Unas pequeñas puntualizaciones...
Todos los motores Citroën refrigerados por aire, sean de 2 ó de 4 cilindros, llevan radiador. Para el aceite motor. Y como no podía ser de otra forma, con la "manía" de estos motores de perder aceite por determinados "defectillos de diseño", dicho radiador se suele encontrar cegado o tapizado de una mezcla de mugre y polvo que lo vuelve inútil y es causa del envejecimiento prematuro del motor o de incluso su muerte. Y como además dichos radiadores van camuflados o inaccesibles, el usuario "normal" no lo puede limpiar, por no verlo, por desconocerlo, o por no tener medios...
En el caso de los 2CV y derivados, además de que el radiador citado va oculto tras el enorme ventilador, éste ventilador de plástico tiene la manía de "caducar" con el tiempo y volverse quebradizo en el peor momento, rompiendo un aspa y de seguido las demás. Parece ser que los últimos ventiladores de plástico que inventó Citroën como recambio, de color negro, son más longevos....
En el 2CV Transat, ya goza de unos frenos de disco delanteros de buen tamaño y fiables en el tiempo, aunque el tacto y dosificación tengan la misma manía "Citroën" de aquellos años: potentes, ruidosos y difíciles de dosificar. Para mi gusto, un 2CV con frenos de tambor tienen una frenada más "acorde" pero evidentemente, los tambores delanteros dan mucho más trabajo en reparación y mantenimiento que el mismo coche con discos, y en el caso de una de las habituales fugas de aceite motor, los tambores siguen frenando, cosa que no ocurre con los discos, por experiencia propia...