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Citroën CX 25 TRD Turbo
Toda la gama CX de Citroën ha sido completamente remodelada y actualizada de cara a obtener una vigente puesta al día del modelo fabricado en Aulnay. Las variaciones se han centrado, principalmente, en la consecución de una carrocería más moderna y en el logro de un confort más notable del que hasta el momento se ofrecía, aunque en el aspecto mecánico se han realizado también algunas mejoras. La versión diesel turboalimentada, que es la que había conseguido mayor aceptación, se ha beneficiado igualmente de este «lavado de cara», y en la nueva gama 86 se presenta más atractiva y cómoda y mejor equipada, lo que lógicamente ha provocado un incremento en el precio de compra.
La tremenda competencia existente en todos y cada uno de los segmentos de nuestro mercado obliga reiteradamente, a la mayor parte de las marcas, a ofrecer unos productos interesantes y actuales. Por ello, Citroën ha decidido poner al día su gama alta, es decir, los fogueados CX, que se estaban quedando un poco desfasados con respecto a sus numerosos contendientes. La nueva gama CX de Citroën ha sido completamente remodelada y se presenta, de cara a la próxima temporada, con múltiples mejoras que acrecientan su atractivo. La aerodinámica silueta del modelo francés se ha visto favorecida por algunas variaciones, cuyo principal objetivo consistía en dar al vehículo nuevos alicientes.
«NEW LOOK»
Para conseguir que el CX alcanzara una figura elegante y moderna se han trabajado diversos aspectos del exterior de la carrocería. Destacan bastantes detalles que mejoran y modernizan la estética y la aerodinámica, dando un «look» más actual y personalizado al vehículo galo.
Se han introducido nuevas defensas, tanto delante como detrás, que ahora son de material composite del mismo color que la carrocería, y que van integradas formando un compacto conjunto, al llegar a los pasos de rueda. Los intermitentes delanteros y las luces de posición van empotrados en el parachoques y, además, se incorporan estribos y bandas de protección laterales, que salvaguardan la carrocería de posibles arañazos.
Los retrovisores exteriores gozan de un nuevo y vanguardista diseño. Sus formas se han redondeado, para ganar en aerodinámica. Se suman, junto con los demás elementos rediseñados, a dar un nuevo aire a la conocida y elegante forma del CX.
Pero la estética del CX no ha sido la única beneficiada de este «restyling» llevado a cabo por la marca gala.
Bien claro queda que las variaciones efectuadas han devuelto al modelo francés una competitividad que había ido perdiendo con el paso de los años, y aunque su nueva silueta resulta más bonita, agraciada y a la vez más aerodinámica, su interior ha ganado muchos puntos, dado el despliegue de confort que se ha realizado en el habitáculo. Los asientos ya no son excesivamente «mullidos», como ocurría en los anteriores CX. Ahora se han endurecido. Son más envolventes y menos cansados para viajes largos. El sillón del conductor incorpora el reglaje de altura e inclinación de la banqueta, ventaja que antes no aportaba la versión TRD Turbo en la que está centrada esta prueba. Los paneles de las puertas son de nuevo diseño, más funcionales, prácticos, y además, más cuidados en cuanto a acabado. Los tejidos van a juego con la tapicería de los asientos y son de tonos claros, dando más luminosidad al habitáculo y dejando patente la mejora de calidad. El salpicadero es también nuevo. Si bien sus formas son discutibles, lo que queda patente es que genera una sensación de espacio muy notable, sobre todo en el lado derecho.
La posición de conducción no cuenta con novedades importantes. Alcanzar una buena postura es bastante fácil en el TRD Turbo, ya que los múltiples reglajes del asiento facilitan la maniobra. Los pedales se encuentran bastante agrupados y su manejo es bueno, con la sola excepción del freno, cuya excesiva sensibilidad y corto recorrido, unidos a una potentísima frenada, requieren una adaptación en la que no se debe perder atención.
El cambio no presenta problemas de manejo. Aunque la palanca resulta un poco áspera en principio, su precisión es destacable, lo que facilita una buena agilidad y rapidez en la inserción de las velocidades.
La dirección, sin embargo, merece una mención aparte. Dotada de servoasistencia modulada en función de la velocidad, su retorno es bastante brusco y rápido, por lo que su accionamiento obliga a un período de adaptación en el que se debe poner bastante cuidado. El volante tiene un diámetro bastante amplio y facilita cualquier maniobra, lo que es de agradecer en un vehículo de estas características, peso y dimensiones.
Ya habíamos tocado de pasada algunas de las mejoras realizadas de cara a la obtención de un mayor nivel de confort, pero no deben quedarse en el tintero otras no menos importantes. La terminación, que está más cuidada, sirve de pabellón a Citroën para demostrar nuevamente que es capaz de producir vehículos de prestigio. El maletero sigue guardando formas grandes que permiten una amplia capacidad de bultos y equipaje. La guantera es ahora más grande, y se puede aprovechar mejor su espacio. Además, se incorpora, junto con los elevalunas eléctricos y el cierre centralizado, un telemando de infrarrojos de bloqueo de puertas, y la alarma sonora para advertir de que las luces están conectadas.
El sistema de calefacción ha sido reestudiado y mejorado. Monta un selector de temperatura que mantiene automáticamente la graduación elegida, gracias a un nuevo sistema de reciclaje de aire. Las suspensiones también se han beneficiado de los cambios. Aunque concretamente en el TRD Turbo no han sido endurecidas, ofrecen un buen confort de marcha e incorporan un nuevo mando eléctrico para seleccionar la altura de caja, que constituye una novedad importante.
NO HAY NOVEDADES
El motor del TRD Turbo ofrecía ya un buen nivel de prestaciones y rendimiento, por lo que ha sido uno de los grandes olvidados en esta puesta al día. Sus 95 CV siguen intactos y se manifiestan claramente rodando por carretera. Pero la mejor virtud de este propulsor es su elasticidad. Con la turboalimentación Garret T3, el TRD Turbo consigue muy buenos datos de par máximo (22 kgm a 2.000 r.p.m.), ofreciendo, además, una curva bastante plana. Todo esto favorece para que el grupo motriz tenga un buen nivel de bajos y responda a cualquier solicitación y en cualquier régimen de giro. La caja de cambios se combina muy bien con este propulsor y sus relaciones están muy adecuadas para un motor de estas características. No son excesivamente largas y en todas ellas, incluso en cuarta y quinta, es fácil abordar el régimen máximo. Secundan, pues, muy bien al motor del TRD, que a pesar de su veteranía no ha perdido todavía vigencia y es capaz de lograr unas prestaciones que pueden dejar satisfecho al usuario de este tipo de berlinas de ciclo diesel. De todas formas, su larga vida en el mercado se deja notar, sobre todo, por la amplia labor de desarrollo que se ha llevado a cabo en torno a la sobrealimentación diesel en los últimos años, que ha dado lugar a motorizaciones más sofisticadas que alcanzan mejores rendimientos a más altas revoluciones.
Aun así, este propulsor está todavía lejos de «perder el tren», por lo que se puede mantener vigente algunos años ofreciendo robustez y fiabilidad mecánica como virtudes principales, sin olvidar su notable elasticidad.
El comportamiento, a grandes rasgos, no presenta variaciones con respecto a la anterior versión, y las buenas características que tenía el modelo antiguo siguen presentes en el nuevo. El TRD se introduce muy bien y a pesar de sus dimensiones resulta bastante manejable y fácil. Sus reacciones son nobles y progresivas, y su límite está alto, por lo que es difícil llevarse sustos inesperados. Sólo hay que poner cuidado en el retorno de la dirección.
VIGENTE Y ACTUAL
Así, con el nuevo «restyling» llevado a cabo en este modelo de Citroën, se ha conseguido alargar su vida en el mercado, manteniéndolo vigente y competitivo durante algunos años más. Sus prestaciones y consumos son, cuanto menos, discretos, y si bien no son los mejores de su categoría, tampoco son superados por algunos de sus rivales, lo que mantiene al TRD Turbo en un buen lugar en el mercado.
· Fuente: F. Gómez (VELOCIDAD nº 1264, 14 de noviembre de 1985)
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