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Seat 1430 «potenciado»
El 1430 «potenciado»
es el último paso en el desarrollo de una gama que se inició, hace ya unos
cuantos años, con el 124 original, aquel de la suspensión trasera con trompeta
de prolongación del diferencial. Y decimos que es el último paso con toda
intención, porque el también recientemente aparecido 1430/1600 ya es un coche
de otra categoría, por más que comparta la misma carrocería con el que ahora
nos ocupa.
El «potenciado»,
resumiendo en pocas palabras, es la versión más afinada y perfecta de toda la
ya amplia gama 124/1430; el más afinado, repetimos, pero manteniendo de manera
constante las características de la serie, con sus virtudes (mejoradas algunas)
y sus defectos (constantes unos y disminuidos otros). Esta nueva versión viene
a sustituir al hasta ahora existente 1430; de momento, la denominación
que le venimos dando servirá para distinguir a unos modelos de los otros, pero
con el paso de un poco de tiempo se quedará simplemente en ser el modelo '73.
También mantiene el mismo precio, 155.000 pesetas franco fábrica, al que luego
se añaden las «opciones obligatorias» de antirrobo y cinturones, más las
voluntarias de luneta térmica y cristales atérmicos, y luego las mil y una
zarandajas que hacen que el cálculo del precio de un coche sea un ejercicio
matemático cada vez más difícil de resolver.
De cualquier
modo, el 1430 ha recibido una inyección de potencia que le permite
afrontar con un poco más de desahogo que antes la cerrada lucha comercial que
se ha entablado en la clase «media-alta» de nuestro mercado, en la que le
disputan el terreno el R-12 S, el Simca 1200 Special y el Victoria De Luxe, con
la ya próxima incorporación del Citroën GS para acabar de anima el ambiente.
De todos ellos, el 1430 es el único que todavía defiende la estructura clásica (motor delante, propulsión trasera), con eje rígido para mayor fidelidad aún. Todos sus rivales están apuntados a la tracción delantera, que, sin duda, se va imponiendo en el terreno del coche medio. El 1430 tiene también el precio más alto, aunque las diferencias son tan pequeñas entre los cuatro coches, que resultan prácticamente despreciables. En compensación, el «potenciado» vuelve a reivindicar para el 1430 los honores de ser el turismo de más andar en cuanto a prestaciones puras (descontando el Dodge), primacía que el Simca 1200 Special había puesto en entredicho. Este es el planteamiento comercial dentro del cual debe desenvolverse el 1430 «potenciado»; como se trata de una variante de un coche sobradamente conocido, vamos a pasar sin más dilación a. analizar su comportamiento, haciendo mayor hincapié en aquellos puntos que supongan una cierta novedad respecto al modelo anterior.
LA ESTABILIDAD, ¿ES REALMENTE UN PROBLEMA?
El comportamiento
del 1430, que ha sido, cronológicamente, el primer turismo español
moderno con prestaciones «a nivel europeo» ha supuesto, en muchísimos casos,
una incógnita, sin resolver en muchos de ellos, para gran parte de sus
usuarios. Hay quienes dicen que se sujeta maravillosamente, quienes dicen que
nunca, quienes le tienen miedo sólo en mojado, quienes afirman que, con carga,
marcha de maravilla y quienes ni siquiera saben si les gusta o no. Cuando hay
opiniones tan variadas, forzoso es concluir, como primera
providencia, que existe cierto problema, que algo marcha mal en el asunto,
porque un turismo normal debe estar diseñado para que le pueda sacar un buen
rendimiento un conductor también normal.
Por otra parte,
en los tres últimos años, estamos viendo que los 1430 grupo 1 (Turismos
de serie) consiguen en los rallyes resultados francamente sensacionales,
superando -o al menos aventajando proporcionalmente- a turismos de diseño técnico
aparentemente mucho más sofisticado. Ciertamente, las cualidades equilibristas
de un excelente plantel de pilotos tiene mucho que ver en ello, pero también es
verdad que sin mimbres no se hace el cesto, y que, con la incorporación de unos
buenos amortiguadores y un repaso general al coche, el 1430 anda en
carretera verdaderamente «como una tralla».
Ya hemos tocado
un punto de importancia: la amortiguación. Este ha sido uno de los caballos de
batalla sobre los que durante años ha venido insistiendo AUTOPISTA, y que
paulatinamente ha entrado en vías de solución. La eliminación de aquel
primitivo puente con trompeta en el primer paso, junto con el abandono de la
innecesaria estabilizadora trasera. Ahora, nuestro coche de pruebas ha llegado a
nuestras manos equipado con un juego de amortiguadores Junior (que parece haber
entrado a formar parte del primer equipo de estos coches) y nos ha dado plena
satisfacción. Esto es algo que ya sabían muchos usuarios desde tiempo atrás:
instalando unos amortiguadores de auténtica calidad, el comportamiento de un 1430
podía transformarse como de la noche al día. Pero todavía hay más.
Lo que mucha
gente no comprende es la diferencia entre problemas de estabilidad congénita
(defectuosa geometría de suspensión) y problemas de adherencia (en este caso,
del tren posterior). Vamos a explicarnos: Supongamos a este coche sobre una
carretera de buen firme, como suele ser el de un trazado Redia, y con una
amortiguación sencillamente buena, como la que llevaba el «potenciado»
sin necesidad de recurrir a carísimos tubos de procedencia extranjera.
Comenzamos a rodar en plan tranquilo, y todo va de maravilla; existe una ligera
sensibilidad al viento lateral, pero no muy acusada, fácil de contrarrestar, y
que no supone ningún peligro. Comenzamos a pisar más a fondo, y a entrar mas rápidamente
en las curvas; entonces notamos que el coche deriva mucho, que se acuesta y
resbala hacia el exterior de la curva, muy acusadamente y en particular por el
morro. Si echamos mano del comprobador de presiones, advertimos que son las de
origen: 1,7 y 1,9 kilos delante y detrás, en frío.
Puesto que
queremos ir rápido, tomamos al pie de la letra las instrucciones del manual y
aumentamos en 0,2 kilos ambas presiones, tal como se aconseja para plena carga o
para conducción rápida sostenida. Con dicho aumento, el coche parece recuperar
la agilidad, el morro es más manejable, no se «clava» de forma apreciable y
la conducción se hace más divertida, con trayectorias más limpias y salidas
de curva con el pie a fondo, Pero entonces giramos a la derecha y nos
introducimos por una carretera secundaria, con curvas de tipo medio y lento, y
el clásico pavimento de estas rutas, abombado y rizado, con algún que otro
bache estratégicamente situado (donde más molesta, habitualmente). El coche,
de golpe, se convierte en un potro inmanejable. La parte delantera, mal que
bien, obedece a las insinuaciones del volante, pero la zaga muestra una clarísima
tendencia a rebotar sobre el pavimento, desplazándose epilépticamente hacia el
exterior de las curvas y sin permitir mantener una trayectoria rectilínea en
los tramos que así lo exigen.
La causa es bien
simple: delante llevamos una presión de 1,9 kilos, suficiente para mantener el
morro del coche libre de deriva (salvo en conducción muy fuerte, próxima al límite),
pero detrás llevamos nada menos que 2,1 kilos, lo cual es una exageración para
un coche con eje rígido, sobre ruedas no gravita ni la del peso total del coche
(con medio depósito y una o dos personas), correspondiendo una buena parte de
dicho peso a la propia masa no suspendida del propio eje, las ruedas, los frenos
y el diferencial. Moraleja: El eje trasero rebota que es, un primor, y poco
pueden hacer los amortiguadores, ya que no tienen sobre ellos un peso suficiente
que les permita sujetar las oscilaciones del eje. Podemos volver a las presiones
de antes, y el eje disminuirá en sus espasmos (aunque todavía le quedarán
resabios), pero el morro volverá a derivar en forma
escandalosa, en especial en las curvas más cerradas, cuando es preciso doblar más
enérgicamente la dirección.
Nos encontramos
en un callejón sin salida, aparentemente. Y así es, mientras sigamos
respetando la indicación de hinchar con 0,2 kilos de exceso las ruedas traseras
respecto a las delanteras. Pero ahora vamos a tomar la oración por pasiva.
Cargamos el coche con cinco personas y los correspondientes cincuenta kilos de
equipaje atrás; a plena carga. Con las presiones de origen nos lanzamos a la
carretera. A poco que vayamos más rápido que de paseo, advertimos que el coche
se comporta bien, pero con una deriva monstruosa. Recordamos la advertencia de
aumentar en 0,2 kilos para conducción a plena carga; la ponemos en práctica, y
las cosas mejoran, mientras nos mantengamos en plan de viaje normal. Si, a pesar
de ir cargados , tenemos interés en llegar pronto y comenzamos a andar rápido,
el problema de la deriva aparece de nuevo, y ni
tan siquiera con un posterior aumento de 0,1 (es decir, un total de 0,3 kilos
sobre las presiones de origen, que es lo admitido como normal por los
fabricantes de neumáticos) conseguimos disminuirla en forma suficiente. Si
conocemos un poco los intrincados laberintos de
la estabilidad de un auto.móvil, nos tendremos que inclinar ante la evidencia
de que una llanta de 4,5 pulgadas de ancho no es suficiente para controlar el
empuje lateral de un vehículo que pesa más de 1.300 kilos a plena carga, sobre
todo si el calzado es simplemente una goma de 150/55-13.
ANÁLISIS Y SOLUCIÓN
Ya hemos dicho
que el primer problema de este coche fue la amortiguación. Por lo que hemos
observado en el «potenciado», admitamos que está resuelto, al menos al
mismo nivel que en el 90 por 100 de los demás turismos nacionales; suficiente.
Ahora bien el siguiente problema es que el reparto de pesos del coche, en vacío,
beneficia en exceso al tren delantero, máxime en un coche cuyas ruedas
delanteras toman una apreciable caída positiva en curva, mientras que posee un
eje rígido trasero que mantiene a las posteriores siempre perpendiculares al
suelo. El resultado de todo ello es que el morro debe acusar una deriva
sensiblemente superior a la de la zaga, y así es. Tanto más cuanto que, por
recomendación del fabricante, todavía se deshinchan las delanteras respecto a
las posteriores, convirtiendo al coche en lo más parecido a un arado, con el
morro siempre «clavado» en cada curva.
Ciertamente, para
ir a plena carga, es conveniente y hasta necesaria esa ventaja de hinchado en
favor de las ruedas traseras, para evitar que la zaga baile continuamente,
movimiento que desconcierta en grado sumo al automovilista normal. Por esto hay
una buena cantidad de usuarios que dicen que el coche se les agarra muy bien
cargado, pero que les asusta en vacío. Tienen toda la razón del mundo. Por lo
general, con el coche cargado se conduce de forma más tranquila, y con las
presiones normales, o ligeramente aumentadas, respecto a ellas, el coche produce
una gran sensación de aplomo. Por el contrario, cuando el conductor se decide a
hacer algunos «pinitos» es cuando el coche va en vacío, bien sólo el
conductor o acompañado de una persona. Y es entonces cuando se presentan los
fenómenos -simultáneos en una mala carretera de excesiva deriva del tren
delantero y posterior desplazamiento brusco, a saltos, del eje trasero.
Por reparto de
pesos y por geometría del tren delantero, el 1430 exige jugar con las
presiones de forma continua, en función de la carga transportada. En relación
al estado del pavimento, ni más ni menos que cualquiera otro, aunque por la
condición de su eje rígido trasero sea más sensible que uno con cuatro ruedas
independientes. Por todo ello, el fabricante debe comprender que, si no cambia
en su política de recomendar unas presiones únicas e indiscriminadas con el afán
de aparentar una gran sencillez de mantenimiento o desconfiando de un mínimo
interés o nivel por parte del usuario, está siendo el principal causante de
esa nube de dudas que se ciñe sobre la estabilidad del coche.
El 1430,
en resumen, no tiene problema importante de estabilidad en sí. Ciertamente, un
reparto de pesos más equilibrado sería favorable para su comportamiento en vacío
(batería pasada atrás, por ejemplo), y una geometría delantera que impidiese
que la rueda tomase tanta caída positiva al apoyar en curva, tampoco vendría
mal. Pero con todo y con ello, e incluso con sus llantas un poco escasas de 4,5
pulgadas (las de 5, como el R-12 o el 1200 Special, serían lo suyo) puede
comportarse muy bien en carretera, a condición de molestarse en jugar con las
presiones.
Ya que el
fabricante no lo hace, cubriremos nosotros el hueco, recomendando a los usuarios
de este coche lo que nuestra experiencia nos ha indicado como más válido. ¿Que
el usuario medio no se preocupa de an
dar modificando las presiones del coche cada dos por tres? Es posible, y
en tal caso hay que admitir que el 1430 tiene problemas de adherencia, y
de rebote, también de estabilidad. Pero si se quiere sacar el máximo jugo al
coche, en especial con la buena potencia de que ahora dispone la versión de
1973, conviene seguir aproximadamente las siguientes directrices: para andar con
una o dos plazas, las ruedas delanteras deben llevar entre una o dos décimas más
que las posteriores. Para el usuario normal, o el rápido que conduce con
trazado fino y acariciando el volante, una décima más; para el conductor rápido
que lleva el coche de forma brusca, a base de «volantazo y tente tieso», dos décimas
más. Los valores absolutos pueden oscilar entre 1,8 y 1,7 para conducción
sobre carretera secundaria con piso mojado, y llegar hasta 2,2 y 2 kilos para
andar en plan «despendolado» sobre una carretera de buen firme. Para ir a
plena carga, esta diferencia de dos décimas debe invertirse, tal como aconseja
el fabricante. Las cifras de origen, 1,7 y 1,9, son un mínimo que pueden
aumentarse incluso en 0,3 kilos en cada eje. Para el usuario que no desea
cambiar, el justamente afamado término medio nos indica unas presiones del
orden de 1,8 a 1,9 delante y prácticamente siempre 1,9 detrás. Es decir,
mantener la presión recomendada atrás (si se aumenta, el eje comienza a bailar
en vacío), pero aumentar al menos una décima las delanteras para que el coche
quede más equilibrado.
Nos hemos
extendido bastante sobre este tema, pues creemos vale la pena fijar una serie de
ideas que no acostumbran a estar muy claras. La estabilidad del 1430 es
comprometida únicamente cuando las presiones de hinchado son absolutamente ilógicas
para las condiciones de utilización del momento, pero que permite un ritmo
elevadísimo de conducción, sobre cualquier tipo de carretera, a condición de
ir bien amortiguado y bien puesto de presiones. Por lo tanto, lo más correcto
es decir que este coche tiene una buena estabilidad, pero un mantenimiento de la
misma muy incómodo, a base de continuas correcciones de la presión. No haciéndolo
así, hay que concluir que la estabilidad resulta gravemente dañada.
DIRECCIÓN: EL ETERNO TORNILLO
La dirección
sigue siendo la ya archiconocida de tornillo y rodillo. En su favor tiene el ser
sumamente rápida, puesto que, para su batalla de 2,42 metros, y con su
desmultiplicación de 16,4: 1, consigue un diámetro de giro entre bordillos de
10,5 metros con apenas un poco más de tres vueltas de volante de tope a tope.
Esta es una dirección indudablemente rápida para un turismo, y permite manejar
el coche con gran soltura en todas las circunstancias. También se puede decir
de ella que resulta muy suave con el coche en marcha, e incluso muy aceptable de
mover a coche parado, en las maniobras, habida cuenta del peso que soporta.
Lo que resulta
sumamente criticable en esta dirección es la también archiconocida imprecisión
de su mecanismo. En su posición central, donde el ajuste es máximo, existía
una holgura del orden de 1,5 a 2 centímetros en el aro del volante; holgura que
ascendía a varios centímetros cuando el volante pasaba de una vuelta de giro
en algún sentido. Esto impide trazar las curvas rápidas con total precisión,
cuando la trayectoria se controla poco más que con la presión de los dedos;
las correcciones se quedan cartas o resultan excesivas. Cuando probamos el Coupé
Sport 1800, manifestamos nuestra sorpresa por la casi total ausencia de holgura
en su mecanismo y dejamos en suspenso la duda de si tan feliz suceso sería
consecuencia de que para el Sport se afina más en el mecanizado o de que toda
la timonería y caja de dirección eran de origen italiano. Ahora, después de
probar el 1430 «potenciado», nuestra duda sigue en pie, pero se
vence un poco en la dirección de sospechar que la diferencia es debida a la
fabricación en una u otra orilla del mar Ligur.
De todas maneras,
un mecanismo de dirección por cremallera, al que ya se están acostumbrando de
forma exclusiva todos los automovilistas españoles que no son usuarios de Seat,
solucionaría de raíz el problema. Pero, en vista de que incluso para el 132 se
sigue manteniendo la mismísima caja de dirección, nuestras esperanzas son
totalmente utópicas. Fiat, que tan innegable dinamismo industrial demuestra
para la ininterrumpida presentación de nuevos e interesantes modelos y
variantes parece tener un cariño inestimable a su dichosa dirección de
tornillo y rodillo, que incluso debe ser más cara de fabricar, a nuestro
juicio, que una cremallera.
UN MOTOR EN SU PLENO RENDIMIENTO
Que el 1430
era un coche de excelente rendimiento, gracias a la potencia de su motor, nadie
lo ha puesto nunca en duda. El «potenciado» viene a reforzar, de manera
notable a nuestro juicio, esta posición de supremacía que el coche ha
detentado durante algún tiempo, y que ya estaba seriamente amenazada, como decíamos
en la introducción. Los retoques que ha sufrido el motor son de poca
importancia aparente, pero que en conjunto le prestan un atractivo
suplementario. El árbol de levas mantiene el mismo diagrama teórico, con el
mismo «cruce», pero el alzado de válvulas aumenta en seis décimas, mejorando
la «respiración» del motor, especialmente desde el régimen de par máximo en
adelante. La carburación ha sido retocada en sus reglajes (incluso los tubos
emulsores son totalmente distintos), y finalmente, la cámara de combustión
tiene una forma ligeramente distinta, similar a la ya introducida en el 124-LS.
El resultado es un incremento de cinco CV. de potencia, que se dejan sentir a la
hora de las prestaciones máximas.
LA TRANSMISIÓN Y SUS PECULIARIDADES
El embrague está
muy generosamente dimensionado y soporta el más duro trato. Debido a la relación
de brazos de palanca, no es muy progresivo en su acción, ya que todo el agarre
lo realiza en el recorrido correspondiente a unos pocos centímetros de pedal;
el resto es carrera inútil.
También, por referencias y por experiencias con otros modelos, sabemos que el grupo cónico suele ser causa de problemas en estos coches. En el de prueba, ni el menor zumbido o silbido al retener. Todo es cuestión de que el montaje y ataque del piñón sobre la corona estén bien realizados, siguiendo escrupulosamente las instrucciones. Ciertamente, el dimensionado de todo el diferencial está muy justamente calculado para el par motor a transmitir; el objeto de este alambicamiento es no hacer al eje más pesado de lo absolutamente necesario, por causa de los problemas de adherencia a que hicimos referencia en un principio. Por ello, y para curarse en salud, recomendaríamos a los usuarios de este coche que, durante el período precedente a la revisión, escuchen atentamente si su grupo emite algún sonido más o menos discordante. Y si no es así (que, al fin y al cabo, será lo que ocurra en la mayoría de los casos), procedan a aditivarlo inmediatamente con un producto a base de bisulfuro de molibdeno, de gran eficacia para las altas presiones. Una vez comprobado que el grupo ataca bien, es la mejor manera de garantizarse una transmisión sin problemas durante muchas decenas de miles de kilómetros.
La tabla de
consumos indica que el coche es relativamente moderado en su apetito de
gasolina; sobre todo, se aprecia que el consumo está muy proporcionado a la
velocidad que se le exige al coche, sin altibajos extraños, ni dispararse,
cuando se le pide un alto rendimiento velocístico. Lo que sí resulta un poco
escaso para el coche es el depósito de gasolina, crítica que ya se le ha hecho
a este coche en anteriores ocasiones. Andando rápido, este depósito se lo bebe
en cuestión de 300 kilómetros, dejando un margen para la reserva, y esto se
hace en menos de tres horas en cuanto la carretera sea de un trazado simplemente
mediano y no haya un tráfico excesivo. Esto es poco depósito para un coche que
anda así, repetimos.
PRESTACIONES
CONSUMO
El 1430 «potenciado» volviendo a donde habíamos empezado, es el último y más refinado producto de la evolución en la familia 124/1430. Sus virtudes básicas son sus asombrosas prestaciones, dentro de un consumo muy discreto, y su gran amplitud interna, dentro de un tamaño exterior compacto. Un buen equipo de frenos ayuda a controlar coche en todo momento. Como factores negativos, tenemos un confort algo escaso para su categoría, tanto por suspensión y asientos como por sonoridad, y unos problemas de estabilidad que obligan a un molesto control de las presiones de neumáticos, si se quiere aprovechar de forma eficaz la excelente prestación que su mecánica le permite desarrollar.
Posición:
delantero longitudinal vertical. Número cilindros: cuatro en línea. Diámetro/carrera:
80/71,5 mm. Cilindrada: 1.438 c. c. Potencia fiscal: 10 CV. Material del bloque:
fundición de hierro. Material de la culata: aluminio. Cigüeñal sobre cinco
apoyos. Carburación.-
Un carburador Weber-Bressel 32 DHS-26, vertical descendente de dos cuerpos y
apertura diferenciada por mando neumático a depresión. Bomba de gasolina: mecánica.
Filtro de aire: en seco, de papel. Lubricación.-
Bomba: de engranajes. Tipo de circuito: presión directa a la bancada. Número y
tipo de filtros: uno de cartucho, en serie y bajo presión. Capacidad total:
3,75 litros. Cambio de aceite: tres litros. Refrigeración
por líquido.- Arrastre ventilador: correa trapezoidal. Anticongelante: sí.
Circuito hermético: sí. Capacidad total circuito: 7,5 litros. Distribución:
Situación válvulas: en culata, paralelas, en línea e inclinadas. Situación
árbol de levas: lateral, en el bloque. Mando árbol de levas: por cadena de
doble eslabón. Accionamiento válvulas: empujadores, varillas y balancines. Encendido.-
Delco: Femsa DF 4-14. Bobina: Femsa BD 12-2. Bujías
Firestone F-33 LP. Rendimiento.- Compresión: 9: 1. Potencia: 75 CV. DIN a 5.400 r. p.m. Par motor máximo: 11,3 mkg. DIN a 3.400 revoluciones por minuto.
Embrague.-
Tipo: monodisco en seco, de diafragma. Diámetro del disco: 200 mm. Mando: mecánico,
por cable. Cambio
de marchas.- Número de marchas de avance: cuatro. Sincronizadas: todas.
Relaciones internas: primera, 3,797: 1; segunda, 2,175: 1; tercera, 1,410: 1;
cuarta, 1 : 1. Grupo y diferencial.- Disposición motriz: embrague y cambio en bloque con el motor, eje trasero rígido propulsor. Tipo del grupo: cónico hipoide. Reducción: 4,1:1 (10/41). Desarrollo final de la transmisión: 25,90 km/h. a 1.000 r. p.m. en cuarta.
Estructura
portante.- Carrocería monocasco autoportante. Suspensiones. Delantera: ruedas
independientes, dobles triángulos formando trapecio deformable. Tipo de
resorte: muelle helicoidal. Amortiguador: hidráulico telescópico Junior.
Estabilizador: barra de torsión antibalanceo. Trasera: eje rígido, dos brazos
de empuje longitudinales (por debajo del eje), dos bieletas de reacción (por
encima del eje) y barra Panhard transversal de posicionamiento. Tipo de resorte:
muelle helicoidal. Amortiguador: hidráulico telescópico Junior. Estabilizador:
el efecto combinado de los brazos y las bieletas. Frenos.-
Tipo de circuito: independiente para ambos trenes. Asistencia: depresor Master-Vac.
Dispositivo antiblocaje: compensador trasero en función de la carga. Tipo
delanteros: disco. Diámetro: 227 mm. Area barrida: 874 cm2. Tipo
traseros: disco. Diámetro: 227 mm. Area barrida: 874 cm2. Arca
barrida por los forros de los cuatro frenos en total: 1.748 cm2.
Pastillas de los frenos de disco: Texter V-1431 FF (italianas). Dirección.-
Tipo: tornillo sin fin y rodillo. Desmultiplicación: 16,4: 1. Diámetro de
giro: 10,5 metros. Vueltas volante de tope a tope: 3,1. Arbol de dirección: en
dos tramos, con cardan. Servo: no. Diámetro externo del volante: 40 centímetros. Ruedas.-
Diámetro llanta: 13 pulgadas. Anchura garganta llanta: 4,5 pulgadas. Neumáticos:
radiales. Medida: 150 SR-13. Marca: Michelín ZX. Equipo
eléctrico de 12 voltios.- Generador: alternador Femsa, tipo ALB 40-35. de 540
vatios y 40 emperios. Regulador: Femsa GRK 12-8. Batería: Femsa BTA 12-4, de 45
Ah. Motor de arranque: Femsa MTS 12-23. Depósito de combustible.- Situación: posterior derecha. Capacidad: 39 litros.
Tipo:
berlina. Número puertas: cuatro. Asientos: delante, dos butacas; detrás,
banqueta corrida. Dimensiones:
Batalla: 2,42 metros. Vías: 1.33/1,30 metros (delante/detrás). Longitud: 4,05
metros. Anchura: 1,61 metros. Altura: 1,42 metros. Peso.-
En vacío y en orden de marcha (según catálogo): 925 kilos. Con depósito
lleno (en báscula): 931 kilos. Reparto de peso entre ambos trenes (delante/detrás):
522/47,8 por 100. (depósito lleno). Equipo.-
Faros: Kinby-Carello (4) de 130 mm. diámetro, con lámpara de 45/40 vatios.,
Limpiaparabrisas: Femsa LPH 12-1. Escobillas: Ar-to. Velocidades: Intermitente y
continúa. Instrumentación: Veglia-Breasel. Bocina: dos Pycam TR 20-P. Luneta térmica:
sí (opcional). · Autor: Arturo Andrés (AUTOPISTA abril 1973) · Gracias a Jaume P. por enviar el texto y a Oscar G. por las fotos
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