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Renault 9 TSE VS Seat Málaga 1.5 GLX
Con la aparición del Seat Málaga, aún pendiente de comercialización, la citada marca tiene la intención de reemplazar al 131 y, lo que es más importante, competir dentro del segmento de las berlinas de tres volúmenes, con el R-9, líder indiscutible hasta la fecha. Ambos, en sus versiones más caras, son los protagonistas de esta prueba comparativa, a lo largo de la cual analizamos tanto sus respectivas virtudes como defectos, a fin de orientar a los posibles compradores con la mayor objetividad posible.
ESTETICA: LA DISCRECION COMO NORMA
Ambos modelos están diseñados a partir de un mismo concepto. Su objetivo no es otro que satisfacer a aquellos que, no conformes con la línea de los cada vez más numerosos modelos bi-cuerpo, optan por la concepción básica del automóvil, los tres volúmenes.
El R-9, a pesar de llevar en el mercado poco más de tres años, cuenta con una línea algo más moderna. Sus trazos resultan más ligeros, con una leve forma de cuña que le favorece tanto estéti ca como aerodinámicamente, si bien en este último apartado, al igual que ocurre con el Málaga, no resulta muy favorecido. El nuevo Seat, al estar condicionado por la plataforma del Ibiza, del que deriva, ha de conformarse con un diseño algo más pesado, pero que, sin embargo, puede atraer a una gran parte del público por resultar algo más «aparente» que su rival. Entrando en detalles, los frontales y partes posteriores de ambos modelos resultan bastante discretos. Los dos fabricantes han adoptado para sus productos las mismas soluciones. Tanto el Málaga como el R-9 emplean en sus partes frontales faros rectangulares simples; a grandes rasgos sólo se diferencian por el posicionamiento de los intermitentes y por estar el paragolpes del Seat pintado en el mismo color de la carrocería en su parte inferior. Por lo que al diseño de las partes traseras respecta, y para continuar con las similitudes, los dos gozan de unos maleteros ligeramente sobreelevados. La diferencia entre ambos está marcada por la redondez del Málaga, totalmente opuesta a las marcadas aristas que caracterizan al R-9. Finalmente, y para terminar este apartado, nos referiremos al diseño de las llantas, más estilizado en las del Seat, si bien hemos de tener en cuenta que éstas son de aleación como equipo opcional, mientras que las del Renault, de chapa estampada, no permiten tantas concesiones a la estética con los tapacubos que montan.
INTERIOR: SEGUN GUSTOS Y NECESIDADES
El aprovechamiento del espacio interior es considerable en ambos, si bien el Málaga, al contar con una mayor anchura de caja, posibilita cinco plazas más holgadas Para las plazas delanteras, el espacio es mayor en el Seat, tanto en anchura como en longitud Sin embargo, y como contrapartida, está dotado de unos asientos más duros y menos envolventes que el R-9 que además ofrece un salpicadero mucho más logrado y elegante, ya que el diseñado por los técnicos de Seat da una imagen algo más «pobre». Ello se debe al empleo de unos plásticos que evidencian menor calidad y que, por otra parte parecen inundar todo el habitáculo, pues se utilizan para recubrir casi la totalidad de los paneles de las puertas, mientras que en el Renault 9 éstos son revestidos por el mismo tejido que tapiza los asientos.
En cuanto a las plazas posteriores respecta, hemos de inclinarnos por la mayor amplitud del recién nacido Málaga, que permite, como dijimos antes, que tres adultos viajen con mayor comodidad que en el modelo de FASA. Este último, además de ofrecer una anchura algo menor, cuenta con una banqueta más corta y con un espacio para las piernas algo más reducido, lo cual si bien no llega a ser molesto, sí limita el confort de los pasajeros. Por lo que a capacidad de los maleteros se refiere, no hay que restar méritos al del R-9, amplio y profundo, pero con menor altura que el correspondiente al del Málaga que, con las cifras en la mano, resulta ser el de mayor volumen dentro de su categoría.
MOTOR: VENTAJA PARA EL MALAGA
Uno de los aspectos donde las diferencias son más marcadas es el relativo a las motorizaciones, en el que el ganador resulta ser el Seat. El motor System Porsche, con sólo 64 c.c. más de cilindrada que el montado por el R-9 (1.397 c.c.), es considerablemente más potente. Los 85 CV que desarrolla al régimen de 5.600 vueltas permiten un mayor rendimiento que los 72 CV que el motor de FASA proporciona al mismo número de revoluciones que aquél. En el capítulo relativo al par máximo de ambos motores, el Málaga se lleva la palma, aunque por escaso margen. Mientras el motor Sierra que equipa al R-9 rinde 10,8 mkg. a 3.500 r.p.m., el System Porsche, a idéntico régimen, da 12 mkg., lo que da una leve ventaja en cuanto a elasticidad a este último.
La alimentación está encomendada en ambos a un carburador de doble cuerpo, si bien el Seat proporciona un mayor flujo de mezcla para favorecer a la potencia, pero teniendo como contrapartida unos consumos de combustible ligeramente más altos.
La transmisión de ambos modelos cuenta con cajas de cambios de cinco velocidades, pero con unas relaciones de desmultiplicación que condicionan en gran medida la personalidad de los dos automóviles. Si tanto en el R-9 como en el Málaga la desmultiplicación de la 4.ª y 5.ª velocidad son casi idénticas, en el primero, las tres primeras marchas son algo más largas. Ello determina que la elasticidad del Renault sea inferior a la del Málaga, que «tira» muy bien desde los regímenes bajos. No obstante, esto tiene una pega, el consumo del Seat es sensiblemente superior al del Renault, más enfocado hacia la economía.
AL VOLANTE: DISTINTOS Y DISTANTES
A la hora de enjuiciar el puesto de conducción de los dos coches tenemos que detenernos en diversos aspectos, en los cuales las diferencias son algo más que patentes. La posición frente al volante resulta algo más cómoda en el Renault 9. El asiento es mucho más anatómico y envolvente, pues el montado en el Málaga, además de ofrecer una sujeción lateral menor, tiene una banqueta que, en nuestra opinión, queda algo elevada con relación a lo que sería deseable. En cualquier caso, para solventar en la medida de lo posible esta pega, el Seat cuenta con un volante regulable en altura. La instrumentación es similar en ambos coches, pero con un tablero mucho más logrado en el R-9 TSE, tanto por la disposición de los relojes como por la de los testigos, ya que en el Málaga algunos de éstos quedan ocultos tras el volante.
El manejo de la palanca de cambio es mucho más suave en el automóvil fabricado por FASA, pues la del Málaga, además de imprecisa, resulta dura al engranar las velocidades. Los pedales, aunque algo desplazados a la derecha en el Seat, están mejor dispuestos que en su rival, ya que en éste, además de ser de reducidas dimensiones, quedan demasiado juntos. En cuanto a la dirección, nos inclinamos por la que incorpora el Renault, pues la adoptada por el nuevo modelo de Seat nos parece lenta y más dura, por culpa, esto último, en parte de sus anchos neumáticos. Finalmente, dos conmutadores gozan de diseños totalmente distintos. Mientras el R-9 incorpora las clásicas palancas (la izquierda para intermitentes y luces, y la derecha para el limpiaparabrisas), el Málaga opta por unos falsos satélites que requieren cierto tiempo de adaptación.
COMPORTAMIENTO: EFECTIVOS Y CONFORTABLES
Aunque los dos modelos están condicionados en su comportamiento por el mayor peso que soportan sus ejes delanteros, determinante de sus tendencias subviradoras, ambos muestran «vicios» distintos. El Re nault, con columnas McPherson delante y brazos tirados detrás, resulta mucho más blando de suspensiones, lo cual, además de acentuar la tendencia a irse de morro tanto en curvas de radio medio como en trazados sinuosos tomados a buena marcha, provoca una inclinación de la caja que puede llegar a resultar incómoda. El Málaga, que adopta en el eje delantero el mismo tipo de suspensión, incorpora para el trasero brazos oscilantes transversales. Por este motivo, el guiado de dicho eje resulta mejor que en el modelo de FASA, implicando ello unas respuestas más nobles cuando se circula por carreteras de montaña, si bien ello supone un cierto sacrificio para los ocupantes de las plazas posteriores que, con unos amortiguadores de tarados más duros que los correspondientes al R-9, perciben las imperfecciones del piso de modo considerable.
Ya que hemos aludido a las reacciones de los dos modelos en carreteras de tipo Redia y de montaña, debemos resaltar la influencia que los neumáticos tienen en ambos coches. El Málaga monta los Pirelli P-8 que, aunque más blandos que los de su rival, por culpa de su perfil 65 —70 para el R-9— hacen que las reacciones, cuando se circula a fuerte ritmo, sean más bruscas que en el Renault, que con las Michelin MXL muestra un comportamiento mucho más progresivo y suave. En cuanto a su adherencia en mojado, los P-8 del Seat superan ligeramente a los Michelin de su rival.
En el apartado de frenos, los dos coches se manifiestan, también, distintos. Con el mismo sistema, de discos delante y tambores detrás con servoasistencia, el R-9 se muestra superior. Además de ofrecer una mayor sensibilidad su pedal, que contrasta con la imprecisión del Málaga, la resistencia a la fatiga es mucho mayor en el TSE.
Por último, y aunque nos referimos a ello en un apartado anterior, haremos alusión, ahora, a la dirección. Aunque ambas son precisas, la del nuevo modelo de Seat resulta más incómoda, ya que en maniobras y en trazados con curvas de radio reducido se muestra algo más pesada y lenta.
PRESTACIONES : LA BALANZA, A FAVOR DEL MÁLAGA
Si hasta ahora el equilibrio entre los dos automóviles comparados ha sido la nota dominante —aunque con altos y bajos—, al entrar en el capítulo de prestaciones la balanza se inclina en favor del modelo de Seat. Este, con un motor bastante más potente y unas relaciones del cambio ligeramente mejor escalonadas que en su competidor, ofrece unas cifras dignas de elogio.
En aceleraciones de 0 a 100 el Málaga nos dio una cifra de 11,73 segundos y el R-9 13,6. Para recorrer los 1.000 metros saliendo de parado, la superioridad era para el mismo coche, que aventajó al fabricado por FASA en casi dos segundos (34,3 frente a 36,01). En las recuperaciones, la diferencia resultó más discreta. El Málaga cuenta con unas relaciones sólo un poco más equilibradas, pero suficientes para dar mayor elasticidad al motor.
En cuanto a las velocidades máximas desarrolladas por los automóviles probados, debemos resaltar la influencia decisiva de los 85 CV del Seat, que en cuarta velocidad nos dio casi 166 km/h. (159 para el Renault) y en quinta 164,1 km/h., mientras que su oponente apenas llegaba a los 157 km/h .
CONSUMOS : LAS PRESTACIONES SE PAGAN
La filosofía de los dos co ches enfrentados en esta comparativa, al referirnos a la economía de consumo, es muy parecida: gastar lo menos posible en gasolina. Sin embargo, los 13 CV con que el Málaga aventaja al R-9 son suficientes como para calificar al primero como el menos austero. Mientras el GLX a velocidad mantenida de 90 km/h. gastó en la prueba 6,3 l., el Renault «bebió» 5,5 I. A 120 km/h. la diferencia entre sus respectivos consumos aumentó a poco más de un litro —8,23 para el Seat y 7,04 para su rival—. Y, finalmente, en recorrido urbano, muy tenido en cuenta por los usuarios, el Málaga siguió mostrándose como el más «gastón», con 11,3 litros a los 100, pues el coche de FASA consumió la cifra de 10,2 litros.
CONCLUSIÓN : REPARTO DE VIRTUDES
Los protagonistas de esta prueba comparativa no cabe duda de que ofrecen soluciones idénticas. Tanto el R-9 como el Seat Málaga dan la imagen clásica de las berlinas de tres volúmenes, con diseños tradicionales y mecánicas actualizadas. Sin embargo, tras haber recorrido con ambos un buen número de kilómetros por todo tipo de carreteras, podemos marcar algunas diferencias que pueden contribuir a la hora de que el potencial comprador se incline por uno u otro. Aunque los dos son amplios, el Málaga ofrece más espacio en su habitáculo y en su maletero, el más grande de su categoría. En lo concerniente a motores, mientras el montado por el R-9 es más económico, resulta menos potente, pues su caballaje es algo inferior. Y entrando en detalles más dirigidos al confort del conductor y pasajeros, como viene siendo habitual, el modelo fabricado por Renault goza de un equipo más completo, que incluye elevalunas eléctricos y cierre centralizado de puertas y un acabado de mayor calidad. Por su parte, el Seat ofrece un habitáculo más tosco, con un salpicadero menos estético, pero que, como compensación, permi te el acomodo de cinco adultos con mayor holgura.
Es, en definitiva y como hemos dicho en el encabezamiento de este apartado, un reparto de virtudes el que hemos hecho en esta prueba. Sólo la propia opinión del lector puede inclinar definitivamente la balanza en favor de uno u otro coche. · Texto: José L. Páder (VELOCIDAD nº 1233, 1-mayo-1985)
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