Yo conocí a alguien que fue propietario de uno. Por entonces, justo antes de que apareciera el Xsara, pretendia sustituirlo por un ZX... El problema de su plan era que no había quien le diera un duro por el Samara.
Por experiencia, los productos sovieticos no destacan precisamente por su calidad o fiabilidad. Y si a eso le unimos una red comercial de risa y un servicio postventa como el de los juguetes de los chinos, apaga y vámonos. Yo también simpatizaba con el golpe de modernidad que representaba el Samara dentro de los estándares de la industria rusa, pero me cuesta verlo como un modelo popular fuera de mercados como el iraní, el cubano o el de su propio país.