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Renault 4/4
Entre los automóviles construidos en España
hace varias décadas, son pocos los que con la simple mención de su nombre hacen aflorar
el recuerdo de una época con la misma intensidad que lo consigue el Renault 4/4.
Tal vez tuviese mucho que ver su condición de primer utilitario fabricado bajo licencia,
lo que favoreció su difusión en los años en que España comenzaba a salir del
aislamiento posterior a la Guerra Civil. Por otro lado, el depauperado parque de turismos
-formado en 1951 por algo menos de 70.000 unidades en funcionamiento necesitaba ya un
estímulo urgente, tanto para su crecimiento como para su renovación parcial.
Al acabar 1951 -más de cinco años antes de que Seat comenzase a fabricar el
«seiscientos»- un grupo formado por setenta y un entusiastas vallisoletanos habían
constituido la sociedad denominada Fabricación de Automóviles, Sociedad Anónima, una
firma que nacía con la idea descabellada de producir coches sin contar con el respaldo
económico de algún banco o alguna gran empresa. Con un capital social de 60 millones de
pesetas y una concesión para montar el Renault 4 CV bajo licencia, en
1952 compraron el terreno e iniciaron las obras de ampliación de las naves adquiridas.
Asimismo, la búsqueda de personal que supiese algo de mecánica y la selección de
proveedores ocupó su debido tiempo, siempre con el objetivo de empezar a fabricar en
agosto de ese mismo año y sacar los 414 al mercado en octubre.
Pero como en el acontecer de una empresa también cuentan lo suyo numerosos trámites
burocráticos, los retrasos administrativos de los imprescindibles permisos para importar
maquinaria, sumados a los vaivenes legislativos en torno al porcentaje de piezas de
fabricación nacional, motivaron un preocupante aplazamiento en la salida del primer
modelo de FASA. Por fin, el 16 de mayo de 1953 quedaba aprobado el
crédito de importación de mil conjuntos de piezas que hacía posible el comienzo de la
actividad industrial... ¡diecinueve meses después de su autorización en el Boletín
Oficial del Estado!
El 4 de junio llegaba a la fábrica de Valladolid el primer vagón con material procedente
de la factoría Renault de Billancourt. Ya se podía dar comienzo a la preparación del
montaje y la formación de técnicos y obreros. Con las necesarias prevenciones, el 1 de
agosto arranca la producción en cadena y será el 1 de octubre cuando se inicia la
producción en serie con la construcción de diez vehículos durante aquella jornada. Al
acabar el año se montaban quince coches diarios y ya se habían entregado quinientas
unidades a Sociedad Anónima Española de Automóviles Renault (SAEAR), empresa encargada
de su comercialización y, anteriormente, de la importación del modelo.
El primer ejemplar correspondió a doña María Victoria Agruña y fue matriculado en
Madrid con el número 107.541. Un millar largo de unidades correspondió a este tipo
inicial construido por FASA, distinguible por sus seis rayas brillantes que oficiaban de
calandra y, evidentemente, por detalles tan inequívocos como la chapita ovalada FASA en
la pared anterior del maletero y el escudo de Valladolid en el centro del volante.
Como para fabricar el Renault 4/4 -denominación popular española del 4
CV francés- se dependía de los envíos de Billancourt, en 1954 salía también de la
cadena vallisoletana la versión modificada que la Régie Renault había presentado en el
Salón de París de 1953. Sus tíras cromadas del frontal se habían ensanchado y se
habían reducido de seis a tres, por lo que los aficionados los distinguían con las
denominaciones «seis bigotes» o «tres bigotes». Además de este visible cambio
exterior, la rueda de repuesto abandonaba su posición horizontal -fijada a un brazo
articulado en la parte alta del maletero- para ir colocada verticalmente en el extremo
más avanzado del portaequipajes, cambio que obligó a buscar para la batería un nuevo
hueco atrás, en el compartimento del motor. También se aseguraba que había mejorado la
calefacción.
Este tipo renovado de «tres bigotes», cuya fabricación siguió hasta 1957, estaba
dotado de un característico velocímetro central con los relojes de nivel de combustible
y temperatura de agua a cada lado. En clara alusión a las formas de su instrumentación,
se le conoce también como «orejas» o como «montera». El ejemplar de color beige
corresponde a esta serie y se encuentra en óptimo estado tras la restauración emprendida
por su propietario, José Félix Briz, vinculado a la marca del rombo desde hace muchos
años y miembro del Club de Amigos del Renault 4/4 de España.
La golondrina que vuela en su
capó posee todo el encanto de los adornos postizos, tan
habituales en los años cincuenta, y encaja muy bien en un coche de estética
«americanizante» aunque a tamaño de cochecito francés. Entre los detalles que
distinguen a este modelo de Fasa, destacan por fuera el rombo con los colores nacionales
-difícil de encontrar- y las aberturas de ventilación a ambos lados de la matrícula
trasera. Por cierto, la forma trapezoidal de esta última es la contraria a la francesa,
ya que por la numeración de las placas de entonces era más práctico que la parte
estrecha estuviese arriba. Otra particularidad de los «orejas» y de los primerísimos
«capilla» era la trampilla de ventilación en la base del parabrisas, único recurso en
origen junto con los derivabrisas de las ventanillas delanteras para recibir aire del
exterior.
Es posible que a muchos les parezca increíble, pero después de permanecer parado más de
un mes bastó con girar la llave de contacto y mover la palanca de arranque situada entre
los asientos para que el motor de cuatro cilindros comenzase a sonar. Pisar embrague,
palanca del cambio hacia la izquierda y hacia adelante..., más vale que el que esto
escribe intentaba familiarizarse con el coche, pues, entre las risas de los que
contemplaban la escena, el pequeño Renault iniciaba la prueba marcha atrás. Como en los
actuales deportivos alemanes o en un Citroén 2CV, para insertar la primera velocidad hay
que dirigir el mando hacia atrás. El motor da muestras de una elasticidad insospechada
para su cubicaje, lo que unido a una dirección de cremallera -muy desmultiplicada, pero
de una precisión y una suavidad poco habituales en su época- lo convierten en un auto
con el que se disfruta en el callejeo.
Ya en carretera y ayudados por un peso en vacío inferior a los 600 kg, los cuatro
cilindros cumplen con eficacia la misión de propulsar a un auto con cambio de tres
marchas. Incluso a sólo 30 km/h, el 4/4 responde con brío en «directa» al pisotón del
zapato derecho, algo que debían evitar los varones más fogosos en compañía de
féminas, ya que el largo recorrido longitudinal de la palanca en los pasos de 2a
a 3a hace irremediable el roce con la extremidad inferior izquierda de la
pasajera.
Todas estas impresiones de conducción son igualmente aplicables al «capilla», cuya
anchura de vías alargada en 10 mm apenas modifica su comportamiento. Mucho más
importante a este respecto son las presiones de hinchado de los neumáticos, especialmente
sensibles a cualquier variación respecto a los 1,0 kg delante y 1,6 kg detrás oficiales.
Por lo demás, los cambios más visibles efectuados en el «capilla» se reducen al nuevo
salpicadero, con cenicero, y a los doce agujeros redondos de ventilación del motor
practicados en la zaga. Este último modelo incluye una modificación muy popular en su
tiempo, que era la sustitución del cristal fijo de las ventanillas por un cristal
corredizo a manivela. El calor habitual en muchas zonas de España hacía imprescindible
contar con más entrada de aire que la del derivabrisas.
Ambos modelos poseen desde su salida de fábrica de un antirrobo Clausor con licencia
Neiman en la columna de la dirección, accesorio que a finales de los sesenta se impuso en
todos los fabricantes nacionales. También coinciden ambos en su sensibilidad al viento
lateral -al igual que sus sucesores los Dauphine y en su consumo económico, muy similar
al de cualquier utilitario actual. Otra de sus bazas es la robustez de su mecánica, capaz
de rodar doscientos mil kilómetros sin levantar el motor a nada que se cuidase el
mantenimiento, a lo que se añadía la sencillez que proporcionaban las camisas húmedas
recambiables para dar una nueva vida al motor por un precio asequible.
La aventura vallisoletana había cuajado y en pocos años el 4/4 cimentó el prestigio de
su fabricante, un prestigio que consolidaron sus continuadores y que llevó a la Régie
Renault en 1965 a participar con su capital en el desarrollo de Fasa, aquella empresa
española que tardaba tanto en resolver sus problemas burocráticos.
Ficha técnica
MOTOR
Tipo: 4 cilindros en línea, refrigerado por agua.
Posición: trasera longitudinal.
Diámetroxcarrera: 54,5x8O mm.
Cilindrada: 747 cc.
Relación de compresión: 7,25:1.
Distribución: por árbol de levas lateral, movido por piñones. Válvulas en cabeza
movidas por varillas y balancines.
Alimentación: por carburador Solex 22 BIC y bomba mecánica de gasolina. (Solex 22 ICBT
monocuerpo autostarter).
Potencia: 21 CV SAE a 4.100 rpm.
Par máximo: 4,6 mkg SAE a 2.000 rpm.
TRANSMISION Tracción: trasera. Cambio: manual de 3 velocidades, con 1a
sin
sincronizar, más marcha atrás. Embrague: monodisco en seco, con mando por varilla.
BASTIDOR Suspensión delantera: independiente, con brazos triangulares,
muelles helicoidales, amortiguadores hidráulicos telescópicos y barra estabilizadora.
Suspensión trasera: independiente de semiejes oscilantes, con muelles helicoidales y
amortiguadores hidráulicos telescópicos. Frenos: delanteros y traseros de tambor.
Dirección: de cremallera, con 4,5 vueltas de volante.
Ruedas: de chapa, en medida 145 x 400 6 4 J15.
Neumáticos: de tipo radial o diagonal, en medida 135x4OO ó 5,Oxl5.
CARROCERIA
Disefio: berlina de cuatro puertas, obra de Renault.
Plazas: 4.
Batalla: 2.100 mm.
Vías del.ltras.: 1.21011.210 mm. (1.220
mm/1.220 mm).
Largoxanchoxalto: 3.610x11.430x1.470 mm
(longitud, 3.640 mm).
Depósito de combustible: 27,5 litros.
Peso: 585 kg.
PRESTACIONES Velocidad máxima: 100 km/h. Consumo medio: 6 1/100 km.
FABRICACION Presentación: noviembre de 1953. Epoca de fabricación:
1953-1959. Ejemplares construidos: 26.298. Precio Franco Fábrica en 1955: 76.400 ptas.
(73.500 en 1957).
(*) Entre paréntesis, datos del modelo «Capilla».
Información complementaria
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Comentarios de los lectores: 42 |
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1. Andrés moreno hita
Tengo un renault ,4del 52 estoy restaurandolo ,quiero pintarlo ,,,alguien sabe las referencias de colores de la epoca??gracias,,es un blanco hueso el que me gusta
2. Andrés moreno hita
Tengo un renault ,4del 52 estoy restaurandolo ,quiero pintarlo ,,,alguien sabe las referencias de colores de la epoca??gracias,,es un blanco hueso el que me gusta
3. Antonio Diaz Raya
necesito esquema electrico para renaul4/4
4. MARIA
BUENAS TARDES.
NECESITARÍA SABER SI SABEN DÓNDE PUEDO CONSEGUIR UNA BOMBA DE AGUA PARA UN RENAULT 4/4 DEL AÑO 1956.
EN PALMA DE MALLORCA ME ESTÁ SIENDO DIFÍCIL ENCONTRARLA.
GRACIAS.
MARÍA.
5. edgar flores
necesito varios repuestos cv4 renault 1952
6. Jorge
En Venezuela le poniamos a los Volkswagen escarabajo el porton del motor del 4/4 y encajaba perfectamente
7. tino
tengo un renault 4-4 quiro saber donde lleva el ...numero de bastidor´ GRACIAS
8. tino
tengo un renault 4-4 quiro saber donde lleva el ...numero de bastidor´ GRACIAS
9. Carles
Buenas tardes,
Tengo un renault 4/4 del año 56 el bigotes.(tiene en la parte delantera 3)
Alguien me podria indicar alguna pagina de no pago para bajar el manual de mantenimiento o sino del esquema electrico de toda la instalación del luces..etc...
Me lo estan restaurando en estos momentos chapa y pintura proximamente motor. etc..
sAludos y muchas gracias.VIVA EL RENAULT 4/4
10. bilbolau
Desde la perspectiva de mi jubilación contemplo los años en que me inicié como mecánico con los Renault 4/4. ¡Qué coches! ¡Qué recuerdos...! No tenían comparación con ninguno de los que después otra marca fabricó. Me tocó mucho trabajar con ellos y con los Dauphine; excelentes vehículos. La carrocería se vendría abajo con el tiempo y por la acción del mismo, pero el motor y la caja se podían seguir aprovechando para mover un molino. ¿Fallos? Ünicamente el de las trompetas, que se clavaban enseguida las agujas en los dados y había que llevarlas a rectidicar; pero bueno, no representaba mayor problema. Que yo recuerde, no presentaba ningún otro fallo importante. Siempre he estado orgulloso de la marca y he conseguido disfrutar de un Renault: Un R-11 que me ha dado todas las satisfacciones habidas y por haber.
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Comentarios desde pieldetoro
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