Se me ocurre que el muelle pudiera actuar a modo de disipador de calor; aunque la sección del alambre sea fina, al tener tantas espiras probablemente ofrezca unas superficies de contacto tanto con el tambor como con el aire capaces de producir un cierto efecto de refrigeración. De ser así, se me antoja una pobre solución puesto que con el transcurso de los kilómetros lo más probable es que el muelle acabase lleno de barro teniendo en cuenta las carreteras y caminos por los que se movían esos coches en su momento.
Otra posible función podría ser la antivibratoria, variando el muelle, en alguna medida, la frecuencia de resonancia del propio tambor.