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Probé este coche el pasado
mes de enero y desde entonces he intentado identificarlo
y rastrear su historia, descubriendo que quizá sea el último que
Enasa hizo y vendió completamente nuevo, pues parece que todos los posteriores
salieron incompletos o montados con partes usadas. Pero sólo quizá,
porque tratándose de Pegasos..., ¡cualquiera sabe!
Doy por sabido que no se
hicieron dos Pegasos exactamente iguales, pues su condición
artesano-experimental y las posibles combinaciones de carrocerías (más de 30
tipos entre Enasa, Saoutchik, Serra y Touring), motorizaciones (Z-102 de 2.474,
2.815 ó 3.178 cc, atmosféricos o sobrealimentados, con varias especificaciones
y transmisiones, y el Z-104), chasis (Z-102, Z-103 y especiales), conducción
izquierda o derecha, y otras cuestiones menores (frenos, bujes, llantas,
detalles aerodinámicos, etc) hacen que hasta los Berlineta Touring, que fueron
los más numerosos y producidos "más en serie", difiriesen al menos
en accesorios o terminación. Luego, además de su singularidad innata, casi
todos -en eso no me atrevo a ser categórico- tienen alguna peculiaridad
reseñable: historial deportivo, premios a la elegancia, dueños famosos e
incluso prehistorias que incluyen accidentes, reconstrucciones, remotorizaciones,
renumeraciones, cesiones o reventas a cargo de la propia Enasa.
Por eso me propuse
identificar éste y rastrear sus peculiaridades, así que indagué en el libro
"Ricart-Pegaso: La pasión del automóvil", de Carlos Mosquera y
Enrique Coma-Cros, "descubriendo" que era el que Ricart encargó a
Serra para llevarlo al Salón de París de 1956, ya que así se le identifica en
la página 94 y el propio Pedro Serra -en mi presencia- lo reconoció como tal
durante una visita a la Colección Magriñá (Ramón Magriñá es su dueño
actual), aunque lo hizo de memoria y sin que yo le plantease las dudas que
después me han surgido. Pero es que, según reza la página 105, también se
exhibió en la Feria de Muestras de Barcelona de 1957, y eso hacía de él el
último Pegaso que expuso Enasa en un stand propio.
Además, la página 150
revela que la suya no sólo es la primera carrocería Spyder Serra 2ª Serie,
sino la única montada sobre autobastidor 100% nuevo, como corrobora el cuadro
resumen de la producción total (pág. 219). Y las fichas históricas de cada
Pegaso (pág. 275 a 277) muestran que después de él, los restantes se
vendieron incompletos o ensamblados con partes usadas. Según eso, ¡menuda
pieza! Lo suyo no eran meras peculiaridades anecdóticas, sino singularidades
tan importantes como para cerciorarme muy bien. Lo malo es que a partir de ahí
me enredé en un embrollo que de momento no he logrado desenredar, aunque tal
vez podamos hacerlo pronto, pues me consta que en Iveco-Pegaso
aún queda documentación desconocida -sin revisar ni ordenar- que quizá no
tarde mucho en dejar de serlo (lamento no poder ser más explícito por ahora),
y aproximadamente dentro de un año, Mosquera y Coma-Cros reeditaran su libro
con fotos e informaciones nuevas que amplían y rectifican el actual.
El lío empezó al
observar diferencias entre este coche y el fotografiado en los Salones, y tras
el proceso que explico en el apartado "Identificar Pegasos", mis
conclusiones personales (lo resalto para no implicar a nadie más y porque
están sin confirmar) fueron éstas: son dos coches distintos, éste está en
estado original y parece ser el último 100% nuevo y completo que
se hizo. Así pues, no sería tan excepcional como inicialmente parecía, aunque
sí muy especial. Y mientras rastreaba esos
datos también supe que a Enasa se lo compró la Bodega Domecq, que lo rifó
entre sus consumidores (ignoro si al afortunado no le hubiera venido mejor un
Seat 600 ó 1.400), y que luego tuvo un dueño tan mañoso que le quitó el
motor y lo reparó en la terraza de su casa. Son sólo dos anécdotas
intrascendentes, pero aún así aconsejo prudencia, no vayan a ser "tan
ciertas" como lo de los Salones.
En todo caso, al coche le
sobran razones intrínsecas para ser una deseable pieza de colección sin
necesidad de historias ni historietas que le añadan valor, empezando por la
carrocería, una de tantas preciosas realizaciones del genial Pedro Serra (si
este hombre hubiese desarrollado su creatividad en Italia o si España hubiese
sido "más Europa" en aquellos tiempos, no dudo que sería un artista
mundialmente admirado). Denominada Spyder Serra
2ª Serie -antes ya había hecho los Spyder Prototipo y 1ª Serie-, armoniza
influencias europeas (frontal con aletas claramente diferenciadas del cuerpo
central, como un catamarán) y norteamericanas (parabrisas panorámico, colas
con grandes pilotos verticales partidos por los semiparachoques, y pares de
faros sobre superficies planas empotradas, enmarcados por unas placas de
aluminio que no lleva puestas porque a Ramón Magriñá le gusta más así).
El
resultado es un conjunto fino y visualmente ligero, que contrasta con la línea
más redondeada y poderosa de sus antecesores. Pero si por fuera sólo
merece elogios, el interior es otro cantar, y no por su estética y acabado, que
son impecables, sino porque si la postura de conducción que imponen los Pegaso
es, en general, erguida y apretada, éste se pasa. Para empezar, el asiento y el
respaldo son fijos, enterizos, no ofrecen apoyo lateral y forman un ángulo de
apenas 90º. Además, aunque va muy bajo, entre el asiento y el gran volante
Nardi queda sitio justo para pasar la pierna derecha... sin hacerse demasiado
daño.
Y menos mal que como los
Pegaso tienen columna de dirección telescópica, se puede sacar el volante para
montar (no se suelta, sólo se regula), posición en la que las estrecheces son
de pecho, barriga y brazos, y luego hundirlo, pero tampoco a fondo -sólo hasta
que llegue algo de riego sanguíneo a las manos- porque como los pedales están
demasiado cerca (y el del embrague tan mal diseñado que su borde superior se
clava en el pie al pisarlo a fondo), hay que llevar las piernas flexionadas y
abiertas para salvar el volante, y la derecha queda pillada entre él... y la
palanca de cambio, que está a la izquierda del túnel de transmisión.
Además,
Ricart decidió invertir las calles del selector (1ª a la derecha y 5ª a la
izquierda, ambas atrás), así que engranar las dos relaciones más largas se
las trae. Pero todo eso queda en
segundo plano nada más accionar el arranque. Aunque como explico en el apartado
"La técnica", su calado del cigüeñal y el orden de encendido no son
mis favoritos, como tampoco lo es el sonido de los V-8 en general, reconozco que
el sonido del motor Pegaso me cautiva, y no me refiero sólo al del escape (que
realmente no se afina y embellece hasta las 4.000 rpm), sino al de
funcionamiento: esa especie de zumbido metálico bien ajustado que produce la
piñonería de distribución, impresiona, deleita y, emulando la canción...,
"cuanto más aceleras, más calentito te pone".
Así pues, postura de
rana, volante a profundidad de compromiso (mal para los brazos y mal para las
piernas) y... ¡en marcha! Enclavar la 1ª requiere atención porque sus
piñones son de dientes rectos, pero aunque el cambio no está sincronizado,
para ir engranando las siguientes relaciones sin rascar sólo se necesita un
poco de oído y decisión. Además, los recorridos de la palanca son cortos,
firmes y precisos, y como el escalonamiento es bastante cerrado, cuando se
aprende a cambiar limpio y rápido, da gusto estirar las marchas y oír las
variaciones del sonido de escape. Vamos, que sacaría una nota muy alta en este
apartado... si hubiera espacio para manejar a gusto.Pero no lo hay, y claro, se
llega a la conclusión de que es más práctico encoger y levantar la pierna
para asir la palanca por debajo de la corva -aunque sea incómodo y canse-, que
apretarla contra el volante.
Claro que al reducir, la cosa no está tan clara,
porque para hacer el doble embrague hay que duplicar las genuflexiones y
hacerlas muy deprisa. Por lo demás, elogios,
elogios y más elogios: el motor es poderoso y parece eléctrico, ya que
responde inmediatamente desde muy abajo y sube de régimen sin inflexiones ni
pereza, estirando mucho y bien; la dirección es rápida y algo pesada, pero
como explico en "La técnica", resulta sencillo variar su relación
dureza/rapidez; el confort de marcha -que no es lo mismo que el de conducción-
incluso sorprende, pues las suspensiones sujetan eficazmente el coche sin
resultar secas; y la frenada es potente, bien equilibrada y fácil de dosificar,
pese a que es preciso pisar fuerte porque no tiene asistencia (por supuesto, no
me dediqué a comprobar su resistencia a la fatiga).
En cuanto a la
estabilidad, ninguna sorpresa: con batalla corta, dirección rápida, peso bien
equilibrado (incluso recargado atrás) y suspensiones muy eficaces, es lógico
que obedezca rápidamente las órdenes del volante y que tenga reacciones vivas
y básicamente neutras. Puede sobrevirar o subvirar a voluntad, y una vez metido
en las curvas, el autoblocante -y su excelente motricidad- lo enfila hacia la
salida aunque se haya sido algo optimista en la velocidad de entrada. Pero quizá lo más
agradable es comprobar su nobleza y progresividad cuando derrapa, y no es que
sea especialmente propenso a ello, así que me gustaría comprobar si unos
buenos neumáticos radiales modernos, con más adherencia y menos deriva,
mejoran sus límites conservando sus virtudes, o si lo vuelven brusco y degradan
su comportamiento.
En resumen, creo que los
Pegaso son unos coches que poco más de medio siglo después de nacer, por fin
han encontrado su sitio, ya que pese a la teórica libertad de que disfrutó
Ricart, no pudo o no quiso (me niego a pensar que no supo) especializar
suficientemente su criatura. Como consecuencia, no sé si intentó hacer un
coche de calle capaz de participar en carreras, o uno de carreras capaz de
circular por la calle, porque tiene inconvenientes y virtudes de ambos.
Pero sí
sé lo que hizo, aunque quizá eso no se lo propuso: uno de los más míticos y
legendarios clásicos deportivos del futuro, es decir, exactamente lo que es
hoy, cuando la tecnología necesaria para suprimir sus defectos y redondearlo
está al alcance de los apasionados. De hecho, estamos en un momento ideal para
que el Pegaso renazca y vuele más alto que nunca, pero no replicado, como ya
ocurrió en 1991, sino tal cual, puesto al día. Y a lo mejor no tardamos mucho
en verlo.
Para mí, eso son los
Pegaso. Ah, y éste, gracias a Pedro Serra, además de precioso, es un deportivo
muy español y quién sabe si también el último, al menos de su género y por
ahora...
IDENTIFICAR PEGASOS:
Sólo para muy aficionados
En general, identificar
Pegasos y rastrear su historia suele ser bastante entretenido, pero lo de éste
es un lío realmente enmarañado. Por eso titulo "sólo para muy
aficionados" este relato del proceso seguido para intentar -y no conseguir-
desenredarlo. El que avisa no es traidor: seguirlo exige atención, interés y
mucha afición. Así pues, ¡adelante los valientes!
Empezaré cuando para
comprobar si era tan excepcional como parecía (ver texto de la prueba), revisé
fotos de los Salones buscando diferencias: Este tiene el emblema frontal y la
barra horizontal de la parrilla algo más bajos, distintos pilotos -o al menos
sus embellecedores- y tuercas de rueda (el dueño anterior cree que pudo
cambiarlas él, ya que tenía bastante recambio), y los rótulos Serra laterales
ni se parecen.
En cuanto a las chapas de aluminio que enmarcan los faros, las
tenía, pero como a Ramón le gusta sin ellas -y Serra está de acuerdo-, las
quitó, luego eso no cuenta. Y hay más (entre paréntesis los datos del coche
de los Salones): retrovisor arriba (abajo); salpicadero tapizado como los
asientos (pintado como la carrocería), con (sin) guantera; cuadro de relojes
pintado en rojo (color claro) con conmutadores integrados (en dos pletinas
inferiores); manecillas exteriores giratorias (encastradas); distintas
contrapuertas; cinco (tres) anclajes para la capota tras el respaldo; tapón de
gasolina visible (oculto)... y quizá haya otras, pero con eso sobra para
concluir que o son dos coches distintos o lo han modificado tanto que ya no se
podría considerar original.
Pues bien, dado que el
anterior dueño tuvo relación comercial con Pegaso y -aunque no lo compró
nuevo- cree que el de las fotos estaba expuesto en el vestíbulo de la fábrica
(eso es seguro) mientras éste ya rodaba por ahí; y teniendo en cuenta que
Ramón lo ha repasado a fondo sin hallar vestigios de graves
accidentes ni modificaciones, parecía razonable pensar que eran coches
distintos. Además, Enrique Coma-Cros
me dijo que no sólo eran dos (es una de las cosas que aparecerán corregidas en
la reedición del libro), sino que según sus pesquisas, el de los Salones lo
tiene él y es el que aparece fotografiado en la página 244: una
"chatarra" que adquirió en el lamentable estado que muestra la foto y
con mecánica Seat 1.400, lo que entre otros horrores provocó que le cortasen
la parte del chasis donde iba su numeración.
Y el motivo de ese injerto -según
Enrique- es que el coche nunca tuvo motor: Enasa lo exponía hueco... y hueco lo
vendió (de documentación ni hablamos, claro), así que primero estuvo
"relleno" de Jaguar y luego ya de Seat. Vamos, parte de la historia
que el libro actual atribuye al coche nº 52. De momento, con eso di por seguro
que eran dos coches y me centré en éste, reparando en que su chapa
identificativa lleva grabado 102 en la casilla "Autobastidor Pegaso
Z-...", 0102-017-0173 en la del número de motor (que corresponde al tipo
Z-102/2,8) y 0103-150-0173 (es decir, tipo Z-103) en la del número de chasis,
todo bien clarito y sin enmiendas.
Según eso, ¿en qué quedamos, es Z-102 ó
Z-103? Veamos: los chasis Z-103
son unos Z-102 (los últimos) levemente modificados para admitir indistintamente
motores Z-102 ó Z-104 (un V-8 monoárbol en el bloque, de entre 3.990 y 4.650
cc), y en teoría, la denominación Z-103 se pensó para coches con chasis Z-103
y motor Z-104, luego lo correcto sería definir éste como un Z-102 con chasis
Z-103. Pero es que aparte de la
chapa identificativa, el chasis lleva grabado *0103.150.0101* (así, con
asteriscos y puntos en vez de guiones), luego según el criterio primitivo,
sería el primer chasis Z-103 (el del primer Pegaso -el Z-102 Berlineta Enasa
Prototipo- era 0102-150-0101).
Entonces, ¿harían este coche antes que el de
los Salones...? ¿Qué número de chasis tendría ese...? Nuevas dudas que
intenté aclarar acudiendo al capítulo 10, "Ficha histórica de cada
Pegaso", del que saqué estos datos y conclusiones: - Este coche figura con el
nº 73 (fabricado en 1956 y facturado en 1959), luego el número de chasis
0103-150-0173 que lleva en la chapa de identificación es el que le corresponde
según la secuencia total de fabricación, pero poniendo 103 en vez de 102. - Aparte de él no aparece
ningún otro Spyder Serra 2ª Serie que lo fuera desde nuevo, pues los otros
tres -el 40, el 42 y el 52- son recarrozados. - Inicialmente (en 1955),
el chasis del coche nº 71 (al parecer, el primer encargo de Ricart a Serra -un
Spyder 1ª Serie- y el único Pegaso con motor Z-104), nacido con motor
Z-102/2,8, se numeró 0102-150-0171, pero cuando le pusieron el motor Z-104 lo
renumeraron 0103-150-0102 y en octubre de 1955 fue rodando a París para hacer
demostraciones durante el Salón.
Por cierto, su motor y numeración originales
se aplicaron al coche nº 12, el Berlineta Enasa 2ª Serie 0102-153-0112 (153 en
vez de 150, por tener volante a la derecha) propiedad de la marca, para
renovarlo y venderlo "actualizado" con el número 0102-153-0171 (como
se ve, casi no hacían enjuagues...). - El chasis del Berlineta
Touring Panorámica nº 72 se numeró inicialmente (en 1955) 0102-150-0172, pero
en 1957 se renumeró 0103-150-0172, es decir, siguiendo el mismo criterio que en
éste. - A partir del coche nº
74, cuyo chasis es 0103-150-0105, y ya hasta el final, los chasis Z-103 vuelven
a estar numerados siguiendo su propia secuencia, aunque figuran dos sin
numeración completa (0103-150-....) tras el último que sí la tiene (el nº
83, que es el 0103-150-0112) y faltan los terminados en 0103, 0104 y 0106, así
que si alguien sabe algo de ellos, agradeceremos cualquier información. - Los coches nº 80, 81,
82 y 84 se usaron para regenerar otros más antiguos y tenían chasis tipo
Z-102.
De ello deduzco que con lo
ordenaditos y metódicos que solían ser, es muy posible que hiciesen una
partida de doce chasis Z-103, les grabasen números del O103-150-0101 (el de
éste) al 0103-150-0112, los almacenasen y luego fuesen cogiéndolos "sin
excesivo cuidado", usando primero el segundo (0103- 150-0102) para el coche
nº 71, y cuando lo convirtieron en el único Pegaso Z-103 verdadero (chasis
Z-103 con motor Z-104), su renumeración simplemente consistió en quitar la
chapa 0102-150-0171 que acorde con su motor inicial lo identificaba como Z-102,
dejándole su auténtico número de chasis.
Seguidamente habrían
cogido "vaya usted a saber cuál" para el coche nº 72, aunque para
mí, o fue el 0103-150-0103 o es que en realidad no tenía chasis Z-103 sino
Z-102 (el 0102-150-0172, como indicaba su numeración inicial) y lo
disfrazaron renumerándolo 0103-150-0172. Así, el 0103-150-0103 quedaría
disponible para hacer, por ejemplo..., ¡el coche de los Salones! Y si ya de
paso los dos coches con chasis Z-103 de numeración incompleta fueran los
ilocalizados 0103-150-0104 y 0103-150-0106, todo cuadraría... ¡demasiado bien
para tratarse de Pegasos! En cuanto al
0103-150-0101, debió "olvidárseles" y por eso no lo carrozaron hasta
que hicieron el coche nº 73, es decir, éste, y luego continuaron con el
0103-150-0105 para el nº 74 y el 0103-150-0107 para el nº 75, siguiendo sin
más desórdenes hasta el nº 79 (0103-150-0111) y saltando luego hasta el
último con numeración completa: el 0103-150-0112, que corresponde al coche nº
83.
Reconozco que sería un olvido muy gordo, pero si en Pegaso
"olvidaron" dibujarle alas al caballito cabezón y saltarín de su
emblema, que con sus crines al viento queda muy gracioso, pero evoca más a uno
de tiovivo que al mitológico corcel volador, ¡qué no serían capaces de
olvidar o hacer mal!
Por último, al ir usando
los chasis habrían decidido cambiar el criterio de numeración, bien porque
rectificar es de sabios -y allí había más de uno- o porque viendo que la
aventura de los Pegasines se acababa, pensaron que no tenía sentido iniciar una
nueva numeración para tres coches (71, 72 y 73), así que les pusieron chapas
identificativas que adaptaban la secuencia general a la serie Z-103
(0103-150-0172 en el nº 72 y 0103-150-0173 en el nº 73), y como a partir de
éste ya no completaron más, ni se molestaron en renumerar los chasis que
vendieron en la liquidación final. ¡Ojo! No digo que sea la verdad, pero, ¿a
que todo este lío resulta bastante verosímil? Sin embargo, eso no aclara qué
coche se hizo antes, si el de los Salones o éste, aunque me inclino a creer que
Serra los carrozó casi simultáneamente, pero acabó primero el de exhibir... y
con prisa, por eso tiene detalles estéticos que le faltan a éste (la
manecillas encastradas típicas de Pegaso y el tapón de combustible oculto) y
éste está más rematado (salpicadero tapizado, guantera, conmutadores
integrados en el cuadro de relojes, etc).
Por último, para quienes
piensen: "sí, todo eso está bien urdido, pero es demasiado bonito para
ser cierto", ahí va otro razonamiento cuya veracidad no es más segura que
la de los anteriores, pero que encaja con ellos: Si el coche de los Salones no
tuviese un chasis nuevo, tendría que ser uno de los tres recarrozados, así
que, veamos: el 42 y el 52 no porque parece que Serra los hizo en 1958 y 1961
respectivamente, y el 40, por fechas podría ser (nació Berlineta Touring 1ª
Serie y tras competir mucho y accidentarse seriamente, en 1956 Enasa,
aprovechando que nunca se había matriculado, lo "renació" y encargó
a Serra que lo vistiese), pero casi seguro que tampoco es, porque está
localizado y aunque su línea general es de Spyder Serra 2ª Serie, su frontal y
la zaga son tan distintos a los de estos, que o nació así -y tal parece- o lo
han modificado hasta desgraciarlo por completo.
Y para compensar haré de
abogado del diablo señalando que ese coche lleva en la salida lateral de aire
de las aletas delanteras unos embellecedores cromados, y el "chatarra"
que Coma-Cros identifica como el de los Salones, también, así que dicho
accesorio debió ser equipo original, porque de dónde iba a salir si no algo
tan bien adaptado, y qué casualidad sería que los dueños de ambos coches lo
hubieran encontrado por ahí y hubiesen decidido ponerlo. A ver si resulta que
el de Coma-Cros tampoco es el de los Salones, sino uno de los recarrozados, y
resulta que ese coche sigue en paradero desconocido... Sin duda, la reedición
del libro y cuantas informaciones vayan apareciendo, contribuirán a seguir
atando cabos sueltos.
En resumen: muchos datos,
pistas y conjeturas que me han llevado a estas conclusiones: son dos coches, el
de los Salones no está irrefutablemente localizado, éste está en estado
original, y su peculiaridad más destacable es que quizá sea el último 100%
nuevo y completo que fabricó Enasa. Claro que tratándose de Pegasos,
cualquiera sabe, porque, por ejemplo, en la página 43 del nº 112 de MOTOR
CLASICO aparece fotografiado un Serra "muy 2ª Serie" en fase de
restauración y con volante a la derecha, que estuvo expuesto en Motor Epoca
(Valencia) de 1997, y tampoco conviene olvidar el Serra "Serie 1,5"
(lo denomino así porque tiene rasgos de 1ª y de 2ª Serie) que aparece en la
película "Spanish affaire", lo que casi induce a pensar que hay más
Pegasos Serra que setas después de una tormenta. Pero no se trata ahora de
identificarlos todos, sino sólo éste.
LA TECNICA: De cal y
arena
Quizá porque somos
coetáneos y durante mi niñez fui amigo del dueño de un Berlineta Touring, los
Pegaso siempre me atrajeron, y tras dedicar bastante tiempo a analizarlos para
fundar y desapasionar mis opiniones, concluí que su característica más
relevante es la heterogeneidad técnica, pues en ellos coexisten soluciones -las
de cal- acertadas e incluso brillantes, con otras -las de arena- que yo,
cariñosamente, denomino "las cosas de don Pelayo" en honor a D.
Wifredo Pelayo Ricart.
Empezando por el bastidor, de cal es su concepto: unos
perfiles de acero generosamente dimensionados y profusamente agujereados (para
aligerarlos), forman una estructura básica a la que se unen piezas de chapa
estampada (suelo, pasos de rueda, mamparos...) y finalmente la carrocería, y
como todo va soldado, resulta un conjunto mixto -autoportante con chasis- muy
rígido. Sin embargo, de arena es un receptáculo delantero tan angosto que cada
coche tiene colectores de escape específicamente adaptados, y para quitar los
árboles de levas de escape y reglar las válvulas hay que soltar y sacar -o
levantar mucho- el motor. Incomprensible.
La suspensión delantera, con
triángulos superpuestos, amortiguadores hidráulicos telescópicos de doble
efecto y barras de torsión longitudinales estriadas en el centro para fijarlas
al triángulo inferior y en ambos extremos para sujetarlas al chasis (así, si
una se parte, el coche "no cae" del todo porque lo sustenta un poco la
mitad sana), proporciona un perfecto guiado de la rueda y amplios márgenes para
regular avance, caída y altura. Vamos, no sólo era pura cal en su época; es
que muchos coches la querrían hoy día.
Y la trasera es un eje De Dion que
intentaré describir, aunque no es fácil: el eje transversal, ambos portabujes,
dos tirantes de empuje y la pieza que los une, forman un "triángulo De
Dion" rígido (en realidad es un hexágono) apuntado hacia atrás y unido
al chasis por un sistema que hace de cruceta: la pieza que une los tirantes va
"pinchada" -y gira- en un eje longitudinal sujeto a la zaga del chasis
mediante un pasador transversal que le permite oscilar verticalmente. Y en el
centro-posterior del eje hay una ruedecilla de caucho que se desplaza arriba y
abajo por un canal-guía vertical fundido en la carcasa del conjunto
cambio-diferencial, que va fijado al bastidor.
Así, mientras el
"triángulo De Dion" mantiene constantes la convergencia y caída de
las ruedas, el coche sube, baja y se inclina respecto a ellas perfectamente
guiado, pues la ruedecilla le permite cualquier movimiento salvo los
transversales, y la cruceta, cualquiera salvo los longitudinales. Completan el
conjunto dos barras de torsión transversales situadas sobre el diferencial, en
cuyos extremos libres hay unos brazos horizontales que reciben los
amortiguadores y las unen al eje mediante tirantes verticales. Por cierto,
variar la longitud de esos brazos y tirantes, y el ángulo que forman, permite
modificar la altura del coche y la progresividad de la suspensión, aunque
ignoro si aprovechaban esa posibilidad.
En resumen: como eje De Dion, su diseño
y eficacia son casi pura cal, y pongo casi porque el conjunto es muy voluminoso
y me gustaría más apuntado hacia delante (luego explicaré porqué). Sin
embargo, una suspensión como la delantera sería más eficaz, sencilla, ligera
y compacta, y que nadie me venga con lo de que como las carreteras estaban muy
abombadas y bacheadas, el eje De Dion era ideal porque mantenía las ruedas
siempre verticales, ya que una de paralelogramo permite darles la caída más
conveniente en cada punto del recorrido de suspensión. Ah, y una cosa más:
este coche lleva ya los bujes de carreras de última generación, con los que no
se sale la rueda si se rompe el palier (ese defectillo tampoco era chica palada
de arena).
Algo parecido ocurre con la dirección: El eje de salida de la caja
-situada al final del eje del volante, a media altura- desciende verticalmente
hasta acabar en una bieleta horizontal-transversal que mediante una larga barra
longitudinal mueve una "L" que gira en un pivote vertical anclado al
chasis (empujándola o tirando de ella), desde la que otra bieleta situada en el
mismo plano que el triángulo inferior de la suspensión, gira la rueda de ese
lado, en tanto que una barra transversal conecta ese sistema con su simétrico
del otro lado (reconozco que no viene mal verlo para entenderlo).
Resultado: es
un diseño cinemático óptimo (la suspensión no afecta a la dirección) y
cambiando la longitud de las bieletas varía su rapidez y dureza (esa posibilidad
sí la aprovechaban), pero es muy aparatoso y entre rótulas y ejes de giro,
tiene diez puntos origen de posibles holguras. En cuanto a frenos, llevaban lo
mejor disponible: circuitos hidráulicos independientes delante y atrás, bomba
en tándem y tambores de aluminio con aletas longitudinales y orificios
laterales de ventilación; los delanteros con un bombín para cada zapata y toma
dinámica de aire, y los traseros a la salida del diferencial para reducir peso
no suspendido. Y como éste es de los últimos, lleva los tambores tipo Z-103,
que eran algo mayores.
No obstante, en uso intensivo se quedaban escasos, y
quizá en parte fuese por exceso de metal, pues Antonio Creus (destacado piloto
ya fallecido) me contó que como los tambores eran tan gruesos, una vez
calientes no había forma de enfriarlos, así que él los torneaba por dentro y
por fuera para facilitar su disipación térmica... y no por eso se deformaban
más. De todas maneras, parece que en la última época Ricart decidió poner
frenos de disco, pero en lugar de algunos ya existentes, como los Girling y
Dunlop que usaba Jaguar, prefirió diseñar -en colaboración con Lockheed- unos
de tres pinzas: claro, ¡qué menos!, así aumentaba el peso, complicaba el
circuito hidráulico y perjudicaba la refrigeración, siendo muy dudoso que
lograse mayor eficacia que con una sola. ¡Cosas de don Pelayo! Vamos ahora con
el grupo propulsor empezando por su distribución.
El motor detrás del eje
delantero teórico, muy bien, y lo de juntar atrás cambio y diferencial...,
pues para retrasar peso, bien, pero como él lo hizo, poniendo el cambio tras el
diferencial, igual hasta se pasó, y no tuvo muy en cuenta que centrar el peso
influye en la estabilidad incluso más que equilibrarlo. Por eso yo preferiría
el "triángulo De Dion" apuntado al frente y el cambio delante del
diferencial, así la barra de transmisión sería más corta, el conjunto más
ligero, el peso también estaría muy equilibrado... y mucho más centrado, y se
podría poner un solo depósito de combustible más adelantado, no dos situados
en las esquinas traseras (una imposición del "castillete de popa" que
soporta la pieza-cruceta que une los tirantes del eje al chasis). No lo digo
sólo porque 60 ó 70 Kg más o menos, en esa posición, se notan bastante al
conducir, sino por el riesgo de incendio en caso de colisión.
Además, me
gustaría saber si Ricart ponía eje De Dion (como ya hizo en sus Alfa Romeo de
antes de la guerra) porque valoraba sus ventajas, y aprovechó el hueco
disponible para agrupar cambio y diferencial, o primero decidió agrupar cambio
y diferencial, y no atreviéndose a "cargarlo" todo en un eje rígido
(habría sido la pera...) ni a usar suspensión independiente, diseñó su De
Dion a la medida. Cuidado, que las genialidades tanto pueden ser fruto de una
valentía como de una cobardía. Eso sí, tres muy de cal son el diferencial
autoblocante tipo ZF, los cuatro grupos opcionales (11/46, 11/48, 11/52 y 10/52)
y el cambio de cinco relaciones bastante cerradas, aunque don Pelayo hizo de las
suyas en él poniendo piñones de dientes rectos para 1ª y marcha atrás, y un
engrase a presión que no funciona si no giran las ruedas, así que para estar
mucho rato parado con el motor en marcha sin arriesgar los cojinetes, conviene
levantarlas (ojo, las dos, que hay autoblocante) y engranar 2ª ó 3ª.
Por último repasaré sucintamente el motor, contemplando sus tres posibles
cilindradas: Los cárteres y culatas fundidos en aluminio-silicio, la estructura
V-8 a 90º, la carrera de 70 mm (la velocidad media lineal del pistón a 8.000
rpm es sólo 18,7 m/sg), los diámetros supercuadrados (75, 80 u 85 mm), las
minicilindradas unitarias (309, 352 ó 397 cc), las válvulas de escape rellenas
de sodio para que refrigeren mejor, las culatas biárbol, los árboles de levas
movidos por engranajes y con cinco apoyos, el engrase por cárter seco con
depósito-radiador, y los rendimientos específicos (casi 60 CV y 7,8 mkg/l con
un carburador doble, 70 CV/l con carburación óctuple y más 80 CV y 12,5 mkg/l
con sobrealimentación), son características acertadas y modernas -algunas
incluso avanzadas- que deben ir al almacén de cal.
Luego hay detalles más de
entonces, como encendido por magneto (con ruptores de auténtico platino),
bujías alojadas en antecámaras, o cámaras de explosión con mucho ángulo
(94º) entre válvulas; y detalles discutibles, como el decalaje de las
muñequillas del cigüeñal (1-2: 90º, 2-3: 180º, 3-4: 90º y 4-1: 180º) y el
orden de encendido (1-5-4-8-7-2-6-3), que dan regularidad cíclica (una
explosión cada 90º), pero con secuencias irregulares de explosiones en cada
línea de cilindros (1 - 180º - 4 - 270º - 2 - 180º - 3 - 90º - 1 y 5 -
180º - 8 - 90º - 7 - 180º - 6 - 270º - 5). Tal configuración no es
exclusiva de Pegaso, pero entre las muchas posibles, hay al menos dos que
prefiero. Aun así, el diseño básico es muy bueno; lástima que las cosas de
D. Pelayo reaparezcan en detalles como las camisas sobresaliendo del bloque
("entran" en la culata) con juntas tóricas de goma en su apoyo y
anillos metálicos arriba (¡casi no han causado problemas esos
"aritos"...!); la situación de la bomba de agua (para acceder a ella
"sólo" hay que quitar la tapa frontal del motor, que oculta todo el
arrastre de la distribución); el sistema de alimentación con una bomba
eléctrica y otra mecánica en cuyo accionamiento hay un retén que en caso de
fuga deja pasar gasolina al cárter (con evidente riesgo de explosión); o los
dos filtros de aceite en paralelo con sistema autolimpiante mandado por el
embrague (al desembragar giran y se supone que se limpian).
Finalmente quiero
mencionar siquiera que había árboles de levas para 6.000, 7.000 u 8.000 rpm,
equipos de carburación con un carburador doble, 4 dobles ó 2 cuádruples, y
que entre los inventos que se probaron hubo encendidos dobles, diversas formas
de sobrealimentación (hasta con dos compresores) e incluso un sistema de
inyección basado en el de los camiones diésel.
Resumiendo: la belleza y
cuidada realización de cada pieza, y su exigente supervisión de las
carrocerías ajenas, hablan mucho y muy bien de Ricart; y en general, sus
diseños son conceptualmente acertados y eficaces (prueba de ello son sus
rendimientos con aquellas compresiones y combustibles), pero con complicaciones
innecesarias y "descuidos" incomprensibles que dificultan su
accesibilidad y mantenimiento. Y en cuanto a su presunto vanguardismo, no hay
tal (todo estaba ya inventado y muchas cosas incluso las había usado él mismo
anteriormente), aunque sí procuraba reunir lo mejor disponible... y da la
impresión de que le gustaba tanto evolucionar tecnologías pensando en el
futuro, que no siempre perfeccionaba sus tecnologías del presente.
Por todo
ello creo que el verdadero origen y sustento de la leyenda Pegaso es una sabia
mezcla de exclusividad, misterio, expectativas deportivas rara vez consumadas,
encubrimiento de los defectos de su heterogeneidad técnica presentándolo como
un coche para "conocedores", y sobre todo, vida comercial efímera.
Vamos, una puesta en escena que fue, sin duda, el mayor éxito de la aventura
Pegaso... y quizá el gran mérito no muy reconocido de don Wifredo Pelayo
Ricart.
FICHA TECNICA
MOTOR Tipo: 8 cilindros en
V a 90 grados. Bloque y culata de aleación ligera (siluminio gamma) con camisas
húmedas. Cigüeñal sobre 5 apoyos. Posición: delantera longitudinal.
Diámetro x carrera: 80 x 70 mm. Cilindrada: 2.814,9 cc. Compresión: 7,9:1
Distribución: 2 válvulas por cilindro y 2 árboles de levas en cada culata,
movidos por piñones, accionando las válvulas mediante vasos de reglaje.
Engrase: cárter seco con depósito-radiador, bomba de presión, bomba de
recuperación, dos filtros y 12 litros de aceite. Refrigeración: líquida, con
bomba centrífuga y 21 litros de capacidad. Encendido: magneto Bosch.
Alimentación: carburador Weber vertical de doble cuerpo, tipo 36-DCF1, con
bomba eléctrica y mecánica. Potencia máxima: 160 CV a 6.000 rpm. Par máximo:
21,7 mkg a 3.400 rpm.
TRANSMISION Tipo:
trasera. Embrague: monodisco en seco. Cambio: de 5 relaciones y m. a., sin
sincronizar y engrasado a presión, con bomba y filtro propios, situado detrás
del diferencial autoblocante -tipo ZF-, formando conjunto con él.
Relaciones: 1ª 3,00:1;
2ª 1,80:1; 3ª 1,24:1; 4ª 1,00:1; 5ª 0,86:1; m.a. 2,70:1.
BASTIDOR Estructura:
autoportante con chasis. Susp. del.: independiente, con triángulos
superpuestos, barras de torsión longitudinales y amortiguadores hidráulicos
telescópicos. Susp. tras.: eje De Dion, con barras de torsión transversal y
amortiguadores hidráulicos telescópicos. Frenos: circuitos hidráulicos
independientes delantero y trasero, y tambores de aluminio con aletas
longitudinales y orificios laterales. Delante: en las ruedas, con dos bombines
(uno por zapata) y toma dinámica de ventilación. Atrás: en las salidas del
diferencial, con un solo bombín. Dirección: de tornillo sinfín. Llantas:
Borrani, de radios de alambre, sistema Rudge, de duraluminio. Neumáticos: 6.00
x 16"
CARROCERIA Diseño:
Pedro Serra. Tipo: Spider. Plazas: 2. Batalla: 2,34 m. Vías del./tras.: 1,34/
1,29 m. Largo x ancho x alto: 4,21 x 1,60 x 1,230 m. Depósito de combustible: 2
x 40 l.
PRESTACIONES Velocidad
máxima: 200 Km/h (aprox.) 0-1.000 m: 30 sg. Consumo: de 15 a 25 l/100 Km.
· Autor: Andrés Ruiz
· Gracias a Andrés Ruiz por
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