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Seat 132 Diesel
Hasta hace muy poco tiempo, los coches con motor Diesel en España tenían una difusión ciertamente limitada. Salvo los profesionales del automóvil —taxistas en particular—, el resto de los usuarios se han centrado siempre en los modelos de gasolina, sobre los que las marcas han dedicado preferentemente sus esfuerzos. Hasta que hace unos años apareció el Seat 1500-1800 Diesel de motor Mercedes eran los coches de importación los que marcaban la tónica de cara al usuario. Para el taxista lo más sencillo resultaba comprar un 1400C o un 1500 y acoplarle el motor Diesel de su preferencia. En resumidas cuentas, la demanda del particular para este coche no justificaba la presencia de un modelo de tales características en la gama de una marca. Hoy, la situación es muy distinta. El coche Diesel sigue siendo caro, bastante caro, pero su amortización se presenta mucho más a corto plazo que antes.
La gasolina fue un producto barato hasta que se disparó. En estos momentos, la futura subida ya se masca en el ambiente y los rumores existen para todos los gustos. Hay quien hasta afina en céntimos y dice que el futuro precio de la super será de 31,70 pesetas/litro. Sin embargo, el gas-oil, si bien ha sufrido las lógicas alteraciones, se mantiene en 14 pesetas/litro. «Habrá que pensar en comprarse un Diesel», ha sido un comentario que hemos podido oír en los últimos tiempos. Es su momento y por dicha razón hemos traído a nuestro banco de pruebas uno de los dos Diesel existentes en nuestro mercado, el Seat 132, un modelo que nos ha deparado varias e interesantes sorpresas.
Conocido por todos los usuarios, el 132 es un modelo grande dentro de la producción nacional. Revalorizado desde que hace más de un año su carrocería recibió una serie de notables modificaciones, acompañadas de ciertos retoques a la mecánica, su estética es agradable. Prácticamente, y visto desde fuera, sólo se diferencia con los modelos de gasolina por su parrilla, algo menos agraciada. Presenta el mismo diseño que los primitivos 132. Es decir, no rodea los faros como el actual, sino que va hasta los dos interiores. Visto desde atrás, se reconoce por el anagrama Diesel Mercedes-Benz, situado entre el grupo óptico derecho y la matrícula. El cárter, aleteado, prácticamente no se ve.
Como sabrán nuestros lectores habituales, este coche incorpora el motor Mercedes tipo OM-615.969, acoplado a la caja de cambios de Seat. Existen cuatro versiones: dos de cuatro velocidades (Normal y Lujo) y otras dos de cinco velocidades. La versión cedida por Seat era la de cinco velocidades con acabado de lujo. La más elaborada, bien es verdad, pero también lo más cara. Su precio, franco fábrica, 363.850 pesetas; en la calle, con seguro, algo más de 450.000. En concreto, el coche más caro de todo la gama Seat y el cuarto —también por arriba— de la producción nacional en conjunto. Es en virtud de tal precio, por lo que quizá seamos algo más exigentes en algunos aspectos que más adelante veremos. Para mayor orientación, diremos que el modelo normal de cuatro velocidades tiene un precio franco fábrica de 337.250 pesetas. Frente a las cantidades de los modelos de gasolina —el 1800 Lujo cuesta 317.200 pesetas franco fábrica—, son un poco altos, pero la amortización en razón de su economía es bastante palpable. Al hablar de consumo y ver cifras concretas hay quien se sorprenderá.
CONFORT
Probado el 132 de gasolina hace ahora un año, debemos puntualizar que hay una serie de conceptos en los que el Diesel no varía. Sin embargo, en el confort repercute la sustitución de un motor por otro, aunque lo principal no ha cambiado: sigue siendo un coche confortable para largos recorridos. El diseño de los asientos lo vemos excelente. Sujetan la espalda como es debido y también las piernas hasta la articulación de la rodilla. La sujeción lateral es óptima. En conjunto, el puesto de conducción está muy bien resuelto y se completa con el volante regulable en altura. Como el asiento y el respaldo son también regulables no hay problema. El asiento trasero es también cómodo; cuenta con descansabrazos central. El tapizado es agradable, de lo mejor que encontramos en la producción nacional. La ventilación y calefacción son buenas.
Por lo que respecta a la suspensión, debe decirse que su diseño está en función de la comodidad (aunque los muelles y amortiguadores son algo más duros), lio que no quita el que las reacciones del tren trasero se transmitan con fidelidad a la hora de pasar por zonas bacheadas a cierta velocidad. Las hemos acusado quizá algo más que con el modelo de gasolina. De todas maneras, no queremos ser excesivamente puntillosos; el 132 es un coche eminentemente cómodo y la prueba es que después de hacer seiscientos kilómetros de un tirón, nuestro cuerpo no ha dado muestras de cansancio.
El tema del nivel sonoro es el que debemos destacar. El motor Diesel es rumoroso en ralentí sobre todo. A ello hay que unir, también al ralentí, el ruido de la caja de cambios en caliente. No cabe duda de que el nivel del conjunto es alto. Pero en movimiento, la cosa cambia radicalmente. El ruido disminuye de forma muy considerable y no es elemento contrario al confort de marcha, en absoluto. Se ha conseguido una buena insonorización, aunque en ralentí, repetimos, el conjunto se oye a distancia. En marcha, si dejamos caer de régimen excesivamente el motor en una velocidad larga y aceleramos, lógicamente las vibraciones hacen acto de presencia. Pero esto es un error de conducción, que ya poca gente comete. El problema de las vibraciones se encuentra bien resuelto. En resumen, el confort del 132 Diesel, por lo que a nivel sonoro y vibraciones respecta, está en línea con la buena comodidad del modelo.
Poco hay que decir. Quizá sea una de las más destacadas virtudes del 132. Hay cinco cómodas plazas con espacio a lo largo y a lo ancho, además de un maletero en consonancia. No hemos apreciado ninguna pega.
CONSUMO
Más que nada, la justificación del ensayo de este modelo se encuentra en este apartado. Para quien no esté acostumbrado a un Diesel, habrá muchas sorpresas. Irse de Madrid a Barcelona por 672 pesetas es una de ellas, por ejemplo. Como referencia podemos decir que el mismo recorrido con el 1800 gasolina sale, como mínimo, a algo más del doble: 1.396 pesetas.
Decididamente para el usuario que viaja por carretera y quiere hacerlo de forma económica, el Diesel es la solución. Además del precio del gas-oil antes citado, en el 132 hay que sopesar su consumo específico, que no es elevado teniendo en cuenta su cilindrada de dos litros.
En carretera Redia, a un crucero de 120 km/h., sacando una media de 95 km/h., el consumo fue de 9,9 litros por cada cien kilómetros. Fue una conducción rápida dentro de las posibilidades del modelo en cuestión, intentando sacarle el máximo partido siempre que se hizo uso del cambio.
En recorrido montañoso, sin alardes, el consumo se estabilizó en 10,8 litros a los cien kilómetros. Por lo que a ciudad respecta, siempre es difícil dar cifras con exactitud. En nuestra medición, salieron trece litros.
En resumen, nos encontramos ante uno de los coches más económicos de la producción nacional. No hay que olvidar, por otra parte, su considerable autonomía, gracias a los cincuenta y seis litros que caben en el depósito de combustible.
PRESTACIONES
Es otro punto de interés en este modelo. En general, son modestas. Los Diesel son unos motores robustos, en los que la economía ocupa el primer plano.
La velocidad máxima que hemos podido cronometrar ha sido de 129,3 km/h., correspondiente a 140 de contador. El coche se estabiliza con prontitud en los 110-120 km/h. y los mantiene sin esfuerzo, tanto en cuarta como en quinta. Lo que ocurre es que no queda margen de potencia y si se requiere un empuje suplementario para un adelantamiento, dicho empuje no se encuentra, al no haber ese margen de potencia.
Las aceleraciones son bastante lentas. El motor, como todo Diesel, no coge vueltas con gran rapidez, pero el resultado es honorable dentro de lo que cabe: 41”4/10 para cubrir el kilómetro con salida parada. Esta cifra se consiguió forzando en las velocidades intermedias, por encima de los límites que marca el cuadro de instrumentos para cada una de ellas.
Donde nos ha sorprendido el 132 Diesel es en su capacidad de recuperación. La elasticidad del motor es sobresaliente, y partiendo de 40 km/h. en cuarta, se tardan 39” 8/10 en cubrir el kilómetro. En quinta, partiendo de 50 km/h., se invierten 41” 4/10. Ciertamente, el motor permite ir a baja velocidad en cuarta o quinta, siendo, como hemos dicho, su recuperación muy brillante, sobre todo en cuarta. Esta es una velocidad muy polivalente en este modelo. En adelantamientos se hace a veces necesaria, si se marcha en quinta.
FRENOS-DIRECCION
Sin variaciones respecto al modelo de gasolina, ambos elementos arrojan un saldo positivo. El mayor peso del motor y batería —unos cincuenta y cinco kilogramos— no contribuye en exceso a endurecer la dirección. Haciendo maniobras no es un dechado de suavidad, pero tampoco ofrece gran resistencia. Para compensar el mayor peso que gravita sobre el tren delantero, se han montado nuevas rótulas de dirección.
Con las mismas relaciones que el 132 de gasolina, se ven algo acortadas la cuarta y la quinta velocidad. Tenen así algo más de fuerza, que se deja notar sobremanera en cuarta, si bien en nuestra prueba hemos hecho largos recorridos prácticamente en quinta, cambiando a marchas inferiores pocas veces. Pero si se quiere obtener brillantez hay que llevar el motor alto de vueltas. Las relaciones, en general, nos han parecido adecuadas. Con esta nueva caja, distinta a la del antiguo Diesel, la quinta marcha sigue cumpliendo a la perfección su misión económica, ahora con algo más de alegría.
No hay variaciones en la base. Sin embargo, hemos apreciado dos defectos que no pueden admitirse en el coche más caro de la gama Seat: ausencia de retrovisor exterior y de luneta térmica. Sin comentarios. El limpiaparabrisas deja un ángulo muerto importante en el ángulo inferior del montante izquierdo. Se agradece, por otra parte, el lava-parabrisas eléctrico. El cuadro de instrumentos se ve perfectamente; cuenta con manómetro de presión de aceite, velocímetro, cuentakilómetros total y parcial, nivel de gasolina, temperatura del agua, amperímetro y reloj.
Al ser las prestaciones más escasas, la estabilidad del coche está más en línea. A pesar de todo, el tren trasero conserva sus esporádicos sobresaltos.
MOTOR
Se trata de un cuatro cilindros en línea, caracterizado por su robustez. Su funcionamiento es suave y la puesta en marcha fácil, siempre que cuando esté frío se haga uso del precalentador. Con una capacidad de dos litros, desarrolla 60 CV. de potencia a un régimen de 4.200 ir. p. m. El sistema de inyección cuenta con precámaras de combustión y bomba de cuatro émbolos en línea. El árbol de levas en cabeza se acciona por cadena doble.
En unos sesenta mil kilómetros aproximadamente, se compensa la diferencia en precio existente con el 132 de gasolina. No hay duda de que quien quiera un coche económico tiene en el Diesel la solución.
Ciertamente, sus prestaciones no son muy brillantes, pero tampoco es tanta la diferencia para un usuario que viaje sobre todo por carreteras Redia y que no le importe sacar una media de 95 km/h. en vez de 100- 105. En fin, el 132 Diesel es un modelo muy bien definido para quien busque un coche amplio, cómodo y de económico consumo. Sin embargo, habrá que cuidar un poco más el acabado general. En el coche probado por nosotros había de todo. Desde puntos de pintura con óxido hasta un cristal que había que subirlo a mano, pasando por una tapa de guantera totalmente desajustada, entrada de agua a la citada guantera, etc. Suponemos que serían defectos del modelo en cuestión: de cualquier manera, inaceptable, aunque no empañan el buen concepto que nos hemos formado del coche. · Fuente: A. Mallo (VELOCIDAD nº 755, 28 de febrero de 1976)
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