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Alpine-Porsche
Conviví muchos años
con Estanislao Reverter y por eso conozco de primera mano algunas de sus ideas.
Era una persona obsesionada con el peso de los vehículos de competición; fue
de los primeros en taladrar como un colador los pedales de su Porsche, vehículo
que le fascinaba y en el que llevaba agujereada hasta la barra de conexión de
los carburadores. "No se puede desperdiciar ni un gramo, -decía-, porque
mil gramos hacen un kilo, y ganando kilos se ganan segundos". Pienso que de
ahí surgió la idea de combinar un excelente motor y potencia (la del Porsche
911), con la ligereza y aerodinámica del Renault Alpine. Y como Reverter era un
osado y un hombre de acción, no se lo pensó dos veces y se puso manos a la
obra.
Trasplantar el
motor del Porsche 911 al habitáculo del Alpine suponía hacer previamente
muchas mediciones. Y en eso ocupaba su tiempo Estanislao aquel verano de1971. En
cuanto hubo finalizado el Rally de Orense que reclamaba toda su atención corno
organizador se centró en el trabajo. José Pavón acababa de estrellar el
Porsche 911 en la prueba orensana, pero el motor estaba intacto; como en los
trasplantes de corazón, ya había donante. Reverter adquirió un Alpine (matrícula
OR-31.516) y extrajo el motor del Porsche que daba una potencia de 210 CV.
En sus talleres
del concesionario Land Rover de Orense, la actividad era febril, pero el coche
quedaba terminado poco antes del Rally Rías Bajas de agosto, prueba en la que
Reverter pretendía estrenar su invento.
Un accidente, al inflamarse la gasolina derramada en el trasiego de unos bidones por la cerilla de un cliente, le produjo quemaduras de consideración en la cara, que a punto estuvieron de hacerle posponer el estreno del vehículo. Y el ¿qué te pasó Lalao? fue la pregunta de casi todos los participantes foráneos que saludaban al maestro orensano en los prolegómenos del Rías Bajas. Y allí estaba Lalao, con la cara quemada y llena de ungüento, dispuesto a pelear.
TRASPLANTE EN ORENSE
La carrocería
del Alpine (de color azul competición Renault) fue completamente desguazada. En
el interior se instalaba el cuadro principal del Porsche sustituyendo al del
Alpine, se eliminaban todos los tapizados y recubrimientos superfluos, y se
instalaban sendos bacquets y las obligatorias barras de protección. En un
principio, se aprovechaba toda la suspensión delantera del Alpine, aunque se
reforzaba, instalando únicamente unos bujes con cuatro esparrágos para unas
llantas especiales.
La empresa
fabricante de llantas Targa, suministraba unas específicas de 7xl3 pulgadas de
anchura para el eje delantero y de 9x13 pulgadas en el trasero, calzadas con
neumáticos Dunlop Racing. Y es que los pases de rueda del Alpine no permitían
albergar ruedas de mayor altura.
En el eje trasero
las cosas eran más complicadas. Para albergar el motor y la caja de cambios del
Porsche manteniendo los semiejes de salida, era necesario mantener también la
suspensión trasera del Porsche, aunque las cotas variasen un poco. Para ello,
Reverter recurrió a un eje trasero de Volkswagen, donde pudo anclar las barras
de torsión y elementos de suspensión del 911.
Todo esto se producía en unas pocas semanas, y apenas quedaba tiempo para hacer unos rápidos test de carretera para afinar los reglajes de suspensión. En las primeras salidas, el coche se comportaba bastante mal. Había mucha descompensación entre los ejes, y Reverter tuvo que poner a prueba sus enormes dotes de piloto-probador para afinarlo. El morro se levantaba al aplicar toda la potencia del motor Porsche, y las ruedas perdían adherencia. Para no tener problemas a alta velocidad, Reverter instalaba unos pequeños deflectores laterales delante de los aletines de las ruedas delanteras. En realidad, el Alpinche nunca fue un vehículo de fiar, y así nos lo relataba otro piloto que tuvo acceso al Alpinche, Beny Fernández, protagonista de su destrucción en el rally Sherry de 1975.
PRIMERO
REALPOR, DESPUÉS ALPINCHE
Cuando Estanislao Reverter acabó su obra, lo bautizó como REALPOR, acróstico de Reverter - Alpine - Porsche. Lalao incluso se tomaba la molestia de añadir una banda con este nombre en la parte baja de las puertas, con el mismo tipo de letra que Porsche utilizaba en los bajos de su vehículo; pero el público y sobre todo la afición, lo rebautizaban como Alpinche, y Alpinche se quedó. El coche se pintaba en los colores de la Escudería Orense, naranja fuerte, y se remataba con una banda azul y blanca de la bandera gallega que atravesaba longitudinalmente todo el vehículo. No faltaba tampoco, el escudo de la Escudería Orense con la rueda de afilar, símbolo popular de la ciudad. Y para que todo quedase en casa, Reverter utilizaría como candidato al asiento de al lado a su amigo Eloy Rodríguez.
LAS MEJORAS POSTERIORES
Después del Rías
Bajas del 71, Reverter ya pensaba en mejorar su invento. La idea sobre todo era
la de afianzar el eje delantero, porque ahí residía el secreto de su conducción.
Se recurrió a instalar el mayor número de piezas del Porsche. los
amortiguadores se sujetaban en la parte superior con una pieza que permitía la
regulación para poder modificar el avance. Los frenos se modificaban
totalmente, instalando los del Porsche y mecanizando unos bujes nuevos. También
la cremallera de dirección provenía del 911, así como la palanca de cambios y
el pedalier.
El Alpinche
mejoraba notablemente, pero todavía tenía el defecto de que al dar gas en las
curvas se iba de frente.
En realidad, la
vida del Alpinche fue un continuo probar y probar. En el Rally de
Asturias se había roto el motor, y una vez puestos en gastos, se instaló el
2.7 que rozaba casi los 280 CV.
Según nos contaba José Rua, el fiel mecánico de Reverter, tras la instalación del motor más potente, los palieres se rompían. Pero como siempre la solución llegó de la mano de la imaginación ... y de lo que tenían más a mano los infatigables mecánicos de Resfré: las crucetas y los estriados de los Land Rover, ¡irrompibles!
LA VIDA DEPORTIVA DEL ALPINCHE
Decíamos al principio, que el estreno del híbrido orensano se produjo en el Rally Rías Bajas de 1971 y se saldaba con un tercer puesto, detrás de los competitivos Porsche 911 del equipo Repsol que conducidos por Eladio Doncel y Alberto Ruiz Giménez (el Oso), copaban habitualmente todos los rallys del Campeonato de España de la especialidad. Pero la victoria llegó en el Rías Bajas de Vigo en 1972, con el coche mucho más afinado y competitivo y se repitió en la edición de 1973.
Curiosamente, sólo
Estanislao Reverter consiguió buenos resultados con el Alpinche, ya que
sus dos pupilos José Pavón y Beny Fernández que lo utilizaron en algunas
ocasiones, no consiguieron llevarlo a la meta, aunque sí sendos golpes
importantes. El primero de ellos le correspondió a José Pavón, que en la
subida a Castro de Beiro dejaba bastante malparado el coche. A resultas del
golpe, se reconstruyó el morro, instalando un spoiler grande que ocupaba toda
la parte baja del frontal. Pero también Reverter le daba buenos meneos, y a
resulta de uno de ellos en el Rally Vasco Navarro, el coche se volvía a rehacer
(más trabajo para Juan el chapista de Lalao) con una estética bien distinta:
un morro con faros cuadrados y estética semejante a los Ligier del Mundial de
Resistencia. Era el tercer morro, realmente el más feo de todos, y la pérdida
de la identidad de la carrocería Alpine.
Reverter ganó, -además de los dos Rías Bajas comentados -1972 y 1973-, el Rally 2000 Virajes, el Criterium Luis de Baviera, el Rally de Asturias, el Rally de los Pazos y algunas subidas en cuesta como Almofrey y Manzaneda, ésta última la única victoria del coche en tierras orensanas. Una muestra del buen hacer, de la valentía y la afición de este hombre, al que la aventura del Alpinche le cogía ya con más de 40 años.
JEAN-PIERRE
NICOLAS PRUEBA EL ALPINCHE
Con ocasión del Rally Firestone en el que participaba Reverter y Jean Pierre Nicolas (entonces piloto de oficial de Renault y reciente ganador del Montecarlo), el francés le pidió a Lalao que le dejase probar el Alpinche. Cuando se bajó del coche le sugirió que debería hacer una serie para vender, porque sería una arma imbatible en el Mundial. Le había encantado.
LA HISTORIA
PUEDE RECUPERARSE
Según nos refería Luis Reverter, creen que el Alpinche podría reconstruirse. Actualmente los restos que quedaron tras el accidente en el Rally Sherry se encuentran depositados en un taller de Orense, aunque sin motor. Éste se vendió posteriormente, pero no es difícil recuperar la pista y volver a adquirirlo. Si algún organismo oficial ayudase (alguien piensa que la Diputación de Orense podría hacerlo), el Alpinche se reconstruiría para ocupar un sitio en un museo de la ciudad de las burgas. Es una bonita idea, que ojalá se cumpla, porque el Alpinche y Reverter forman parte de la historia de la ciudad. · Autor: Rafael Cid (MAGAZIN MOTOR nº 32, Marzo 2001) · Gracias a Iago Lorenzo por enviar el reportaje
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