Algunas reflexiones en torno a la compra de un 4 L usado.
Yo he ido a por un coche de carácter popular y vía anuncios gratuitos he encontrado 4 L's de hasta 5.000 euros, que se decía que estaban restaurados de mecánica y carrocería. Vale. El 4 L, se compone de dos partes: bastidor y carrocería; sin conocer el vendedor y sin saber cómo trabaja, entiendo que la garantía que el bastidor, también ha sido tratado, está como mínimo en entredicho y que la supuesta “restauración” puede ir no más allá de pintar y dejar bonita la carrocería; igualmente con el motor, pues que esté limpio, arranque y funcione, no significa que se haya rehecho de arriba abajo y esté en plena juventud; quiero decir que esos precios, a lo mejor, para un Jaguar, no lo son tanto, pero para un 4 L, un coche popular, me parecen excesivos.
En una segunda línea he encontrado montos en torno a los 2.500 euros, no tan sangrantes como los anteriores, pero que por edad y rozando el larguero de los 200.000 km. igualmente están desprovistos de garantía que se les haya hecho más de lo imprescindible para superar la ITV; vamos, que la fiabilidad futura se ha de suponer.
En tercera estacada había coches de a 1.500 euros. Salvo excepciones, es el coche que ha quedado arrinconado en el garaje y está sin ITV; es el clásico “se paró funcionando; era del abuelo y conservamos todas las facturas del taller”. El problema es que, al coste, hay que sumarle los costes del traslado, y otro traslado posterior, a la ITV; además del coste de darle vida otra vez, después de muchos años parado.
Yo he conseguido agenciarme una de esas raras excepciones, pues he topado con un TL de 150.000 km. con ITV, o sea funcionando, y por menos de 1.500 euros; se justifica porque tiene un pequeño golpe detrás.
El golpe se resuelve fácilmente con otra puerta, también usada y la pieza que venden nueva, a un precio nada descabellado.
Vista delantera el TL.
Todavía va con placas PM. El anterior propietario comentó que en la ITV siempre ponían pegas, por no llevar la IB, pero no quedaba reflejado como falta.
En la documentación señala que debería cambiar a IB.
Aquí una vista lateral.
La fotografía no le hace justicia, pues en realidad, visto de cerca se aprecia la pintura bastante tocada.
De faltarle, le faltan pocas cosas; en el interior, algún pomo, etc. De óxido, ya lo he mirado bien y sólo tiene unas zonas minúsculas bajo la alfombrilla delantera, que creo es debido a que perdía agua por el radiador de calefacción y se acumuló allí; también es fácilmente solucionable.
Comparado con coches modernos, no puedo reflejar todavía experiencias de conducción, pero sí primeras impresiones.
Se nota, pequeño, y se aún más, ya sentado dentro, con las puertas cerradas. Las puertas, sobre todo las de atrás, son más pequeñas si cabe. La postura de conducción, es rara, con el aro del volante, muy fino y en posición muy vertical. ¡Y qué decir de la palanca de cambios!
(La foto es de catálogo)
En los Citroën, la palanca, está en una posición más baja y queda más a mano.
Es ahora cuando uno se traga el sapo y admite que sí se echa en falta lo que antes alegremente afirmaba perfectamente prescindible, por ejemplo, el cierre centralizado. En el 4L, igual que en otros coches de su época, únicamente la puerta del conductor cierra con llave; las otras tres, hay que quitarles el seguro desde dentro, a base de contorsiones.
¡Ah, amigo!
¿Va bien o no, el cierre centralizado?
La dirección se nota dura, no se maneja con un dedo. ¡Ah, amigo! otra vez nos vemos las caras. Etc, etc.
Pero tiene su encanto, es variar, es otra manera de ir en coche hoy en día; es otra manera de conducir.