Un auténtico hombre del
renacimiento, Wifredo Pelayo Ricart y Medina nació el 15 de mayo de 1897 en
Barcelona, España. Como manda su origen de buena familia, el joven Ricart
hablaba perfectamente cinco idiomas, era un admirador de la actividad cultural y
quedó profundamente fascinado por los ingenios mecánicos. Con sólo 23 años
era propietario de una empresa que fabricaba motores, la Sociedad Anónima de
Motores Ricart y Pérez, que a comienzos de los treinta participaba con éxito
en pruebas automovilísticas deportivas nacionales.
Los siguientes años trajeron
cambios importantes para Ricart. Cuando la política impidió continuar la
actividad deportiva, Ricart se volcó en el desarrollo de motores diesel.
Durante este tiempo, conoció a Ugo Gobatto, quien acabaría siendo nombrado
jefe de Alfa Romeo en diciembre de 1933. Justo al comienzo de la Guerra Civil
española, Gobatto decidió contratar como consultor a Ricart, y éste se
trasladó a Italia.
Como buen organizador y maestro de
la diplomacia, Ricart pronto se rodeó de un leal cuadro de ingenieros de
talento en la firma italiana. Hacia finales de los treinta, Ricart se ocupó del
desarrollo de monoplazas de motor central y biplazas para carreras de
resistencia, ambos técnicamente avanzados, llevando algunos de los últimos
carrocerías de la famosa Carrozzeria Touring. Naturalmente, el fulgurante
ascenso de Ricart en Alfa no pasó desapercibido a otro hombre influyente en la
compañía, un genio pasional llamado Enzo Ferrari. La scuderia Ferrari llevaba
compitiendo con Alfas desde 1929 y era el departamento de competición de facto
de la fábrica desde 1932.
Pronto se produjo fricción entre
ambos, exacerbada por dos estilos en la dirección y por dos perspectivas
ingenieriles completamente distintas, por no hablar de personalidades opuestas.
No obstante, la influencia de Ricart en Alfa continuó fortaleciéndose, hasta
que en la segunda mitad de 1939 Ferrari deja finalmente la empresa. La razón de
su dimisión no fue Ricart en absoluto, pero la presencia del ingeniero en Milán
debía estar bastante arriba en la lista de irritantes del director deportivo.
Cuando en 1940 se le nombró
oficialmente asesor técnico del Consejo de Administración de Alfa, Ricart ya
había sido responsable de sectores enormes de los diseños presentes y futuros
de la firma. Tras la entrada de Italia en la Segunda Guerra Mundial durante ese
mismo año, el estudio de Ricart continuó trabajando en los monoplazas durante
algunos meses más, hasta que resultó evidente que la guerra debía tener
prioridad. Mas tarde, Ricart desarrolló motores de aviación para Alfa Romeo y
el Gazella, un pequeño sedan que se esperaba fuera movido por un eficiente
motor de cuatro cilindros de 1900 cc.
Aproximadamente seis meses después
de que la fábrica de Alfa Romeo fuera reducida a escombros por la aviación
norteamericana en octubre de 1944, terminó el contrato de Ricart con la
empresa. Poco después regresó a España, a su Barcelona natal, donde fue
posteriormente contratado por la Empresa Nacional de Autocamiones, S.A.
E.N.A.S.A. fue creada por el
Instituto Nacional de Industria del Estado Español, para tratar de paliar la
escasez de vehículos comerciales y de servicio público. Como apuntó un viejo
amigo de Ricart, “E.N.A.S.A. lo llamó para que ayudara a reconstruir la
industria automovilística española, que había sido prácticamente destruida
tras la Guerra Civil”
En 1946 aproximadamente 40 camiones
fabricados a mano salieron de la fábrica de E.N.A.S.A., un edificio que había
alojado previamente la factoría Hispano-Suiza. Sin embrago, hacia finales de
1949 la producción sólo se había cuadriplicado, y Ricart -hombre influyente
con sedosos poderes de persuasión- comenzó a luchar por la construcción de un
coche de turismo.
Este no sería un coche dirigido a
las masas, como recordaba un antiguo consultor de la empresa. En vez de esto,
“Ricart sentía como una necesidad el promocionar (la industria de) España en
el extranjero. Era importante, para la imagen del país, el tener un coche
dirigido no al populacho, sino algo extraordinario. Por eso decidió construir
un coche potente, muy sofisticado, con un bastidor importante y una buena
carrocería.”
Y así nació el Pegaso. El vender
tal idea a la E.N.A.S.A. fue en realidad bastante fácil: No sólo un GT técnicamente
avanzado traería la atención mundial hacia España y con ello atraería
ingresos potenciales. Ricart también subrayó la idea del Pegaso como un campo
de enseñanza en las técnicas necesarias para construir los camiones y
autobuses españoles. Esto era así dado que la posibilidad de obtener
componentes tan sofisticados como él preveía de proveedores españoles era
inexistente, la totalidad de los componentes sería diseñada, fabricada y
acabada en la propia fábrica. Y además, continuaba Ricart, el orgullo de
contribuir a la construcción de un GT de primera clase aumentaría el deseo de
aprendizaje de los artesanos, dotándoles de las artes en sus oficios
suficientes para construir cualquier tipo de vehículo que se precisara cuando
se incorporaran a la mano de obra nacional.
Una vez aprobado el proyecto en
1950, se comenzó a trabajar en el primer modelo, denominado Z-102, en octubre
de ese mismo año. Al poco tiempo se demostró la exageración del objetivo de
“enseñanza potencial y la transferencia de tecnología a los camiones y
autobuses españoles”. Si algo era verdad, era que la enorme sofisticación de
las características técnicas del Pegaso las hacía similares a las del
Lamborghini Miura quince años después –a años luz de sus competidores más
conocidos y completamente extrañas a vehículos de naturaleza menos ambiciosa.
El bastidor del Pegaso era una
plataforma de acero prensado construido a base de secciones rectangulares
soldadas. La suspensión delantera sería independiente, con brazos oscilantes,
barras de torsión y amortiguadores hidráulicos, declarados como de diseño y
fabricación propia. La trasera llevaba un eje de Dion, que también utilizaba
barras de torsión y amortiguadores hidráulicos, sistema guiado lateralmente
por un miembro triangular sujeto al diferencial.
El primer motor Pegaso –un V8
todo en aluminio- cubicaba 2,5 litros mediante un diámetro de 75mm y una
carrera de 70mm. Doble árbol de levas en culata, lubricación por cárter seco
y un carburador monocuerpo de tiro invertido se aunaban para que el motor
entregara 140 CV @ 6.000 r.p.m. y 138 libras-pie de par @ 3.900 r.p.m..
Un largo árbol de transmisión
transmitía la fuerza desde el motor hasta un cambio transaxle montado detrás
del grupo final, para mejorar el reparto de pesos aún a costa del momento de
inercia polar. Utilizando engranajes de movimiento constante, el cambio tenía
su propio sistema de lubricación independiente, incluyendo bomba, filtro y
varilla de medición del nivel! De la frenada se ocupaban tambores de gran diámetro
fabricados en aleación ligera en todas las ruedas; los traseros montados a la
salida del diferencial. Este sistema tan sofisticado para la época utilizaba
dos bombas de freno.
El Z-102 tuvo su presentación
internacional en el Salón del Motor de París de Octubre de 1951. Mostrado
tanto en versiones de berlineta como de cabriolet, su distancia entre ejes era de
92 pulgadas y sus vías delanteras y traseras eran de 52 y 50 pulgadas
respectivamente. La distancia libre al suelo era un pelo mayor de seis pulgadas
y declaraba un peso en vacío de 2.160 libras para el cabrio y de 2.820 para la
mejor equipada berlineta. La altura de ésta última era de 51 pulgadas y su
longitud de 161. El diámetro de giro en ambos era unos compactos 30 pies.
Los dos Pegasos llevaban ruedas
Borrani de radios como complemento a sus acabados exteriores en colores oscuros,
y pese a que éstos causaron notable excitación en París, no fueron objeto de
comentarios emocionados por parte de la prensa del motor. La revista inglesa
MOTOR declaró simplemente que la versión cerrada tenía “buena pinta”,
mientras que ROAD & TRACK sólo recogió sus características técnicas.
Aunque ciertamente eran automóviles atractivos a la vista, a Ricart no le pasó
desapercibida la pobre reacción de la prensa.
En 1952, Ricart contactó con un
viejo amigo, el Doctor Ingeniero Carlo Felice Anderloni. Carlo, entonces jefe de
Carrozzeria Touring, había nacido hacía 36 años en Milán. Hijo de Felice
Bianchi Anderloni (anteriormente jefe de del departamento de experiencias de
Isotta-Fraschini y “gentleman driver”), Carlo tenia sólo nueve años cuando
su padre compró Carrozzeria Falco, un carrocero milanés entonces en
dificultades. Adquirida junto con su abogado y amigo, Gaetano Ponzoni, ambos
deciden cambiar el nombre de la empresa a Carrozzeria Touring en 1926. “Mi
padre”, declaraba el joven Anderloni, “ no quería bautizar la empresa con
el apellido familiar, tal y como era típico de la época. En su lugar, él quería
un nombre que fuera internacional y fácilmente pronunciable en todo el
mundo.”
Carlo Felice Bianchi
Anderloni
Hacia final de los años veinte
Touring era una empresa de éxito; Ponzoni se ocupaba de la parte empresarial y
contable y Felice Anderloni del diseño y fabricación de carrocerías. En 1927
la firma introdujo la técnica Superleggera de construcción de carrocerías
–su propia versión de la técnica ligera Weymann- y cuatro años después
Touring saltó al estrellato de la industria de carrocería italiana al mostrar
su primera “Estrella Volante”, un cabriole meticulosamente proporcionado
sobre chasis Isotta-Fraschini 8B. Este esquema de diseño se pudo ver con
posterioridad sobre otros chasis, incluyendo el Alfa Romeo 6C 1750GS.
Simplemente tal flujo de
extraordinarios diseños –particularmente las formas elegantemente aerodinámicas
de los Alfa a finales de los años 30- llevó a Ricart a contactar con Touring
en 1952. El joven Carlo había estado llevando el negocio junto con Ponzoni
desde junio de 1948, cuando el viejo Anderloni falleció repentinamente de un
ataque cardiaco. Desde que el primer proyecto de Carlo –el Ferrari 166 MM
Barchetta- se convirtió en un rotundo éxito, el éxito de Touring continuó
hasta bien entrados los sesenta. “En un momento dado”, recuerda Anderloni,
“Ricart nos visitó en Italia. Nos dijo, ‘Recuerdo muy bien sus trabajos y
siempre he apreciado sus carrocerías y su sistema de construcción. Si usted
está de acuerdo, me gustaría que estudiaran una carrocería para
nosotros.’”
Hombre extremadamente agradable, de
ilimitado entusiasmo y energía, Carlo Anderloni no necesitó dar su brazo a
torcer: “‘Naturalmente!’ Respondí. Después de todo, le conocíamos muy
bien. También conocíamos España y por ello estábamos realmente
interesados.” Touring siempre estaba interesado en entrar en nuevos mercados.
Pero no fue tan simple como
redactar el contrato y firmarlo. Después de que ambas partes se hubieran puesto
de acuerdo en principio, “El Sr. Ricart nos dijo, ‘No tenemos dinero,’”
recuerda Anderloni. “Pese a que esto no hubiera supuesto normalmente un
problema insoluble –dado que el sistema de trueque era muy común en la Europa
de la postguerra- Ricart presentía que iba a ser muy difícil llegar a un
acuerdo dado que España e Italia producían los mismos tipos de bienes. Por eso
dijo ‘Si podemos superar este problema, es seguro que tendremos una magnífica
relación de trabajo ’”
Una vez alcanzado el acuerdo
(“Siempre nos pagaron,” bromea Anderloni, “lo que pasa es que no me
acuerdo con qué!”), Ricart envió un chasis desnudo del Z-102 a la fábrica
de Touring. Debido a que él tenía ya un coupé firmado por Saoutchik,
“Ricart nos encargó un spider, con el fin de mostrar algo ‘fuera de
serie’ en París.”
Dado que sus instrucciones eran un
cheque en blanco, Anderloni quería que su primer diseño para Pegaso capturara
el sabor de España. “(Sentí que) el coche debía recordar al país de alguna
forma,” apunta. Decidió que el diseño debía centrarse en torno al toro español,
y por ello “en el capó motor hicimos dos aberturas que recuerdan los
orificios nasales hinchados de un toro. Después, en el parabrisas, los soportes
de los bordes exteriores son como los cuernos del toro.” Además, el borde
superior del parabrisas también imita los cuernos y los orificios nasales se
repiten en el capó trasero. El toque final, sin relación alguna con la
tauromaquia, era un precioso conjunto de llantas Borrani de radios y neumáticos
grandes de banda blanca.
Este primer Pegaso vestido por
Touring –denominado Tibidabo- debutó en el Salón del Automóvil de París de
Octubre de 1952. En la prensa de la época se decía que el coche fue construido
por Touring en apenas 11 días. Pese a no confirmar exactamente este extremo,
Anderloni concede que, “Con prototipos de salón siempre ha sido así –en el
último minuto!”.
Spider Touring Tibidabo
Acompañando al Tibidabo en el
stand se mostraban una berlineta con compresor de 245 CV conocida por el nombre
de “El Dominicano”, un coupé carrozado por Saoutchik y un sorprendente
conjunto en plástico de bastidor-mecánica que incluía panel de instrumentos
(de esta forma uno podía comprobar que la belleza del Pegaso no era sólo
superficial!).
Pese a que el spider de Touring no
era el Pegaso mas espectacular de los allí mostrados, sí era ciertamente el más
equilibrado y agradable estéticamente. MOTOR destacó orgullosamente al
“precioso descapotable de dos plazas” mientras que ROAD & TRACK
comentaba que los “estilados parabrisas y tubos de escape, (que) iban
incrustados en las líneas de las aletas traseras”.
La reacción de Ricart al exitoso
debut del spider fue inmediata. “Poco después del salón,” declara
Anderloni, “decide que toda la producción será fabricada por Touring. Dijo
‘No estoy contento con la berlineta que hacemos nosotros y no estoy
particularmente satisfecho con la forma de los Saoutchik. Necesito algo
diferente, algo como lo que ustedes han hecho con el spider’. Así que
hablamos sobre el tema, encontramos una solución y él encargó un coche
cerrado.”
A Anderloni se le entregaron varios
conjuntos de planos del bastidor del Z-102 y algunas instrucciones básicas
–los coches deben tener dos asientos, suficiente espacio para equipajes y un
interior de confort y lujo extraordinarios. “La primera idea fue que la
berlineta debía ser la ‘hermana’ del spider,” dice Anderloni, que se
inclinaba lógicamente por una continuidad en los elementos del diseño de los
dos modelos. “Conseguimos esto mediante la utilización de los mismos
elementos estilísticos en el frontal, la trasera y los escapes. Juntos, se
puede ver que los dos coches tienen el mismo origen, pero que la berlineta era
mas lujosa –mejor terminada, mas confortable.” Basándose en la experiencia
previa de la firma con diseños de berlineta tales como los Ferrari 166 Inter y
MM, Anderloni dibujó un apunte con un morro largo y un techo que caía hacia
atrás.
Berlineta Touring Prototipo
Hombre sorprendentemente modesto, Carlo
no acapara el mérito de los diseños de su empresa. “En la casa,” dice
“teníamos muchos diseñadores, nunca un líder. Esencialmente, el
departamento de estilo interpretaba mis deseos o mis ideas. Yo dibujaba algunos
apuntes y luego revisaba a la persona que se encargaba de refinarlos. Ese fue
siempre nuestro sistema de trabajo y siempre obteníamos a nuestros diseñadores
de dentro de la firma.” La berlineta Pegaso carrozada por Touring de
proporciones tan bellas debutó así en el stand de la empresa española en el
salón del Automóvil de Turín de abril de 1953.
Pese a que llegaría a ser el
modelo mas popular de Pegaso, no era bajo ningún concepto el mas espectacular:
esta distinción se reserva para otra versión del mismo tema que debutó en Turín
en el stand de Touring. “Un día, Ricart nos contactó con un encargo
especial” dice Anderloni. “Quería un coche absolutamente especial, algo
completamente diferente de cualquier cosa que hubiéramos hecho antes. Quería
darle el coche a la hija del general Franco como regalo de Pegaso y E.N.A.S.A.
con motivo de su boda con el Marqués de Villaverde, que esperaba fuera un magnífico
regalo.”
Como en el caso de encargos previos
a Touring, los parámetros del encargo eran mínimos, en realidad sólo dos: el
coche debía ser espectacular y debía hacerse rápido. Anderloni reunió al
personal del departamento de diseño e identificó tres áreas de actuación en
concreto: la apariencia exterior, colores exteriores y equipo interior.
Ya que se esperaba que el coche
fuera utilizado frecuentemente era necesario que fuera confortable y por ello se
descartó la carrocería spider. Utilizando como base la berlineta Touring como
base de partida, Anderloni diseño una carrocería similar a la del Z-102 estándar,
pero de trasera mucho mas atrevida. Tras una frenética sesión de visualización
mental, los necesarios elementos fluyeron rápidamente: dominados por un sentido
de la aerodinámica y de la libertad ilimitada en el diseño. “En aquella época,”
sugiere Anderloni hoy, “era en ocasiones difícil delimitar donde empezaba lo
extravagante y donde terminaban las razones de índole técnica!”
El tratamiento de la trasera era
realzado (con efectos sensacionales) mediante contrafuertes que partían del
techo detrás de la puertas y se unían en los bordes superiores de las aletas
traseras encima de los pasos de rueda. Los colores fueron elegidos con el fin de
exagerar la forma externa –la mayoría del techo los contrafuertes y la parte
superior de los laterales se pintaron de “rojo escandaloso”– rojo con un
tono rosa. El resto, de negro lustroso. “Generalmente,” declara Anderloni,
“uno pinta la parte superior del diseño de un sólo color. Pero en este caso
decidimos emplear dos, ya que el techo, por ejemplo, no es de un único tono.
Fue un estudio interesante el comprobar como los colores ayudaban a las líneas
y las líneas ayudaban a los colores… Elegimos el negro y el rosa porque eran
los colores de la bandera española.” Redondeando el rimbombante conjunto, se
incorporaban los grandes neumáticos de banda blanca montados en
resplandecientes llantas Borrani de radios.
Un vez terminados los dibujos, los
artesanos de Touring construyeron una maqueta pintada a escala 1:10. Anderloni
llamó entonces a Ricart para avisarle que se disponía a viajar a España.
En la fábrica Pegaso, ambos
intercambiaron los cordiales saludos de rigor tras lo que el diseñador prosiguió
con su presentación. Sacó una caja de gran tamaño y la colocó sobre una
mesa. Anderloni abrió la caja para revelar su curváceo contenido en negro y
rosa. Y permaneció en silencio mientras Ricart caminaba en torno a la obra
maestra, con la frente arrugada de consternación. Finalmente, se rompió el
silencio y el ingeniero sonrió mientras exclamaba: “ Ha hecho usted un
trabajo maravilloso!”
Incluso entonces, Anderloni era
consciente de que la dirección de Pegaso no daría luz verde al proyecto tan fácilmente.
“Ricart se mostró entusiasmado con el diseño, pero él siempre fue un hombre
práctico. Por eso nos dijo: ‘Podemos hacer de todo, siempre que podamos
justificar las razones de lo que hacemos.’ Cuando me preguntó sobre los
contrafuertes, yo le dije que aumentaban la aerodinámica del coche. Entonces el
se puso a pensar sobre técnica aerodinámica previa durante varios minutos y
dedujo que los contrafuertes eran como los alerones de los aviones, y esto
realmente le recordaba a esos alerones… Entonces yo le señalé otra
consideración,” continua Anderloni, “le dije que podrían servir de barra
antivuelco. Si el coche volcaba, protegerían a los ocupantes. Entonces él
sonrió y dijo ‘Eso sí que podemos decirlo!’”.
Thrill
Tras el regreso de Anderloni a
Italia comenzó la construcción del coche –acertadamente bautizado Thrill
(emoción)-. Una vez que el exterior había sido solucionado, la atención pasó
al interior. Siempre pensado como un GT de dos asientos, el frontal de éstos se
cubriría en cuero blanco mientras que el suelo, túnel de transmisión y parte
posterior de los asientos se acabarían en rojo. Los paneles interiores de las
puertas eran huecos para mejorar el espacio y sus bastidores, así como el cuero
que las cubría interiormente iban profusamente agujereados para dar una
apariencia “racing”. Debido a la curvatura de los paneles interiores de las
puertas, los cristales deslizaban de atrás hacia adelante en vez de de arriba a
abajo. Los asientos individuales iban provistos de cinturones de seguridad
integrados y la larga palanca de cambios crecía del suelo. Un trío de grandes
esferas observaban al conductor a través del volante Nardi acabado en madera.
Berlineta Touring 1ª serie
Tal y como los demás Z-102 fabricados hasta entonces, la distancia entre ejes
del Thrill era de 92 pulgadas y sus vías delanteras y traseras eran de 52 y 50
pulgadas respectivamente; sin embargo, según la literatura comercial, el Z-102
gozaba ahora de una altura libre al suelo regulable a voluntad, desde cinco a un
poco más allá de seis pulgadas. El peso declarado era de 2.880 libras, por lo
que para moverlo con mas soltura, se recurrió a un motor mayor, de 2,8 litros y
DALC con cuatro carburadores Weber de tiro invertido y doble cuerpo. Con una
relación de compresión de 7,8:1 (ligeramente menor a la del 2,5 litros),
entregaba 170 CV @ 6.300 r.p.m. y 160 libras-pie @ 3.600.
Berlineta Touring 2ª serie
El estilado Thrill hizo su debut en
el Salón de Turin de 1953 y Anderloni se muestra claramente divertido cuando
recuerda que, “fue el mismo año en el que apareció uno de los BATs de
Bertone. De modo que aquí teníamos un importante estudio aerodinámico y los
BATs eran también muy importantes. Es extraño que se presenten en el mismo salón
y en el mismo año dos coches que son completamente nuevos, completamente
diferentes. Bertone fue siempre un amigo, y lo comentamos posteriormente.”
Particularmente provechosa fue la
reacción de la prensa durante y después del salón: “Había gran satisfacción,
porque cuando el Thrill apareció en la víspera de la apertura del salón, los
periodistas y VIPs estaban esperando por los últimos en llegar. Cuando el
Thrill hizo su entrada en el gran salón, toda esa gente parecía muy excitada,
ya que cuando preguntaban, ‘Qué es eso?, Es nuevo!’, mas y mas gente acudía
para verlo. Fue increíblemente excitante y satisfactorio el presenciar las
reacciones y luego el leer sobre las mismas en la prensa”.
El Thrill realmente dio el golpe.
“La supremacía de los diseñadores italianos descansa en las creaciones de
Pininfarina y Superleggera Touring.” Declaraba MOTOR en su reportaje sobre el
salón de Turín de ese año. “Desde 1947 la supremacía del diseño italiano
se reconoce tan ampliamente como la supremacía de la piel de marsopa para los
cordones de las botas… En el stand de Touring se mostraba una auténtica
novedad en la forma de un deportivo coupé de dos plazas sobre bastidor Pegaso.
Las aletas que brotan de la parte superior de los cuartos posteriores son
conducidas hacia adelante y lateralmente, formando un arco que entronca con la
carrocería al nivel del techo. Investigación en el túnel de viento ha
demostrado que la rendija así formada inmediatamente tras el pilar trasero crea
un flujo de aire laminar sobre la cola del coche. Como característica
constructiva, este elemento proporciona gran rigidez y sería de gran utilidad
si el coche vuelca. Se debe reconocer a Touring como creador de los mayores
avances en carrocería, junto con el “Platillo Volante” mostrado en el stand
de Alfa Romeo.
Spider Touring Competición
Tras su impresionante debut el 22
de abril en el Salón del Automóvil, el Thrill se volvió a mostrar en el
Concurso de Elegancia de La Stresa. Después de la competición, la persona que
experimentó más íntimamente el porqué el coche se llamaba Thrill fue la
esposa de Carlo, Anna: “La persona que iba a conducir el coche ese día me
abordó,” recuerda Anna. “El era una persona muy agradable, escritor de
profesión. Me preguntó ‘le apetece dar una vuelta?’. Así que fuimos de La
Stresa a Baveno, un pueblecito pintoresco.”
Según se hacía mas estrecha la
carretera, la velocidad del piloto parecía acrecentarse de repente.
“Pronto,” exclama Anna, “Él corría como un loco y debo decir que yo pasé
mucho miedo, ya que él iba terriblemente rápido! Así que me preguntó
‘tiene usted miedo?’ Y yo le dije que no me sentía demasiado segura, yendo
tan rápido por una carretera tan estrecha. Entonces él me miró y dijo,
‘Perdóneme, pero debo ir así de rápido porque el motor está
hirviendo!’”. Verdad de la buena, ya que al aminorar le salía una enorme
nube de vapor de debajo del capó motor.
Berlineta Touring
Panamericana
El Thrill regresó a la factoría
Touring para cambiar su rojo escandaloso por el “rosso sangue” (rojo
sangre). Asimismo se le incorporó una ranura cromada en la parte trasera de la
cabina y tres orificios de ventilación circulares cromados en las aletas
delanteras, en un intento de incrementar el flujo de aire dentro del
compartimento motor.
El Thrill, que acabó siendo un
modelo único, hizo entonces el circuito internacional de salones del motor, ganándose
en cada uno de ellos un papel protagonista. Interesantemente, Carlo Anderloni no
recuerda si el coche cumplió el destino para el que se pensó –la hija de
Franco. “Me temo que nunca conseguí entregárselo, ya que fue llevado a todas
partes!” bromea. “Honestamente, no conozco la respuesta a ese misterio.”
Pegaso y Touring continuarían
colaborando durante los próximos años. Poco después del debut del Thrill en
Turín, Pegaso recogió de la fábrica varios spiders de competición carrozados
por Touring, que los había encargado precisamente para el asalto a Le Mans
después de que a dos coches con la curiosa forma en “catamarán” los
destruyera el fuego. En 1954, Ricart ofreció a Anderloni una zona de la fábrica
Pegaso, de forma que le persuadió con éxito para que montase una sucursal de
fabricación de carrocerías en Barcelona. “Enseñe a mis trabajadores como
construir carrocerías,” propuso, “ y evitaremos todos los problemas de
transporte entre España y Italia.”
Mientras esto se llevaba a cabo,
Ricart encargó otro coupé. El Z-103, que debutó en Turín en 1956, llevaba un
motor de árbol de levas único en culata de 3,9, 4,5 o 4,7 litros y de 247 a
300 CV, y sería el último diseño de Touring para Pegaso. Según se recuperaba
la economía española, haciéndose más próspera, la demanda de los demás
productos de la E.N.A.S.A. –camiones y autobuses diesel con destino al mercado
nacional y a la exportación- precisó que se cerrara la producción del gran
turismo en 1958.
Berlineta Touring Panorámica
Los Pegasos de Ricart eran como las
piedras preciosas, cortadas y talladas con mimo inigualable pero dañadas por
unos pocos vicios bien entreverados en la piedra. Cada Pegaso, quizá el coche
mas sofisticado del mundo en los cincuenta, se entregaba con una garantía total
de tres años. Esto acabaría pasando factura a la empresa. No importa cuan
ambiciosos e impresionantes fueran en principio los diseños de Ricart: en la práctica
iban en ocasiones más lejos de las capacidades de la tecnología de forja y de
la precisión en el montaje disponibles en la E.N.A.S.A. y posibles en cualquier
otra fábrica.
Berlineta Touring Hardtop
No obstante, cuando Carlo Anderloni
habla, su entusiasmo por Pegaso es tan obvio para aficionado que le escucha como
el apellido “Ferrari” tras el nombre “Enzo”. Recordando su relación con
Ricart, el antiguo jefe de Touring se toma una pequeña pausa, para permitir que
la cinta de vídeo de sus recuerdos rebobine a lo largo de las décadas para
mostrar memorias de mas de cuarenta años de antigüedad.
Entonces sonríe, con los ojos haciéndole
chiribitas. “Siempre que uno habla con un hombre inteligente, que conoce los
problemas de producción, el trabajo de uno es mucho más fácil. Es difícil
cuando uno trata con un ejecutivo que proviene de …. Dios sabe donde, pero
desde luego, no del sector del motor. Con Ricart, con Ferrari, con Lamborghini,
siempre fue fácil. Uno hablaba su mismo idioma”.
“Pero Ricart no fue únicamente
un excelente ingeniero, él era también un humanista…. Recuerdo que una vez,
durante un viaje a España, Ricart me obligó a acompañarle al teatro. No sólo
por la calidad de la obra, sino por lo que él me dijo: ‘Usted deben entender
como es el verdadero idioma español, para así poder comprender nuestros
coches.’”
·
Texto: Goodfellow. Sports Car International, Enero de
1995
·
Traducción: mortinson |