. Pues bien, no es nada extraño, sin embargo, este hecho, dado que otros fabricantes de coches de prestigio ya lo realizaron con anterioridad a él.
Alfa Romeo, como ellos, ha desarrollado un modelo en el que el Diesel está presente, pero, al igual que muchos otros, para que las prestaciones no sufran ningún deterioro, le han añadido un sistema de alimentación por turbocompresor, con lo que el espíritu deportivo Alfa Romeo no se traiciona ni siquiera en este Alfetta Turbodiesel.
En efecto, si algo de novedoso tiene este clásico Alfetta es su excelente motor VM turboalimentado, de excelente brío y muy estimable elasticidad, que le confiere un espíritu ágil y dinámico. Por otro lado, el acabado del nuevo Alfetta Turbodiesel también se ha visto mejorado con respecto a otros modelos anteriores, siguiendo la inquietud que los responsables de la casa milanesa han puesto de manifiesto en lo que a este área se refiere para sus coches en el futuro. Pero de todo esto es de lo que a continuación vamos a hablarles.
Es como una costumbre, sea cual sea el modelo Alfa Romeo, a su paso por las calles y carreteras despierta curiosidad y admiración. La razón hay que buscarla en la imagen que la marca siempre ha tenido (muy unida a sus éxitos deportivos) y también en la atracción que despiertan sus carrocerías. Pues bien, el Alfetta no se escapa a esa curiosidad, y si a eso le unimos el hecho de que sea Diesel, no pasa en absoluto inadvertido. Su exterior es limpio y sencillo, nada está hecho de cara a la galería. Formas muy cuidadas, diseño muy propio, líneas muy clásicas son las notas que caracterizan al Alfetta. Y todo ello rematado por el clásico escudo de Alfa Romeo, que es un símbolo de distinción y de calidad. Por lo tanto, no hay mucho más que destacar en el modelo probado, salvo quizá el tubo de escape en su parte trasera, muy voluminoso, y las llantas de aleación de un diseño realmente sencillo y a la vez aerodinámico.
SUPEREQUIPADO INTERIOR
Como decimos en la presentación de la prueba, una característica fundamental en el Alfetta es la gran mejoría experimentada en la terminación de sus elementos y en el acabado final. Pues bien, si en este apartado se ha avanzado a pasos agigantados, en cuestión de equipamiento no tiene nada que envidiar a berlinas de lujo de mayor categoría y en versiones gasolina. La amplitud del habitáculo del Alfetta es excelente, lo que unido a su gran confort y al fastuoso equipo que presenta hace de él un vehículo adecuadísimo para grandes viajes (con poco gasto en combustible, claro está). El salpicadero del Alfetta está muy bien resuelto y es muy bonito. La única pega que hay que ponerle es la falta de cerradura en su guantera. Su cuadro de instrumentos es muy completo (cuentavueltas y manómetro de aceite incluidos) y realmente fácil de leer, y su volante (de puro estilo Alfa Romeo, aunque a nuestro parecer algo sobrepasado y resbaladizo) es regulable en altura.
Los asientos son muy cómodos en general. Los delanteros son algo blandos (aunque mi hernia discal lo note más que otras constituciones) y cortos de banqueta, pero aun así resultan suficientemente cómodos y sujetan bien el cuerpo. El asiento trasero (con reposacabezas integrados) sí que es cómodo, sobre todo para dos adultos, ya que el tercero, situado en medio, tiene la dificultad del túnel de transmisión para colocar bien las piernas. La altura al techo y la distancia con los delanteros es más que suficiente. Buena muestra del equipo que ofrece el Alfetta es el túnel situado en el techo, dotado de los mandos de apertura de ventanillas eléctrico y diversas luces, tanto para los pasajeros de delante como para los de detrás. Para completar el equipo, el conductor dispone de mando por control remoto para el retrovisor exterior (no estaría de más la presencia de otro en la puerta derecha) y de cerraduras centralizadas.
El maletero, operable mediante una palanca situada bajo el asiento del conductor, dispone de una generosa capacidad y unas formas muy aprovechables, echándose en falta solamente una mayor altura, ya que su profundidad es sobresaliente. El acceso de la carga es, a su vez, sencillo.
Es, en definitiva, un habitáculo lujoso, claro y muy agradable, al que los toques en imitación madera le dan un ambiente muy cálido.
GARRA Y GENIO EN DIESEL
Lo que da una verdadera personalidad a esta nueva versión del Alfetta es su motor. Se trata de un cuatro cilindros Diesel fabricado por la firma italiana VM al que los técnicos de Alfa Romeo han retrabajado para adecuarlo al espíritu deportivo de sus productos, sobre todo a nivel de la tapa de balancines. Dotado de sobrealimentación mediante turbocompresor, este motor de 2.393 c. c. ofrece una potencia nada despreciable de 93 CV. a 4.200 r. p. m., con un par máximo de 19 kgm. a 2.400 r. p. m., totalmente suficientes para poder con los 1.270 kg. que pesa el coche. Es un motor de una sonoridad realmente buena para ser un Diesel y, aunque al ralentí denota claramente su condición, en marcha es apenas perceptible. Lo que si denota en marcha que se trata de un motor Diesel es la emisión de humos. El rendimiento de este motor es excelente, con una elasticidad envidiable y unas prestaciones que parecen más bien de un "gasolina". El turbo entra en acción con prontitud (alrededor de las 2.400 r. p. m.), emitiendo un sonido muy característico y propulsando al coche con rapidez. Si la potencia está presente en casi todas las gamas de revoluciones, la auténtica patada se produce entre las 2.400 y las 3.000 revoluciones, siendo algo más perezoso por debajo de ellas y estabilizándose por encima.
Para las suspensiones se han empleado sistemas tradicionales en Alfa Romeo, es decir, ruedas independientes con triángulos superpuestos delante y eje del tipo De Dion detrás, estando dotados ambos de barra estabilizadora. El sistema de frenos es de doble circuito independiente para cada tren con discos en las cuatro ruedas. En cuanto a su dirección, es de cremallera sin asistencia.
La caja de cambios es manual de cinco velocidades, con unos desarrollos y unas relaciones de cambio francamente logrados para el motor que equipa.
COMODO PARA EL CONDUCTOR
La posición ante el volante del conductor del Alfetta Turbodiesel es bastante cómoda. La regulación del volante en altura y la fácil adecuación del asiento ante los diversos mandos (salvo quizá en altura) permiten una postura agradable, a pesar de que los asientos nos hayan parecido algo blandos. Estos, por otro lado, sujetan convenientemente el cuerpo en curvas. El cuadro de instrumentos se ofrece con claridad al conductor, con todos sus elementos bien a la vista (salvo el manómetro de aceite, algo oculto). Por otro lado, los diversos mandos caen perfectamente a la mano. Los pedales están bien situados, permitiendo toda clase de maniobras con ellos, y además el conductor cuenta con un generoso reposapiés para el pie izquierdo. La palanca de cambios está bien situada y su accionamiento (si no fuera por la dureza de la misma) no presenta problemas para el conductor. Por último, el volante es algo grande y con su típico aro de material imitación madera excesivamente barnizado ocasiona que las manos resbalen a poco que éstas suden. Eso sí, estéticamente tiene su encanto.
La visibilidad en el Alfetta no es más que pasable. La línea trasera algo elevada perjudica la visión hacia atrás (a lo que, además, ayudan los reposacabezas integrados el asiento trasero). Hacia los lados y hacia delante no presenta dificultad alguna. Creemos que es un coche que, estando tan bien equipado como está, debería incorporar (de serie) un espejo retrovisor exterior en el lado derecho.
La ventilación es más que suficiente, con un flujo de aire hacia el interior del habitáculo muy regular en todo momento. La calefacción no debe presentar ningún problema.
Un obstáculo, tonto si quieren, que se encuentra el conductor del Alfetta en la búsqueda de la mayor comodidad es la ausencia absoluta de huecos para depositar objetos, ya que ni en las puertas los posee, y el recurso del hueco de la radio sirve como tal sólo temporalmente.
COMPORTAMIENTO EQUILIBRADO
El Alfetta, una vez puestos en carretera, se comporta con gran nobleza en cualquier situación en la que se vea envuelto. En autopistas y carreteras de muy buen firme no acusa el menor problema, guarda fielmente las trayectorias y es insensible al viento lateral. En carreteras viradas y con peor firme, el Alfetta mantiene un buen ritmo de marcha, encontrándose muy a gusto en zonas de curvas. Obedece noblemente a los movimientos desde el volante. Con piso seco se comporta perfectamente en cualquier tipo de curvas y a velocidad normal. Cuando la velocidad aumenta, tiende a barrer la curva con el tren trasero de una manera muy progresiva y fácil de controlar con el volante, si el piso, en estas condiciones de terreno, se encuentra mojado, los cuidados que hay que tener son mayores, ya que acusa el fenómeno de intentar salir recto de la curva, y ese efecto sólo se puede evitar levantando el pie. La dirección del Alfetta es firme en conducción normal, pero a la vez precisa y rápida. En maniobras en parado se convierte en excesivamente dura y pesada, lo que supone un contratiempo. Por otro lado, el volante no ayuda mucho en esos casos.
Con respecto a los frenos, se quedan un tanto escasos y resultan poco eficaces en líneas generales, a pesar de ser de disco en las cuatro ruedas. Estos frenos mejoran notablemente en caliente. Sin embargo, no hay que dejar de lado su buena progresividad. En cuanto al embrague, cumple perfectamente su misión con progresividad y eficacia, pero su accionamiento es ciertamente fatigoso.
La caja de cambios del Alfetta, situada junto con el diferencial en el eje trasero, es bastante imprecisa en su manejo y su palanca de cambios muy dura, tanto es así que se pueden presentar problemas a la hora de seleccionar la primera velocidad y la marcha atrás. Esto es algo que ya parece inherente con la manera de ser de los Alfa Romeo, sea cual sea el modelo.
PRESTACIONES MUY INTERESANTES
Como ya anunciábamos, el rendimiento de su motor Diesel turboalimentado proporciona al Alfetta unas prestaciones muy interesantes, pudiendo ser comparadas incluso a las de un coche de gasolina. Gracias a sus relaciones de cambio alcanza los 166 km/h. en quinta velocidad, alcanzando en cuarta más de 153. Si en velocidad máxima no parece que pueda sorprender, si lo hace en aceleración, dado su motor y su desfavorable relación peso/potencia debido a sus casi 1,3 toneladas. Tanto sus 13,25 segundos para pasar de 0 a 100 km/h. como sus 34,95 segundos para recorrer el kilómetro así lo demuestran. Pero, con mucho, en el terreno donde mejor se mueve es en el de las recuperaciones. Su elasticidad es magnífica, lo que permite una circulación por vías urbanas de lo más desahogada.
No se puede decir que su consumo sea brillantísimo, pero sí, desde luego, responde a lo que le puede pedir a este coche, dadas sus prestaciones. No llega a los seis litros a velocidad de 90 km/h., ni a los ocho a 120 km/h., lo cual está en línea con vehículos de su categoría. En ciudad, gracias a su elasticidad, parece más brillante, como atestiguan los 10,25 litros conseguidos. En fin, es un coche que puede circular tranquilamente sin llegar en ningún caso a los 10 litros.
MANTIENE EL ESPÍRITU ALFA ROMEO
En conclusión, es un coche con un cierto toque deportivo a pesar de su motor Diesel. Muy bien equipado, con un excelente motor, con buenas prestaciones y un comportamiento sin tacha, pide una mejora en sus frenos y una suavización general de caja de cambios, embrague y dirección. Es destacable la mejora que ha sufrido en cuanto a calidad de acabados.
· Texto: M. Doménech (VELOCIDAD Nº 1196 - 25-ago-84)
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