Jordi Garriga
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PRIMERA PARTE. LOS INICIOS.
Valga decir de entrada, que la restauración la realizará un aficionado a los coches clásicos populares, no una empresa, no un profesional, no alguien que tiene por mano coches de más categoría, más lujosos, con mejores acabados. Con la experiencia acumulada en otros trabajos, humildemente doy aviso a futuros navegantes: si no se cuenta con un presupuesto de al menos, 2.000 €, además del coche en cuestión, claro, mejor no empezar, pues va a quedar a medias. Las horas que uno va a echarle, son gratis y el día que se quiera vender - excepto alguna excepción que confirme la regla- nadie las abonará, tampoco los euros invertidos. Eso funciona así. Lo tomas o lo dejas. Por muy bucólico que se quiera ver, en nombre de la Cultura, Patrimonio u otros mayestáticos, no hay obligación de restaurar coches, salvarlos de la chatarra o que no emigren a Alemania.
El Dyane como concepto.
El Dyane se presentó en el Salón de París, el 1967.
La idea de Citroën era rejuvenecer el 2 CV, sustituyéndolo por un producto de líneas más modernas y que pudiera competir de tú a tú con el Renault 4L y su práctico portón trasero. El Citroën tenía algunos detalles que superaban al Renault: la placa de matrícula continuaba siendo visible aun con el portón levantado, el techo era descapotable, las entradas de aire fresco, en el habitáculo, eran orientables y la lluvia no las penalizaba, podía incorporar una segunda rueda de repuesto, etc. pero la realidad fue que no pasaba de ser un “lifting” del 2 CV, del que aprovechaba toda su mecánica. El gran público lo acogió de forma tibia y nunca consiguió ser un éxito de ventas, pues era más caro que el 2 CV y no dejaba de ser un 2 CV. Se mantuvo en fabricación hasta el 1983; no obstante, vendieron un total de 1.400.000 unidades.
Primeros pasos para substituir al 2 CV.
Los dibujos iniciales "doscaballeaban" bastante".
En los años 60, de la sala de fumadores de otras cosas, alguien salió agitando un papel con esto.
El Jefe, que únicamente fumaba Gitanes, no lo aprobó.
Venga. ¡Lluvia de ideas!
Vale, por detrás cuela que podrá ser un Dyane; por delante, parece un 4 L.
Probaron con varios morros.
Alguno recuerda al Volkswagen Escarabajo. Más tarde, el Simca 1000, en la última remodelación, copió el tamaño de los faros.
Siguieron y siguieron, y llegaron a esto.
Todavía recordaba algo al 2 CV: intermitentes en el lateral, la ventanilla partida, los pasos de rueda. Los chevrones alineados en el jamoncillo, quedan bien, son finos.
Finalmente el coche quedó con estas medidas interiores y esta configuración mecánica.
Las medidas de un 2 CV y la misma configuración. Para qué nos vamos a engañar...
Maqueta definitiva.
Mi opción por el Dyane.
Es un coche clásico popular, es un bicilíndrico refrigerado por aire (una rareza actualmente) y tiene el práctico portón trasero; plegando el asiento, queda convertido en una pequeña furgoneta, eximida de la ITV semestral. Es además, un SUV y es descapotable.
¿Cómo llego a un Dyane?
Por el método tradicional: mirando anuncios de portales de coches clásicos (viejos) y cribando la información. Dyanes, hay de todos los precios. Pasados muchos meses, los más caros y los más baqueteados, siguen anunciados; por alguna razón será. Me decido por uno de término medio y contacto con el propietario. Voy a verlo (150 km). La persona me parece correcta y el coche, con 48 años a cuestas, también. Vamos a dar una vuelta. Yo insisto en ir de pasajero, de observador. Todo me parece correcto. Volvemos a base. Miro someramente el coche, por debajo y por dentro. Levanto las alfombrillas: el suelo, en la zona de los pedales, está algo perjudicado; algo típico en estos coches. Hago una contraoferta. Inmediatamente nos ponemos de acuerdo. Dejo una paga y señal, en metálico y me comprometo a pagar el resto, por transferencia, antes de 24 h. Quedamos para un día concreto, en una gestoría, para los papeles. El día acordado, con 3 transbordos de autobús, me presento allí; firmamos y me llevo el coche. El viaje, rodando (150 km.), sin ninguna incidencia. Ya tengo un Dyane en casa.
Una de las razones por las que decidí quedármelo, es que tenía la ITV recién pasada: tengo un año entero, para hacerle cosas, sin prisas.
Continuará (sin prisas) en otro capítulo.
Valga decir de entrada, que la restauración la realizará un aficionado a los coches clásicos populares, no una empresa, no un profesional, no alguien que tiene por mano coches de más categoría, más lujosos, con mejores acabados. Con la experiencia acumulada en otros trabajos, humildemente doy aviso a futuros navegantes: si no se cuenta con un presupuesto de al menos, 2.000 €, además del coche en cuestión, claro, mejor no empezar, pues va a quedar a medias. Las horas que uno va a echarle, son gratis y el día que se quiera vender - excepto alguna excepción que confirme la regla- nadie las abonará, tampoco los euros invertidos. Eso funciona así. Lo tomas o lo dejas. Por muy bucólico que se quiera ver, en nombre de la Cultura, Patrimonio u otros mayestáticos, no hay obligación de restaurar coches, salvarlos de la chatarra o que no emigren a Alemania.
El Dyane como concepto.
El Dyane se presentó en el Salón de París, el 1967.
La idea de Citroën era rejuvenecer el 2 CV, sustituyéndolo por un producto de líneas más modernas y que pudiera competir de tú a tú con el Renault 4L y su práctico portón trasero. El Citroën tenía algunos detalles que superaban al Renault: la placa de matrícula continuaba siendo visible aun con el portón levantado, el techo era descapotable, las entradas de aire fresco, en el habitáculo, eran orientables y la lluvia no las penalizaba, podía incorporar una segunda rueda de repuesto, etc. pero la realidad fue que no pasaba de ser un “lifting” del 2 CV, del que aprovechaba toda su mecánica. El gran público lo acogió de forma tibia y nunca consiguió ser un éxito de ventas, pues era más caro que el 2 CV y no dejaba de ser un 2 CV. Se mantuvo en fabricación hasta el 1983; no obstante, vendieron un total de 1.400.000 unidades.
Primeros pasos para substituir al 2 CV.
Los dibujos iniciales "doscaballeaban" bastante".
En los años 60, de la sala de fumadores de otras cosas, alguien salió agitando un papel con esto.
El Jefe, que únicamente fumaba Gitanes, no lo aprobó.
Venga. ¡Lluvia de ideas!
Vale, por detrás cuela que podrá ser un Dyane; por delante, parece un 4 L.
Probaron con varios morros.
Alguno recuerda al Volkswagen Escarabajo. Más tarde, el Simca 1000, en la última remodelación, copió el tamaño de los faros.
Siguieron y siguieron, y llegaron a esto.
Todavía recordaba algo al 2 CV: intermitentes en el lateral, la ventanilla partida, los pasos de rueda. Los chevrones alineados en el jamoncillo, quedan bien, son finos.
Finalmente el coche quedó con estas medidas interiores y esta configuración mecánica.
Las medidas de un 2 CV y la misma configuración. Para qué nos vamos a engañar...
Maqueta definitiva.
Mi opción por el Dyane.
Es un coche clásico popular, es un bicilíndrico refrigerado por aire (una rareza actualmente) y tiene el práctico portón trasero; plegando el asiento, queda convertido en una pequeña furgoneta, eximida de la ITV semestral. Es además, un SUV y es descapotable.
¿Cómo llego a un Dyane?
Por el método tradicional: mirando anuncios de portales de coches clásicos (viejos) y cribando la información. Dyanes, hay de todos los precios. Pasados muchos meses, los más caros y los más baqueteados, siguen anunciados; por alguna razón será. Me decido por uno de término medio y contacto con el propietario. Voy a verlo (150 km). La persona me parece correcta y el coche, con 48 años a cuestas, también. Vamos a dar una vuelta. Yo insisto en ir de pasajero, de observador. Todo me parece correcto. Volvemos a base. Miro someramente el coche, por debajo y por dentro. Levanto las alfombrillas: el suelo, en la zona de los pedales, está algo perjudicado; algo típico en estos coches. Hago una contraoferta. Inmediatamente nos ponemos de acuerdo. Dejo una paga y señal, en metálico y me comprometo a pagar el resto, por transferencia, antes de 24 h. Quedamos para un día concreto, en una gestoría, para los papeles. El día acordado, con 3 transbordos de autobús, me presento allí; firmamos y me llevo el coche. El viaje, rodando (150 km.), sin ninguna incidencia. Ya tengo un Dyane en casa.
Una de las razones por las que decidí quedármelo, es que tenía la ITV recién pasada: tengo un año entero, para hacerle cosas, sin prisas.
Continuará (sin prisas) en otro capítulo.