Este autocar, yo lo he visto circular; queda lejos, sería allá por los años 60, en Barcelona. Recuerdo que los pelos, se me pusieron de punta (y todavía se me ponen) de pensar en cuanto de dificultoso debía ser conducir semejante aparato, desde allí arriba. ¿Qué ángulos de visión, a la carretera, a los laterales, tenía ese pobre hombre?
Por suerte, esa idea no acabó de prosperar. Todos hemos salido ganando.