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20.000 km con el Renault 4
Acabamos de cubrir los primeros 20.000 kilómetros con el nuevo Renault-4, el coche más versátil de todo el mercado español: turismo de buena presencia, de gran capacidad, excelente comportamiento, bajo consumo, apto para el uso diario con cierto lujo y, al mismo tiempo, para ir a la finca de campo por los peores caminos o transportar voluminosos bultos. Con el hemos viajado, hemos asistido a conciertos de gala y ha sido también nuestro vehiculo para ir de cacería. En todo caso, nos ha respondido a la perfección.
Esta es la impresión final obtenida después de un largo recorrido por toda España, en uso por ciudad y carreteras de todo orden, con un viaje a Burdeos, Paris, Tolouse, Marsella y regreso a Madrid por Barcelona.
Si el viaje por el extranjero nos dio la oportunidad de sostener por más tiempo la velocidad punta y probar el Renault-4 a promedios de record, el rodaje por nuestra península es el que nos ha dado de verdad la medida de las condiciones excepcionales de este vehículo. Aunque es un coche dócil y sin problemas de compenetración, podemos hablar así de el después de tratarlo a fondo durante tantos kilómetros. Sinceramente creemos que es el utilitario ideal para rodar por España. Ágil para adelantar a los camiones, capaz para una familia, útil para el trabajo diario y resistente con los inesperados baches que todavía sorprenden en nuestras carreteras a las mecánicas más robustas.
Toda la variada climatología de España ha ambientado nuestra prueba: Desde el calor de Alicante hasta la nieve del puerto de Navafría y los temporales de lluvia y viento que hace algunas semanas azotaron las provincias del norte.
Han sido 20.000 kilómetros felices, excepto en tres ocasiones: la primera, al tener que hacer un largo recorrido por Orense sobre una carretero totalmente embarrada y en la que había peligro de resbalar en todo momento. Nos compensó el mal rato la comprobación de la estabilidad del Renault-4. ¿Hubiéramos resuelto tan felizmente las mismas situaciones peligrosas con otro coche? Es posible, pero no pondríamos las manos en el fuego.
La segunda excepción de nuestro tranquilo rodar fue a causa del efecto psicológico que produce cruzar por una zona en la que, momentos antes, ha habido hasta catorce coches accidentados en un tramo de dos kilómetros. Esto ocurría el 19 de marzo, poco antes de llegar a Aranjuez desde Andalucía. Por lo menos el Renault-4 no fue el decimoquinto.
La tercera excepción la vivimos cuando, deteriorada la escobilla del limpiaparabrisas, no hacia bien el barrido y hubimos de cambiarla del lado izquierdo al derecho en medio de una tromba de agua. Como el que no se consuela es porque no quiere, digamos que la tromba también nos fue útil: probamos la excelente estanqueidad del Renault-4.
EL COCHE POR FUERA
El Renault-4 se parece a su antecesor el 4-L como puede parecerse un hijo a su padre. Pero lo cierto es que no es el mismo. Se mantiene la forma cuadrada y angulosa, con la que se pretende dar una idea de robustez más que de penetrabilidad. O sea, se le ha sacrificado el aerodinamismo de líneas en beneficio de una altura cómoda. Se ha seguido una teoría, muy francesa, de lograr el coche práctico y de múltiple uso, sin desentonar en ninguna clase de ambiente, tanto en ciudad como en el campo. Esto estaba conseguido en el 4-L y se ha aprovechado. Será una línea duradera, porque trabajo les va a costar a los diseñadores de Renault el logro de otra carrocería tan practica, con tanta transparencia en los acristalados de las ventanillas, parabrisas y enorme luna trasera, lo que proporciona una visibilidad increíble, hasta que se comprueba desde el interior. El único ángulo muerto que puede resultar molesto, hacia la parte trasera izquierda, se resuelve de maravilla con un espejo exterior.
EL COCHE POR DENTRO
La primera sensación al abrir la puerta delantera es de que se cuenta con un coche amplio y de fácil acceso. Resulta un poco alta la posición del asiento, elevado sobre unos soportes. La entrada a los posteriores, no se ofrece tan cómoda, pero no deja de ser la normal de un utilitario. Una vez sentados en la parte delantera, se aprecia una amplitud suficiente, a pesar de que un gran espacio de la caja esta reservada para equipajes.
El automóvil que hemos utilizado en la prueba tiene tapizados los asientos en color crema claro; blanco el techo y negro los paneles laterales. Precisamente son los asientos la más agradable novedad del Renault- 4 a juicio de las señoras. Los maridos, o ellas si son conductoras, dirán que lo mejor de todo es el nuevo motor.
Desde luego, los asientos son de coche de lujo, Muy parecidos a los que llevan los Renault 8 y 10, individuales los dos delanteros y de respaldo envolvente. El interior resulta pues cómodo y calido.
El salpicadero es sobrio, con algunos detalles, como la entrada de aire, resueltos con extrema sencillez.
Bajo el tablero de instrumentos, hay dos espacios de gran capacidad que nos han resultado utilísimos para depositar pequeños paquetes, carteras, libros, etc.
Los instrumentos de mando, se encuentran bien colocados. La palanca de mandos situada a la derecha del volante y en el tablero, es muy accesible y de un manejo sin complicaciones.
En los instrumentos, hemos echado de menos el retorno automático de los limpiaparabrisas y de los intermitentes, y la luz de ráfagas que disponen otros modelos de FASA. La luz de cortesía tampoco se enciende automáticamente, sino que hay que accionarla con un giro. Se comprende que son detalles en función del precio.
Completan el interior las dos viseras antideslumbrantes y los apoyabrazos. Es particularmente eficaz el del lado derecho. También lo lleva el lado del conductor, y de hecho hay quien lo usa. Depende de la postura de conducción. Detrás hay una bandeja que siempre hemos tenido llena de objetos y paquetes.
La puerta trasera, muy espaciosa, permite un acceso al portaequipajes bastante cómodo. Por si fuera poco su amplitud de carga, el respaldo del asiento trasero se desabrocha y se abate, se desencaja la bandeja trasera, todo sin necesidad de usar herramientas, y se dispone de un hueco asombroso, como si se tratara de una furgoneta. Parece mentira que pueda hacerse esta transformación tan rápida con un turismo que casi se pudiera llamar de lujo.
Como dato curioso diremos que fuimos a recoger el coche montados en un “vespino” y que de regreso, el ciclomotor viajó cómodamente instalado en el espacio trasero.
CARACTERISTICAS TECNICAS
El Renault-4 tiene un motor derivado directamente del que equipa el Renault-8, con un diámetro 4,6 milímetros de menos, pero con el mismo recorrido. El cigüeñal va alojado en una bancada de cinco puntos de apoyo. Esto es algo que se nota y se agradece en un coche de este tipo, porque por mucha alegría de vueltas que se le de, hay ausencia de vibraciones, y como consecuencia el motor alarga su vida. Algo que le revalorizara cuando llegue el momento de su venta a segunda mano.
La cilindrada del motor del Renault-4 especificada en el catalogo como 850cc es sobradamente cierta. Su relación de compresión es 8:1 La potencia, de 35 caballos SAE a 5000 revoluciones por minuto u un par máximo de 6,1 m-kgs SAE a 2500 revoluciones.
El motor es delantero, con tracción también a las ruedas delanteras. Su comportamiento después de los 20.000 kilómetros de marcha, puede calificarse como excepcional y sorprendente en cuanto velocidad, suavidad y elasticidad. Hemos de confesar que no esperábamos unas marchas tan elevadas con este coche, ni su facilidad para subir y adelantar, con verdadero genio deportivo y codeándose con coches de cilindrada superior. La precisa dirección de cremallera es una agradable colaboradora en la conducción rápida.
Si a las buenas prestaciones del motor añadimos la eficacia de la suspensión, tenemos las razones por las que este utilitario tiene en carretera un comportamiento superior al normal. No vamos a especificar nuestras velocidades medias entre los diversos puntos para no fomentar competiciones entre nuestros lectores en carretera abierta. Baste con decir que nuestros tiempos de viaje han sido iguales e incluso con algunos minutos menos que con otros vehículos de mayor cubicaje… y precio.
La velocidad máxima que hemos alcanzado ha sido de 123,2 kilómetros por hora. El velocímetro marcaba por encima de 130 que tiene tope.
Las marchas están bien escalonadas y son amplias, especialmente la tercera, por lo que las subidas se hacen con brío. En las rampas muy fuertes, la segunda es de una gran efectividad, especialmente en ascensos con virajes fuertes. La cuarta es elástica y apenas produce vibraciones cuando va a escasa velocidad a bajo régimen. Aunque el coche se recupera bien, se le advierte más eficacia y alegría cuando se aprovechan bien los cambios sucesivos.
Ha sido precisamente la adopción de esta cuarta marcha una de las características técnicas que completan mas satisfactoriamente las innovaciones que hacen del Renault-4 un coche distinto. El embrague es seguro y no tardamos en acostumbrarnos a la altura de su pedal de mando.
Los frenos de tambor en las cuatro ruedas, tienen una acción buena, aunque es preferible no abusar de ellos. Si se quiere demostrar que se es conductor consciente, no es necesario frenar tanto, sobre todo si se dispone de una caja de cambios tan agradable y con cuatro relaciones. A titulo informativo, informamos que una frenada de urgencia, para la que pedimos colaboración y testimonio de Bernard Tramont, fue realizada en 39 metros marchando a 100 kilómetros hora.
El consumo nos tuvo en principio desorientado. En nuestra primera prueba nos estaba sorprendiendo el elevado gasto. Conseguida una perfecta carburación, llegamos al consumo que se puede considerar óptimo en este coche de 6,9 litros a los 100 kilómetros , como máximo.
En definitiva: La versión 1968 del Renault-4 nos ha deparado un vehiculo totalmente distinto; verdadero turismo, cómodo, rápido y seguro; muy superior a su condición de utilitario si por esto hay que entender la de un coche modesto. Según nuestra experiencia el Renault-4 es un coche de lujo, pero muy ahorrativo y al que no se le caen los anillos si hay que efectuar un transporte voluminoso. Ya saben ustedes el dicho popular sobre las cuatro “eles” del 4-L: elemental, elegido, elegante y elefante, dispuesto para toda carga. El Renault -4 ha superado todas estas condiciones. · Texto: AUTOPISTA nº 484, 18 de Mayo de 1968 · Gracias a LASZ por enviar el reportaje
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