ANTONIODELAOSSA
Miembro bien conocido
En 1979, salió al mercado el Citroën GSA. Era una puesta al día del Citroën GS, que ya llevaba más de 8 años en el mercado, con lo que Citroën esperaba relanzar las ventas y actualizar un modelo que tenía competidores fuertes y bien valorados en el mercado, tanto por parte del nuevo comprador como del que buscaba un coche de ocasión.
Actualización de aspectos interiores, exteriores, nuevas posibilidades de motor (un 1300) y de caja de cambios (5 velocidades), y el rediseño del portón trasero en la berlina, lo hacen parecer ligeramente diferente al GS al que mucha gente ya estaba acostumbrada, y frente a los compradores, una buena alternativa entre los modelos disponibles que había en el mercado nacional.
Cuarenta años más tarde, es un coche que prácticamente ha desaparecido de las carreteras, y sin embargo, su más directo rival en la época (el Renault 12) sigue siendo un vehículo bastante común de ver, a pesar de que el citado Renault era "inferior" en bastantes aspectos, pero la fiabilidad y calidad de construcción, la facilidad de reparación, la disponibilidad y buen precio de recambios, han hecho que a largo plazo el Renault le ganase la partida al Citroën.
En la actualidad, las principales ventajas del GSA ya no son tantas como en aquella lejana época donde la suspensión hidroneumática era algo muy valorado frente al calamitoso estado de la mayoría de las carreteras; y la comodidad de los ocupantes que no siempre estaba presente en los coches de los 70, en el Citroën subía a un primer plano.
Esa suspensión hoy día sigue manteniendo ventajas, como la absorción de baches y resaltos en las zonas urbanas o la calidad de agarre con suelo mojado, pero presenta el inconveniente de que el coche aparcado entre los demás vehículos, pasadas unas horas, se baja, con lo que los parachoques ya no hacen su función y eso, hoy día con vehículos altos, hace peligrar la carrocería y las piezas del GSA como faros y calandra...
Asimismo, el motor 1300 destacó en su día porque aunque no era muy potente, por sus características hacía del GSA un coche bastante rápido, unido, como no, a dos elementos muy eficaces de Citroën: la suspensión y los frenos. Hoy día, llevar un motor de 65 CV de gasolina para un coche cercano a 1000 kg de peso en vacío que con carrocería familiar y siete plazas autorizadas se pone cerca de 1500 kg, puede hacer pensar que el coche sea un caracol en cualquier carretera. No es así, pero las aceleraciones y recuperaciones se llevan su tiempo. A cambio de un consumo muy parecido a un coche de 1800 ó incluso 2000 cc de hace veinticinco años, y sin igual en la actualidad.
La caja de cambios sí que se muestra bastante actual, ya que permite circular a 120km/h por autovía/autopista la mayor parte de los kilómetros, manteniendo el motor a unas conservadoras 4000 rpm, cuando los coches de aquella época ya estarían apretando el motor en 5000 ó más revoluciones. Salvo una pendiente prolongada, el voluntarioso motor sigue estirando de ese descabellado y largo desarrollo criticado en la época, que 40 años después es más que acertado. Eso sí, esa quinta marcha no consigue una mejoría de consumo, salvo que se trate de carreteras despejadas, sin pendientes, y que vayamos al paso de un Dyane 6...
Los frenos, en la más pura tradición de los Citroën hidroneumáticos de aquella época, como los ha mencionado en varias ocasiones Ignacio Sáez de Cámara: eficaces, potentes, ruidosos y difíciles de dosificar.... tienen varias ventajas añadida: toda la instalación es metálica, con lo que no existen latiguillos de goma inoportunos que se hinchen o atoren, el líquido es el LHM, que no es agresivo y es estable en cualidades largo tiempo, y posee 4 discos de freno, cosa que hace palidecer de envidia hoy día a muchos modelos de Citroën y de la competencia, que han vuelto a los tambores traseros en la moda del bajo costo y de la obsolescencia programada... en mi opinión, esos frenos y el futurista cuadro de instrumentos carente de instrumentos y lleno de lucecitas, es lo que hoy día no parece que hayan transcurrido cuatro décadas.
La habitabilidad interior es otro de los puntos donde notamos el paso del tiempo. En su día, el break (familiar) estaba autorizado para siete plazas, pero hoy, cuatro ocupantes y su equipaje normal llenarían por completo el habitáculo del GSA. En 40 años, los humanos hemos crecido en estatura, en anchura y en necesidades de llevar trastos con nosotros.
Y qué decir de la seguridad activa y pasiva.... Cuatro décadas han supuesto un importante avance, y aunque el GSA dispone de algunos "adelantos" frente a coches de aquella época, como zonas de carrocería deformable, motor plano y muy cercano al suelo, predisposición de cinturones para las plazas traseras, mantiene cosas arcaicas (como parabrisas templado) o carentes de lógica, como canalizaciones de gasolina de goma encima de la incandescente salida de escape o en la tripa del coche con filtro de gasolina incluído.... es unido al delgado grosor de chapas y montantes del habitáculo hace presagiar lo peor en el caso de un accidente de cara a la salud de los ocupantes.
Sin duda, un interesante vehículo de colección en el siglo XXI, por su escasez, sus soluciones de vanguardia puestas a disposición del gran público hace 40 años, y por haber formado parte de las imágenes que tenemos en la memoria, de las calles españolas del nacimiento de la Democracia y de la Constitución. Y que hoy día, puede ser utilizado debidamente y con moderación lejos de carreteras atestadas de tráfico o de núcleos urbanos donde lo que prima es colarse el primero frente a los demás usuarios de la calle, sean otros conductores, o sean ciclistas, peatones o patinetistas...
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