A ver Rafa, para el apartado "El tuyo":
La historia comienza en Diciembre de 1985 cuando yo tenía 16 años recién cumplidos y por mi afición a los coches recuerdo que contaba los días que faltaban para cumplir los 18 y poder sacar el permiso de conducir. En mi casa había dos coches un Citroen CX Palas de 1977 (aún recuerdo su matrícula pero supongo que ya no existirá) y un Renault 5 GTL de 1982 (cuando saqué el carnet, este fue mi primer coche). El CX no tenía muchos kilómetros pero a mi padre le había entrado el gusanillo de los Turbo Inyección. Como ya sabréis en aquella época había una lucha de poder entre las 2 versiones turbo alimentadas de Citroen y Peugeot y aunque he de reconocer que la versión del CX era más llamativa por potencia y habitabilidad sin embargo mi padre quiso experimentar nuevos aires y probar la efectividad y robustez de los 505, comprándose así el Peugeot 505 Turbo Injection.
Todavía recuerdo el momento de ir al concesionario a encargar el coche y los 15 o 20 días de espera hasta que llegó (fueron para mi eternos), pero aún recuerdo mejor el día que lo sacamos e hicimos el primer viaje con él (Plasencia – Hervás). Escasos 40 kilómetros que me supieron a poco pero que ya dejaba claro que bajo esa carrocería había un motor con sorpresa. Pasaron los años y por fin cumplí la mayoría de edad y en menos de una semana ya tenía mi permiso de conducir. Aunque mi coche (bueno el que me dejaban usar) era el R-5, de vez en cuando y cuando había algún viaje familiar largo, mi padre me dejaba matar el gusanillo con el 505. El coche ya estaba rodado y yo no tenía reparo en hundir el acelerador cuando llegaba el momento de adelantar. Era fantástico, pisabas, un instante mientras respondía el turbo y patada que te pegaba al asiento superando con facilidad cualquier coche que tuvieras por delante. Os podéis imaginar, en aquella época no te encontrabas por las carreteras muchos coches potentes y era un placer cuando te ponías en el carril izquierdo y adelantabas dos, tres, cuatro coches seguidos sin apenas esfuerzo. Aún recuerdo cuando viajábamos a Punta Umbría, el momento de subir la Media Fanega (antes de Sevilla por la N 630), era genial la sensación de poderío que sentía al adelantar camiones, coches y todo lo que se pusiera por medio. En fin, que buenos recuerdos.......
Los años pasaron y el coche aunque muy bien conservado fue envejeciendo y fueron saliendo modelos nuevos que superaban con creces a este veterano modelo de Peugeot, pero aún así seguía siendo algo especial para mí.
En 1998 mi padre falleció, yo tenía un Passat TDI 110 CV recién estrenado y aunque mi intención inicial fue quedarme con el 505, la presión de mi familia me hizo cedérselo en venta a una prima hermana. Ella ha sido propietaria de esta ya reliquia hasta diciembre de 2003 cuando por casualidad me enteré que una vez más la fuerza de los TDI iba a desplazar a mi 505 a un segundo plano con la intención de llevarlo a un desguace para una muerte segura. Prácticamente no titubee, enseguida me puse en contacto con ello y les manifesté mi intención de quedarme con el coche. La sorpresa fue cuando lo probé y pude constatar que el trato exquisito que le habíamos dado en mi casa no había sido igual en los años que estuvo con mi prima. El coche estaba herido, sangrando aceite por todas sus juntas y denotaba una falta de potencia que no podía creer. Me armé de valor, se lo compré y lo llevé a mi mecánico. Después de casi 1 año buscando piezas y construyendo otras hemos conseguido devolverle a su mejor estado. El motor ha sido completamente reconstruido y ahora el León vuelve a rugir abriendo sus fauces y enseñando los dientes noblemente cuando así se lo pido. Estoy muy orgulloso de haber recuperado este coche que tantos buenos recuerdos de mi vida me trae.
jejeje, perdonad, pero no puedo resistirme y volver a enseñároslo, me tiene enganchao.....