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Opel Corsa 1.0 S
La verdad es que no lo esperábamos; una diferencia de 200 cc y 9 CV supone, en la zona del litro de cubicaje y de los 50 CV, la suficiente como para que un coche 鈥渁nde鈥 y otro no. Con los datos obtenidos en la prueba del Corsa 1.2-S, en carrocería TR, había motivos para temer que el Corsa 1.0-S, que comparte con su hermano mayor idéntica transmisión e incluso medida de neumático (ya que tan sólo el básico lleva en la práctica sección 135), se iba a quedar hecho un 鈥渕armolillo鈥. Y por eso nuestra sorpresa ha sido grande al ver que no sólo el pequeño mejora todavía la ya impresionante economía de consumo del 1.2, sino que además anda casi tanto en punta, aunque lógicamente salga perdiendo en recuperación y aceleración pura.
Desde luego, la comparación no es totalmente correcta puesto que existe una diferencia de aerodinámica notable entre carrocerías, que quizá sea superior a la confesada por el fabricante, al menos si tomamos como referencia las respectivas velocidades punta. Es posible que el Corsa corto tenga un Cx de 0,36, pero tal vez el TR tenga algo más del 0,38 confesado. Del mismo modo que, si bien es más que probable que el motor 1.2 disponga de los 54 CV anunciados, que no es nada exagerado para un 1.200 moderno, por el contrario es muy posible que el motor de un litro tenga más de los humildes 45 CV teóricos. Por una parte, en Alemania existen barreras fiscales que van con la potencia real, y no es extraño que muchos motores se sitúen estratégicamente por debajo de dichas barreras; y por otro lado, quizá resultaba poco diplomático reconocer que el motor de diseño anticuado tiene un rendimiento superior al moderno, lo cual tampoco sería tan descabellado, cuando se trata en muchos casos de motores muy restringidos de carburación, y con sólo 3 apoyos de bancada el más pequeño, factores ambos que le favorecen.
Lo cierto es que este pequeño Corsa -pequeño tanto por motor como por carrocería- nos ha deparado una sorpresa superior a la de su hermano mayor, si bien para emitir una opinión definitiva esperamos el momento de probar un motor 1.2-S con carrocería corta. Mientras tanto, el modelo del que hoy ofrecemos la prueba, tiene tres aspectos que le diferencian del que ya pasó por nuestro 鈥渂anco de pruebas鈥: el motor de 1 litro, la carrocería corta, y la eliminación de las barras estabilizadoras en las suspensiones.
EL CHOCOLATE DEL LORO
Y puestos a seguir nuestro orden habitual en el tratamiento de los temas, es de esta última innovación de lo primero que debemos hablar, ya que en cuanto a diseño general de suspensiones, frenos y dirección, todos los Corsa son rigurosamente iguales, lo cual incluye un pedal de freno que resulta relativamente duro para un coche tan ligero de peso y con asistencia. Particularmente no nos desagrada tener que pisar con cierta fuerza para conseguir deceleraciones importantes, al menos teniendo la tranquilidad de saber que si se pisa fuerte el coche frena y bien, como es el caso. Pero gran parte del público está acostumbrado (podría decirse tal vez que mal acostumbrado) a servofrenos de gran eficacia, por lo que comparativamente, no será extraño oir comentar por ahí que los Corsa no frenan bien, cuando la realidad no es ésa, ni mucho menos.
Lo que no vemos nada claro, en cambio, es la economía de eliminar las estabilizadoras en la versión con motor 1.0. Por lo visto, el hecho de que el coche sea más barato y ande poco menos, automáticamente obliga a que sus usuarios tengan que entrar más despacio en las curvas, a juicio del fabricante; planteamiento evidentemente absurdo, máxime cuando ambas versiones comparten idénticos neumáticos y llantas. Otra cosa sería que el Corsa SR, de matiz deportivo, tenga unos tarados de suspensión más duros, y específicos para una conducción más al límite; pero aquí se trata de dos pacíficas variantes de un turismo de gran serie. En cuanto al ahorro económico que esto pueda suponer, nos parece equivalente al del famoso chocolate del loro; es mucho más lógico establecer las diferencias en riqueza de equipo que en elementos mecánicos que afectan a la seguridad.
Lo cierto es que, a coche nuevo, el Corsa sin estabilizadoras se comporta francamente bien, aunque siempre hay cierta diferencia en el inicio del apoyo, y no digamos en los cambios bruscos del mismo. Pero es que, en todos los coches con este mismo principio operativo (ahorrarse las estabilizadoras), el comportamiento se degrada notablemente en cuanto la amortiguación deja de estar en óptimas condiciones. Fiat lo ha sufrido en sus carnes en repetidas ocasiones, y una vez tras otra ha acabado incorporando estabilizadoras, para luego volver a eliminarlas en el siguiente modelo, como ha hecho con el Uno. Para 1984, estamos seguros, también habrá alguna versión del Uno con estabilizadoras, y si no, al tiempo.
En cuanto al resto de la conducción del coche, nos reafirmamos en lo dicho para el TR. La dirección es muy suave, y aceptablemente rápida, el embrague progresivo, y el cambio de gran precisión. Como la postura de conducción también es favorable, y los asientos muy cómodos, dentro del tipo de mullido firme, la conclusión es que resulta un coche muy sencillo de conducir, y tanto más en esta versión de carrocería corta que, junto a la mayor facilidad en maniobra, también elimina la inercia que la cola larga del TR manifiesta en determinadas ocasiones.
UN VETERANO DE CONFIANZA
El motor de un litro de cubicaje se remonta muchos años atrás, a los tiempos del primitivo Kadett. Es muy clásico, con culata de fundición, balancines y tres apoyos de cigüeñal; el encendido es clásico, sin transistorizar. Pero con una carrera francamente corta, admite sin pestañear regímenes elevados, y más lo haría si dispusiese de una carburación más generosa.
A este respecto, tanto los resultados de consumo como el propio comportamiento del motor indican que se ha llegado al límite de lo que puede admitirse como una carburación pobre. Los datos de consumo hablan por sí solos; incluso mejoran a los del 1.2, que era un récord de economía. En cuanto al comportamiento, el conjunto de unas marchas especialmente largas, sobre todo la 1ª, y de una carburación tan ajustada, da lugar a que sea prácticamente imposible realizar una salida fulgurante, incluso en la prueba de aceleración. Con desarrollo de 7,6 km/h y un par máximo inferior a 7 mkg, para un peso total superior a los 800 kg, es imposible conseguir que las ruedas delanteras patinen; aunque se suba el motor de vueltas y en cuanto empieza a morder el embrague se pise a fondo, el motor acaba cayendo de vueltas y la salida es pacífica. Luego, una vez que el coche ya está en marcha, el motor demuestra ser muy elástico, casi tanto como el 1.2, aunque lógicamente se acusa el inferior par motor; pero a medida que va subiendo el régimen, la carburación muy restringida le afecta algo menos al motor pequeño que al grande, y la mayor diferencia entre uno y otro se aprecia en bajo y medio régimen, que ciertamente son los más utilizados en conducción normal.
Al comparar las prestaciones con el 1.2-S TR, se advierte que se pierde más en los primeros 400 metros que en los 600 finales, en cada cronometraje, y la sorpresa mayor llega al final, cuando en velocidad punta tan sólo 2 km/h separan a los dos coches. Naturalmente hay que tener en cuenta la diferencia de carrocería (por lo que al Cx respecta, ya que en peso no hay más que 14 kg); como ya decíamos al principio, es como para sospechar que la diferencia de coeficiente sea incluso superior a la anunciada, o bien hay que rendirse a la evidencia de que el motor 1.2 que probamos no era especialmente brillante de rendimiento en alta, porque en cuanto al 1.0 de esta prueba, no se puede pedir más. Pero, con su encendido electrónico, que tradicionalmente suele salir de fábrica muy meticulosamente calado, se hace raro que el 1.2 estuviese fuera de punto, y más bien hay que achacar la lentitud a la línea, porque las aceleraciones eran bastante briosas.
Volviendo a los consumos, donde encontramos una diferencia notable es en ciudad; nada menos que 2 litros, con idénticos desarrollos y casi el mismo peso, y cuando la aerodinámica no juega para nada. Puesto que la carretera nos demuestra que ambos motores rinden por el estilo (y eso con la penalización de una peor aerodinámica para el TR), la única explicación lógica que se nos ocurre es que, al faltar el cuentavueltas y ser muy silencioso el motor 1.2, con su distribución hidráulica, inconscientemente se tiende a subir más de vueltas, mientras que el sistema de balancines clásicos del 1.0, sin ser especialmente rumoroso, avisa mucho más eficazmente su presencia, y hace cambiar antes.
En carretera los resultados son casi equivalentes, tanto prueba a prueba como en conjunto. Baste recordar que el resultado global de carretera del TR arrojó un crucero promedio de 116,0 km/h, un promedio global de 97,0 km/h y un consumo de 6,73 litros, cifras que prácticamente se calcan con las del Corsa 1.0, y además por los mismos itinerarios (con una sola excepción en 6 recorridos), y a las mismas velocidades de crucero. Evidentemente, la comparación con el 1.2-S de carrocería corta se hace necesaria para acabar de centrar las respectivas eficacias de los dos motores.
CARROCERIA: LA MAS HOMOGENEA
Y pasando al tema de las carrocerías, la prueba del 1.0 nos ha permitido enfrentarnos a lo que desde tiempo atrás estábamos esperando: la comparación de habitabilidades y maletero con el resto de los rivales en la categoría de los polivalentes, ya que el TR, por su específico maletero, e incluso distinta estructura posterior, no permitía hacerlo.
Los coches con los que se enfrenta el Corsa son bien conocidos: el 127/Fura, el R.5, el Fiesta, el Samba y el Mini-Metro; incluso podría incluirse el Panda, si se quiere completar al máximo la categoría, que por arriba hace tope en el Visa, que por tamaño y ser un cuatro puertas se escapa ya a nuestra comparación.
Pues bien, frente a dichos rivales, el Corsa se encuentra muy situado, incluso podríamos aventurar que en primer lugar. Allá van los datos: en la parte delantera, tiene mayor distancia al techo que ninguno, y en anchura es más amplio que todos ellos, con excepción del siempre asombroso Mini Metro, al que cede 1 cm; detrás, sigue siendo más alto que ninguno, más ancho que todos también con la excepción del Metro (le cede nada menos que 4 cm), y en distancia para las rodillas queda por detrás del 127/Fura y del Fiesta. Y pasando a maletero, su cubicación está por encima de la mayoría, con las excepciones del 127/Fura, al que concede 20 litros de capacidad, y del Metro, al que cede 30 litros.
Unas cosas con otras, se puede decir que el Corsa es el más equilibrado de todos; y ya como panorámica, que el 127 sigue siendo un coche muy válido (así que atención al Uno, que sin duda lo mejora), máxime dada su antigüedad; y de los nuevos, el Metro es realmente un fantástico acierto por lo que a carrocería se refiere, sin olvidar su longitud de 3,40 metros.
CONCLUSION
Dado que es el hermano pequeño de una gama en la que se dispone de 3 motores, parecería que el Corsa 1.0 estuviera relegado a las funciones de coche en ciudad, segundo coche o algo parecido. Pero si nos fijamos en los resultados, y damos con la imaginación un salto atrás de unos 5 ó 6 años, vemos que habría estado totalmente en línea con los polivalentes más punteros: 127, R.5-GTL, Fiesta 1.1. Es la existencia de la versión 1.2-S la que le relega a un segundo plano. Cierto que por una discreta diferencia de precio, el 1.2 ofrece más cilindrada, mejor prestación, la misma economía, un motor sin mantenimiento (taqués hidráulicos y encendido electrónico), y una ventaja de potencia que se acusará sobre todo al utilizar el coche a plena carga.
路 Fuente: A. de A. (AUTOPISTA Nº 1231, 12-Febrero-1983) · Gracias a José Fidel por enviar el reportaje
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