|
El pasado día 28
de noviembre(*) fallecía en su querida Barcelona a la edad de 69 años don
Francisco Godia Sales, uno de los mejores «volantes» que ha tenido España y,
sin duda, el que mejor palmarés ha cosechado en ese «sancta sanctorum» del
deporte automovilista que es la Fórmula 1. Codeándose con pilotos de la talla
de Fangio, Villoresi o Moss.
Godia llegó a
ser reconocido por sus compañeros y por la afición como uno de los mejores
pilotos «no oficiales» de su época (sólo Dios sabe dónde hubiera llegado de
contar de forma continuada con el apoyo oficial de una marca).
Paco Godia fue,
además, el máximo exponente de la «raza» de apasionados por el automóvil
que floreció en España durante la década de los cincuenta y cuya actividad
propició el renacimiento del automovilismo deportivo en nuestro país, que la
guerra y las penurias de la posguerra habían desterrado del panorama nacional.
Colectivo que surgió principalmente en Cataluña (César Apezteguía, José M.ª
Caralt, Francisco X. Bultó, Salvador y Juan Fábregas, Juan Jover, José Humet,
los hermanos Roqué, Miguel Soler, y tantos otros) y Madrid (Rodolfo Bay, Julián
Celaya, Antonio Creus, Gerardo de Andrés, Pablo Menzel, Gerardo Romero,
Gumersindo García, los hermanos González Garra, Leopoldo Polo Villaamil, Jesús
Saiz, por mencionar algunos), aunque también tuvo dignos representantes en el
resto de España, como el aragonés Pelayo Martínez o los hermanos Reverter, de
Orense.
Fueron ellos
quienes, movidos exclusivamente por su afición y financiando ésta enteramente
de su bolsillo, protagonizaron -al volante de los Porsche 356, Lancia Aurelias,
Alfa 1900, Mercedes 300SL y, claro está, los legendarios Pegaso- los primeros
Rallyes del RACE, revitalizaron la Subida a la Rabassada o congregaron de nuevo
a miles de personas en tomo a un circuito con sus carreras en Montjuich o en la
pista de Barajas.
Pues bien, Paco
Godia fue uno de los iniciadores y también uno de los principales motores de
este movimiento: llevado por su imparable afición y armado con la escasa
experiencia que pudo recoger en las primeras carreras celebradas en nuestro país
después de la guerra, Paco Godia se lanzó a la palestra internacional -junto
con Fábregas, Jover y Apezteguía- al volante de los Maseratl 4CL de la Escudería
Milán que dirigía Ruggieri, plantando cara a la élite del automovilismo
mundial de la época (Villoresi, Chiron, Bira, Brooke, Ascari, etc.), a pesar de
la escasa competitividad de sus vetustas monturas. Estas participaciones en
Grandes Premios antes de terminar la década de los cuarenta, junto con el
cuarto puesto conseguido en Le Mans 1949, le convirtieron en un claro «punto de
referencia» para las jóvenes promesas de los cincuenta. Pero es que, además,
Godia no se limitó a la alta competición, sino que participó asiduamente en
pruebas nacionales de la más diversa importancia y naturaleza, convirtiéndose
así en un constante acicate para la afición durante toda esa década... y la
siguiente.
Por otra parte, en Godia se aprecian todos los rasgos que caracterizaron a toda esta promoción de «caballeros conductores».
Primero le movía una auténtica pasión por el deporte del automóvil.Incapaz de resistirse al reto que suponía la competición, ya piloto consagrado,
podía vérsele una semana al volante de un Maserati 250F de F-1 y a la siguiente
corriendo con un
modesto Renault Dauphine; segundo, el compañerismo y el más absoluto respeto a
las reglas de la deportividad presidieron toda su trayectoria deportiva.
Jovial y siempre
dispuesto a echar una mano a un compañero, supo ganarse el respeto y la amistad
de todos los que le trataron. En este sentido es significativo que todas las
personas a quienes hemos pedido su opinión sobre Paco Godia hayan hecho
un sincero elogio de su categoría humana.
Marcando un nuevo récord en Galapagar (13-3-55) con un Pegaso Spider Pedralbes (0180) de doble compresor.
Y tercero, el
planteamiento de su carrera deportiva fue totalmente «amateur». Con la sola
excepción de la temporada de Fórmula 1 y Resistencia de 1956 -en que disfrutó
de ciertas ayudas por parte de Maserati- financió su afición enteramente de su
patrimonio.
Poseedor de un
estilo seguro y preciso, su conducción inspiraba una gran confianza (buena
prueba de ello es que pilotos de la talla de Bhera, Fangio o Bonnier lo
eligieran como «co-equipier»). Fue, además, un conductor extraordinariamente
versátil que, como revela una lectura detallada del palmarés que acompaña
estas líneas, demostró su buen hacer en prácticamente todas las modalidades
de automovilismo deportivo: Grandes Premios, Resistencia, Subidas en cuesta,
Velocidad y Regularidad en carretera. Eso sí, mostró siempre una marcada
preferencia y habilidad por la competición en circuito con vehículos específicamente
diseñados para tal propósito.
Como no podía
ser menos, Godia también fue uno de los últimos en retirarse. Mientras
la mayoría de sus compañeros «colgaron los guantes» a finales de los
cincuenta, él continuó compitiendo y con éxito (aunque, eso sí, de forma
esporádica) hasta su victoria junto con Juan Fernández en las XII Horas de
Montjuich de 1969 a los mandos de un Porsche 908 de la Escudería Montjuich.
En suma, Francisco
Godia no fue sólo un gran volante, sino también el arquetipo de una época
en la que se pusieron los cimientos del exitoso presente y, sobre todo, el
ejemplo de una forma de entender el deporte que debemos procurar por todos los
medios no muera jamás.
Gracias, Paco
Godia, pues con tu vida nos llenaste de orgullo y con tu muerte has
despertado a tiempo nuestra curiosidad por una época de cuyo examen podemos
extraer muchas y valiosas enseñanzas.
TESTIMONIOS
«Francisco
Godia fue un hombre extraordinario, por el que siempre he sentido un gran
respeto y admiración. Buen piloto -seguro y preciso- y también algo aún más
difícil de encontrar: un buen amigo y una magnífica persona. Nunca olvidaré
unos 1.000 km de Buenos Aires en que rompí su querido Maserati 300S, es un
desgraciado despiste. Puede creerse que no sólo no me hizo el más mínimo
reproche, sino que encima intentó quitarle importancia al incidente, con el
buen humor que el caracterizaba».
Juan
Manuel Fangio
5
veces Campeón Mundial Conductores
«Tuve la suerte
de coincidir en muchas ocasiones con Paco Godia durante la década de los
cincuenta, tanto en España cuando ambos corríamos con los "Pegaso"
como en los circuitos de Europa. Siempre lo he tenido como el mejor piloto que
ha dado España. Además era un gran compañero que nunca escatimaba el consejo
a los más jóvenes que, como yo, carecían de su experiencia. He sentido mucho
su muerte».
Antonio
Creus
Piloto
«Hombre
formidable que, pese a su incontables ocupaciones, siempre encontraba un hueco
para los amigos. Sin duda uno de los mejores pilotos de su época. He sentido
mucho su fallecimiento».
Pablo
Menzel
Piloto
«Como deportista
fue un auténtico fenómeno: el máximo exponente del movimiento
"amateur" que se desarrolló en España durante la década de los
cincuenta. Movido únicamente por enorme afición al automóvil, se financió
sin apoyo alguno una carrera deportiva que culminó con un merecido puesto entre
los grandes de la Fórmula 1. Como persona fue un gran compañero y un
trabajador incansable. Abierto, jovial, todos sus amigos recordaremos de él su
humanidad.»
Gerardo
de Andrés Randt
Piloto
«Un amigo de
verdad. Un de esas raras personas que no dudan ni por un momento en hacerle un
favor a un amigo. Todos los que le conocimos le echamos mucho de menos. En el
aspecto deportivo es, sin duda, el piloto español que ha llegado más arriba en
el mundo de la Fórmula 1. Un gran volante cuya virtud más sobresaliente era su
exquisita finura de conducción. Era de ese tipo de pilotos transmiten a
cualquier velocidad una enorme seguridad y control de la situación. En suma, un
gran aficionado que cultivó todas las modalidades de automovilismo deportivo,
aunque para él -como me dijo en una ocasión- los únicos automóviles en los
que se podía correr en serio eran los que se llevaban en remolque al circuito.»
Fco.
X. Bultó
Piloto
«Paco Godia
alcancó un puesto entre la élite del automovilismo deportivo mundial de su época.
Logro que tiene un doble mérito si tenemos en cuenta que sus contendientes eran
de la talla de Fangio, Villoresi, Ascari y Moss y que lo consiguió como piloto
privado (financiando enteramente de su bolsillo su afición y sin dedicarse
profesionalmente al automovilismo); es decir, sin contar con el apoyo oficial de
una marca.»
Carlos
Mosquera
Historiador
del automóvil
«Los muchos años
como periodista del motor me dieron la oportunidad de conocer a Paco Godia,
para mi el piloto español de más relevancia en aquellos mediados de siglo, por
hecho de que fue quien más participó en pruebas internacionales, dentro y
fuera de España. Lo mismo a él que a otros muchos españoles de entonces, de
los años cincuenta y sesenta, hay que agradecerles el que, sin contar con más
medios que los propios, se midieron con los pilotos oficiales de las marcas y
muchas veces lo hicieron muy dignamente, casi podríamos decir que todas las
veces. Y si se me permite opinar sobre su forma de conducir, me atrevería a
decir que demostraba una buena dosis de impetuosidad al volante,
perro a la vez controlada por un buen saber hacer, al conocer los
resortes de pilotar. Como persona, humanamente era muy jovial y de inmejorable
trato con sus compañeros, la prensa y todos cuantos le conocimos en los
circuitos. »
Luis
Fernando Medina
Decano
de los periodistas del motor
(*) de 1990
· Autor: Sergio Romagosa (MOTORCLÁSICO
nº36, enero 1991 ).
· Gracias a Ramón de M. por enviar
el reportaje.
|
|