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Citroën ID-20 Los modelos ID y
DS 20 se intercalan entre las series 19 y 21, dentro del tipo bien conocido de
los Citroën "grandes". El que empezó siendo un modelo único, en
tiempos DS-19, tiene ahora una amplia gama de variaciones, que hace difícil
conocer sus características esenciales. La única
diferencia, dentro de los 20, entre ID y DS es que este último lleva el cambio
con mando semiautomático, mientras que el ID conserva el clásico pedal de
embrague. CARACTERÍSTICAS
Y RENDIMIENTO El motor es el
del antiguo (de hace 2 o 3 años) DS 19 de 2 litros cilindrada, debidamente
revisado hasta lograr los 94 c.v. DIN, a un régimen que es el más elevado de
todos los motores Citroën. El cambio es idéntico, en sus relaciones y grupo,
al de los "21", por lo que tiene un desarrollo final, en 4ª, de 32,5
km/h a 1.000 r.p.m., que le confiere unas excelentes condiciones de llaneo. El frenado, con
discos delante por servo, es excelente; la dirección de cremallera no es
asistida más que como opción (que debe pedirse), y la suspensión hidroneumática
sigue siendo su gran atractivo. La velocidad máxima
de un coche con un desarrollo tan largo es difícil de precisar. Aunque el
fabricante anuncia 167 km/h. nuestras pruebas en Montlhéry arrojan simplemente
160,3 km/h. y en autopista, la aguja apenas si pasa del 170, que con el error
por exceso, vuelve a corresponder a 160. Ahora bien, el anterior ID probado, en
1966, no pasaba de 153 km/h. así que la mejora es interesante. La potencia del
motor se expresa mejor en las aceleraciones. Con salida parada, los 400 m. se
cubren en 19 segundos 1/5, y el kilómetro, en 36 segundos justos. En cambio,
por la poca flexibilidad del motor, y por el largo desarrollo, la reprise en 4ª.
entrando a 40 km/h. arroja 22 segundos para los 400 m. y 42 para los 1.000, con
clara desventaja respecto a las aceleraciones a través de las marchas. CONSUMO
DISCRETO En marcha de carretera normal, a 70 km/h. de promedio, el consumo se eleva a 9,7 litros/100 km., mientras que en una prueba mixta de circuito de carretera, andando al máximo, y vuelta a París desde Morvan, por autopista, la cifra sube a 14,1. Unas cosas con otras, mezclando ciudad y carretera, se debe esperar un consumo del orden de 12 litros, que no es demasiado para un coche de su tamaño y peso. La estabilidad ya es suficientemente conocida, pero lo que muchas veces se olvida de citar entre las excelencias de los Citroën son los frenos. Gracias a la eficaz ayuda del servo, se consiguen siempre unas deceleraciones importantes, pero totalmente equilibradas, sean cual sean las condiciones del pavimento, tanto por adherencia como por estado del firme. Esto, en un coche rápido, produce una gran tranquilidad de espíritu al conductor. En la dirección, por una vez nos quejaremos de una desmultiplicación demasiado directa. En efecto, al ser asistida (que es un suplemento imprescindible), la menor modificación que se hace para corregir la dirección del coche en línea recta resulta exagerada por el servo, dando un bandazo en sentido contrario; la dirección resulta ideal para virar, pero, en su parte central, debería ser menos directa. CONFOR EN GENERAL En este modelo, tipo 69, Citroën ha ensayado unos nuevos asientos, algo más altos y menos blandos que venían siendo hasta ahora. Sujetan mejor el cuerpo, y permiten un dominio mejor del coche, al dar mayor visibilidad al conductor. El único problema para la suspensión hidroneumática siguen siendo los badenes y los lomos agudos, donde a veces la suspensión llega a tope, dando unos "raquetazos" que sufren sobre todo los pasajeros de detrás. La visibilidad hacia atrás sigue siendo casi nula, por la forma del coche, el tamaño de la luneta...y el empañamiento del cristal trasero, salvo que se exija la opción del calentamiento eléctrico de la misma. La calefacción, muy eficaz y fácil de regular. El salpicadero ha sido totalmente rediseñado, pero todavía se echa en falta, y más con este motor, la presencia de un cuenta-vueltas. También se echa en falta el enciende-cigarros, y una guantera con cierre a llave. En conclusión, diríamos que se debería mejorar sobre todo, la potencia a bajo régimen, pero no exijamos demasiado; los Citroën siguen siendo inimitables, en sus virtudes como en sus defectos, y todavía el actual motor durará bastante tiempo. · Autor: Bernard Carat (AUTOPISTA-L'AUTO JOURNAL)
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