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Hispano-Alemán Mallorca 1800
“Ese sí que mola”, es una frase que hemos podido escuchar frecuentemente durante la prueba del Mallorca 1800. No es nueva la admiración de los demás usuarios y viandantes ante este espectacular automóvil, pero se encuentra en un nivel al que no llega ninguno de los demás coches nacionales.
El Mallorca de Hispano Alemán es lo que se dice un coche para no pasar desapercibido. Ello, sin embargo, no exime de los que podríamos llamar “sufrimientos”, a que se ve sometido su conductor. Como los más veteranos deportivos ingleses, la sensación de confort es prácticamente nula. No en vano, este cochecito es hermano gemelo del Super Seven, un Lotus de hace muchos años. Y es ahí, en esas formas clásicas de su diseño, donde radica su atractivo para el gran público, que la mayoría de las veces vuelve la cabeza para verle. Pero bajo esa piel de coche antiguo (¿), se esconde un auténtico automóvil de raza, con un comportamiento que muy pocos pueden igualar. Esta es una de las muchas sorpresas que el Mallorca 1800 puede dar a los que no le conocen bien.
CARROCERIA: LA BASE DE SU ATRACTIVO
Es en este punto donde el Mallorca tiene más admiradores y por el que le vienen más clientes. Su línea es inconfundible y al tiempo que conserva los principios de los clásicos coches de sport británicos, incorpora un toque de personalidad que le caracteriza. Estamos ante un automóvil llamativo. Sin embargo, ciertos conceptos como la habitabilidad, el confort, la visibilidad, etc., han sido relegados aun segundo término por sus diseñadores, que han ido a realizar un coche de sport por el camino más directo.
ESTETICA
Las líneas del Mallorca son más chocantes que bellas. Ahí estriba su originalidad. No se trata de una carrocería caracterizada por la pureza del diseño, ni por una belleza ilimitada, sino por su agresividad. Eso sí, en cualquier momento y bajo cualquiera de las formas que puede presentarse, llama la atención.
Sin elementos como capota o puertas, con ellos o con sólo las puertas, la imagen es espectacular. Quizás descapotado, pero con puertas, es como el conjunto se presenta más favorecido. Finalmente, desprovisto de parachoques, la ganancia es indudable.
Las aletas, alargadas y angulosas, en combinación con las acertadas ruedas Stral de aleación, le dan esa distinción de que están desprovistos los restantes modelos nacionales.
Visto de frente, el largo capot es más alto que en el 1430, particularidad que apuntábamos hace varios meses, cuando les presentamos en primicia este modelo.
HABITABILIDAD
En este especto, el Mallorca empieza a ser menos complaciente. Las plazas son estrictamente dos. El espacio para equipaje también es limitado.
Los asientos delanteros ofrecen una amplitud relativa en el caso de una persona de fuerte complexión. Con el coche abierto, los brazos pueden apoyarse por fuera, pero con las puertas montadas, hay que comprimirse para meterse dentro. Más o menos lo mismo viene a ocurrir con las piernas. Por un lado tienen los flancos de la carrocería y por otro el túnel de la transmisión. No hay, pues, mucho margen para cambiarlas de posición.
Sería de desear, aunque ya se ha hecho algo para mejorar esta pega, acondicionar un “vacía bolsillos” en algún lugar del habitáculo, donde poder depositar documentación y demás bultos pequeños. En el modelo probado, se cuenta con una pequeña bandeja bajo el frenos de mano, pero sus dimensiones son mínimas. Claro que no es fácil conseguir un hueco aprovechable en el estrecho habitáculo del Mallorca. En lo referente a maletero, su capacidad no es ningún ejemplo en su género, pero utilizando preferentemente bolsos de viaje o maletines medianos, se puede aprovechar el espacio que ofrece. Es esta manera, permite llevar el equipaje de dos personas.
La accesibilidad, una vez desprovisto de la capota, no tiene pegas. Sólo se exige un poco de agilidad. Con la capota, ya es otra cosa. Resulta complicado y, para personas de gran talla, harto difícil.
CONFORT
Es el punto débil del Mallorca y el que puede retraer a posibles usuarios. En este caso, nos encontramos ante el clásico dilema entre optar por la estabilidad o el confort y lo reñido que van estos dos conceptos en un coche como el que tratamos.
Así como la suspensión delantera absorbe bien las irregularidades del terreno, la trasera parece como si tuviese amortiguadores de madera. Es extremadamente dura y la más mínima irregularidad o bache los reproduce no ya con fidelidad, sino con una sequedad fuera de tono. De ahí que al salir de carreteras tipo REDIA o de firme similar, la conducción se haga incómoda para aquél a quien las delicias de la conducción rápida no basten para hacerle olvidar lo rudimentario del confort.
Los asientos, por su parte, no pueden con más de lo que hacen. Su forma es buena, pero su grosor resulta limitado, por lo que, en definitiva, se alían con la suspensión trasera.
También, a determinada velocidad, surgen muy molestas vibraciones, aunque bien podrían ser debidas a un incorrecto equilibrado de las ruedas del coche probado.
Hay dos accesorios, que hemos echado en falta y que serían de agradecer por el acompañante. Serían un reposapiés y una agarradera. Una persona de talla media no llega con los pies al final del habitáculo y, por otra parte, no tiene dónde agarrarse. Esto, en carreteras viradas, es molesto.
Lo demás, la suciedad que se coge, el impacto del aire en la cara, es característico de los coches descapotables. Son las peculiaridades del automóvil al aire libre y que sirven para recordar la conducción en aquellos automóviles clásicos, en los que llegar al final de un trayecto con la cara tiznada era cosa normal. Para muchos, encontrar un coche de estas características tiene su atractivo.
De todas maneras, sería bienvenido un deflector que disminuyera el flujo de aire, aunque fuera poco. No menos de agradecer serían unas bocas de refrigeración que contribuyeran a mejorar la aireación del habitáculo, muy caluroso con la capota o “hard-top” instalado.
VISIBILIDAD
Con el coche descapotado y circulando, la visibilidad es buena. En las operaciones de aparcamiento hay que hacerse a sus dimensiones, pues el capot tiene bastante altura. A nivel de espejos retrovisores, el interior se queda algo escaso, al tiempo que dos exteriores vendrían muy bien, sobre todo cuando se circula con la capota montada. A propósito, la operación de montaje de ésta resulta bastante simple. El cuadro de mandos es visible, salvo que el cuenta revoluciones se tapa con la mano derecha.
EQUIPO-ACABADO
El equipamiento del Mallorca resulta muy simple. Cuenta con los elementos necesarios para control del motor y con algunos buenos detalles como los reposacabezas integrados, las bocinas de aire, el cuentakilómetros parcial, el retrovisor día-noche, las luces de marcha atrás y el lavaparabrisas eléctrico. El conjunto en general es el habitual en estos coches: más bien austero, pero con los elementos imprescindibles, aunque a nosotros nos hubiera gustado poder dispones de un lector de mapas.
Respecto al acabado, teniendo en cuenta el precio del coche, debería mejorarse. Un punto a citar puede ser la estanqueidad del “hard-top”.
MECANICA: PARA IR MUY DEPRISA
La mecánica del Mallorca 1800 forma un conjunto homogéneo y perfectamente acoplado para quien busque un coche de elevadas prestaciones. El motor y el cambio se adaptan perfectamente, mientras que los frenos y la dirección permiten controlarlo con eficacia. En general, estos cuatro elementos responden a unos esquemas actuales y su rendimiento es óptimo. Gracias a ello, el Mallorca admite con seguridad una conducción rápida y se deja sacar un buen partido.
MOTOR
El Mallorca 1800 equipa el motor SEAT biarbol de 1755 c.c. que desarrolla 118 CV DIN. Esta potencia, aliada a los 650 kilos que pesa todo el conjunto, arroja un balance óptimo, a fin de conseguir unas prestaciones brillantes.
La puesta en marcha no presenta problemas; tampoco la carburación. El acelerador está bien situado y es suave. El sonido, sin embargo, no nos parece agradable, aunque tiene un nivel de intensidad que no pasa desapercibido.
La potencia es suficiente a todos los regímenes; se cuenta con un buen nivel de elasticidad y en consecuencia las prestaciones son brillantes. La refrigeración no presenta complicaciones. El electro-ventilador entra en funcionamiento con frecuencia en uso urbano. En lo referente a la lubricación y como es habitual en estos motores, hemos observado la baja presión del aceite. Al ralentí se enciende el testigo, lo que ya debería ser menos habitual.
CAMBIO
La caja de cinco marchas permite aprovechar al máximo la potencia del motor. Su escalonamiento es el adecuado para una conducción brillante y es agradable observar el tirón que hay pasando de quinta a cuarta. No son marchas excesivamente largas y el manejo de la palanca no presenta problemas más que para conectar la marcha atrás, operación que a veces exige demasiada paciencia del conductor. Por otra parte, es bastante ruidosa en caliente y al ralentí.
La progresividad del embrague es discutible, así como el esfuerzo a aplicar, que resulta excesivo. Debe señalarse que el pie izquierdo tiene que ir forzosamente apoyado en dicho pedal, ya que no hay otro sitio donde ponerlo.
En general, el paso de una marcha a otra se realiza con rapidez y precisión, mientras que el sincronizado es bueno.
FRENOS
Con cuatro discos y la ligereza del Mallorca, la frenada se muestra suficiente. Aunque no lleva servo, no es exagerado el esfuerzo a aplicar sobre el pedal, aunque se debe pisar con decisión.
Son eficaces y progresivos; también denotan una buena resistencia contra el calentamiento.
La posición del pedal es adecuada y permite un juego correcto con el del acelerador. Debe señalarse que el pedalier en conjunto está mejor que el del 1430. Hay además un pequeño escalón, en el que puede apoyarse en talón del pie con lo que se consigue una buena sujeción de éstos.
Hay sin embargo un punto que no nos ha convenido. Se trata de cierta inestabilidad al frenar, pero que resulta un poco inconcreta. Tras una frenada larga potente, forzando bastante, llega a bloquear de atrás y el coche tiende a irse a la izquierda. Sin embargo, a baja velocidad tienda a irse a la derecha. Tengamos en cuenta, en contrapartida, que durante la frenada, puede soltarse el volante, que el coche mantiene su trayectoria. Es al fina y cuando se va despacio, cuando surgen tales anomalías. También puede pensarse que sea una pega concreta del modelo probado.
DIRECCION
El mecanismo resulta muy preciso. Gracias a él se puede afinar mucho en las trayectorias. Tiene sin embargo una pequeña holgura, que se aprecia más en terrenos de mal firme, haciéndose desagradable a velocidades superiores a 100 km/h.
Si en lo referente a precisión la cremallera responde perfectamente, en cuanto a desmultiplicación no va tan bien: hay que dar cuatro vueltas y media al volante para ir de tope a tope, lo que nos parece excesivo. En recorridos montañosos se deja notar, así como en el callejeo ciudadano.
El volante tiene un tamaño adecuado y el mecanismo no es duro.
PRESTACIONES Y COMPORTAMIENTO: MENCION ESPECIAL
Diseñado con una técnica casi de coche de competición, el Mallorca responde a la perfección. Su comportamiento general es eficaz, apoyado en sus buenas cualidades mecánicas. Las prestaciones son muy brillantes y el auténtico aficionado puede desfrutar largo y tendido con la conducción de este coche; resulta atractivo tanto en carreteras de tipo REDIA como en trazados de montaña.
ESTABILIDAD
Es una de sus mejores características. Con unos neumáticos Firestone Wide Oval de 185, la adherencia es excelente y en terrenos virados el conductor disfruta de la conducción. Tanto en curvas rápidas como en curvas cerradas la estabilidad es irreprochable. Claro que donde más a gusto se encuentra es en carreteras de buen piso y con presiones altas en los neumáticos. En rutas secundarias con asfalto ondulado, conviene bajar un poco la presión de las ruedas y así compensar un poco la dureza de la suspensión, pero hay que poner atención para no pasarse, pues si no el coche cobra tendencia a irse de atrás, aun pisando el acelerador con la máxima suavidad.
El comportamiento general es neutro, aunque yendo a gran velocidad y en caso de forzar la situación cobra un carácter sobrevirador, que se corrige perfectamente gracias a la buena voluntad de la dirección.
PRESTACIONES
Con el motor 1800 éstas se sitúan en un nivel muy competitivo. El coche de la prueba no estaba suficientemente rodado, pero aun así, los valores obtenidos son muy buenos.
La velocidad máxima cronometrada con capota ha sido de 165 km/h a un régimen de 6500 r.p.m. en cuarta velocidad. Por cierto, que el velocímetro del coche iba marcando 160 km/h. En quinta no conseguimos pasar de 160 km/h reales en terreno llano. El motor tenía más trabajo para coger vueltas, si bien es cierto que con más lanzamiento hubiera mejorado su marca. También debemos decir que en circunstancias óptimas, cuesta abajo y muy lanzados, llegamos casi a los 170 km/h reales.
En aceleración, en el kilómetro con salida parada, llegamos a obtener un crono de 32 segundos 4/10.
Como puede apreciarse son unas marcas destacables y con un coche bien rodado posiblemente se mejorarían.
SEGURIDAD
Por lo que respecta a la seguridad activa, hay que señalar las buenas aceleraciones, la estabilidad, la precisión de la dirección y los frenos. Son unas características que le permiten salvar situaciones difíciles con garantía.
La seguridad pasiva es muy inferior, como se desprende de un diseño ya veterano y que ofrece una protección mínima a los ocupantes.
CONSUMO
A lo largo de la prueba, el consumo ha sido de 12,9 litros cada cien kilómetros. Sin duda es una cifra elevada y que se acusa más al precio que está la gasolina.
En este apartado debemos decir que la operación de llenado del depósito sigue exigiendo del expendedor una larga paciencia por la lentitud de la operación.
CONCLUSION
Sin duda, el Mallorca tiene características que convencen. Es un auto llamativo y hoy por hoy uno de los dos coches genuinamente de sport que se conducen es España. Es también el único descapotable en su género, factores que le sitúan en un nivel de exclusividad. Si a ello añadimos su magnífico comportamiento, nos encontramos ante un modelo que tiene muchos puntos en su favor, pese a su inexistente confort. Pero estos puntos resultan un poco caros. Es efectivamente en el precio donde radica el mayor defecto del Mallorca, que, no lo olvidemos, se pone “en la calle” por más de 600.000 pesetas, cifra que hará dudar a más de uno.
· Fuente: VELOCIDAD nº 833 (27 de agosto de 1977)
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